Como si
de una película de Stan Laurel y Oliver Hardy (el Gordo y el Flaco)
se tratara, pero en clave de humor y con fines benéficos, algunos
“deportistas” de los diferentes barrios de Getxo,
colaboraron para, a través de un día distendido, lleno de
ocurrencias, dar su ayuda a diferentes centros benéficos locales. Y
como la fórmula de aquellas películas, ofrecer algunos momentos
divertidos y mágicos a sus vecinos.
No fue
esta la única ocurrencia benéfica, otras también fueron llevadas a
la práctica a lo largo de los años, entre ellas algunas de las que
ya he hablado en este Blog. Por ejemplo la que se llevó a cabo en
1928 para recaudar fondos a beneficio del Hospital-Hospicio en
Igeretxe; también de las organizadas por la “Sociedad
Bidebitarte” en Fadura.
Pero
esta modalidad de espectáculo benéfico fue desarrollada en los años
50-60 del Siglo XX, en los campos de Ibaiondo, Gobela y Fadura. No
fue única en Bizkaia, ya que la misma se extendió por los
diferentes pueblos de la provincia. Así en 1944 los hacía nuestro
pueblo hermano Portugalete, siendo el Campo de San Roque testigo, de
aquellos encuentros entre gordos y flacos. En 1948 el campo de las
Llanas de Sestao sería escenario de otro de aquellos encuentros,
iniciativa que correría a cargo de un grupo local de txikiteros,
cuyos beneficios, al igual que el de otras localidades, se destinaban
a cubrir algunas de las necesidades del asilo local.
Algunos
de aquellos partidos acostumbraban a jugarse el día de San José.
Habitualmente se celebraban por la mañana, superando con creces los
aforos de los campos. En algunos campos presentaban como imagen
comercial una enorme botella de una marca determinada de mosto.
Las
diferencias en la báscula del conjunto de los equipos eran
sustanciales, algunos de ellos daban pesos de asombro; gordos (1300
kg), flacos (498 kg). algunos de los denominados “gordos”,
daban básculas que causaban asombro en la época (se estaba saliendo
del racionamiento). Un delantero centro llego a dar 150 kilos en
bascula. Las diferencias entre unos y otros se sucedían
espectaculares, mientras que en un bando se alineaba un hermoso
jugador de 125 kilos, en el otro un pequeño deportista de 1,30 de
altura y tan solo 35 kilos de peso. Hubo algún caso en el que hubo
que suspender el partido porque uno de los jugadores no dio el peso
mínimo establecido (estaba a régimen).
El
espectáculo solía ser txirene desde la presentación de los
equipos, hasta la de los asistentes (incluyendo masajistas y
enfermería). El desarrollo del partido, lo era aún más. Ver
desplazarse por el campo a aquellas enormes humanidades y sus
tácticas futbolísticas, causaban el jolgorio de la grada. Las
estampas eran de gran imaginación, como la barrera de gordos, que en
los penaltis(ocupaban toda la portería), otros mas imaginativos
idearon llevar un balón atado al pie, así llegaban a la línea de
gol sin perder el esférico. Se repetían escenas hilarantes, como la
anestesia a uno de los accidentados deportistas para practicarle una
intervención de urgencia (por supuesto fingida).
En 1953,
un periódico madrileño, recogía la imagen de dos de aquellos
antagónicos deportistas, un delgado Urruticoechea y un relleno
Mugica (apodado Faruk -II-), en un encuentro celebrado en la Catedral
Bilbaina. En el descanso del mismo se celebró un concurso de
obesidad, dando Anselmo Martinez “Anselmin” 192,5
kilos (obviamente resultó ganador indiscutible). Las 100.000 pesetas
recaudadas fueron a parar a la Casa de Misericoria.
En la
fotografía inferior se puede ver una imagen de uno de aquellos
encuentros en el Campo de Ibaiondo. La alineación la formaban:
En el
equipo de los Gordos: Ramos, Orue, Rochil, Izaguirre, Zubiaur,
Aresti, Yarritu, Jauregui, Rapha, Cubillos, Elorriaga, Landa y
Sesúmaga. Su masajista fue Archanda.
En el
equipo de los Flacos: Sales, Cid, Pagola, Basañez, Calzada,
Aurrecoechea, Elezcano, Bilbao, Zarraga, Álvarez, Echevarria y
Echevarria.
Su
masajista fue Tulito. Arbitró Gumer Uriarte y los líneas fueron
Ignacio Gana y Alfonso Uriarte, Presidentes de Caza y Pesca y del
Lejona F.C., respectivamente.
Muchos
de aquellos espectáculos benéficos duraron hasta entrados los años
60, poco a poco fueron decayendo, a medida que los nuevos
gobernantes, fueron sistematizando las ayudas a aquellos centros.
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