La
historia de los helados, aunque no se pueda precisar, viene desde la
lejana China. Allí mezclaban la nieve de las montañas con miel y
frutas. Producto que en sus principios podía considerarse más una
bebida refrescante, ya que no era si no una mezcla de jugos de frutas
con nieve y hielo. En la antigua Grecia (Siglo V a C.), ya se
consumía hielo mezclado con zumos de frutas y miel, que recibian el
nombra de “Granita”. En Turquía recibían el
nombre de “Chorbet”, mientras que los Árabes lo
denominaban “Sharbet”, entraría en Europa a través
de Italia, donde recibiría el nombre de “Sorbete”.
Durante mucho tiempo fue, al igual que muchas otras cosas, un placer
destinado a unos pocos (reyes y miembros de las cortes europeas).
Pero en
su actual composición se elaboraría por vez primera en 1500 en la
Florencia de los Medici, por encargo de “Cosimo Primero de
Medici”, al químico Bernardo Buontalenti. A partir de la
segunda mitad del Siglo XVI se extendería por Europa. Pero no sería
hasta el Siglo XVIII que sus recetas se empezaron a incluir en los
libros de cocina.
En 1560
Blasius Villafranca, físico residente en Roma, descubrió que
añadiendo salitre al baño de hielo y nieve, hacía más rápida la
congelación de la mezcla. Aquella técnica daría paso a nuevos
formas de los helados solidificados. El cucurucho como recipiente
contenedor nacería a principios del Siglo XX, su patente fue
realizada en América por el Italiano Italo Marchionni en el 1903,
figurando en la patente el nombre de “Cono gelato”.
Pero
llegando a nuestro Pueblo, Getxo es un municipio rico en fabricación
de helados, ya desde principios del Siglo XX sus habitantes han
podido disfrutar de los delicados sabores que sus heladeros han
elaborado. Todos los que ya peinamos algunas canas podemos recordar
aquellos carros, que durante los veranos, cuando más apretaba la
canícula, suavizaban aquel calor agotador. Los veíamos a lo largo
de la calle Mayor y en lugares estratégicos de Areeta-Las Arenas.
Aquellos viejos carros tenían, fundamentalmente dos formas, la de
barco correspondía a “Aberasturi” y los de forma
rectangular de helados “Sierra”.
Romo
también tuvo su sitio en la historia de los helados, en una de sus
calles, mas bien callejones, de aquel barrio de principio de los 50,
casi escondido, en la hoy calle Butrón, se encontraba la “Heladería
de Sierra”.
Era un
pequeño espacio situado en un callejón gris, oscuro, con suelo de
tierra batida, en unos bajos, hoy ocupados por un txoko. En la que,
junto a la puerta de entrada, podíamos los niños, admirar como un
hábil heladero, vertía sobre una pequeña plancha, cuadrada, con
una superficie con forma de enjambre para goffres, lo que
aparentemente era leche condensada, aunque probablemente la masa
tuviera solo un poco de ese producto. Era vertida desde una pequeña
lata, que contenía aquella masa dulce y viscosa, la distribuía con
sumo cuidado sobre la plancha, y extendía aquel néctar, ante el que
nuestros poco acostumbrados, por la escasez de la época, jugos
gástricos respondían alborotados.
Luego,
con gran habilidad y ayudado por un artilugio con formas de pirulí
(cónico), cuando la pasta empezaba a coger ese amarillento color
característico de los cucuruchos, lo enrollaba sobre el, dándole
esa caprichosa forma, que sirve de envase para los helados. Así, uno
tras uno, con un ritmo suave y cadencioso, que hoy provocaría más
de un infarto, a los apóstoles de la productividad, iba
confeccionando aquellos deliciosos barquillos, a veces viendo
nuestros golosos ojos, fijos en aquellas delicias, cuando alguno no
salía con la forma adecuada, nos alargaba uno, y nosotros contentos
seguíamos nuestro camino de juegos.
La crema
de los helados era algo que no podíamos llegar a ver cómo se
realizaba, solía ir metida en una garrafas, recubiertas
exteriormente de corcho, interiormente metalizadas, para mantener el
frío que la crema precisaba.
Aquellos
viejos carros contenedores de helados, muchas veces eran aparcados,
para la venta, junto a sitios estratégicos. Hoy traigo a estas
páginas, gracias a las fotografías de mi amigo Fernando Fresno las
imágenes de aquellos carros, de los que colgaban los cartelitos con
sus delicados sabores (Mantecado, Avellana, Caramelo, Limón,
Chantilli y Coco).
Los
podíamos ver muchas veces junto al recordado café “Recreo”,
que antes fue “Hotel Ventura”, dicen que dedicado a
otros menesteres. Estaba situado frente a la antigua estación de
Areeta-Las Arenas, desde el que una sonriente heladera, de larga bata
blanca, expendía aquellos deliciosos cucuruchos, mientras algunos
jovenzuelos miraban, seguramente con envidia, mientras un pequeño
guaito, también vestido de blanco, disfrutaba de aquellos sabores.
Siempre he tenido curiosidad por saber como se llamaba el kiosko de helados que hubo en getxo, cuando salias de la estación de Neguri y llegabas a la cuesta que te llevaba a la playa de Erega ahi había un kiosko que servían sorbete de limón, helado mantecado, chocolate y avellana. Si alguien me pudiera conseguir una foto . Ese kiosko , especialmente sus cucuruchos de sorbete de fresa y limon, hizo nacer en mi una pasion por el helado y hoy en dia a nivel amateur me considero un experto, y todo gracias a un recuerdo infantil.
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