Siguiendo
con esta entrada, hoy llegamos al final de la misma, con los
acontecimientos y noticias alarmantes que sobre aquel producto se
produjeron. El encarecimiento del producto, así como las soluciones
que se tuvieron que adoptar para que los arrantzales, pudieran seguir
faenando, en ellos intervinieron la Diputación de Bizkaia y su
Diputado General Sr. Sota.
Se
inició una investigación para determinar el número real de
embarcaciones de cada puerto, y la distribución de raba que les
correspondía. Se realizó de acuerdo al siguiente cuadro (ver
fotografía inferior).
Las
noticias que llegaban procedentes del Mercado de la Raba, eran
alarmantes. Desde Santander, Jorge Mowinckel (operador del mercado de
la raba), en un informe del mes de Agosto de 1917, decía que en el
Estado Español, la existencia de aquel producto se podía considerar
nula. Y que los pocos barriles que quedaban adquirían precios
exorbitantes (de 350 a 400 pesetas barril), con tendencia al alza.
Para el gremio de pescadores de aquella provincia llegaba Raba
procedente de América en pequeñas cantidades. Dicho suministrador
ofrecía sus contactos para tratar de conseguir el producto.
Inglaterra
tenía reservado el 85% de la raba noruega, pero sus acuerdos con
Alemania le impedían ceder parte de aquel producto, y solo en caso
de que el Imperio alemán no utilizase aquellas partidas, podría
plantearse ceder parte del producto a terceros. El Presidente de la
Diputación de Bizkaia D. Ramón de la Sota, realizó gestiones con
el Ministro de Estado Inglés Sr. A, J, Balfour a través del
embajador español en Londres, D. Alfonso Merry del Val., encaminadas
a que cediera el 15% del producto para las flotas pesqueras
españolas.
En
Octubre de 1917, el Presidente de la Asociación de Navieros de
Bilbao, informaba al Presidente de la Diputación Bizkaína Sr. de la
Sota, que estaban realizando trabajos de mediación a través del
ministerio en Copenhague. Se redoblaban los esfuerzos y en ese mismo
mes a través de la empresa bilbaina “Suministros José de
Aguirre”, se recibían 15 barriles de raba de bacalao de
Terranova.
A pesar
de la falta de existencias del apreciado producto, el 12 de Noviembre
de 1917, el Presidente del Gremio de Pescadores de San Nicolás de
Algorta D. Martín Palacios, se dirigía al Presidente de la
Diputación Bizkaina, informándole de que dicha cofradía tenía
existencias de raba suficientes, por lo que no precisaba, de momento,
de nuevas partidas.
El 24 de
Noviembre de 1917, Luis Garcia Cazaña, “Representante de
Casas Nacionales y Extrajeras”, como indicaba en el
membrete de sus cartas, ofrecía a la Diputación de Bizkaia, 150
barriles de raba de calidad extra-superior y 50 de calidad segunda,
procedente de Noruega, al precio de 300 pesetas el barril, aunque no
podía garantizar la fecha de llegada, dada la dificultad de los
transportes marítimos por el conflicto bélico con Alemania. Parece
que el retraso de las gestiones de la diputación, provocaron que
parte de aquellos barriles fueran vendidos a otros, encareciéndose
el precio inicial, debido al aumento de la demanda del producto.
El 13 de
Noviembre de 1917, el Secretario de Estado comunicaba en una misiva
firmada por el subsecretario Marqués de Amposta, acerca de las
gestiones del ministerio en Christiania. Informaba del envío a
Bilbao de 6 barriles de raba de arenque, para ser probada por
nuestros pescadores, a bordo del vapor noruego “San Andrés”
de la compañía “Otto Thoresens Line”. Dicho
producto había salido con destino a Barcelona, desde donde iba a ser
reenviado por el agente de la compañía a Bilbao. Debido al
encarecimiento que el producto experimentaba por los seguros de mar y
guerra, proponían que un pequeño velero llevara aquella raba y al
retornar, hiciera escala en Gibraltar, cargando en Cádiz 450
toneladas de sal, sin tocar puerto inglés, o sea sin tocar zona de
guerra, lo que reduciría, entre otras cosas el coste del seguro.
Los 6
barriles de huevas de pescado, que suponían 1640 kilos, llegaron a
puerto el 19 de noviembre. Sin embargo, el 24 de Diciembre, todavía
continuaban en la aduana de Barcelona. Parece que hubo alguna
confusión con los agentes distribuidores, y la empresa catalana de
agentes marítimos “Talavera é Hijos”, advertía a
la diputación bizkaina de aquel hecho.
Las
cofradías bizkainas urgían para la adquisición de la raba, ya que
la campaña de la sardina y bonito estaba resultando buena, y se les
estaba terminando el cebo. La “Cofradía de San Nicolás”
de Algorta adquirió en Diciembre, a aquella empresa, un barril al
precio de 350 pesetas.
Las
gestiones en Christiania se sucedían por parte de la legación
española. El 17 de enero de 1918 el subsecretario de estado, enviaba
un informe sobre calidades y precios que había sido remitido por
parte de la legación en aquel país. En ella se decía que: “...Raba
de bacalao imposible. Raba de arenque como muestra enviada, precio 50
coronas 100 kilos. Raba de segunda calidad, de color mas oscuro y
menos limpia, a 40 coronas los 100 kilos. Coste del flete unas 300
coronas tonelada...”. Según dicho informe, era difícil
obtener bonificaciones para rebajar aquellos precios, salvo que se
consiguieran 400 toneladas de sal de Cádiz. También en fletes y
seguros si se realizaba en barco de vela, que transitara fuera de
zonas peligrosas.
Mientras
tanto, el representante Luis Garcia Cazaña informaba del
desestimiento de una operación anterior, y de sus gestiones con la
casa “Newfoundland” de Terranova para la
adquisición de 2.000 barriles de raba de bacalao. Dicha mercancía
iba a ser puesta en un puerto carbonero en Inglaterra para que los
buques que fueran a por carbón, la fueran trayendo poco a poco.
Finalmente esta forma de transporte fue desechada porque el gobierno
inglés no autorizaba la salida de veleros de Terranova a Inglaterra
a causa de la guerra submarina. Entonces se realizaron nuevas
gestiones para ver si era factible trasladar aquel producto de
Terranova a Nueva York, y así facilitar la importación a la
península.
Las
compañías aseguradoras establecían condiciones en sus pólizas
para el aseguramiento de las cargas en casos de naufragios, abordajes
y otras causas. Aquellas franquicias se calculaban sobre el total de
la carga asegurada. Los porcentajes se establecían en función del
producto. En el caso de los pescados secos o salados el porcentaje
era del 15%.
Algunas
de aquellas compañías que aseguraron la carga fueron: La gaditana
“The Indemnity Mutual Marine Assurance Company Limited”,
y la madrileña de seguros marítimos “El Atlas”,
que presentaba una relación de los productos que aseguraba junto con
los porcentajes que aplicaba a la carga. Incluyo el cuadro de
productos porque nos ofrece una idea de los consumibles de la época,
que iban desde (lanas lavadas, zarzaparrilla, añil, papel de
estraza, sal y otros muchos productos) (ver cuadro inferior).
Debido a
que la escasez por la guerra provocaba el alza de los precios, y a
que dicho producto era consumido preferentemente por Inglaterra y
Francia, hacían del mismo, un bien casi inasequible para los
pescadores bizkainos. La intervención de la Diputación de Bizkaia,
y más concretamente la de su Presidente D. Ramón de la Sota y
Llano, que en 1918, facilitó la adquisición de 1150 barriles de
“Raba de Arenque”. Fueron enviados por la Compañía
“Otto Thoresens Line” de Chistriania el 19 de
febrero de 1918.
Dado que
las Cofradías de Mareantes no tenían capacidad para hacer frente al
pago previo que les exigían en Noruega, el Presidente de la
Diputación de Bizkaia D. Ramón de la Sota, adelantó 360.000
pesetas. Dinero que las cofradías se comprometieron a abonar. No
obstante, debido a la mala campaña de la sardina, tuvieron
dificultades para devolver el préstamo.
El
Presidente de la “Cofradía de Pescadores de San Nicolás de
Bari” de Algorta D. Santiago Deusto, dirigía una carta el
26 de Mayo de 1918, al Presidente de la Diputación de Bizkaia. En
ella exponía lo siguiente:
“...que
con motivo de los malos tiempos pasados y la escasez de pesca, la
recaudación no alcanza ni con mucho, a la cantidad necesaria para
poder atender al pago de las 2.100 pesetas, que esta cofradía
adeuda a la diputación por la raba suministrada...”. En la
misma le pedían que si era posible, aplazara el pago.
El resto
de las cofradías solicitaba que se les dejase realizar los pagos a
medida que se fuera consumiendo la raba de arenque.
El resto
de las cofradías solicitaba que se les dejase realizar los pagos a
medida que se fuera consumiendo la raba de arenque.
Ante su
falta de pago, el 7 de julio de 1919 se reunían en la Diputación
bajo la Presidencia de D. Mariano de la Torre los representantes de
las cofradías a quien se había suministrado la raba de arenque,
encontrándose entre ellas las de Santurce, Lekeitio, Portugalete,
Ciervana, San Pedro de Bermeo y Santa Clara de Ondarroa. El Sr. Torre
les recordaba que la diputación que siempre había tratado de
favorecerles, les exigía que cumplieran con sus compromisos. Las
cofradías fueron exponiendo sus problemas, debidos a la escasez de
la pesca y al estado de la raba. Aquella raba no estaba, según los
pescadores en buenas condiciones y no respondía a las promesa de los
vendedores. Finalmente acordaron ir realizando los pagos a medida que
se fuera consumiendo la misma.
El 16 de
marzo de 1920 las cofradías escribían una carta a la diputación en
la que le exponían que:
Ninguno
de aquellos barriles fueron utilizados para la pesca, ya que en las
pruebas iniciales tuvieron que ser mezclados con raba de bacalao,
serrín e incluso con algas, para evitar la rápida sumersión del
producto. Así que en algunos casos se llegó a arrojarla al campo
para ver si servía como abono, dando resultados negativos.
Finalmente la raba de arenque terminó abandonada en los almacenes y,
ante las quejas del vecindario por su mal olor, ( lo que provocó que
les fuera impuesta alguna multa a los pescadores), por orden de las
autoridades sanitarias, terminó siendo arrojada al mar por hallarse
corrompida.
Por el
hecho de que los pescadores no consumían ni abonaban la raba de
arenque, porque la deuda se iba eternizando, unido a la imposibilidad
de pescar, se creó una situación límite a las cofradías. La deuda
total contraída con la Diputación ascendía en aquel momento a
500.000 pesetas, de las que ya habían abonado 175.000. Por aquel
motivo proponían una solución a la Diputación consistente en la
condonación de una parte de la deuda, por la que la Diputación, el
Sr. sota y las Cofradías perdían un 33%.
El 10 de
julio de 1923, la Diputación de Bizkaia presentaba una propuesta de
acuerdo por la que se cancelaban los créditos de los pescadores
respecto a la deuda contraída con el Sr. Sota ya que esta había
sido abonada. Y la cancelación de las hipotecas existentes sobre
algunas embarcaciones.
Hasta
aquí esta crisis de la Raba del bacalao, producto de gran demanda
entre 1910-1923, que la Primera Guerra Mundial, ayudó a agudizar. Y
en la que nuestra Cofradía, la de Mareantes de Algorta,
también se vio inmersa.
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