miércoles, 27 de noviembre de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -130-



En la anterior entrada veíamos cómo el pleno municipal trataba sobre la construcción de una plaza de toros en Algorta.

A veces la prensa local anunciaba la llegada de personas doctas a nuestro municipio, tal fue el caso de la nota del “Noticiero Bilbaíno” del 25 de julio de 1890: “...Tenemos la satisfacción de anunciar a las familias que veranean en Algorta y las Arenas que ha llegado, procedente de Madrid, nuestro amigo D. Martín Mendizabal, profesor de Letras y Ciencia, a la fonda San Ignacio de Algorta, donde se dedicará a la preparación para los exámenes de Setiembre...” A la vez que en el mismo diario, el Ayuntamiento de Getxo, anunciaba las próximas fiestas de la Anteiglesia: “...La Comisión de Festejos ha dispuesto llevar a cabo el siguiente programa: Día 26 de julio, Santa Ana en el barrio de Las Arenas. A las 10 de la mañana solemne función religiosa, a las cuatro de la tarde romería en la campa contigua a la capilla, que será armonizada por la banda de música y tamborileros de esta localidad, terminando al toque de oración, por la noche de diez a doce baile campestre en la plazuela de dicho barrio. El día 27 de julio, repetición de la romería en la misma campa que el día anterior, con la presencia de la banda de música y tamborileros, a las diez de la noche se quemarán vistosos fuegos artificiales, elaborados por el renombrado pirotécnico D. Juan de Anta...”

El día 27 de julio, un viejo conocido del Pueblo, con alias “Ogaitnas”, escribía en el mismo diario, refiriéndose a las fiestas que el Ayuntamiento de Getxo había preparado para aquel verano: “...Estamos en pleno verano, estación en que la Naturaleza ostenta sus mejores galas, se oyen por doquier los alegres gorgeos de los inocentes pajarillos, perfuman los aires las embalsamadas brisas del mar y besan mansamente las playas las cantábricas olas, aquellas mismas olas que no ha mucho tiempo se estrellaban con inusitada furia contra los peñascos y arena de estas costas. Todo pues, absolutamente todo convida al placer y al recreo, por eso no es extraño que los hermosos hoteles y fondas de este pintoresco pueblo de Las Arenas dé albergue a multitud de bañistas, que huyendo del bullicio y la etiqueta, avasalladora matrona que impera en los grandes centros vienen a buscar el reposa y solaz que tanto desean. Deseosa la Corporación municipal de proporcionar diversiones a los que nos visitan a organizado fiestas muy variadas…” Situaban y fechaban las mismas en: “...Los días 26 y 27 de julio en la campa de Santa Ana en Las Arenas; el 31 de julio y el 3 de agosto en la plaza de San Ignacio de Algorta; los días 10, 11, 12 y 13 de agosto, en el paseo de María Cristina, campa del Castillo y la Avanzada; y el 15 y 16 de agosto en santa María de Getxo. En ellas entre otras atracciones habrá fuegos artificiales, patos enterrados y corridas de toros. En la plaza de toros recientemente construida se lidiarán toros de la ganadería de Nicolás Lastur...”


Y ya habían llegado las fiestas de Santa Ana, a las que curiosamente la prensa desde hacía años denominaba como de “Lamiaco”, y que el diario de cabecera local al que me refería anteriormente decía sobre ellas, en su edición del día 29 de julio: “...Decir que las fiestas de Santa Ana en Lamiaco estuvo concurridísima el domingo sería una vulgaridad, ya que ni remotamente daría una idea de la afluencia de personas que hubo allí aquel día, sobre todo por la tarde. Había que ver cómo estaban los alrededores de la campa, los muelles y la playa de Las Arenas. Cuando llego la hora del regreso los trenes y tranvía eran tomados por asalto; los carruajes se llenaban de viajeros en un momento. Los trenes y tranvías estuvieron transportando gente hasta media noche. Las lanchas de pasaje para Portugalete iban a todas horas llenas de viajeros, teniendo que intervenir la Guardia Civil y la Comandancia de Marina para evitar que ocurriera alguna desgracia...”

El día 30 de julio de 1890 el cura ecónomo de la parroquia de Santa María de Getxo manifestaba: “...Que han quedado vacantes las plazas de sacristán y organista de esta parroquia, sin que la junta de fábrica tenga medios para los citados cargos tan necesarios para el culto Divino, por lo que solicita se señale una cantidad de los fondos municipales con los que pueda contar la fábrica para sostener dichos cargos...” El Ayuntamiento decidía: “...Que mientras otra cosa no se dispusiese, se paguen anualmente de los fondos municipales 250 pesetas, solamente para la plaza de organista...”

En esos mismos días D. Julián Aguiriano realizaba obras en la casa de D. Tomás Uria en su casa de Mariandresena.

El Ayuntamiento tras el informe favorable de las condiciones de construcción de la plaza de toros de Algorta, certificadas por el arquitecto municipal D. Eladio Iturria, decidía: “...En vista del certificado expedido el 28 de julio, confirmando la solidez de la plaza de toros construida por D. Feliz Viot y compañía, se manifiesta a dicha compañía que puede abrir al público dicha plaza para las novilladas anunciadas...” La empresa del Sr. Eguia invitaba a la corporación municipal a presidir desde el palco las cuatro novilladas dispuestas para los días 31 de julio y el 3, 10 y 12 de agosto. El precio de dichos palcos para un abono de 8 entradas era de 64 pesetas. Aquel acontecimiento fue apoyado por al Compañía del Tranvía quien dispuso establecer servicios cada cuarto de hora entre Las Arenas y Algorta a partir de las cuatro de la tarde. El servicio, en lugar de llegar al Casino como era habitual, terminaba en la plazuela San Ignacio; “El noticiero Bilbaíno” del 1 de agosto de 1890 decía de la plaza: “...Es de madera y ha costado unas 8.000 pesetas. La sociedad constructora la componen D. Manuel Eguia, D. Félix Viot, D. Pablo Arsuaga, D. Juan José Bilbao y D. Juan José Sarria. El redondel nos pareció un tanto pequeño. Tiene la nueva plaza palcos, tabloncillo, tendidos, barrera y contrabarrera, de sol y sombra, en todas las localidades, y caben en ella dos mil quinientos espectadores. En la inauguración presentó un lleno completo. Amenizó la fiesta taurina la banda de música “La Bilbaína”. El ganado fue de Lastur y tuvo bastante empuje, actuaron como banderilleros Orbe y Rovira...”


Las quejas por malos olores se hacían sentir en algunos lugares del pueblo, sobre todo las provenientes de la Avanzada donde D. Valentín Cajigas, encargado de la recogida y conducción de las basuras de Las Arenas, quien las depositaba en dicho punto. Así, el 14 de agosto de 1890, ante las quejas “...El Sr. Alcalde, en vista de las quejas de algunos vecinos, recomienda a la Comisión de Policía Urbana, que las basuras que se recogen de Las Arenas se depositen convenientemente para que en ningún momento ofendan sus olores, ni perjudiquen a la salud pública…” Otro de los puntos conflictivos era la playa de Las Arenas, junto a la zona de baños. En ese lugar se habían instalado unas caballerizas y los vecinos se quejaban: “...Por los olores que desprenden las mismas, sobre todo en tiempos de canícula, además por que esas barracas ofenden al ornato público...” En vista de las quejas el Ayuntamiento daba tres días para retiraran aquellas cuadras.

En esa fecha se leía en el pleno una petición de D. Alberto Palacios para: “...que se señalen puntos en sitios públicos para colocar los materiales que se van a emplear en la construcción de un puente entre Las Arenas y Portugalete...”

El Ayuntamiento de Getxo para facilitar las labores de las lavanderas ordenaba colocar piedras en algunos puntos del río Gobela.

En la próxima entrada veremos cómo se celebraba una comida en el Casino de Algorta con motivo de la llegada a nuestro pueblo del jefe del partido liberal D. Práxedes Mateo Sagasta.


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