A
pesar de que mi entrada “Las
Fiestas y la Plaza de Alango”
del 15 de mayo del 2013, causó un encendido debate sobre si el
nombre de la cofundadora de la “Academia
San Ignacio”,
también conocida como “Academia
Bidegorri”
era Amalia o Amelia. Estas diatribas generalmente buscan el contraste
de pareceres, sobre todo cuando están sacadas de la memoria oral,
para entre todos recobrar las pequeñas historias que forman parte
del devenir de los tiempos de los barrios de Getxo.
Me
atreveré a traer nuevamente esta academia a mi Blog en una mezcla de
tiempos y recuerdos de alumnos que asistieron a ella. El centro nace
en la calle Marticoena de la mano de Amelia Bidegorri y de Mari
Andikoetxea. De allí se traslada a la Plaza de Alango ocupando la
vivienda de Amelia. Como decía en mi anterior entrada, en la
fotografía que encabeza este artículo, a la derecha del
“Caserio
Santuku”
donde vivió el futbolista del Getxo y más tarde del Athletic de
Bilbao, Javier
Hormaza,
se ve una parte del edificio que ocupaba la academia. En la planta
superior vivía el Comandante Scanelles; en el primer piso se ubicó
la academia; abajo
en la bodega
se encontraba la carpintería Bidegorri.
De
la década de los 50 al 60 alguno de sus ilustres alumnos decía:
“...Mi
educación infantil fue entre monjitas de La Caridad y el bachiller
en el famoso “centro de acogida o campo de concentración y
exterminio de neuronas virginales”, conocido como "Academia
Bidegorri". Este nombre significa “Camino Rojo” y al
terminar el periplo de unos años, estaría totalmente convencido de
que no existía mejor calificativo para semejante antro educativo…”
Pero
como para gustos están hechos los colores, otro de aquellos alumnos,
me comentaba recientemente en un correo electrónico: “...Creo
que entre padres, hijos, hermanos y sobrina (hablo de l@s Bidegorri),
yo me quedo con Amelia (la original) y María Andikoetxea que era la
socia de Amelia Bidegorri. Eran maestras de época, y sus métodos de
enseñanza no tenían parangón en toda la zona (Getxo y sus
alrededores). Yo estuve en la academia para aprobar el bachiller
elemental (con 14 años benditos), pero estoy muy agradecido de lo
que allí aprendí. Se hacían las duras porque tenían un objetivo,
que vag@s,
rebeldes sin causa y despistad@s fuesen en el futuro personas de
provecho. Sí, claro que había tirones de orejas y calienta manos
con la regla y algún estirón de pelos y muchas hojas copiadas
repitiendo frases y frases y domingos a la mañana muy tempranito
(madrugón) entregando trabajos en la casa de Mari y....domingos a la
tarde castigados en la academia “estudiando” toda la tarde
y...más y más, pero, cuando llegaban los resultados a fin de curso
y veías que ibas tan preparado y que aprobabas todo, eso para ti y
para ellas no tenia precio. Más de una vez se les veía la vena
tierna en sus ojillos y aquello no tenia precio para los allí
presentes. Hoy en día seria impensable aquel método de enseñanza
pero, visto lo visto, a mi, que era un vago redomado, me sirvió como
revulsivo para dar una satisfacción a mis padres y un cambio de
ritmo, que lo tenia adormilado. Sería bonito y justo que, desde una
información más detallada, les dedicasen un poquito de atención a
estas maestras de antaño, que formaron, en su tiempo, a personas con
desapego al estudio y que, más tarde, bastantes alumnos de Bidegorri
hicieron carrera como buenos profesionales...”
Como
se puede ver por estas dos percepciones de dicho centro, las
opiniones eran para todos los gustos, aunque todas tenían algo en
común con los métodos de enseñanza de la época “La
letra con sangre entra”,
no era el único centro que aplicaba esa máxima, muchos recordaran
otros de Romo y Las Arenas.
Pero
no todo eran penas, los cumpleaños de Amelia Bidegorri y de Mari
Andikoetxea eran días no lectivos, los alumnos acostumbraban a
regalar a escote algún presente a ambas profesoras, disfrutando de
un merecido día de asueto. Algunas veces, en esos días, algunos
discípulos amantes de las artes realizaban representaciones
teatrales en la biblioteca. Precisamente en la fotografía inferior,
realizada en la calle Martikoena en 1957, podemos ver a alguno de
aquellos galanes.
En
el curso 1964-1965, en Ingreso de Bachiller tenían como discípulos,
entre otros, algunas caras conocidas de Algorta, entre ellas: las
hermanas Sarria y Ansoleaga, Itziar Garate, Rosa María Fernández,
María Begoña Igual; los hermanos Moragués y Garate, Javier Anchia,
Ángel Garaizar y Saturnino Aguirremota.
Muchos
otros cursos poblaban aquellos pupitres, en los que sufridos
estudiantes trataban de superarse día a día. En 1965-1966 aparecían
cursos, separados de chicos y chicas, entre ellos estaban Javier
Berger, Alberto Basterrechea, Ángel Mari Guerediaga, José Ramón
Pérez Albeniz y José Ramón Deusto; y entre las chicas Isabel
Sarria, María Pilar García
de Andoin, Begoña Learra y Mari Carmen Trebolazabala.
También
se impartían cursos de verano, en el curso académico de
1.966-1.967, aparecían nombres como: Los hermanos Romo, Zulueta,
Zalduondo y Echegaray. El verano del 70 debió de ser muy demandada
la academia por los padres de los alumnos, ya que los inscritos
ascendieron a 47, entre ellos aparecían: Los hermanos Mesanza, Maria
Jose Achutegui, Juan C. Batarrita, Victor Vidaurrazaga, Juan Miguel
Abellanal, las hermanas Unibaso y María José Santamaría.
Los
recibos del centro se expendían en 1.969 bajo el manto del “Grupo
Económico Autónomo de Centros de Enseñanza no Oficial”,
del Sindicato Nacional de Actividades Diversas, y el centro figuraba
como “Academia
San Ignacio”,
con domicilio en Alangoeta N.º 1.
Este
pequeño apunte sobre la vida de este centro, de Algorta, ya
desaparecido, nos acerca a los métodos de enseñanza y las personas
que lo recibían. !Cuántos habrán bajado a la carpintería de
Anselmo a recoger el trozo de tabla, que les iba a estimular en sus
conocimientos, bien aplicado sobre sus manos! ¿Y quizá
inocentemente frotaron la palma de la mano con ajo, en la que iba a
ser depositada aquella infusión reveladora de ciencia, pensando que
mitigaría el dolor del castigo iluminador. !Toda una generación
crecimos bajo el amparo de truculencias didácticas como ésta!.
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