A
veces la casualidad trae a mi Blog entradas relacionadas con temas
tratados con anterioridad, es el caso de “El
ancla de Jenaratxu”.
En mi entrada del pasado 3 de mayo del 2017 hablaba sobre un
acontecimiento local, que animó a un grupo de jóvenes de Algorta a
trasladar una vieja ancla desde “Túnel
Boca”
a “Jenaratxu”.
Allí dormía el áncora olvidada, desde que en 1974 fuera depositada
en esa localización, semienterrada a los pies de un bloque de
arenisca, que en su parte superior tiene una placa que recuerda a
Jenara Echevarria.
Pues
bien, hace tan solo unos días una nueva iniciativa la “Auzokoen
Eguna”
(Fiesta del Vecino en el Portu Zaharra), de la mano de la “Asociación
de Vecinos del Puerto Viejo de Algorta”,
creada en el año 2013, ha venido a desenterrar sus restos y colocar
aquella historia casi olvidada del barrio de Algorta, en un lugar y
unas condiciones más dignas.
Amanecía
el sábado día 17 de junio con una temperatura que auguraba un
espléndido día, casi ya de verano, y desde primeras horas de la
mañana la Asociación de Vecinos comenzaba los preparativos. Se
habían dado cita a las 9:30 en los soportales de Etxetxu. Los
primeros en llegar iban organizando la comida del medio día, los
fuegos y cacerolas iban invadiendo el espacio festivo. El trabajo era
intenso, había que pelar y trocear cebollas y pimientos; así como
los tomates, cebolla y puerro, que enteros iban a la cacerola donde
se iba a preparar el fume, junto a los restos del bonito, en otro
cazuela se calentaban los pimientos choriceros. El pelado de patatas
y troceado del bonito ya nos ponía en antecedentes de que el guiso
iba a ser “Marmitako”.
El
sukaldari Egoitz Herran cocinero aficionado curtido en muchos guisos,
biznieto de la “Adivinadora”
del Puerto Viejo, acompañado de Rosa Bernardo y otros a quienes pido
disculpas por no acordarme de sus nombres, rápidamente dieron
comienzo a la preparación del sofrito de cebolla y pimiento verde,
base del marmitako, mientras Egoitz nos contaba que recientemente
había cocinado más de 15 cazuelas con diversos ingredientes, en un
restaurante de Lleida “Lo
Celler de Cal´Herreu”,
entre los platos que preparó había pisto, Alubias de Tolosa,
Marmitako, Kokotxas de bacalao al pil-pil, sukalki, txipirones, patas
y caracoles a la Bizkaina y otros platos de la cocina tradicional
Vasca. La previsión de asistentes se acercaba a los 65. Mientras
ese exquisito guiso se iba haciendo en ese histórico lugar que en su
día fuera sede de la Cofradía de Mareantes de Algorta, el
“Etxetxu”.
A
las 11 de la mañana, mientras se daban los primeros toques al
amaiketako, un grupo de vecinos capitaneados por Txema Pinedo
“Txakari” y Josu Bretos, se dirigían hacia el parque de
Jenaratxu; allí yacía enterrada el ancla que en la semana santa de
1974, un grupo de aguerridos jóvenes, vecinos de Algorta, decidieron
rescatar.
Las
labores de recuperación, ingeniosas y difíciles se iniciaron con la
consabida discusión de las formas. Parecía que se estuviera
repitiendo la de 1974, cuando se rescató de Túnel Boka. Ayudados
de barras de tetracero consiguieron desenterrarla, luego tras
depositarla sobre un palé de madera, que habían depositado sobre
una barras de acero, con forma de rodillos: “...Algunos
decían que eran técnicas de los antiguos egipcios...”
Consiguieron desplazarla ayudados por barras, a modo de palanca, y
con un final de sokatira digno de campeonato a los pies de la placa
de arenisca sobre la que figura el nombre del parque, como homenaje a
Jenara Echevarria.
En
ese mismo lugar hicimos una fotografía al grupo de rescatadores. En
el desentierro del ancla participaron con diferentes intensidades: A
la izquierda del ancla, en la fila de arriba y de izquierda a derecha
Alfredo Arenaza, Kimets Imaz, Jose Ignacio Amutio “Koti”,
Jonatan Galin; debajo y de izquierda a derecha Cristina Roldan y Josu
Bretos. A la derecha del ancla en la fila de arriba y de izquierda a
derecha Txema Pinedo “Txakari”, Etor Sobrevilla y Juan Carlos Rico; debajo y de izquierda a
derecha Iñigo Ardanza y Egoitz Herran.
El
día transcurrió en medio de un ambiente extraordinario, el disjokey
Jon Bretos, se encargó de amenizarlo con canciones del “Trío
los Panchos”,
“Los
Guaitos”
y otras canciones de época; de las melodías de Txistu se encargo el
hijo de “Bocón”,
Imanol Méndez; incluso el Párroco de San Nikolas Javi Garai acudió
al evento. En opinión de algunos de los asistentes, referidas al
repertorio del txitulari, comentaban entre bromas: “...Hay
que mandarle a algún cursillo, todos los años toca lo mismo...”.
El amaiketako, libre de colesterol, salvo por la ijada de bonito,
estuvo compuesto por chistorra y beicon.
Mientras,
los esforzados rescatadores y otros vecinos, daban rienda a la hora
del poteo. Los curiosos, algunos venidos de las Islas Canarias y
otros de otras Islas (Inglaterra), indagaban acerca de las
evoluciones gastronómicas, y una pequeña exposición relacionada
con el Abra y el mar, que estaba situada al pie del Etxetxu. Poco a
poco las calles del puerto y la Plaza del Etxetxu se iban llenado de
gentes de Algorta y otras de diferentes procedencias.
Ya
se iba acercando la hora de la comida, y empezaron las maniobras de
colocación de mesas y sillas a la hora prevista los vecinos
convocados, además de otros que tuvimos el privilegio de compartir
ese agradable día con ellos, fueron llenado las mesas, muy bien
surtidas de ensaladas; el ambiente se iba caldeando, y al servir el
Marmitako, que hay que decir que estaba inmejorable, comenzaron las
primeras canciones entre bromas, alguna de ellas decía refiriéndose
a las cantidades: “…mucha
patata, aquí hay mucha patata…!”
La fiesta continuó en medio de una atmósfera de camaradería, con
una acertada presentación de todos los asistentes, que gracias a un
altavoz iban diciendo sus nombres y de donde eran.
En
las calles ya se adivinaba que al día siguiente se iba a celebrar el
tradicional, en el Puerto Viejo de Algorta, día del “Corpus”.
Los chicos de “Itxas
Egurra Haizean”
ya tenían instalado el bote que año tras años recuperan, y que
bajan a hombros, por las escalinatas del barrio de pescadores. Se
trataba del “Davy Jones” una pequeña embarcación de 1957,
construida en Santurtzi, con vela al tercio y carel exterior.
!Envidia,
mucha envidia, al no poder acudir este año a la cita con esa
entrañable fiesta de Algorta!.
Así
terminó este agradable día, para mi, mientras los vecinos del
Puerto Viejo siguieron su celebración, que ya vienen festejando
desde hace años y que a buen seguro repetirán, por el ambiente y
buen rollo que genera entre propios y extraños.
!Eskerrik
Asko eta Zorionak, Auzokideei!
Eskerrik asko ati, por estar con nosotros y por tener un blog tan estupendo.
ResponderEliminarEgun on.
ResponderEliminarMe as puesto mal el nombre, es Etor y no Héctor
Me pasa mucho
Eskerrik asko