lunes, 19 de junio de 2017

EL ANCLA DEL PUERTO VUELVE A FLOTAR



A veces la casualidad trae a mi Blog entradas relacionadas con temas tratados con anterioridad, es el caso de “El ancla de Jenaratxu”. En mi entrada del pasado 3 de mayo del 2017 hablaba sobre un acontecimiento local, que animó a un grupo de jóvenes de Algorta a trasladar una vieja ancla desde “Túnel Boca” a “Jenaratxu”. Allí dormía el áncora olvidada, desde que en 1974 fuera depositada en esa localización, semienterrada a los pies de un bloque de arenisca, que en su parte superior tiene una placa que recuerda a Jenara Echevarria.

Pues bien, hace tan solo unos días una nueva iniciativa la “Auzokoen Eguna” (Fiesta del Vecino en el Portu Zaharra), de la mano de la “Asociación de Vecinos del Puerto Viejo de Algorta”, creada en el año 2013, ha venido a desenterrar sus restos y colocar aquella historia casi olvidada del barrio de Algorta, en un lugar y unas condiciones más dignas.


Amanecía el sábado día 17 de junio con una temperatura que auguraba un espléndido día, casi ya de verano, y desde primeras horas de la mañana la Asociación de Vecinos comenzaba los preparativos. Se habían dado cita a las 9:30 en los soportales de Etxetxu. Los primeros en llegar iban organizando la comida del medio día, los fuegos y cacerolas iban invadiendo el espacio festivo. El trabajo era intenso, había que pelar y trocear cebollas y pimientos; así como los tomates, cebolla y puerro, que enteros iban a la cacerola donde se iba a preparar el fume, junto a los restos del bonito, en otro cazuela se calentaban los pimientos choriceros. El pelado de patatas y troceado del bonito ya nos ponía en antecedentes de que el guiso iba a ser “Marmitako”.



El sukaldari Egoitz Herran cocinero aficionado curtido en muchos guisos, biznieto de la “Adivinadora” del Puerto Viejo, acompañado de Rosa Bernardo y otros a quienes pido disculpas por no acordarme de sus nombres, rápidamente dieron comienzo a la preparación del sofrito de cebolla y pimiento verde, base del marmitako, mientras Egoitz nos contaba que recientemente había cocinado más de 15 cazuelas con diversos ingredientes, en un restaurante de Lleida “Lo Celler de Cal´Herreu”, entre los platos que preparó había pisto, Alubias de Tolosa, Marmitako, Kokotxas de bacalao al pil-pil, sukalki, txipirones, patas y caracoles a la Bizkaina y otros platos de la cocina tradicional Vasca. La previsión de asistentes se acercaba a los 65. Mientras ese exquisito guiso se iba haciendo en ese histórico lugar que en su día fuera sede de la Cofradía de Mareantes de Algorta, el “Etxetxu”.


A las 11 de la mañana, mientras se daban los primeros toques al amaiketako, un grupo de vecinos capitaneados por Txema Pinedo “Txakari” y Josu Bretos, se dirigían hacia el parque de Jenaratxu; allí yacía enterrada el ancla que en la semana santa de 1974, un grupo de aguerridos jóvenes, vecinos de Algorta, decidieron rescatar.


Las labores de recuperación, ingeniosas y difíciles se iniciaron con la consabida discusión de las formas. Parecía que se estuviera repitiendo la de 1974, cuando se rescató de Túnel Boka. Ayudados de barras de tetracero consiguieron desenterrarla, luego tras depositarla sobre un palé de madera, que habían depositado sobre una barras de acero, con forma de rodillos: “...Algunos decían que eran técnicas de los antiguos egipcios...” Consiguieron desplazarla ayudados por barras, a modo de palanca, y con un final de sokatira digno de campeonato a los pies de la placa de arenisca sobre la que figura el nombre del parque, como homenaje a Jenara Echevarria.


En ese mismo lugar hicimos una fotografía al grupo de rescatadores. En el desentierro del ancla participaron con diferentes intensidades: A la izquierda del ancla, en la fila de arriba y de izquierda a derecha Alfredo Arenaza, Kimets Imaz, Jose Ignacio Amutio “Koti”, Jonatan Galin; debajo y de izquierda a derecha Cristina Roldan y Josu Bretos. A la derecha del ancla en la fila de arriba y de izquierda a derecha Txema Pinedo “Txakari”, Etor Sobrevilla y Juan Carlos Rico; debajo y de izquierda a derecha Iñigo Ardanza y Egoitz Herran.


El día transcurrió en medio de un ambiente extraordinario, el disjokey Jon Bretos, se encargó de amenizarlo con canciones del “Trío los Panchos”, “Los Guaitos” y otras canciones de época; de las melodías de Txistu se encargo el hijo de “Bocón”, Imanol Méndez; incluso el Párroco de San Nikolas Javi Garai acudió al evento. En opinión de algunos de los asistentes, referidas al repertorio del txitulari, comentaban entre bromas: “...Hay que mandarle a algún cursillo, todos los años toca lo mismo...”. El amaiketako, libre de colesterol, salvo por la ijada de bonito, estuvo compuesto por chistorra y beicon.


Mientras, los esforzados rescatadores y otros vecinos, daban rienda a la hora del poteo. Los curiosos, algunos venidos de las Islas Canarias y otros de otras Islas (Inglaterra), indagaban acerca de las evoluciones gastronómicas, y una pequeña exposición relacionada con el Abra y el mar, que estaba situada al pie del Etxetxu. Poco a poco las calles del puerto y la Plaza del Etxetxu se iban llenado de gentes de Algorta y otras de diferentes procedencias.


Ya se iba acercando la hora de la comida, y empezaron las maniobras de colocación de mesas y sillas a la hora prevista los vecinos convocados, además de otros que tuvimos el privilegio de compartir ese agradable día con ellos, fueron llenado las mesas, muy bien surtidas de ensaladas; el ambiente se iba caldeando, y al servir el Marmitako, que hay que decir que estaba inmejorable, comenzaron las primeras canciones entre bromas, alguna de ellas decía refiriéndose a las cantidades: “…mucha patata, aquí hay mucha patata…!” La fiesta continuó en medio de una atmósfera de camaradería, con una acertada presentación de todos los asistentes, que gracias a un altavoz iban diciendo sus nombres y de donde eran.


En las calles ya se adivinaba que al día siguiente se iba a celebrar el tradicional, en el Puerto Viejo de Algorta, día del “Corpus”. Los chicos de “Itxas Egurra Haizean” ya tenían instalado el bote que año tras años recuperan, y que bajan a hombros, por las escalinatas del barrio de pescadores. Se trataba del “Davy Jones” una pequeña embarcación de 1957, construida en Santurtzi, con vela al tercio y carel exterior. !Envidia, mucha envidia, al no poder acudir este año a la cita con esa entrañable fiesta de Algorta!.


Así terminó este agradable día, para mi, mientras los vecinos del Puerto Viejo siguieron su celebración, que ya vienen festejando desde hace años y que a buen seguro repetirán, por el ambiente y buen rollo que genera entre propios y extraños.



!Eskerrik Asko eta Zorionak, Auzokideei!

2 comentarios:

  1. Eskerrik asko ati, por estar con nosotros y por tener un blog tan estupendo.

    ResponderEliminar
  2. Egun on.
    Me as puesto mal el nombre, es Etor y no Héctor
    Me pasa mucho
    Eskerrik asko

    ResponderEliminar