Las
primeras competiciones de este deporte tuvieron lugar en los campos
de Lamiako a finales del Siglo XIX. A partir de 1943 esta actividad
pasaría a desarrollarse en el campo de Fadura, en Getxo.
En
Getxo, la hípica siempre estuvo acotada para las gentes de mayor
poder adquisitivo. Hay que tener en cuenta de que hablamos del pasado
siglo, sobre todo, de su primera mitad. Y que no dejó de estar
exenta de pulsos políticos e intereses particulares.
Esta
actividad deportiva estuvo ligada al Real Club Jolaseta entre los
años 1943-1950. Su primera solicitud, con constancia escrita, es la
que dicha entidad realizó el 3 de Diciembre de 1943. En dicha fecha
el Club solicita del Ayuntamiento la cesión de una parte de los
terrenos de Fadura para dedicarlos al deporte hípico.
A
aquella petición, el consistorio respondió solicitando de Jolaseta
una documentación adicional (Proyecto con planos, emplazamiento y
destino del terreno). El club se apresuró a formalizar estos datos,
ya que para el 30 de Marzo ya había presentado la documentación
requerida.
El
arquitecto municipal informaba al consistorio del alcance de la
petición. En aquel informe cifraba dicha solicitud en un campo de
polo, una pista de galope, una pista para concursos hípicos y un
puente sobre el rio Gobela. Aquella infraestructura provocó la
desaparición de numerosos árboles de la exuberante vega de Fadura.
El
Ayuntamiento consideraba que la realización de aquel proyecto no
dañaba las previsiones urbanísticas y de ensanche, a pesar de que
fuera una entidad particular quien lo solicitaba. Aquellas
previsiones contemplaban la creación de un parque, paseos,
merendero, lugares para la práctica del deporte y espectáculos. Hay
que tener en cuenta que la alcaldía estaba en manos de Cándido
Bilbao Basterra (FET y de las JONS), proclive a las demandas que
emanaban desde determinados ámbitos del poder.
Pese a
las obras a realizar, el Ayuntamiento se conformó con un pequeño
trámite en donde se estudiaba la solicitud. Tan pequeño era el
tramite y estudio que ya en 1944 se celebraba el primer concurso
hípico. Se decía que “...a titulo de ensayo...”.
El 14 de Abril de 1945 se daba veda para la instalación de aquellas
instalaciones deportivas, por las que el Ayuntamiento cedía “...para
realizar concursos hípicos, el campo de Fadura y sus terrenos
anexos, para pista de ensayos y aparcamiento de caballos...”.
Por ellos el Club debía abonar al consistorio la cantidad de 3.000
pesetas anuales y la participación de 50 céntimos por localidad
despachada.
Eso sí,
se aseguraba que tanto el Sr. Alcalde como los concejales tendrían
entrada libre para ver todos los espectáculos. Además se reservaba
de forma gratuita y a beneficio del Hospital Asilo de Algorta, los
servicios de vigilancia y guardería de coches, motocicletas y
bicicletas. El tiempo de concesión de aquel campo se fijaba en un
año, siendo prorrogable, si una de las partes lo solicitaba con 15
días de antelación. El 14 de Mayo de 1945 se firmaba aquel
convenio.
Nuevamente
la actividad hípica centraba la realización de concursos en Getxo.
Del 1 al 8 de Septiembre de 1946, se celebró el -III- Concurso
Nacional de Hípica en Fadura. Con aquel motivo, D. Enrique
Guzmán Martínez, con el preceptivo “Saluda” de la
época (en plena Dictadura), informaba al consistorio, del envío de
varios ejemplares del programa, del concurso hípico.
Para
aquel acontecimiento se inauguraba el chalet-tribuna, con estilo
rústico, obra del arquitecto municipal D. Miguel Beascoa. Edificio
que contaba con dos pabellones-palco, taquillas y servicios
sanitarios.
Parece
que aquel acontecimiento no obtuvo el resultado apetecido, ya que
hubo que sufragar el déficit provocado por los costes de retirada de
palcos y tribuna (eran provisionales). Para evitarlo, Jolaseta
solicitó al Ayuntamiento la concesión de las instalaciones durante
un periodo de 10 años, comprometiéndose a realizar las obras de
acondicionamiento de forma permanente, de los palcos y tribuna, que
valoraban en 200.000 pesetas. En caso de no aceptarse aquella
propuesta amenazaban con dejar de organizar aquellos actos.
El
Ayuntamiento informaba al Club que iba a ser el mismo Ayuntamiento
quien procediera a la construcción de las instalaciones. El 5 de
Abril de 1946, Jolaseta pide autorización para comenzar ellos las
obras, cosa que el consistorio permitiría, advirtiendo que las
instalaciones, pasarían a ser de titularidad municipal, previo pago
del coste de las mismas. La liquidación de aquellas obras supuso un
coste para las arcas municipales de 326.619,88 pesetas.
Aquella
celebración se seguiría realizando en los siguientes años, desde
1947 a 1950, con repetidos impagos por parte de Club arrendador.
Según ellos, motivados por los sucesivos déficits. Tras diversas
gestiones, se dieron facilidades para que la entidad pudiera
satisfacer sus obligaciones con el consistorio. Sin embargo, el
Ayuntamiento se vio sorprendido al recibir un oficio de la Federación
Nacional de Hípica, indicando que por el bien del dicho deporte, se
concediera facilidades a dicho Club, concediéndole “....las
reducciones posibles, que permitan continúe el calendario
hípico...figurando el club como uno de los principales
Centros Deportivos Ecuestres...” ¡Parece que alguien
intervino ante más altas instancias!.
En la
próxima entrada veremos quienes fueron las altas instancias y el
final de aquella actividad en Fadura.
recuerdo cuando pasábamos por fadura, nos parecían enormes aquellos terrenos...
ResponderEliminaro cuando íbamos desde el insti a los pantanos...
sarriko basoa