miércoles, 29 de enero de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -141-



En la anterior entrada veíamos cómo un inventor de nombre D. Pedro María Merladet acudía a la Diputación Provincial de Vizcaya solicitando una subvención para el establecimiento en las orillas del Nervión de cuatro puentes giratorios, uno de ellos para instalar entre Portugalete y Las Arenas.

EL 23 de abril de 1891 el Ayuntamiento acordaba: “...Reunirse en sesión extraordinaria el próximo día 26 para tratar sobre el nombramiento de serenos o vigilantes nocturnos...”

También trataba sobre el Proyecto del Hospital Hospicio de Algorta, haciendo un pequeño recordatorio de las fases del mismo, recordaba: “...En la sesión celebrada entre el Ayuntamiento y la Junta Municipal de Sanidad el día 28 de marzo de 1889, se habían elegido para emplazar el Hospital Hospicio que se trata de construir en esta localidad, dos heredades colindantes cerca de la casa denominada “Bastinchuena”, una de ellas donada por los herederos de Dña. Salomé Bareño y la otra perteneciente a Dña. Basilia Aresti, viuda y vecina de esta. El Ayuntamiento en la sesión celebrada el 4 de abril del mismo año nombró una comisión en su seno a fin de acercarse a Dña. Basilisa para hacerle presente aquel acuerdo y hacer que vendiera al municipio su heredad. La comisión en la sesión del 11 de abril dio cuenta de su cometido manifestando que Dña. Basilisa pedía por su propiedad, que según había manifestado 13 peonadas osea 3.560,86 metros cuadrados, la cantidad de 5.000 pesetas; en esa misma sesión el Ayuntamiento facultó a la misma Comisión y a un concejal para que volviera a verse con la citada señora y pedirle que modificara su precio, en atención al objeto piadoso al que se trataba de destinar dicha heredad. En la siguiente sesión del día 18 de abril la Comisión daba cuenta de lo tratado con Dña. Basilisa Aresti, haciendo presente que después de haber parlamentado largamente habían conseguido de la misma el último precio por al heredad consistente en 4.750 pesetas...” Así que teniendo en cuenta que hacía poco tiempo otros terrenos cercanos de igual clase se habían vendido por precios similares, acordaba el Ayuntamiento: “...Practicar las oportunas diligencias para adquirir la citada heredad. La subasta de las obras para el Hospital Hospicio se señaló para el día 11 de mayo de 1891, en la seguridad de que verificado el remate se haría la escritura de compra y pago de la heredad por 4.750 pesetas, pero por causas que ignora el Ayuntamiento y no hay necesidad de exponerlas aquí, suspendió la subasta la misma corporación, con reserva de resolver oportunamente la causa que hubo para ello...”

Entre tanto el hijo político de Dña. Basilisa Aresti, D. Remigio Anchia, reclamaba al Ayuntamiento: “...Reclama se le paguen a aquella las 4.750 pesetas del valor convenido por la heredad de los que esa corporación no puede eludir su obligación...” El consistorio, después de tratada dicha petición, accedía al pago: “...Pues no se puede imputar a dicha señora la causa de la suspensión de la subasta aún en el supuesto de que no se llegara a construir el Hospital Hospicio…” Para ayudar al consistorio, pues andaba escaso de fondos, Dña. Francisca Unzaga se ofreció a adelantar dicha cantidad: “...Por la que el Ayuntamiento facilitará un documento reintegrable con los recursos municipales abonando el 5% de intereses al año, y que con dicha cantidad se haga pago a Dña. Basilisa Aresti en el acto de la escritura que haga a favor del municipio...”

Por fin el 26 de abril de 1891 se procedía al nombramiento de los serenos vigilantes nocturnos de Algorta, servicio para el que se habían convocado 6 plazas: “...Con la dotación para una de ellas de 2,50 pesetas diarias y que se dará al que sea nombrado como cabo, y a las cinco plazas restantes serenos vigilantes con 2 pesetas diarias. Para acceder a dichas plazas se presentaron los siguientes individuos: D. Baldomero Casado Medina y D. Manuel López y López vecinos de Portugalete; D. Antonio Sánchez natural de Plencia, D. Fidel Abesia natural de Las Arenas, D. Dioniso Osticoechea, D. Felix Achutegui, D. Francisco Bengoechea, D. Primitivo Sanz, D. Felipe Ayestaran, D. Saturnino Hernández, D. Apolinar Muñoz, D. Antonio Lazarobaster, D. Francisco Corbera Arrigorriaga, D. Indalecio Bastardo Rodrigo y D. Marcelino Gándara Vivanco, todos ellos naturales de Algorta. Teniendo en cuenta las condiciones que reunían cada uno de los aspirantes el Ayuntamiento decidía nombrara a: D. Saturnino Hernández como cabo vigilante; y para serenos vigilantes a D. Francisco Bengoechea, D. Primitivo Sanz, D. Antonio Sánchez y a D. Francisco Corbera Arrigorriaga. A continuación el Ayuntamiento autorizó al regidor Sr.Ajuria para la compra de equipo y armamento...” El armamento y equipo de los serenos de Algorta costó al municipio la cantidad de 241 pesetas, además de otras 428 pesetas por los capotes de paño. Además los días de lluvia portaban unos impermeables negros que costaron al municipio 360 pesetas los cuales fueron comprados en “Martinez Parra & Cª” en Bilbao.


Se aproximaba el primero de mayo y la prensa local “El Noticiero Bilbaíno” llevaba a sus páginas la noticia titulando “El Asunto del Día”: “...Se acerca el primero de mayo y la expectación en todo el mundo es grade. Los estadistas emiten sus opiniones y dan consejos, las clases obreras se mueven a impulsos de sentimientos nobles y no faltos de razón los unos, y llevados los otros por la voluntad de algunos agitadores a quienes les conviene mantener la agitación para obtener el logro de sus fines particulares...” !Parece como si nada hubiera cambiado en los creadores de la opinión publicada” desde entonces!. Se centraba dicho diario en los acontecimiento más cercanos, los de Bizkaia, ya hablaban de: “...La honradez de los operarios de este País, de la prudencia de las autoridades, de que era preciso llevar la tranquilidad a las personas tímidas y apocadas para contrarrestar los malos efectos de los alarmistas. Opinando que al final todo se iba a limitar a que los obreros se reunieran en algún local para exponer allí sus ideas y tomar acuerdos para elevar a los poderes públicos...” Y se preguntaba el diario: “...¿Qué motivo de alarma hay en esto?. Poniendo como ejemplos de las actuaciones obreras los siguientes casos: Los huelguistas de la mina Primitiva estuvieron ayer por la mañana con el Gobernador Civil para enterarse de la contestación que habían dado a sus reclamaciones los propietarios de las minas, el Gobernador les contestó que estos estaban dispuestos a darles media hora más de descanso al medio día, pero que se negaban a otras concesiones. Los trabajadores protestaban porque les hacían trabajar 13 horas por un jornal de 11 horas reales. Los trabajadores aceptaron acordando volver a la mina seis días más tarde, pero uno de los representes, a quien la autoridad acusó de anarquista, fue detenido en el mismo gobierno civil, hasta saber el gobernador que los mineros habían aceptado el acuerdo...” Por otro lado: “...Los panaderos, habían acordado trabajar el 1º de mayo hasta las diez de la mañana, mientras que los dueños de las panaderías acordaron tomar nota de los trabajadores que se declararan en huelga para despedirlos...” Así en ese ambiente tan agresivo de la patronal: “...Se producía la llegada desde Burgos del primer regimiento de infantería, para dirigirse al día siguiente hacia Somorrostro; al medio día se concentraba en Bilbao toda la Guardia Civil de la Provincia; por la tarde llega desde Vitoria el batallón de Cazadores de Madrid...” Mientras en el teatro Romea de Bilbao se reunían algunos lideres obreros como Varela, Perezagua, Hernández, Alonso y Cantero, quienes reclamaban: “...Un horario en los tajos de 8 horas y que dicha fecha, el 1ª de mayo, fuese considerada como fiesta de guardar…” En este estado de cosa se producía el día 30 de abril de 1891 el llamado Manifiesto Socialista del Comité Obrero de la Arboleda: “...En el hablaban sobre la lucha que ya desde hacía muchos años mantenían los opresores y oprimidos, invitando a la Gran Fiesta del Trabajo: La manifestación Internacional del 1º de mayo. Reclamaban la jornada laboral de 8 horas. En el manifiesto hablaban de transformar la propiedad individual a colectiva, socializando los medios de producción, haciendo que cada cual perciba el producto integro de su trabajo…” El gobernador civil D. José Alonso Colmenares limitaba el ejercicio del derecho de manifestación a los espacios cerrados. Así estaba el ambiente en aquel abril de 1891 en nuestras calles.

Finalizaba el mes de abril tratando en el pleno municipal sobre la circular recibida del Gobernador Civil relativa a la renovación bienal de concejales: “...Se ha recibido una circular del Gobernador Civil de esta Provincia, fechada el día 25 de abril, inserta en el Boletín Oficial del mismo día, señalando el próximo día 10 de mayo para la celebración de la elección de concejales para la renovación bienal de los Ayuntamientos. El Ayuntamiento acuerda que: La mesa del primer distrito se instale en la Casa Consistorial (San Nicolás), y la del segundo distrito en la Casa Hospital...” El domingo día 3 de mayo se iba a proceder a la proclamación de los candidatos y al nombramiento de los interventores; también acordaban que: “...Con arreglo al artículo 10 de la Ley de Sufragio Universal, la Junta del Censo en la actualidad se compone de los individuos de esta Corporación y de los ex- Alcaldes residentes en esta localidad...” Trataron también sobre los concejales que iban a ser renovados: “...Quienes deben de cesar en sus funciones por lo que señalaron que: El Ayuntamiento consta de 11 concejales procedentes de las elecciones de 1887: Cinco de ellos son Sustacha, Arrola, Aizpiri, Ajuria y Beitia y seis de las elecciones de 1890: Ramón Barandica (declarado vacante por haber trasladado su residencia a Berango), Sebastián Sainz, Juan José Unzaga, Bautista Carrandi, Pedro Icaza y José Eguia (que falleció el último año). Los concejales que deberán de abandonar su puesto son tres del distrito primero y dos del distrito segundo...” A continuación procedieron al sorteo para saber quienes continuaban durante el próximo bienio en el consistorio: “...Por el primer distrito continuaran los señores Sebastián Sainz, José Eguia y Bautista Carrandi (lo cual resultaba chocante ya que Eguia había fallecido); por el distrito segundo: Pedro Icaza, Ramón Barandica y Juan José Unzaga...” Aunque a continuación decían que debía de sustituirse al fallecido y al que había trasladado su residencia a la Anteiglesia de Berango...”

El siguiente tema de importancia que trataron fue el de una instancia remitida por los miembros de la Comisión Constructora de la Iglesia de San Ignacio de Algorta: “...Solicitamos el apoyo de esa Corporación para atender la gravísima situación creada con motivo de la erección de dicho templo...”


D. José María Aramberria, que era el encargado de construir las vías del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia, trataba de extraer piedra caliza de la cantera existente entre la Avanzada y el río Gobela, cosa que resultaría infructuosa al no existir esa clase de piedra en dicha zona.

D. Manuel Eguia sirvió las comidas a la mesa de la primera sección (San Nicolás) durante las elecciones de Diputados Provinciales y a Cortes, ascendiendo la minuta a 120 pesetas.

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo la terminación de las obras de embaldosado de la calle Mayor (actual Avenida Basagoiti) eran prioritarias para la Corporación Municipal.

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