miércoles, 8 de enero de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -137-


En la anterior entrada veíamos como la casería llamada “Villamonte” estaba en ruinas.

Seguía la vida en nuestra Anteiglesia, el pleno municipal del 22 de enero de 1891 trataba sobre un asunto relacionado con la seguridad de las personas duran
te las noches en el barrio de Algorta: “...Se hace presente la urgente necesidad y conveniencia de que se establezca un cuerpo de serenos o vigilantes nocturnos para el reposo o seguridad del vecindario, para ello muchos vecinos de Algorta están dispuestos a contribuir para sufragar parte de coste de ese cuerpo...” El Ayuntamiento acordaba que: “...Teniendo en cuenta la ayuda que los vecinos ofrecen, se establezca a la mayor brevedad dicho servicio de serenos o vigilantes, incluyendo en el presupuesto adicional la cantidad para su sostenimiento y compra del equipo y armamento necesario...” Los Serenos de Getxo fue un cuerpo que se creó en 1.892: “...En sus inicios ese cuerpo constaba de dos secciones: La primera tenia 1 Cabo y 5 Serenos, la segunda tenia 1 Preferente y 2 Serenos. Todos los accesorios que utilizaban, incluido uniformes, armamento, aceite y linternas eran de propiedad municipal, por lo que al terminar su servicio o dejar el cuerpo, debían ser devueltos en perfecto uso...” Su reglamento se aprobó el 24 de Febrero de aquel año. En el mismo pleno se aprobaban las cuentas del ejercicio 1889-1890: “...Fijando su importe en 111.898,63 pesetas. Se preveía que para el siguiente ejercicio iba a quedar un excedente de 22.713,39 pesetas...”

Por otro lado los dineros que entraban en las arcas municipales procedentes de las concesiones de las canteras, no parece que eran cumplimentadas por algunos concesionarios, ya que el 22 de enero de 1891 el Ayuntamiento acordaba lo siguiente: “...No pudiendo obtener el municipio la nota justificativa de la cantidad de metros cúbicos de arena blanca y amarilla que se extrae del terreno comunal de Aiboa. Acuerda este consistorio que a los encargados o autorizados de extraer dicha arena se prevenga y ordene que a partir del 1 de febrero y en adelante todo carro que conduzca la expresada arena, se de nota cada vez que pase por el barrio de Las Arenas al alguacil del mismo...”

En relación al mal tiempo del que hablaba en mi entrada anterior, del día 24 de enero de 1891, en una carta remitida desde Algorta y dirigida a la rotativa de “El Noticiero Bilbaíno” se hablaba sobre los menos favorecidos, que en aquellos días de temporal de nieve y falta de trabajo habían visto pasar grandes penurias: “...Enteramente acoquinados nos ha tenido el frío hasta hace dos días que empezó a licuarse la blanca alfombra de nieve, que tapizaba tanto las calles como los campos y montes en este pueblo. La misma ha dejado huella en aquellos que faltos de trabajo y cargados de familia, no tienen recursos para atender las necesidades más perentorias, y ven aparecer en su hogar la amarillenta faz del hambre. La miseria ha sentado también sus reales aquí, por eso se hace necesaria la formación de un centro o asociación de caridad domiciliaria que lleve el consuelo a las familias necesitadas. Actualmente hay menesterosos en el pueblo que sufren en silencio, pues no se atreven a pedir caridad puerta a puerta, mucho podría hacer nuestro Ayuntamiento destinado algunos fondos a tal objeto, y si estos no fueran suficientes tomar la iniciativa de aquellos que pudiendo, colaborasen caritativamente a complementarla...”


El 7 de febrero de 1891 se daba cuenta en el pleno municipal de la subvención recibida por la Diputación de la Provincia: “...Con fecha del 31 de diciembre de 1890, concediendo para la construcción del Hospital Hospicio proyectado en esta población la subvención de 139,42 pesetas...”

Y como el carnaval ya estaba en puertas la Compañía del Tranvía de Bilbao a Las Arenas anunciaba que durante los tres días del las fiestas daría servicio a la salida del teatro hasta la estación del Desierto. En la orilla opuesta, en Portugalete, la Sociedad La Unión ofrecía veladas musicales durante esos días.

En el Puerto Viejo de Algorta la venta de pescados era una actividad que reportaba importantes recursos al municipio, por ello en el pleno del 7 de febrero de 1891, el Ayuntamiento acordaba: “...En vista de una instancia presentada por D. Pedro Miguel Urrechaga, vecino de Lemoniz, encargado del transporte de besugo y otros pescados frescos al punto donde se verifica su peso en la calle del Puerto, actividad que deja recursos no despreciables en favor de los fondos municipales. Acuerda este Ayuntamiento que para el fin de que dicho interesado y otros de su clase puedan hacer el transporte del besugo y demás pescados desde la casa llamada “Adabena” al punto de pesaje establecido, se haga un carro de manos adecuado y fuerte por cuenta del municipio, por hallarse en aquel punto prohibido el transito de carros de mayor tamaño por la estrechez del lugar...”


El 12 de febrero de 1891 se trataba en el pleno municipal sobre el estado de la calle que iba desde “Mantequena” (casa de los Aldecoa en San Nicolás) al punto llamado “La Cadena”: “...Teniendo en cuenta que el pase peatil, intransitable en los días que llueve, en la carretera provincial que se dirige a Plencia, en el trayecto desde la revuelta del punto de Mantequena hasta cerca de la casa llamada La Cadena en Algorta, en cuyo trayecto se halla bastante número de casas habitadas, acordamos formar un proyecto para la mejora de dicha vía…”

El 12 de febrero de 1891 aparecía en el Boletín Oficial de la Provincia la información relativa a: “...A la Real Orden del Ministerio de Fomento, autorizando la transferencia de la concesión del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, hecha por D. José María de Aramberria en favor de la Compañía de dicho ferrocarril...”

El 19 de febrero de 1891 era la maestra de la escuela de niñas del barrio de Santa María quien hacía ver al consistorio el deficiente estado de la tejavana contigua a la casa que ella ocupaba y de la necesidad de repararla.

Y como ya faltaba un escaso mes para la próxima Semana Santa el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...Autorizar al primer teniente de Alcalde Sr. Arrola, para que proporcione predicadores para los tres sermones de los días del jueves y viernes Santo…”


El 5 de marzo de 1891, en el pleno municipal, se trataba sobre: “...El expediente que se ha formado para la ejecución de las obras de un Hospital Hospicio en esta localidad. Acordamos sacar a subasta pública, en tres lotes, dichas obras. Pero en primer lugar debiendo de satisfacer a Dña. Basilia Aresti la cantidad de 750 pesetas, por el valor de su heredad donde irá instado el edificio del Hospital Hospicio, acuerda este municipio dirigirse a D. Manuel Valle, rogándole se sirva anticipar a cuenta las mandas de su Sra. madre política dicha cantidad, a fin de otorgar la correspondiente escritura con la expresada Sra. Aresti y hacer pago en el acto del valor de su heredad...”

La obras sanitarias de alcantarillado comenzaban a hacerse necesarias en un barrio que crecía, se trataba del de Las Arenas, en el que los vecinos reclamaban a través del segundo Teniente de Alcalde, residente en dicho barrio: “...Que he recibido las quejas de personas residentes en el barrio de Las Arenas, quienes solicitan se construya una alcantarilla que partiendo del punto medio de la calle de la Estación desemboque en la existente en la plazuela de dicho barrio que fue construida por el Sr. Martínez Rivas...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo la Compañía del tranvía trataba de modificar el trazado de las vías construyendo un nuevo apartadero cerca de la Fonda de San Ignacio.

1 comentario:

  1. El escritor argentino Jorge Luis Borges en su ensayo sobre el poeta Evaristo Carriego, escribe que a este "...no le estorbó algunas amistades hispanas, como la del doctoe Severiano Lorente (...) que se demoraba hasta el alba, en el Royal Keller, ante su medio litro"

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