miércoles, 15 de enero de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -139-



En la anterior entrada veíamos cómo en marzo de 1891 el municipio sufría alguno cambios de carácter electoral.

El 21 de marzo de 1891 se hablaba en el pleno municipal del mal estado de las escaleras para subir a la plaza de San Nicolás: ...Hallándose en mal estado las gradas de subida a la plazuela frente a la iglesia de San Nicolás de Bari, contra la pared de la huerta de D. Juan Bautista Basagoiti, acuerda este Ayuntamiento autorizar a la Comisión de Obras realizar las reparaciones oportunas...”

En ese mismo pleno se trataba sobre un oficio remitido por D. Manuel del Valle, hijo político de Dña. Basilisa Aresti, y su esposa, en el que se hablaba sobre la construcción del Hospital Hospicio: “...En uno de los últimos días nuestra madre Dña. M.ª Salomé Bareño y Sustacha queriendo secundar sin duda una idea a algunos años iniciada y deseando coadyuvarla, nos indicó y recomendó verbalmente que el producto de la venta de la casa Muxique Osteicoa” y sus pertenecidos, así como también el de al casa “Manuelena” ya vendida a D. Ramón Diliz y Arana se destine para la construcción de un Hospital-Hospicio para los pobres en el barrio de Algorta. Animados del mejor deseo y queriendo cumplir con la voluntad de nuestra madre estamos por nuestra parte dispuestos a hacer cuento de nosotros dependa, activando, si ese Ayuntamiento lo acuerda, la pronta realización de ese edifico, la venta de las fincas expresadas para poder invertir su importe en la construcción de una obra que nadie desconoce reportará grandes beneficios a esta localidad y en especial a los desvalidos que en ella se alberguen…” Parece que en el Ayuntamiento existía algún reparo a la citada donación, ya que reclamaban la cantidad de 4.750 pesetas a la familia, puesto que respondía: “...Que esta Corporación no alcanza a aceptar el espíritu y alcance a que se reduce el contenido de su oficio...”


En la misma fecha el presidente de la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia remitía un oficio al consistorio de Getxo: “...Acompañamos los planos y memoria descriptiva del recorrido del citado ferrocarril de Las Arenas a Plencia dentro de la jurisdicción de esa Anteiglesia para su aprobación...” El Ayuntamiento acordaba que “...Antes de adoptar resolución alguna a cerca de ellos, se ponga anuncios en la localidad y en “El Noticiero Bilbaino”, y se exponga en la secretaría de este Ayuntamiento para que cuantos vecinos y propietarios deseen consultarlos y presentar objeciones o protestas...” Pero como quiera que: “...Según el plano del proyecto el ferrocarril atraviesa por medio de las heredades que este Ayuntamiento tiene asignadas para la construcción del Hospital-Hospicio, acordamos suspender las subastas anunciadas de las obras del citado edificio para el día 11 de abril, para evitar complicaciones. Así mismo acordamos elevar una respetuosa instancia al Ministro de Fomento suplicándole se digne a acordar que antes de otorgarse la modificación presentada por la compañía se oigan las reclamaciones que puedan hacer este Ayuntamiento y el vecindario...”

Mientras algunos vecinos hosteleros trataban de hacer más cómodo el acceso de sus clientes a la playa de Las Arenas, según contaba el diario bilbaíno “El Nervión” el 22 de abril de 1891: “...Dña. Evarista Ayarragaray, hostelera de Las Arenas, recibía autorización del Ayuntamiento para construir una escalinata de bajada a la playa delante de su establecimiento...”

El 24 de marzo de 1891 se recibía un oficio del director de “La Prosperidad Española” de Madrid referido al: “...Paso de una línea taquifórica por esa jurisdicción para el transporte de mercancías...” El Ayuntamiento dejaba sobre la mesa para estudio el citado asunto. Las Líneas Taquifóricas, el Taquiforo, había sido inventado por D. Blás Sales y Seguí. Consistía en: “...Un proyecto de transmisión de paquetes postales presentado ante el Ministerio de Fomento al que su inventor denominaba el taquiforo. La utilidad del taquiforo estaba destinada al transporte de paquetes a una velocidad de 40 metros por segundo. Aunque estos paquetes no excedieran de tres kilos, de cuyo peso se podrían perfectamente remitir, según parece, y cuya remisión no iría interrumpida de paquete a paquete más que por un espacio de seis segundos, tendríamos que durante cada hora saldrían 600, cantidad más que suficiente para que en todo el día pudieran transportarse de unas a otras poblaciones cuantos objetos de poco peso se quisiere, pero que podría dividirse en fracciones si hacía falta…” Precisamente en el diario de Betanzos “El Mendo” del 7 de marzo de 1891 explicaban que: “...A fin de que tenga usted una idea aproximada de lo que son las líneas taquifóricas, le diremos: que estas consisten en unos cables sin fin sostenidos por unas poleas montadas sobre unos postes de altura de unos dore metros. La carga va suspendida del cable, marchando con la misma velocidad que se imprime a este, desde cualquier punto fijo de la línea…”

Ese 24 de marzo de 1891 recibía también el Ayuntamiento de Getxo una solicitud de un viejo conocido por organizar actividades lúdicas cruentas en el municipio, D. Felix Viot, quien solicitaba: “...En nombre de la empresa de la plaza de toros sita en esta localidad, permiso para dar una corrida de cuatro becerros en dicha plaza, dos capeados y banderillados y otros dos muertos a estoque por los aficionados de esta población…” El Ayuntamiento concedía dicha autorización siempre y cuando recibieran los solicitantes la preceptiva del Gobernador Civil de la Provincia y añadía: “...Esa función en la plaza recién construida creemos no será muy concurrida...”

El 25 de marzo de 1891 aparecía en “El Noticiero Bilbaíno” la noticia de: “...El Gobernador Civil de esta Provincia ha concedido a la Compañía del tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta la autorización que tenía solicitada para prolongar la vía desde el Casino de Algorta, donde hoy termina, hasta la Iglesia de San Nicolás...”

Todavía a primeros de abril de 1891 existían en Bizkaia carruajes con motor de sangre (caballos) ya que el Gobernador Civil de la Provincia publicaba en el Boletín Oficial: “...Que todos los Alcaldes remitan con urgencia un estado de los carruajes con motor de sangre o mecánico que existan en sus respectivas localidades, transportando mercancías o viajeros...”

A veces algunos industriales tenían ocurrencias chirenes para aumentar sus ventas. Un fabricante de botones inglés anunciaba lo siguiente: “...Que pagará una indemnización de 50 libras (1.20 pesetas) a los herederos de toda persona que muera en un accidente en los ferrocarriles y lleve en su traje seis botones procedentes de nuestra fábrica...”

El 4 de abril de 1891 D. Antonio Uribe solicitaba al Ayuntamiento permiso para reedificar su casa “Amesti-Nueva” situada en la calle Carretera de Algorta (actual Algortako Etorbidea).

En esa misma fecha se hablaba en el pleno municipal de: “...Las condiciones formuladas por el arquitecto municipal D. Eladio Iturria para construir un andén o acera con losa en la carretera provincial que se dirige a Plencia, en el trayecto comprendido entre “Mantequena” (“Mantequena” estaba tan solo separada por el huerto de Eustasio Zalduondo de la casa “Iturrieta), que más tarde sería expropiado para dar paso a la bajada de Aretxondo) y “La Cadena”, en un solar destinado a la construcción de un Hospital...”


El 4 de abril de 1891 también era presentado en el pleno el Reglamento formado por el regidor Sr. Ajuria para la creación del cuerpo de serenos de Algorta: “...La comisión designada cuenta del reglamento formado para observancia y cumplimiento del cuerpo de serenos o guardias para la vigilancia nocturna que se ha acordado establecer en esta localidad...” El consistorio acordaba: “...Aprobar dicho reglamento en todas sus partes, debiendo constar dicho cuerpo de 1 cabo y 5 individuos más con el haber diario de 2,50 pesetas el primero y 2 pesetas cada uno de los otros cinco...” Se acordaba colocar anuncios por el pueblo para que se pudieran presentar solicitudes para incorporarse a dicho cuerpo. Dentro de las funciones del Cabo y el Preferente estaban las de la vigilancia nocturna, verificando el cumplimento de las funciones de cada miembro del cuerpo, informar al Alcalde o Teniente de Alcalde toda las mañanas de las incidencias registradas a lo largo de la noche, impedir “reuniones sospechosas” y disolverlas con la ayuda de los serenos.

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se pedía autorización al Ayuntamiento para la colocación de casetas de baño en Ereaga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario