domingo, 24 de febrero de 2019

DOS PUEBLOS UNIDOS POR UN TRANSBORDADOR



Decía en mi anterior entrada que para unir dos Pueblos fue necesario crear uno de nuestros mascarones de proa de la historia de nuestro pueblo, que es Patrimonio de la Humanidad desde el 13 de junio del 2006, y tiene una larga vida uniendo las márgenes hermanas de Getxo y de Portugalete.

Para unir ambas orillas se hizo necesaria la construcción una magna obra de ingeniería, obra de D. Martín Alberto Palacio y Elissague que se extendió desde 1890 al 28 julio de 1893, fecha en la que fue inaugurado. De este emblema, tanto de ambos Pueblos como de Bizkaia ya he hablado en otras entradas de mi Blog “Memorias de Getxo” (El Abrazo de dos Pueblos) del 10 de abril del 2015. Del paso de buques bajo su tablero, decir que un año antes según el “Anuario de la Marina Mercante Española”, en Bilbao existían al 1 de enero de 1892, cuatro vapores de 50 a 100 tn., veintidos de 100 a 200 tn., diecinueve de 200 a 500 tn., trece de 500 a 1.000 tn. y 75 mayores de 1.000 toneladas; además de 94 veleros.

Pero existe una artículo de prensa del Siglo XIX que por su interés histórico, de el hace ya la friolera de 123 años, el que hoy traigo a estas páginas. Dicho artículo fue publicado por un articulista de “El Noticiero Bilbaíno” D. Ignacio D. de Echeverria, diario que fundara D. Manuel Echeverria Torres. Ignacio fue también Vice-secretario de la “Asociación Vizcaina de Caridad” y una de las grandes bazas del diario, con sus secciones “Apuntes Vascos” y “De lunes a lunes”, que con el tiempo se haría célebre bajo el seudónimo de “Chimbo”.

En esta sección “Apuntes Vascos”, que desarrolló durante 1895, el 24 de enero de ese año aparece bajo el titular “Puente Palacio o Puente Vizcaya” dicha referencia a nuestro Patrimonio de la Humanidad. En medio de un grabado que lo ilustraba, en el que aparece esa gran estructura de hierro remachado flanqueada por ambas márgenes de la ría, y surcando sus aguas un viejo velero, mientras la barquilla cruza el Nervión, describía el diseño que ha unido nuestros Pueblos durante muchos años.


En ella decía: “...Al terminar esta obra gigantesca, el público la bautizó espontáneamente con el nombre de Puente Palacio, es decir con el de su autor, y al tomarlo la sociedad Anónima que hoy lo explota, comprendiendo que era una gloria para la Provincia, le dio el nombre de Puente Vizcaya...”

Hablaba en dicho enunciado de los trámites que tuvo que pasar hasta poder hacer una realidad ese transbordador, dándonos una sucesión cronológica de dicha obra: “...El autor de la obra y reputado arquitecto obtuvo el 5 de noviembre de 1885 la patente de invención para este original sistema en Europa y América, único ejemplar en su clase.

El 1 de enero de 1888 solicitó del Estado la concesión y empezó la construcción el 1 de junio de 1890, terminándola el 27 de julio de 1893.

El 5 de agosto de 1893 fue inaugurado por la Infanta Dña. Isabel de Borbón, que fue al primera persona que pasó en coche en el transbordador aéreo. Al ir a inaugurarlo dijo al Sr. Palacio: -Quiero pasar el puente en coche y con usted.

Iban en aquel carruaje acompañando a la miembro de la realeza, otras personas, de quien el autor daba sus títulos nobiliarios, la marquesa de Nájera y la condesa de Superunda

El Almirante Sr. Chacón dio la señal de salida…”

Decían los pasajeros que la travesía les había llenado de asombro por la suavidad del movimiento.

Respecto a la descripción de ese ejemplar de ingeniería decía el autor: “...Este puente es de indiscutible elegancia; es un férreo arco de triunfo permanente para la entrada de la ría de Bilbao, del País del hierro. No puede estar más en carácter. Reúne lo bueno, lo bello y lo útil, que es la obra típica de la industrial Vizcaya. Las líneas de la obra son francamente góticas, las cuatro torres parecen cuatro pináculos góticos de finales del Siglo XVII...”

Para a continuación describir con gran exactitud la estructura, tal y como era cuando se realizó la obra, no sin incluir algún bilbainismo, como el del paso de los buques más grandes del mundo, con algunos datos de gran interés: “..Tiene cada una de las torres 62 metros de altura. De fiador a fiador mide casi medio kilómetro. Tiene un tablero de 45 metros sobre la pleamar equinocial, debajo de la cual pueden pasar los mayores buques del mundo. El peso de toda la obra metálica es de 600.000 kilos aproximadamente.

Todo el puente se halla cimentado sobre una peña calcárea azulada, que cruza la ría en esa parte. Ese fue el motivo de emplazarlo en el lugar que ocupa. Hay algún punto, como en las pilas de Las Arenas, en donde ha habido que bajar hasta 17 metros de profundidad, sobre la bajamar equinocial, para dar con la peña. Las tensiones de los cables en los fradares alcanzan la enorme cifra de 2.000.000 de kilogramos.


En la parte inferior del tablero hay dos vías paralelas de 25 centímetros de anchura, con raíles de 10 kilogramos de peso por metro; de una a otra vía hay 8 metros 20 de anchura, que es la suficiente para evitar el balanceo del viento. Sobre estas dos vías se desliza un bastidor movible que rueda sobre 52 rodillos y tiene una longitud de 24 metros. De ese bastidor cuelgan cables cruzados que bajan hasta el transbordador, que está a 24 metros. Hay 18 de esos cables, bastaría con 4, lo que demuestra las excelentes condiciones de seguridad del puente.

El transbordador es una plataforma de 48 metros cuadrados de superficie: Tiene un departamento para la 2ª clase y los vehículos de animales, y dos secciones de 1ª a ambos lados. El peso bruto máximo del puente es de 40.000 kilogramos y como el transbordador pesa 12.000 kilogramos, quedan de carga útil a transportar 28.000 kilogramos. Para el movimiento hay una maquina “Compound” de 25 caballos, pero solo se utilizan 7; el consumo diario del carbón oscila entre 240 y 250 kilogramos.

El capital disponible por la Sociedad constructora para la realización de esta obra fue de 500.000 pesetas. La cantidad adeudada al contratista por todos los conceptos, o sea el costo total, fue de 567.897,57 pesetas. Hay que advertir que la obra fue considerablemente aumentada en su resistencia con objeto de ampliar el programa de explotación; tales como un paso superior por encima del tablero, un restaurante para 300 personas en las partes del tablero próximas a los pilares, y algunas instalaciones menores a 18 metros de altura, en los pilares...”

Nos hablaba de lo que se perdió en caso de haberse completado la obra de acuerdo con el diseño inicial: “...La obra no ha sido terminada, la casa de máquinas, que se halla a 8 metros de altura sobre los pilares de Las Arenas, estaba decorada con estilo flamígero por el exterior para distraer la masa; debajo había pabellones góticos, también para enlazar y cubrir los pies derechos de la sala de máquinas. En su diseño original el transbordador tenía dos clases, la de 1ª y la de 2ª. La de 1ª aparecía ricamente decorada en el interior, cerrada por dos grandes volutas cilíndricas y con ventanas con cristales de colores y reflectores para dar varios matices de color al paisaje panorámico moviente que se descubre durante la travesía que dura 1 minuto. Esta variedad en los colores, unida a la movilidad del paisaje, hubiera sido verdaderamente fantástica…”


También hablaba de futuros proyecto del Sr,. Palacio, que desgraciadamente no llegaron a realizarse: “...El Sr. Palacio, cuyas iniciativas son notables, ha hecho posteriormente un proyecto de puente para cruzar la ría de Bilbao en el Desierto. Esta vez el puente ideado tiene una vía submarina por donde se desliza el transbordador, que es la única parte de la obra que será visible. Este proyecto se encuentra desde hace años pendiente de despacho por el ingeniero jefe de la Provincia. También es autor del proyecto de un gigantesco monumento a Colón...”

Una fotografía de este emblemático arquitecto aparecía publicada el la “Revista de Navegación y Comercio” del 15 de enero de 1896, de él decían en aquel número:
“…Es el autor del famoso puente transbordador que une en Bilbao a Portugalete con Las Arenas, proyecto atrevidísimo que ha dado al Sr. Palacio nombre universalmente conocido y admirado. Proyecta un gigantesco monumento en honor de Colón que parece, con exceso, grandioso a los poderosos americanos...” Precisamente en el número del 15 de septiembre de 1893 aparecía un precioso grabado del Puente de Palacio, que encabeza esta entrada.


Pero no fueron solamente esas obras las que nacieron de la invención de D. Alberto Palacio. El día 22 de junio de 1888 aparecía en la prensa, en el “Noticiero Bilbaíno”, la noticia de que: “..Ha sido presentado en la exposición de Barcelona, con su privilegio de invención correspondiente, el proyecto de puente movible para el cruce del Nervión entre Las Arenas y Portugalete, obra del arquitecto D. Alberto Palacio...” También se presentó en esa exposición: “...Por la Comisión Hidrográfica un “Domo Astronómico”, aparato que inventó en 1880, este mismo arquitecto, siendo alumno de la escuela de Ingenieros Mecánicos...” Aquel aparato tenía aplicación exclusiva para observaciones astronómicas, cabían en su interior un observador y su ayudante. Se construyó en esa misma época, 1880, por el Sr. Palacio en la “Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona”, lo adoptó el Gobierno, y desde entonces se estuvo utilizando por la Comisión Hidrográfica.

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