jueves, 7 de febrero de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -79-



En la anterior entrada veíamos cómo a finales de 1887 la forma habitual de transportar los materiales de desecho o para obras nuevas, así como las mercancías entre nuestros barrios eran mediante carros de bueyes. Y cómo el socorro de lactancia era una de las actividades de beneficencia que el Ayuntamiento de Getxo cubría para evitar que algunos niños recién nacidos no llegaran a su primer año de edad.

Acabábamos de entrar en 1888 bajo la alcaldía de D. Pedro Amezaga. A pesar de que pueda parecer chocante que a un mozo que emigró a los 14 años a la república de Chile, se supone que para mejorar su calidad de vida, se le reclamara como prófugo por el simple hecho de tener que abandonar su País para mejorar sus condiciones de vida: “...Que se ausentó en 1881 a la República de Chile con todos los documentos, en los que señalaban las disposiciones vigentes en aquella época, entre ellas la de abonar las 2.000 pesetas en caso de no acudir al requerimiento del reemplazo...” Fuera reclamado como prófugo, reclamándole el pago que ocasione su busca y captura, ya que si no se presentó y si no abonó dicha cantidad, fue debido a sus extrema pobreza.

Para empezar bien el año, el Ayuntamiento de Getxo hacía balance de ingresos y gastos del ejercicio 1886-1887 en las que, sobre un presupuesto de 270.223 pesetas, se habían gastado 258.480 pesetas, quedando un remanente para el siguiente ejercicio de 11.743 pesetas.


La educación de nuestros jóvenes fue algo que a lo largo de los años preocupó a nuestros mandatarios, tal es así que ya el 12 de enero de 1888 uno de nuestros primeros ediles, D. Eladio Sustacha, presentaba una moción sobre dicho tema: “...Obligado a corresponder a la confianza que han depositado en mi los electores, no puedo menos que dentro de mis cortos alcances y de la experiencia fruto de muchos años de trabajo, cooperar en beneficio de los intereses generales, entre los que se encuentran las escuelas de esta población...” Planteaba que la escasa dotación de profesorado a una de esas escuelas perjudicaba seriamente al alumnado: “...En la escuela municipal de varones de Algorta tengo entendido que se hallan matriculados 155 alumnos, y está dotada desde hace dos años de un solo maestro, que por entendido y celoso que sea, y cualquiera que sea el sistema de enseñanza que emplee, no puede satisfacer el objeto de las escuelas cual es, el dar conocimientos, desarrollar la inteligencia y hacer que todo esto sirva a la educación moral. El corto profesorado de esta escuela para tan crecido número de alumnos, explica lo atrasados que estos se encuentran, perjudicados por que no reciben la educación que precisan...” Por ello planteaba que: “...Se hace preciso que este Ilustre Ayuntamiento sin perder más tiempo acuerde dotar e esta escuela con un profesor o auxiliar más, para que distribuyendo el trabajo entre ambos, no pase de cuarenta o cincuenta alumnos cómo máximo...” Tratado el asunto en el pleno, dicha moción fue aprobada por unanimidad, acordando: “...Señalar ochocientas setenta y cinco pesetas al año para establecer un maestro auxiliar o pasante...”


Pero no parece que fuera el barrio de Algorta el que presentara carencias educativas, ni que esta fuera gratuita, ya que en aquel mismo pleno se acordaba: “...Nombrar una comisión para arreglar el establecimiento de una escuela de niños y otra de niñas en el barrio de Las Arenas. Ya que muchos niños y niñas no pueden recibir la instrucción necesaria en aquel barrio a causa de no poder satisfacer sus padres, de escasos recursos, las retribuciones que exigen los maestros. Son muchas las familias que dejan de mandar a sus hijos a las escuelas ya que se les hace muy gravoso el abono de dichos emolumentos…” Por ese motivo acordaba la corporación municipal que: “...Desde el 1 de febrero próximo sea gratuita la enseñanza en las escuelas del citado barrio de Las Arenas, así como el suministro de la tinta y plumas, al igual que se hace en el resto de las escuelas de la Anteiglesia...” Para satisfacer los costes de la enseñanza estipulaban: “...Desde dicho día primero de febrero hasta el 30 de junio venidero, se abonarán las siguientes cantidades: A la escuela de niños 250 pesetas y cinco más por tinta y pluma para todos los niños; y a la de niñas 240 pesetas y cinco más por tinta y pluma para todos las niñas. Se ponga este acuerdo en conocimiento de los citados maestros a fin de que indiquen su conformidad...” ¡No queda clara la diferencia de 10 pesetas menos para las niñas a qué pudo ser debido!.

Las necesidades del barrio de Las Arenas no quedaban ahí. También demandaban ayuda sanitaria, hasta el punto que el 14 de enero de 1888 colgaban un anuncio en el “Noticiero Bilbaíno”: “...Se necesita medico cirujano para el populoso e importante barrio de Las Arenas. Se le abonarán por los vecinos 1.500 pesetas anuales, calculando que pueda sacar en la temporada de baños otras 1.500. Las solicitudes pueden enviarse a D. Ángel Lorente...” Días más tarde, el 20 de enero, aparecía en el mismo diario la siguiente noticia: “...De las ocho solicitudes presentadas para la plaza de medico del barrio de Las Arenas, ha sido preferida por la comisión de vecinos del barrio la de D. Severiano Lorente y Azpiazu...”


En esas mismas fechas el cura párroco de Santa María solicitaba al consistorio que nombrara: “...Vocal de la Junta de Fábrica de esta iglesia para el bienio 1888-1889, conforme se halla dispuesto por al autoridad eclesiástica...” El Ayuntamiento decidió nombrar para tal cargo a D. Dámaso Ibarra vecino de aquella feligresía. Según describe en su libro “Historia de Getxo” el eclesiástico D. Carlos María Zabala: “…Para no distraer a los sacerdotes de las funciones de sus ministerios y a fin de que los feligreses, que contribuían con sus diezmos y limosnas al sostenimiento de la iglesia, conociesen el buen uso que se hacía de sus aportaciones, funcionó en la anteiglesia el cargo de Mayordomo, Fabriquero o Manuobrero. La asamblea vecinal o “cruz parada” le nombraba y daba posesión. Solía recaer el nombramiento en vecinos destacados, “con casa abierta”...” El primer libro de fábrica de Getxo se remonta a 1713.

Desde aquel 17 de mayo de 1882 en que se hablaba de la instalación del Semáforo en nuestra localidad y con el la llegada de la línea telegráfica, muchas voces de nuestros primeros representantes municipales y hombres de negocios venían reclamando la instalación en Getxo del servicio telegráfico. Nuevamente el 19 de enero de 1888 esa reclamación aparecía en las paginas de los libros de actas municipales. Varios concejales de la Anteiglesia proponían en dicho pleno: “...La gran necesidad de que se establezca en esta localidad una estación telegráfica municipal, la cual además de prestar un servicio importante, que se hecha de menos por el vecindario y extraños, especialmente en verano, proporcionaría alguno recursos al municipio...” Por lo que el pleno tomaba en consideración la propuesta de la instalación del servicio telegráfico en nuestra localidad: “...Considerando, que el estado de progreso y categoría que ha alcanzado esta Anteiglesia merece que se le dote con una instalación telegráfica. Que los Ayuntamientos que nos han precedido siempre han reconocido la gran falta de dicho aparato, han tropezado siempre con la falta de fondos para llevarlo a efecto. Ahora que contamos con recursos suficientes, acordamos se practiquen todas las diligencias conducentes encaminadas a que se establezca dicha instalación telegráfica en esta localidad...”


Incluso el ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, el 26 de enero de 1888, gestionaba la traída de dicho servicio. Algunos días más tarde comenzaba las tramitaciones para la colocación de los postes telegráficos.

En las siguiente entrada veremos cómo un conflicto, probablemente debido a que en la mentalidad de la época el Ayuntamiento era sobre todo de Algorta, excitaba los ánimos de los vecinos de Las Arenas, quienes junto al entonces Diputado a Cortes por Bilbao, D. Eduardo Aguirre, presentaban en el Congreso una proposición de Ley pidiendo la segregación del barrio de Las Arenas.

1 comentario:

  1. El escritor argentino Jorge Luis Borges en su libro sobre el poeta Evaristo Carriego cita que a este "..no le estorbó algunas amistades hispanas, como el doctor Severiano Lorente (...) que se demoraba hasta el alba, en el Royal Keller, ante su medio litro"

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