Noruega,
Inglesa o Americana, cómo se salvaron los tripulantes de la
bricbarca “Albuera”,
incluso el nombre del Alcalde de Getxo fueron las dudas o los errores
que cometieron los creadores de opinión durante los primeros días
de enero de 1887. Días en los que bailaban las noticias en la prensa
y que albergaron durante un corto intervalo de tiempo dudas para los
lectores de la prensa bilbaína. El propio nombre del Alcalde de
Getxo estuvo en solfa. Había quien le llamaba Amezaga, otros
Aldecoa. No parece según las actas de esas fechas que fuera ni uno
ni otro, aunque bien pudiera ser que se refirieran a la figura del
alcalde de barrio.
El
5 de enero de 1887 la bricbarca “Albuera”
(barco velero de tres palos), procedente de Burdeos, que se dirigía
a Bilbao, debido al temporal del Noroeste, a la ausencia en el barco
de un piloto lemán que conociera la entrada de la barra y a una mala
interpretación del código de señales, hicieron que embarrancara.
Aquel hecho aconteció después de dos días de estancia en el Abra,
cerca de Santurtzi, y fue a las cuatro y media de la tarde, cuando la
barca encalló frente a la playa de Areeta-Las Arenas.
Muchos
fueron los diarios que recogieron la noticia. El diario madrileño
“La
Época”
publicaba el día 8 de enero en su tercera pagina: “...El
Presidente de la Sociedad de Salvamento de Náufragos ha recibido el
siguiente telegrama: Portugalete 6 (8,30 noche). Barca americana
Albuera embarrancó cinco tarde playa Arenas con furioso temporal.
Tripulación salvada...”
La
noticia fue recogida por otros diarios, entre ellos el diario bibaino
“El
Norte”,
diario político republicano, propiedad de D. Cosme Echebarrieta,
dirigido por D. Gaspar de Leguina y D. Jose María de Otazua, que se
publicó desde 1881 hasta 1916. Su redacción y administración se
encontraban en la Villa de D. Diego, en un bajo de la calle Jardines
nº 8.
Otros
diarios que recogía escuetamente la misma fueron: el Madrileño “El
Dia”,
dirigido por D. Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), de carácter
monárquico liberal, que en su segunda página recogía: “...Bilbao
6 (9,10 noche).—La barca Albuera, que había fondeado en el Abra de
este puerto, estaba en peligro por mucha mar y embarrancó en la
playa de Las Arenas. La tripulación se ha salvado....”
Y el también madrileño “El
Liberal”,
que a pesar de ser escueto, parecía mejor informado, decía en su
segunda página: “...La
barca inglesa Albuera, procedente de Burdeos, en lastre, que estaba
fondeada en el abra de Bilbao, embarrancó en Las Arenas y se ha
destrozado por completo, salvándose los tripulantes...”
Aunque
aquí, en casa, era donde más datos había y donde se terminó por
aclarar el naufragio. El diario que más páginas le dedicó fue el
diario “El
Noticiero Bilbaino”,
que recogió la noticia durante varios días. La primera de ellos el
día 8 de enero, decía en sus páginas: “...La
barca inglesa Albuera, que estaba fondeada en el abra y en gran
peligro por la mucha mar, embarrancó anteayer en la playa de Las
Arenas, habiéndose salvado la tripulación...,
Ayer
al mediodía fue completamente destrozado este buque por la
violencia de la marejada. La embarcación estaba cargada
en
lastre, y sus tripulantes tuvieron que trabajar de tal manera en las
últimas horas que habiendo pensado en presentarse al cónsul de su
país, no pudieron hacerlo ayer porque tenían completamente
destrozadas sus ropas...”
Para el domingo día 9,
los restos de la bricbarca “Albuera”
habían sido arrojados a la playa de Las Arenas. No fueron pocos
quienes acudieron a la prensa para esclarecer el asunto, dada la
confusión que se generó, en los siguientes días, las discusiones
sobre lo acontecido saltaban a las paginas del diario “El
Noticiero Bilbaino”.
El
martes día 11 de enero empezaban las discusiones en la prensa. En
una carta dirigida al diario “El
Noticiero Bilbaino”
firmada por “Varios algorteños”, se cuestionaba parte de la
noticia dada con anterioridad, por otro diario bilbaino, “El
Norte”,
en el cual se decía: “...Seguidamente
fueron alojados en una casa de Las Arenas por cuenta de la junta de
Portugalete, prodigándoseles los cuidados que exigía su
situación...”
En dicha carta, en la que trataban de aclarar los hechos, decían:
“...Amantes
de esclarecer los hechos para que la verdad se abra paso y sean
aquellos conocidos por el público, debemos manifestar que, quien en
el lugar del siniestro mandó alojar en la fonda de "Isidora"
a los náufragos, no fue la Junta de Salvamentos de Portugalete,
sino el Alcalde de Algorta D. Antonio de Aldecoa, que se personó
allí tan pronto como vio el verdadero peligro de la referida barca;
que por cuenta de la misma autoridad les fueren repartidas ropas en
abundancia, colectadas a su nombre en Algorta y Las Arenas por los
alguaciles del municipio, y que al día siguiente de la desgracia se
hizo cargo de los gastos irrogados por los náufragos el señor
Cónsul Ingles...”
También informaban que el Alcalde de Getxo decía al diario: “...Al
empezar su movimiento hacia dicho punto, me trasladé a él
enseguida, y sobre las cinco y media a seis de la tarde, con inmenso
peligro, llegaron a tierra en dos botes los últimos tripulantes del
citado buque, que se componía de doce personas. En la playa se halló
un gran número de personas, y muchas de ellas, sin mirar el peligro,
se echaron al agua a ayudar la llegada a tierra de los doce
tripulantes de la barca...”
Respecto de las labores de rescate afirmaban: “...Vamos
ahora al salvamento de los tripulantes. De poco o de nada hubieran
servido a dichos tripulantes los socorros de la Junta de Portugalete,
socorros concretados, según “El Norte”, a un capitán de un
remolcador y cuatro marineros, pues aún suponiéndolos animados de
los mejores deseos, que si lo estarían, sus esfuerzos habrían
estrellado ante la falta absoluta de los elementos tan necesarios en
semejantes acciones. Por fortuna, ante el inminente peligro que
corrían las vidas de doce hombres, una numerosa concurrencia afluyó
a la playa espontáneamente, y al arrojo de unos cuantos que,
haciendo completa abstracción de la suya, se lanzaron al agua. Por
ello parte de los tripulantes escaparon de una muerte segura.
Semejantes actos de heroicidad y valor debieran ser premiados...”
Y a pesar de no poder ofrecer los nombres de los intrépidos
rescatadores, animaban a la Junta de Salvamento de Portugalete a
allanar aquella dificultad, a fin de sentar un precedente para el
futuro.
El
día 13 de enero, el vecino pueblo de Portugalete también intervino
en la discusión por boca de un socio de la Sociedad de Salvamentos
de Portugalete, quien daba su versión de los hechos en un remitido
al mismo diario: “...que
es absolutamente cierto que el encargado de la Junta local de
Salvamentos de Portugalete dispuso el alojamiento de los náufragos
en la fonda “Isidora”, y que el Secretario de la misma fue quien
se personó ante el Sr. Ayudante de Marina D. Jose de Ansoleaga para
interesarse por los náufragos en el lugar del siniestro. Que
mientras dicho Secretario disponía la traída del bote salvavidas de
la Vizcaya (Sociedad de Salvamento do Náufragos) se lanzó otro bote
al agua desde la barca “Albuera”, que varios espectadores se
lanzaron al agua a salvar a los tripulantes del bote últimamente
lanzado de la “Albuera”, y por fin que si hubiesen permanecido a
bordo una hora más, todos los tripulantes se hubiesen salvado sin
correr ningún peligro, pues un momento antes de separarse el último
bote llegaron todos los auxilios. Que la Junta de Salvamentos de
Portugalete puede estar satisfecha, pues a ella se debe en gran parte
el salvamento de todos los náufragos...”
El
domingo 16 de enero, un portugalujo que firmaba Julián de Salazar,
también intervenía en aquel debate: “...Todo
cuanto “El Norte” dijo en su gacetilla, acerca del naufragio y
salvamento de la tripulación de la barca “Albuera” es exacta y
rigurosamente la verdad. ; y si hubo alguna omisión respecto al buen
comportamiento del alcalde y vecindario de Algorta, sería, sin duda,
por ignorarlo el que dio a “El Norte” aquellos informes...”
En su opinión no trataba Portugalete de: “...llevar
lauros en vez de los cargos...”
Aunque en aquel pique, por ambas partes, algo de eso parecía
existir, en el fondo estaba una vieja demanda, y se dejaba traslucir
en la pregunta que hacía Salazar: “...¿Cuál
es, pues, la causa de que, habiendo dinero, aparatos de salvamento y
hombres valerosos, no tengamos en la boca del puerto, como
debiéramos, una estación de salvamento que fuera modelo de las de
España y admiración de los numerosos extranjeros que presencian los
muchos naufragios que ocurren en nuestra barra?...”
Cerraban
aquel debate “Varios Algorteños” con una carta al diario “El
Noticiero Bilbaino”,
en la que exponían lo siguiente: “...Habíamos
resuelto no decir una palabra más de lo que dijimos en nuestro
anterior remitido respecto al inoportuno proceder de la “Sociedad
de Salvamento de Náufragos de Portugalete” en el siniestro de la
barca inglesa “Albuera”...”
Pero las cartas anteriormente citadas de Portugalete parece que no
les gustaron, por lo que continuaban: “...se
quiere hacer creer al público que es falso cuanto entonces
escribimos, nos obligan a romper el silencio que nos habíamos
impuesto con objeto de probar con pruebas irrecusables, que entonces
como ahora, no hicimos otra cosa que esclarecer los hechos...”
Decían que no iban a recurrir a los testimonios de cuantas personas
presenciaron el salvamento, si ni a las suministradas por el
algorteño autor del primer remitido a la prensa, confesaba el autor
de dicho remitido:
1º
“...Que
cuando el secretario de la Junta se personó en el lugar del
siniestro, ya se habían salvado parte de los tripulantes...”
2º
“...Que
mientras dicho señor secretario disponía la traída del
bote-salvavidas de la Vizcaya (Sociedad de Salvamento de Náufragos),
se lanzó el otro bote al agua desde la barca “Alhuera”...”
3º
“...Que
a las direcciones que desde el día anterior del naufragio puso en
juego la Junta de Salvamentos de Portugalete, se debe, en gran parte,
el salvamento de los náufragos...”
Y
seguían: “...Ias
confesiones anteriores prueban hasta la evidencia lo inoportunas que
fueron las determinaciones tomadas por la citada Junta de
Salvamentos: pues, no obstante haber previsto el siniestro con un día
de anticipación, como lo confiesa rotundamente el firmante del
primer remitido, y haber hecho señales al capitán del buque, “Si
faltan las anclas, procuren ir a embarrancar en el punto de la playa
de las Arenas, que está marcado con una bandera, (según "El
Norte), no había en el lugar del siniestro más auxilios que un
capitán de remolcador y cuatro marineros. Por otra parte, si como
dice el Sr. Salazar en su remitido, tanto la Sociedad de Salvamento
de Náufragos de Bilbao, cuanto la de Portugalete, cuentan con
infinidad de pertrechos, buenos lanza-cabos y una magnifica lancha
salva vidas, ¿cómo es que oportunamente no se llevaron al tugar del
siniestro, puesto que ya era conocido, esos pertrechos, lanza-cabos y
lancha salva-vidas de que se hace mención? ¿Obrar con tan poca
oportunidad, como falta de previsión, es acaso cumplir como
corresponde a una Sociedad de Salvamento de Náufragos? Y no se nos
diga que faltaba gente para tripular el salva-vidas en caso de que
oportunamente se hubiera llevado al lugar del siniestro, porque los
que haciendo abstracción de sus vidas se lanzaron con inusitado
valor a las olas a salvar las de los náufragos, con mayor razón se
hubiesen embarcado en aquel para arrebatar doce victimas al mar;
pues, como dice, y dice muy bien el Sr. Salazar, proverbial ha sido,
y es, el valor de los marineros de los puertos del Abra, sin
excepción alguna; valor demostrado más de una vez antes de que
hubiese Sociedades de Salvamento de Náufragos. En cuanto al
comportamiento del señor alcalde de Algorta, nadie puede negar, sin
fallar a la verdad, que fue el primero que prodigó a los náufragos
salvados los auxilios necesarios: pero si alguien pusiese en duda
nuestra afirmación, puede recurrir al testimonio de los doce
tripulantes del “Albuera” o al señor cónsul inglés, residente
en esa Villa...”
Así
se zanjó aquella discusión entre las dos márgenes de la ría por
el salvamento de los náufragos del “Albuera”.
Ciertamente las labores de aquel rescate fueron arduas, a pesar de
las malas condiciones de la mar y del fuerte viento, que toda la
noche mantuvo en vela a los miembros del salvamento marítimo. Los
doce miembros de la tripulación lograron ser salvados.
No
iba a ser el último de los naufragios en nuestras playas, el
miércoles día 19 de enero, la prensa bilbaina ya informaba de otro,
esta vez en la playa de Algorta, se trataba del Vapor “Rivas”,
pero eso ya es otra historia. Los salvamentos marítimos, aún
tardarían en contar con una base en nuestro pueblo. El 12 de Marzo
de 1920, en nombre de la Asociación de Navieros, Francisco de
Aldecoa, solicito el permiso para la construcción de un edificio
destinado a Salvamento de Náufragos y Cofradía de Pescadores. En
1921 se construyo el edificio de Salvamento de Náufragos de
Arriluze.
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