A
pesar de que ya escribí sobre los malakates, he aprovechado esta
nueva entrada para ampliar datos, tanto técnicos como históricos,
sobre esta conducción de aguas de Bilbao.
Los
Malakates son unas misteriosas edificaciones con forma de cubos que
emergen altivas a lo largo de Getxo, restos de una red de saneamiento
de Bilbao, con final en “Túnel
Boka”.
Casetas de forma cuadrada, construidas en hormigón y ladrillo
rojizo, pozos de ventilación y registro de dicha red.
Su
historia surge como consecuencia de la epidemia de “Cólera
Morbo”
que en 1885 azotó a la población de la cuenca del Nervión,
paralizando la industria y la minería bizkaina. Epidemia surgida
entre otros motivos por la falta de salubridad pública. El
incremento de la población con la llegada masiva de inmigrantes,
debido a la industrialización, provocó que fueran alojados y
realojados en auténticas covachas, en las que se hacinaban dos o
tres familias. La inmensa mayoría de aquellos alojamientos carecían
de servicios sanitarios y suministro de agua, por lo que sus
ocupantes hacían sus necesidades en la calle o en una bacinilla que
vaciaban en plena vía pública o en carros de basura.
Era
tal el nivel de insalubridad de aquel Bilbao de finales del siglo
XIX, tal su aspecto de cloaca, que escandalizaba a propios y
extraños. Ante ese estado de cosas, en octubre de 1890, para paliar
sus consecuencias, se nombró una Comisión especial para la
realización de un proyecto de saneamiento que, entre otras cosas,
fue anunciado en la prensa nacional y extranjera, dando un plazo de
dos meses para la presentación de proposiciones. El concurso de
ideas para realizar el estudio del saneamiento de la ría de Bilbao,
debía entender la desinfección y eliminación de materias fecales.
Fue convocado el 11 de noviembre de 1891, a propuesta de la comisión
municipal se realizó bajo el lema “Mens
sana in corpore sano”.
Formaron parte de aquel tribunal prestigiosos arquitectos, ingenieros
y médicos. Entre otros miembros aparecían: los señores Evaristo de
Churruca, Jose Lequerica, Agustin de Obieta, el director de la
“Compañia
Orconera Iron Ore”,
Carmelo Gil y Gorroño, Severino Achucarro y Joaquín de Rucoba.
También formaron parte del mismo reconocidos arquitectos.
Cuando
Uhagón presentó el proyecto definitivo en 1894, Bilbao tenia 63.900
habitantes. Las obras se iniciaron el 6 de marzo de 1895, se
terminaron en 1903, tras ocho años de trabajos, con una inversión
publica de 5.453.611 pesetas, Bilbao contaba ya con 90.200
habitantes. El proyecto contemplaba un saneamiento que eliminaba
totalmente los pozos negros, creando una doble red; y conservaba la
red existente para aguas pluviales, las cuales se verterían
directamente a la ría y la construcción de un nuevo alcantarillado
para recoger las aguas sucias.
La
nueva red contaba con tres colectores, dos en la margen izquierda y
uno en la derecha, y un gran depósito en Zorrozaure con capacidad
para 12.000 m³ para regular el trabajo de las bombas, situadas en el
barrio bilbaino de Elorrieta, que mediante un colector de 60
centímetros de diámetro enviaban las aguas hasta una galería
visitable la aguas fecales, situada en Getxo, vertiéndolas
directamente, sin depurar, al mar en “Túnel
Boka”
(La Galea). La maquinaria se encargó a la empresa James Simpson y
Cia. de Inglaterra en 1899. Se instalaron dos maquinas de vapor que
actuaban sobre las bombas, el vapor era producido por tres calderas
de la firma Babcock&Wilcox. Años mas tarde se sustituirían las
bombas por otras de alimentación eléctrica, pero nuevamente en los
años 20 cuando Bilbao contaba con 150.000 habitantes los vertidos a
la ría volvieron a ser habituales.
Nada
de aquello era ajeno a un Getxo que en diciembre de 1859 se veía en
la necesidad de aprobar medidas sanitarias para evitar la propagación
de epidemias, medidas tales como las dictadas, en esas fechas, por su
Alcalde Manuel de Azcorra :
“...Dentro
de 8 días a contar de hoy, se procederá por los vecinos a la
limpieza de zaguanes y depósitos de basura, manteniéndolos en buen
estado...”
“...se
prohíbe la limpieza de pescado y verduras en las fuentes públicas,
limpiándose la ropa en las corrientes donde no escasee el agua y
haya piedras destinadas a ello...”.
Y
que en junio de 1890 sacaba a remate publico los servicios de
arrastre y conducción de los desperdicios de las calles de Las
Arenas y Algorta cuyas redes de alcantarillado, escasas, vertían
literalmente a la ría, lo que provocaba enfermedades que atacaban a
aquella población, que se veía constantemente asaltada por
viruelas, sarampión y el tifus, las cuales causaban numerosas
muertes; pero el mayor azote lo constituyeron las diarreas de la
infancia y la tuberculosis en la juventud. Detrás de ellas se
encontraban las durísimas condiciones en que vivía la población,
que contaba con escasos ingresos, (el hacinamiento, hambre, carencia
de los más elementales servicios de higiene, agua potable o
saneamiento), responsables, que no únicos, de aquellos
fallecimientos. Como resultado de aquella red de saneamiento a su
terminación en 1903, el coeficiente de mortalidad había descendido
de un 40,42 por mil en 1894 hasta el 28,57 por mil en 1903.
Instalaciones
que también tuvieron la función de refugios antiaéreos durante la
guerra de 1936. Una parte de dicha conducción, desde Fadura, forma
parte de una amplia galería, a la que se puede acceder a través de
las casetas antes mencionadas, las cuales eran utilizadas al sonar
las sirenas que avisaban a la población del avistamiento de la
aviación enemiga para proteger a los vecinos de Andra Mari. Tras la
Guerra, las instalaciones de Elorrieta se utilizaron para el servicio
del barrio de Deusto, perdieron parte de su uso y las máquinas de
vapor quedaron inutilizadas aunque permanecieron en perfecto estado
de conservación hasta el saqueo producido en 1996, tras el abandono
y dejación en la conservación de las instalaciones por parte del
Ayuntamiento de Bilbao.
En
el Municipio de Getxo forman parte de una pre-galería a la que
llegaba, como decíamos antes, un colector de 60 centímetros desde
el bombeo de Elorrieta, a una caseta ya desaparecida en la zona de
Azaldedegi en Aldapa (actualmente en esa ubicación existe una
Agencia Funeraria). A partir de ese punto correrá una galería
siguiendo Ollarretxe para, subiendo a lo largo de Maidagan,
desembocar en “Túnel
Boka”
(La Galea). En todo el recorrido irán apareciendo las casetas de
registro llamadas “Malakate”.
Resto
de estas podemos ver el Malakate
Nº 1
situado en la calle Ollarretxe, cercano al cruce de “Venancio”;
el
segundo
se encuentra en el Parque Maidagan, conocido popularmente como
“Parque
de Malakate”;
el
tercero
en la calle Gabriel Ramos Uranga, junto al aparcamiento del probadero
de Getxo; el
cuarto
cercano al colegio de Andra Mari; y el
quinto
cerca de la calle Juan Vallejo, en la urbanización de la Galea y el
Golf de la Galea. Por último, se encuentra la boca de salida del
túnel a pie de los acantilados de la Galea en “Túnel
Boka”.
Dicha cala es accesible mediante un sendero que antes del desastre de
1983 estuvo escalonado. Se trataba de un camino tallado a pico para
llegar a los motores que subían agua de riego al Club de Golf
situado sobre el acantilado.
Esos
restos de la red de saneamiento recibieron años más tarde
reconocimiento histórico por parte del Pleno del Ayuntamiento de
Getxo, que reunido en sesión el 31 de enero de 2012, acordó que se
restaurasen, identificasen, señalizasen y se pusieran en valor los
cinco “Malakates”,
declarados Conjunto Monumental y la portada de “Túnel
Boka”,
estudiándose la posibilidad de hacer visible e incluso visitable un
pequeño tramo del túnel.
El
conocido como “Túnel
de Malakate”,
no es si no el primer sistema moderno de depuración de aguas de la
Península que tuvo Bilbao, que discurre por nuestro municipio
horadándolo de forma artesanal.
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