No
solo fueron intentos de desanexión, como contaba en mis entradas
“Los Intentos de Segregación de Areeta-Las Arenas”
(enero 2015) y “La Segregación de Algorta y el Puerto”
(julio 2014), los movimientos de las fuerzas vivas para desligar a
unos barrios de otros, los que se produjeron en Getxo. A principios
del Siglo XX, también se produjeron otros intentos, estos de anexión
de la población vecina de Leioa.
Ya
en abril de 1925 saltaba a la prensa en forma de artículos de
opinión, unos a favor y otros en contra de la anexión. Aunque su
vida fue efímera, transcurrió entre los mese de abril y septiembre
de ese año. En esta iniciativa quizá se podían vislumbrar algunos
intereses económicos, y la misma desidia, por incapacidad económica
del ayuntamiento de Leioa, en cuanto a los servicios urbanos, que se
habían producido en el caso de Las Arenas en 1888, cuyos vecinos
decían en esa fechas: “...por la poca atención que se
prestaba por parte del Ayuntamiento a sus moradores...”
Parece, al revés de lo sucedido en Getxo, ni la urbe política veía
mejorar sus servicios.
Aquella
iniciativa anexionista causó alarma entre algunos moradores de
Leioa, que consideraban injustificada tal pretensión, argumentando
que: “...el Ayuntamiento de Lejona, con la administración de
sus servicios, ha reforzado considerablemente sus ingresos, y está
en condiciones económicas de satisfacer las necesidades de este
barrio...” Parece que algunos vecinos desconfiaban de la
celeridad de las reformas que se debían de acometer en el Municipio.
Para tratar el asunto se reunieron los propietarios, mientras el
Alcalde lo hacía con los vecinos. Entre los vecinos contrarios a la
iniciativa, parece que había dos personalidades muy influyentes
(empresarios), y otras de mucho prestigio en Leioa, contrarias a la
anexión.
Uno
de los proclives a la anexión, anterior mandatario, decía:
“...Considero una equivocación la actitud en la que se han
colocado algunos señores de Leioa..., pueden tener
desconfianza en las mejoras que se ofrecen realizar..., si
no se pudiera demostrar que en los barrios de Neguri, Las Arenas y
Guecho se hayan realizado obras de tal naturaleza...” La
misma personalidad, favorable a la anexión, decía: “...los
barrios aludidos anteriormente, son los más bonitos e higiénicos de
Vizcaya, oponerse a este magno proyecto de ampliar lugares
veraniegos..., equivale a enfrentarse con la higiene y
la salubridad..., es cierto que la situación económica
del Ayuntamiento de Leioa ha mejorado bastante, sin embargo, con los
ingresos que hoy tiene no puede realizar obras de saneamiento, ni
suministrar agua potable al vecindario..., ni construir
grandes alamedas, ni parques, ni jardines en un plazo corto, como lo
haría el Ayuntamiento de Guecho...”.
Así,
mientras que la postura de los propietarios no era favorable a la
anexión, la de los arrendados eran favorable a la misma. Las
industrias emplazadas en la zona de Lamiako tampoco lo eran, es
posible que el fondo fuera debido a que los impuestos eran más
baratos en el municipio vecino. El Alcalde de Leioa acudió a pedir
ayuda a los empresarios de la zona, advirtiéndoles que si se
demoraba en solucionar las necesidades del barrio: “...habrá
que pensar que entonces la anexión puede satisfacer de una manera
satisfactoria las legitimas y humanas aspiraciones de los vecinos...”
Parece que el argumento provocó la inquietud en los bolsillos de la
industria local. El primero en acudir en su ayuda fue el propietario
de la fábrica de Metales D. Eduardo K. L. Earle, haciendo una
donación al instante en metálico de 10.000 pesetas, añadiendo:
“...si alguna empresa del entorno supera esta cifra, yo la
mejoraré...”. El resto de empresas visitadas, tras
argumentar: “...lo molesto que sería ver aumentados los
impuestos...” se ofrecieron a contribuir con 50 pesetas
cada una de ellas al proyecto municipal de ampliación de las
escuelas, saneamiento de algunas casas, arreglo de algunas calles
cuyo estado era intransitable y mejorar el escaso alumbrado público.
Según
quién opinaba, el numero de anexionistas aumentaba o decrecía. Un
vecino de Leioa, en una carta publicada en el “Liberal” el 14 de
abril de 1925, se preguntaba: “...¿Qué prejuicios podíamos
tener en ir a Guecho? Ninguno, ¿Y beneficios? Muchos...” Y
pasaba a enumerarlos: “...Lejona ha sido rico en terrenos
comunales, todos o casi todos han desaparecido por la venta...,
el capital producto de esta venta..., ingresado
en las arcas municipales se aproxima a las 60.000 pesetas anuales...,
sin tener en cuenta la donaciones realizadas por industriales
como el Sr. Earle... Sin embargo, hay muchos miles de
duros de débito...” Y continuaba diciendo que a pesar de
que el consistorio leioarra solamente tenía 6 empleados: “...nos
hemos quedado sin un duro..., sin las pesetas
ingresadas, sin escuelas, ni alumbrado, ni caminos de transito, ni
saneamiento, ni urbanización, ni cementerio...” Y afirmaba
rotundo: “...concretados a una sucursal de las Hurdes...”.
Enumeraba con ejemplos la triste situación en la que se encontraba
el municipio vecino. Alababa, sin embargo, la labor que estaba
realizando el alcalde D. Adolfo Careaga, saneando todos los asuntos
que se le habían encomendado, a pesar de lo cual, concluía: “...que
contando con toda su buena voluntad, y también con la de sus
sucesores, tardaríamos una infinidad de años en ponernos a la
altura de Guecho...” Por ese motivo recomendaba la anexión
con un grito de: “...!Lejoneses!, si amáis a vuestros hijos
y deseáis para ellos..., ahora tenemos la ocasión con
la anexión...” Lo hacía contradiciendo a otro de los
vecinos que combatía la unificación de ambos municipio D. Santos
Fernández, a quien recomendaba darse un paseo por: “...donde
termina la calle de Romo (termino de Guecho) hasta donde finaliza la
llamada calle de La Chopera (termino de Lejona), y luego me dirá...”.
El
mencionado Sr. Fernández le contestaba días más tarde, el 17 de
abril: “...debiéndose celebrar mañana domingo una
importante reunión para que el pueblo se manifieste en pro o en
contra de la anexión, no estimo conveniente en contestar hasta que
se celebre esa asamblea...” La asamblea se celebró el
domingo 19 de abril, en las escuelas, contó con una importante
participación del vecindario. El Alcalde Sr. Learra exhortó a los
vecinos a expresarse sin ningún miedo, acerca de la propuesta de
anexión a Guecho. Tomaron parte en la misma un representante de K.
Earle y los trabajadores de la fábrica (el Sr. Sarabia), quien
achacó al consistorio getxotarra encontrarse en una apurada
situación económica. Al parecer tenia un débito de aproximadamente
4 millones de pesetas, según su opinión: “... esa era una
de las razones para estar Getxo interesado en la anexión, pues así
saldaba una deuda tan importante...” Al no haber palabras a
favor se dio por terminada la consulta, quedando sin efecto la
anexión, pidiendo se terminaran las gestiones que se venían
realizando en Madrid tendentes a incorporar el municipio de Leioa a
Getxo.
No
obstante, en septiembre de aquel año volvían a resonar proclamas
anexionistas, recordando que las promesas de urbanizar, mejorar el
alumbrado, escuela y saneamiento no se habían llevado a la práctica,
por lo que auguraban un rebrote de anexionistas. Pero evidentemente
aquello no tuvo más mecha, ya que nuestro municipio amigo siguió su
curso independiente de Getxo. Hasta aquí, casi como una anécdota,
la historia de unos avatares que estuvieron a punto de hacer que dos
municipios colindantes se unieran en uno solo.
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