miércoles, 16 de marzo de 2016

1925, INTENTO DE ANEXIÓN DE LEIOA A GETXO



No solo fueron intentos de desanexión, como contaba en mis entradas “Los Intentos de Segregación de Areeta-Las Arenas” (enero 2015) y “La Segregación de Algorta y el Puerto” (julio 2014), los movimientos de las fuerzas vivas para desligar a unos barrios de otros, los que se produjeron en Getxo. A principios del Siglo XX, también se produjeron otros intentos, estos de anexión de la población vecina de Leioa.

Ya en abril de 1925 saltaba a la prensa en forma de artículos de opinión, unos a favor y otros en contra de la anexión. Aunque su vida fue efímera, transcurrió entre los mese de abril y septiembre de ese año. En esta iniciativa quizá se podían vislumbrar algunos intereses económicos, y la misma desidia, por incapacidad económica del ayuntamiento de Leioa, en cuanto a los servicios urbanos, que se habían producido en el caso de Las Arenas en 1888, cuyos vecinos decían en esa fechas: “...por la poca atención que se prestaba por parte del Ayuntamiento a sus moradores...” Parece, al revés de lo sucedido en Getxo, ni la urbe política veía mejorar sus servicios.

Aquella iniciativa anexionista causó alarma entre algunos moradores de Leioa, que consideraban injustificada tal pretensión, argumentando que: “...el Ayuntamiento de Lejona, con la administración de sus servicios, ha reforzado considerablemente sus ingresos, y está en condiciones económicas de satisfacer las necesidades de este barrio...” Parece que algunos vecinos desconfiaban de la celeridad de las reformas que se debían de acometer en el Municipio. Para tratar el asunto se reunieron los propietarios, mientras el Alcalde lo hacía con los vecinos. Entre los vecinos contrarios a la iniciativa, parece que había dos personalidades muy influyentes (empresarios), y otras de mucho prestigio en Leioa, contrarias a la anexión.

Uno de los proclives a la anexión, anterior mandatario, decía: “...Considero una equivocación la actitud en la que se han colocado algunos señores de Leioa..., pueden tener desconfianza en las mejoras que se ofrecen realizar..., si no se pudiera demostrar que en los barrios de Neguri, Las Arenas y Guecho se hayan realizado obras de tal naturaleza...” La misma personalidad, favorable a la anexión, decía: “...los barrios aludidos anteriormente, son los más bonitos e higiénicos de Vizcaya, oponerse a este magno proyecto de ampliar lugares veraniegos..., equivale a enfrentarse con la higiene y la salubridad..., es cierto que la situación económica del Ayuntamiento de Leioa ha mejorado bastante, sin embargo, con los ingresos que hoy tiene no puede realizar obras de saneamiento, ni suministrar agua potable al vecindario..., ni construir grandes alamedas, ni parques, ni jardines en un plazo corto, como lo haría el Ayuntamiento de Guecho...”.



Así, mientras que la postura de los propietarios no era favorable a la anexión, la de los arrendados eran favorable a la misma. Las industrias emplazadas en la zona de Lamiako tampoco lo eran, es posible que el fondo fuera debido a que los impuestos eran más baratos en el municipio vecino. El Alcalde de Leioa acudió a pedir ayuda a los empresarios de la zona, advirtiéndoles que si se demoraba en solucionar las necesidades del barrio: “...habrá que pensar que entonces la anexión puede satisfacer de una manera satisfactoria las legitimas y humanas aspiraciones de los vecinos...” Parece que el argumento provocó la inquietud en los bolsillos de la industria local. El primero en acudir en su ayuda fue el propietario de la fábrica de Metales D. Eduardo K. L. Earle, haciendo una donación al instante en metálico de 10.000 pesetas, añadiendo: “...si alguna empresa del entorno supera esta cifra, yo la mejoraré...”. El resto de empresas visitadas, tras argumentar: “...lo molesto que sería ver aumentados los impuestos...” se ofrecieron a contribuir con 50 pesetas cada una de ellas al proyecto municipal de ampliación de las escuelas, saneamiento de algunas casas, arreglo de algunas calles cuyo estado era intransitable y mejorar el escaso alumbrado público.

Según quién opinaba, el numero de anexionistas aumentaba o decrecía. Un vecino de Leioa, en una carta publicada en el “Liberal” el 14 de abril de 1925, se preguntaba: “...¿Qué prejuicios podíamos tener en ir a Guecho? Ninguno, ¿Y beneficios? Muchos...” Y pasaba a enumerarlos: “...Lejona ha sido rico en terrenos comunales, todos o casi todos han desaparecido por la venta..., el capital producto de esta venta..., ingresado en las arcas municipales se aproxima a las 60.000 pesetas anuales..., sin tener en cuenta la donaciones realizadas por industriales como el Sr. Earle... Sin embargo, hay muchos miles de duros de débito...” Y continuaba diciendo que a pesar de que el consistorio leioarra solamente tenía 6 empleados: “...nos hemos quedado sin un duro..., sin las pesetas ingresadas, sin escuelas, ni alumbrado, ni caminos de transito, ni saneamiento, ni urbanización, ni cementerio...” Y afirmaba rotundo: “...concretados a una sucursal de las Hurdes...”. Enumeraba con ejemplos la triste situación en la que se encontraba el municipio vecino. Alababa, sin embargo, la labor que estaba realizando el alcalde D. Adolfo Careaga, saneando todos los asuntos que se le habían encomendado, a pesar de lo cual, concluía: “...que contando con toda su buena voluntad, y también con la de sus sucesores, tardaríamos una infinidad de años en ponernos a la altura de Guecho...” Por ese motivo recomendaba la anexión con un grito de: “...!Lejoneses!, si amáis a vuestros hijos y deseáis para ellos..., ahora tenemos la ocasión con la anexión...” Lo hacía contradiciendo a otro de los vecinos que combatía la unificación de ambos municipio D. Santos Fernández, a quien recomendaba darse un paseo por: “...donde termina la calle de Romo (termino de Guecho) hasta donde finaliza la llamada calle de La Chopera (termino de Lejona), y luego me dirá...”.

El mencionado Sr. Fernández le contestaba días más tarde, el 17 de abril: “...debiéndose celebrar mañana domingo una importante reunión para que el pueblo se manifieste en pro o en contra de la anexión, no estimo conveniente en contestar hasta que se celebre esa asamblea...” La asamblea se celebró el domingo 19 de abril, en las escuelas, contó con una importante participación del vecindario. El Alcalde Sr. Learra exhortó a los vecinos a expresarse sin ningún miedo, acerca de la propuesta de anexión a Guecho. Tomaron parte en la misma un representante de K. Earle y los trabajadores de la fábrica (el Sr. Sarabia), quien achacó al consistorio getxotarra encontrarse en una apurada situación económica. Al parecer tenia un débito de aproximadamente 4 millones de pesetas, según su opinión: “... esa era una de las razones para estar Getxo interesado en la anexión, pues así saldaba una deuda tan importante...” Al no haber palabras a favor se dio por terminada la consulta, quedando sin efecto la anexión, pidiendo se terminaran las gestiones que se venían realizando en Madrid tendentes a incorporar el municipio de Leioa a Getxo.

No obstante, en septiembre de aquel año volvían a resonar proclamas anexionistas, recordando que las promesas de urbanizar, mejorar el alumbrado, escuela y saneamiento no se habían llevado a la práctica, por lo que auguraban un rebrote de anexionistas. Pero evidentemente aquello no tuvo más mecha, ya que nuestro municipio amigo siguió su curso independiente de Getxo. Hasta aquí, casi como una anécdota, la historia de unos avatares que estuvieron a punto de hacer que dos municipios colindantes se unieran en uno solo.



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