jueves, 16 de julio de 2015

LA IGLESIA, LA MÚSICA Y LA CUARESMA EN GETXO.




Casi como continuación del la anterior entrada “Las Campanadas de Muertos”, surge esta otra, pero en este caso relacionada con la cuaresma y la música en Getxo, dos asuntos que al parecer se declaraban antónimos, en función de la orientación más o menos religiosa de nuestros ediles.

Ya desde el lejano 23 de febrero de 1882 en que se estableció la normativa de “Moralidad y Buenas costumbres”, el propio consistorio estableció como norma a instancias del señor Alcalde que: “...Aunque hasta ahora no ha sido costumbre..., el día en que en la plaza pública haya reunión de jóvenes de ambos sexos, en los días festivos de la cuaresma entrante, puedan divertirse con la decencia que requiere la santidad de estos días..., para evitar toda incidencia y escándalo, que por experiencia se ha visto en años anteriores, en que dichos jóvenes marchaban a puntos en los que no podían ser vigilados..., acuerda el ayuntamiento que durante dichos días festivos de la cuaresma, y después de terminados los divinos oficios de la iglesia..., toque el tamborilero en la plaza pública, para que en ella se diviertan los jóvenes honestamente, teniendo la correspondiente vigilancia...”. Tal era el estado de cosas relativo a la influencia eclesiástica, que incluso los sermones de semana santa eran costeados por el consistorio getxotarra.

Aunque estas observaciones no eran nuevas, ya en 1746 el P. Mendiburu criticaba refiriéndose a la presencia de hombres y mujeres en las plazas de toros: “...acuden a ellas hombres y mujeres entreverados...” y se preguntaba: “...¿Por qué no se establece que una corrida sola sea para que la vean los hombres solos y otra distinta para que la vean las mujeres solas?...”.

Mientras la influencia de la iglesia seguía produciéndose en nuestro consistorio, ya en abril de1897 acordaron asistir la corporación en pleno a las funciones religiosas que se iban a celebrar en la Iglesia de San Nikolas de Bari de Algorta, el jueves y viernes de Semana Santa. Pero no eran solamente estos actos a los que la corporación era invitada a acudir, también las Hijas de Maria Auxiliadora de Algorta, invitaban al consistorio a participar en el “Besa Pies de la Virgen” que se iba a celebrar en la misma parroquia el domingo 30 de mayo del mismo año, aunque en este caso declinaban la invitación por tener que celebrar el mismo día y hora los remates de arbitrios. Sin embargo, eran muchas las invitaciones, y no a todas podían declinar el acudir, así que a la celebrada en el Convento de los Padres Trinitarios, a la que habían sido invitados por Gregorio del Sagrado Corazón de Jesús se vieron obligados a asistir. Sermones que como los de la Semana Santa, en San Nikolas de Bari de 1897 fueron abonados por el consistorio, cuyo coste para los presbíteros llegados de fuera del municipio supusieron 40 pesetas y para los locales 25 pesetas. Que incluso cambiaban los hábitos del consistorio, trasladando las sesiones del jueves al miércoles.


Época por otra parte controvertida y dispuesta a sermones y normas truculentas, que como afirmó en 1900 en la “Biblioteca Bascongada” el escritor alavés y alcalde gasteiztarra Herminio Madinaveitia: “...Coincidiendo la época cuaresmal con la primavera, el ayuno, la privación que aquélla impone, aplaca el ardoroso fuego de la sangre cuando vuelve a correr impetuosa al entronizarse, después de la inercia del Invierno, el reinado esplendente de la vida nueva..., el ayuno, es un sabio castigo que se da al estómago..., siempre supone sumisión y obediencia a los preceptos católicos, y se señala por el regateo en la comida que de ordinario suele hacerse...”, y que tras las practicas devotas, llevará (al anochecer) a regalar el estomago con: ...las migas con el chocolate, la compota de pasas y orejones, el almíbar, la nonada que entretiene y no llena...”, a saltarse aquellas prácticas supersticiosas de ayunar y mortificar el espíritu, quizá por eso terminaba advirtiendo de la necesidad de practicarlas dado que era una: “...acción para el salvador remedio a las impurezas de la vida...”. No es de extrañar que al finalizar afirmaran, al referirse a ella: “...marca el prólogo melancólico y negro de esa tragedia cuyas remembranzas nos trae la Santa Semana...”. !Que tiempos aquellos, que horror!.

Durante muchos años, la supresión de la música en esas fechas era un tema recurrente en los plenos. Pero en 1910 se presentaba con más frecuencia, así que el 10 de febrero de 1910, se presentaba una moción por parte del concejal Sr. Azcorra, para que no tocara la banda durante la cuaresma, acuerdo que tuvo los votos en contra de los ediles (Zulaica, Vidaurrazaga y Camiruaga).

Incluso los vecinos intervinieron en el asunto, el día 12 de febrero de 1910 se dirigían al Alcalde, solicitando que se deje sin efecto el acuerdo del 10 del mismo mes. Aquel acuerdo dejaba sin efecto el Reglamento de la Banda y los días establecidos para la actuación de la misma, dejando sin actuación a la misma durante el periodo que iba desde, el entonces denominado “Domingo de Piñata” hasta el “Domingo de Ramos”.

El “Domingo de Piñata” se celebraba casi al comienzo de la cuaresma, el primer domingo después del Miércoles de Ceniza. La palabra “Piñata” viene derivada del término italiano “Pignatta” (olla frágil) la cual se utilizaba ese día, llenándola de dulces y colgándola del techo para después romperla con unos palos. Una de las primeras referencias en nuestro entorno aparece en 1896, en un expediente tramitado por el Gobierno Civil de Bizkaia, en el que se autorizaba a un vecino de Bilbao, para la celebración de un baile de disfraces en el Teatro Circo del Ensanche, desde el domingo once de octubre hasta el domingo de piñata de 1897. Sin embargo, esto iba a causar conflicto de intereses con las actuaciones de la Banda de Música, llevando el tema al Gobernador de la Provincia. El escrito no parece que fue del agrado del Sr. Azcorra, que solicitó no fuera remitido al Gobernador. A pesar de que fue sometida a votación por tres veces la propuesta, finalmente fue el voto de calidad del Alcalde quien se posiciono en contra de la solicitud vecinal. Tal solicitud, que fue elevada al gobierno de la provincia, también fue desestimada por esa autoridad en mayo de 1910.


En 1911 volvía a aparecer sobre la mesa del consistorio el tema de la música durante la cuaresma, nuevamente, de la mano del Sr. Azcorra, aduciendo que: “...se debe respetar la cuaresma según costumbres antiguas defendiendo así los intereses morales...”. Uno de los concejales que se mostraba favorable a la actuación de la banda durante esos días, el Sr. Salazar, planteaba que: “...no tocar perjudica los intereses municipales y en nada beneficia a los morales, puesto que en esos días estan garantizados por los poderes públicos, que velan por su cumplimiento, castigando todo acto que desdiga el pundonor..., y la supresión del baile pudiera dar lugar a que se concurra a lugares apartados donde no alcance la vigilancia de la autoridad, en cuyo caso entiende pueda faltarse más libremente a la moral...”. Pero al no ser del agrado de la mayoría esa propuesta, nuevamente quedó desechada. Sin embargo, no sucedió lo mismo en abril de 1911, con la invitación cursada por el cura párroco de Algorta, para la procesión del viático a los enfermos, no solo fue aceptada, si no que el consistorio acudió con la banda municipal.


Ya más cercano en el tiempo, hablamos de marzo de 1959, durante la Semana Santa, las autoridades civiles establecían las nomas que se debían observar en ella: “...las Delegaciones Provinciales del Ministerio de Información y Turismo, no autorizaran ninguna representación de carácter teatral o cinematográfico desde el jueves 26 hasta el domingo 29..., salvo que fueran de contenido eminentemente religioso y autorizadas, recalcaban, expresamente por dicho ente..., así mismo son suspendidas todas las actuaciones artísticas y/o musicales, incluidas las de las salas de fiestas, desde las cero horas del miércoles 24 de marzo hasta las 10 horas del domingo 26...”. Advertían aquellas autoridades que en el expediente sancionador se consideraría irrelevante cualquier alegación de ignorancia de la norma. Quedaba claro que toda expresión musical que no tuviera como objeto los “Pasos de Semana Santa”, quedaba expresamente prohibida durante, casi toda la semana.

Hasta aquí una pincelada de las relaciones de la Iglesia, las autoridades civiles, nuestros ediles y la música durante la cuaresma.

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