Aunque
la tradición en Euskal Herria de las pruebas de arrastre de piedra
era con bueyes, y Getxo fue referente de las mismas, no es hasta el
programa de fiestas de 1935, cuando en un documento municipal, se
recogerá esta modalidad, además aquel año se realizaría la prueba
de arrastre de piedra por hombres “Giza probak”.
Aquella prueba se ejecutó en grupos de seis hombres. Y curiosamente,
no se celebraría ni en la festividad de San Isidro (15 de Mayo) o la
de Andra Mari (15 de Agosto). Se celebró el 16 de dicho mes,
festividad de San Roque, fiesta por otro lado de gran tradición en
aquellos años en el barrio de Andra Mari. Las “Giza probak”
vivieron su época dorada en la segunda mitad del siglo XX con
nombres como los de Lázaro, Aitor Totorika “León de Markina”,
entre otros.
Será a
finales de los 80 cuando irrumpirá, casi por casualidad, una
modalidad que actualmente está muy extendida la Zaldi-Probak
(Arrastre de piedra mediante caballo). Y lo hará con un caballo de
origen riojano de nombre “Navarro”, como una de las
atracciones que un grupo de getxotarras del “Txoko Arteaga”,
situado en la calle Mirua de Andra Mari, idearon para recabar ayuda
para la asociación de disminuidos psíquicos de la zona.
La idea
surge entre un grupo de amigos de dicho txoko, formado entre otros
por Txomin Bilbao, José Mari Bilbao “Txini”, Juan
José Zuazo, Miguel “El Eibarrés”, Kike Prieto,
Luis Madariaga “Soka”, Dionisio Madariaga, Josetxu
Bilbao “Patas”, Laraudogoitia “Marmolin”
y Felix Garai. Compraron aquel caballo en Entrena (Rioja). Tenían
ganas de hacer cosas en el pueblo, pero tenían un problema: no
estaban legalizados como txoko, así que por mediación de Benito
García que era de Itxas Argia, tuvieron la cobertura legal. Tomaron
la decisión de comprar aquel caballo para hacer pruebas,
exhibiciones y dar ambiente al pueblo.
Era un
caballo especial, de gran presencia, según sus compradores
“fabuloso”. Lo compraron en 1986 y lo trajeron a Getxo, lo
metieron en la cuadra de Felix Garai en Iberre. Según cuentan: aquel
percherón trajo paz a la cuadrilla. Y es que solían tener algunas
discusiones derivadas del ambiente excesivamente politizado de la
época, y sin embargo: “...cada cual era de una corriente,
pero gracias al caballo llegamos a no enfadarnos nunca...”,
fue una de las virtudes de aquel animal.
Aquel
equino era entrenado por “El Eibarrés”. Todos los
días lo llevaba a pasear por la Galea. Durante unos días que el
entrenador estaba ausente, el caballo empezó a cojear. Cuando llegó
y vio al animal, exclamó “...!pero que c... habéis hecho al
caballo!...”, cogió un balde de lejía le dio unas friegas
en la pata y le limpió algún objeto extraño que tenía en la
pezuña. El pobre animal trotó agradecido por recobrar a su
cuidador.
Realizaron
una serie de exhibiciones en el probadero de Getxo, una de ellas fue
una apuesta, a ver quien hacía más clavos, enfrentando el caballo a
los remeros de Algorta. Alguno de ellos resultó lesionado; a Gatika
en fiestas de San Marcos, acudieron con gran ánimo, con la idea de
presentar el caballo en sociedad, pero no contaron con la adversidad,
se habían suspendido las fiestas, porque se había declarado una
peste de ganado y no permitían realizar aquellas exhibiciones.
Dejaron a Navarro amarrado allí, junto a la iglesia, y se fueron a
comer a otro pueblo cercano, parece que animados por unos tragos
después de la comida, discutieron y el responsable del caballo “El
Eibarrés”, enfadado, cogió el equino y cabalgando
“...klin, klin, klin...” volvió a Getxo, con sus
amigos siguiéndole los talones con el coche.
Otra de
aquellas exhibiciones fue en “La Puebla de la Barca”
(Araba). Llevaron incluso la piedra para la prueba. Caballo y piedra
fueron a bordo del camión de Matías Mota “Mati”.
Salieron en el programa de fiestas de la localidad Arabatarra. De ese
día guardan un recuerdo imborrable por un sucedido que aconteció.
Una de las personas que acudió a ver aquella exhibición fue el
anterior propietario del caballo “Navarro”, parece
que el caballo le reconoció y eso le emocionó tanto, que recuerdan:
“...se agarró al caballo y empezó a llorar...”,
no pudo evitar aquellas lagrimas. Otro de los escenarios de
exhibición de aquel animal fue el barrio de Algorta. Para tan alto
honor engalanaron al jumento con toda suerte de abalorios, en las
cinchas de su cabeza, a ambos lados le colocaron unas pequeñas
Ikurriñas, y lo pasearon por el centro del pueblo, acompañados por
txistularis.
Precisamente
antes de adquirir a “Navarro”, tenían apalabrado
otro semental en esta población, pero el animal no llegó a ver
nunca Getxo. Murió la semana anterior a efectuarse la compra. Era
muy joven. El dueño lo llevó a vendimiar, y debió de realizar un
trabajo a pleno sol que resultó fatal para el pobre equino.
En toda
esta historia se entrecruzan otras paralelas, ya que relacionado con
el otro caballo, “Navarro”, tuvo lugar un hecho que
atañó a la “Ikastola Geroa”. En esos años, para
ayudar a la Ikastola, la familia “Isla-Lombera”
dejó un local situado en la calle Maidagan, cerca de la barbería de
“Bitoren”, que funcionó como Bar-Restaurante. “La
Herriko Taberna”, se servían cenas los fines de semana;
Precisamente en una de las juntas que se celebraban los martes, el
responsable de la misma, al dar cuenta de los gastos, comentó una
partida de pienso para un caballo. Aquello provocó un encendido
debate, ya que ningún miembro de la junta conocía de la existencia
del mismo.
Dentro
de la vida y las andanzas de aquel caballo, una de las muchas
actividades que realizaron, fue una rifa a beneficio de la
“Asociación de Disminuidos Psíquicos de Getxo”.
Poco a poco la gente se fue cansando del pobre “Navarro”,
ya que también fue sorteado. La rifa se celebró el 6 de Julio de
1990. La verdad es que le echaron imaginación. Sólo hay que ver las
viandas y objetos de las más variadas condiciones que incluyeron en
la misma: desde gallos de pelea, caza, conservas y vino hasta
servicios sanitarios, masajes en Baiona, entradas para San Mamés,
cuadros al carboncillo y monedas de cobre de 1870 (Ver rifa en
fotografía inferior). Todas aquellas viandas y objetos
fueron donativos que gente desinteresada ofreció para aquella buena
causa. Aquella rifa se realizó contando con la ayuda de mucha gente
del pueblo. incluso los Trinitarios de Algorta colaboraron,
precisamente fue uno de los frailes quien vendió el numero
agraciado. Pero una de las habilidades de los frailes no fue la de
dar el caballo al ganador, si no el equivalente en dinero de su
precio, lo que provocó que nuevamente el txoko Artega, se viera en
la necesidad de mantener y cobijar al percherón.
El pobre
“Navarro” estuvo un tiempo más en la cuadra de
Felix Garai en Iberre y de ella pasó a la de Fran Menchaca en
Maidagan. En ella estuvo hasta enero de 1991, hasta que fue vendido.
Hasta aquí una de tantas pequeñas historias, que gentes de uno de
los barrios de Getxo protagonizó, para ayudar a sus vecinos más
desfavorecidos, y que gracias a la colaboración de Txini Bilbao hoy
he podido traer a estas paginas. Getxo ha sido un pueblo de
“txirigoteros amables”. Sus gentes han sabido sacar
buen provecho a su buen humor. Porque sus acciones, además de sacar
risas a los que las escuchan, siempre han servido para hacer el bien.
Es una lástima que “Navarro” no tuviera una
escultura en el cruce de La Venta.
Buenos días,
ResponderEliminarMe gustaría invitarle a una presentación que tendrá el jueves día 9 de octubre http://edicionescivicas.org/presentacion-y-firma-de-libros-en-aixerrota/ y que está relacionada con la historia del molino de Aixerrota