viernes, 19 de septiembre de 2014

ALAS ROTAS y -II-


En la entrada del lunes, generada por el golpe de estado de 1936, hablaba de Felipe del Rio Crespo. En esta otra, acaecida tan solo 15 años después, el protagonista sería otro de los hermanos Manuel del Rio Bolado
 
Cual Capuleto destino, en un fatal desenlace, en los cielos de Getxo, la historia uniría a hermanos de un mismo padre, haciéndoles partícipes de un cruel desenlace, ambos en la plenitud de su vida y aunque en situaciones diferentes. Sus ala rotas marcaron sus vidas y las de quienes les conocieron. 
 
Todo sucedió un 3 de Julio de 1951. Manuel acababa de llegar de Zaragoza. Era la víspera de su enlace matrimonial. Lo hizo a bordo de un “Bücker” (uno de los aviones que a través de los tiempos ha enseñado a volar a gran numero de pilotos). Aquel día, tras aterrizar en Sondika, se dirigió a comer a casa de sus padres, en Algorta, junto a Pedro Madariaga (Periko), que, y aquí es donde enlaza esta historia con la anterior, estaba casado con una hermana de Felipe del Rio. 
 
Un cúmulo de mala suerte se conjuró en el fatal desenlace, Periko Madariaga no había disfrutado nunca de la sensación de volar. Tras la comida se dirigieron a Sondika en tren. Al llegar al aeropuerto y tras un previo y corto vuelo de su amigo Eugenio Martínez (Martinón), que llevó a bordo a su madre, les tocó el turno a Manolo y Periko. 


  
Tras las parafernalias preliminares, ajustar cinturones y paracaídas, se dispusieron a tomar vuelo. El tiempo presentaba todos los síntomas de que se iba a complicar “estaba de cambio”. Y a pesar de que fueron advertidos por un experimentado piloto como Rafael Echevarría, piloto del Aero Club, de que se iba a levantar galerna, algunos de cuyos primeros síntomas ya se empezaban a notar. Tomaron la decisión que les conduciría al fatal desenlace “...!solo querían dar un pequeño paseo por la costa, sobrevolando Algorta!...”.
 
Las alas de Manuel del Rio (Manolo) junto a las de su cuñado Periko Madariaga, se quebraron aquel caluroso día de verano, con un vuelo a escasa altura. Las condiciones meteorológicas no aconsejaban hacerlo a mayor altura, se dirigieron hacia Algorta. La avioneta rateaba al reducir gases, el “baile había comenzado”, un experto en aeronaútica afirmó al ver la avioneta: “...parecía una mariposa agitada por el viento...”. Periko ya había divisado su casa, vivía muy cerca de la Iglesia de San Nikolas, en la casa que actualmente tiene su sede el Coro Biotz Alai. 
 
El tiempo estaba empeorando ostensiblemente, y aconsejaba retornar urgentemente a Sondika, pero un fuerte golpe de viento hizo que la avioneta diera con sus ruedas, sobre el tejado de una de las casas del Puerto Viejo, en la calle Aretxondo la denominada “Juanena (1828)”. Tras el impacto, se estrellaría con gran violencia contra un talud de roca, cayendo sobre un huerto. 
 
Periko había fallecido tras el impacto, Manolo extremadamente grave lo haría mas tarde, tras ser trasladado a la Clinica del Dr. San Sebastian, y a consecuencia de una fuerte tormenta que dejaría sin luz a la villa, hubo que trasladarlo al Hospital Militar de Bilbao donde fallecería. 

  
En la prensa catalana (Vanguardia) la noticia llegó con más profusión de detalles que en la local “...El Miércoles 3 de Julio de 1951 a consecuencia de una avería en el motor de una avioneta de la matrículas de Zaragoza y que iba tripulada por el teniente de Aviación Manuel del Rio Bolado y Pedro Madariaga Astigarraga. Cayó violentamente sobre una roca situada en la calle Caridad de Algorta. la avioneta quedo completamente destrozada, quedando muerto el paisano Pedro Madariaga y herido de gravedad el piloto Manuel del Rio...”. 
 
Aquel día todo se conjuró para un fatal desenlace, verano época en que las galernas solían azotar el Abra, una decisión equivocada, ¿quizá la alegría que anunciaba el enlace del día siguiente?, o el destino, hicieron que en aquel día, las condiciones climatológicas resultaran nefastas, descargando sobre todo el área de Bilbao gran profusión de aparato eléctrico, acompañado de rayos y truenos. Los rayos cayeron sobre postes e instalaciones eléctricas dejando sin funcionamiento a trenes, tranvías y población. Dos amigos, dos cuñados, perdieron la vida y un enlace matrimonial se malogró. Ahora ambos hermanos y su cuñado compartían ya cielo y alas.

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