Con las
alas de sus aparatos rotas, atravesando un mismo cielo en diferentes
circunstancias, desgarradas por los latigazos de un cruel destino,
cual ángeles caídos enredados por sus alas, hermanados por la
sangre, encontraron sobre nuestros cielos el mismo final los
protagonistas de esta historia.
El
primero de ellos, un piloto de la Aviación republicana, Felipe del
Rio Crespo, que obtuvo sus alas como piloto militar durante el
servicio militar, en Cuatro Vientos, en el año 1933. Antes de esa
fecha ya volaba como piloto de la aviación civil.
El golpe
de estado de 1936 le sorprendió durante sus vacaciones en su
Cantabria natal. Se incorporó al embrión de la Fuerza Aérea que se
estaba formando en el frente del Norte. Vuela en los Breguet-XIX,
aviones en los que ya tenía experiencia. Realiza los primeros
reconocimientos, en los aún incipientes frentes, realizando acciones
de guerra sobre Gipuzkoa.
Con la
llegada a Bilbao de los aviones de caza soviéticos I-15 “los
Chatos”, es incorporado a la Escuadrilla Vasca radicada en
Lamiako, donde tuvo una actuación destacada en los combates contra
los aviones de la Legión Cóndor alemana.
El 28 de
Diciembre de 1936, cuando un bimotor faccioso marca “Dragón”,
protegido por dos cazas alemanes, volaba hacia Arrasate dispuesto a
bombardear algunas posiciones del ejercito vasco en la zona. Este
contingente fue sorprendido por una patrulla de cazas republicanos,
mientras dos de ellos atacaban a los cazas facciosos, los otros dos
se abalanzaron sobre el bombardero. La prensa bilbaina relataba así
la hazaña: “...Dos de nuestros aviones se encargaron de los
cazas rebeldes, poniéndoles en fuga y los otros dos envolvieron al
de bombardeo, que, al tratar de huir, lanzó su carga en plena zona
facciosa, con objeto de aligerar su peso para facilitar la huida. De
nada le valió esto, pues uno de los cazas republicanos, pilotado por
el intrépido alférez Felipe Del Rio “picó”, derribando al
bimotor “Dragón”, que cayó envuelto en llamas a la vista de
nuestras fuerzas entre San Prudencio y Mondragón...”.
En la
ofensiva gubernamental sobre Vitoria, en noviembre, en la que se
desarrollaron fuertes combates aéreos, abriría Felipe del Río su
lista de victorias aéreas, derribando un “Heinkel-51”
alemán, el día 30, y una semana más tarde lograría abatir otro
avión del mismo tipo, y el 10 de diciembre, alcanzaría su tercera
victoria al derribar, sobre Otxandiano, un trimotor “Fokker
F-Vil”. Sería ascendido a alférez por méritos de guerra,
y tres meses después, a teniente, al desaparecer el empleo de
alférez en el ejército republicano.
Tras
sucesivos ascensos llegaba al grado de capitán, siendo nombrado jefe
de la Escuadrilla en febrero de 1937. El ascenso al grado de Capitán
era informado por el Ministerio de Marina y Aire el 16 de Abril de
1937. En el se decía: “...El Ministerio de Marina y Aire ha
ascendido a Capitán al teniente de aviación D. Felipe del Rio
Crespo, perteneciente a las fuerzas del Norte. El referido oficial
lleva derribados en aquel sector seis aviones enemigos...”.
Poco
antes de ser abatido, el 18 de Abril de 1937 lograría otra de sus
hazañas aéreas, la séptima, al derribar un bimotor “Dornier
17” alemán en el cielo de Bilbao. El 22 de abril, en un
desigual combate de su escuadrilla con bimotores “Heinkel-111”,
modernos aviones de la Legión Condor que iban escoltados por
monoplanos “Messerschmitt Bsf 109”. Sería
alcanzado sobre los cielos de Bilbao. Felipe del Río murió al
estrellarse contra el suelo su avión. Tenía sólo 21 años, ocho
victorias aéreas en su haber, y era considerado un auténtico héroe
popular entre la población por la defensa del cielo de vasco. Sería
ascendido a mayor a titulo póstumo.
En una
próxima entrada, veremos como otro hecho aéreo, sobre el cielo de
Getxo, aunque en épocas diferentes, haría protagonista de un
luctuoso desenlace a otro Del Rio.
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