Estamos
en dias de fiestas en todos los barrios del Municipio, empezamos por
Algorta (San Ignazio), le seguira Romo, mas tarde vendra el Puerto
Viejo y casi a la vez Andra Mari.
Son
dias de alegria y un poco de desenfreno, solo faltaria que con la que
esta cayendo, no pudieramos alegrar un poco los espiritus, asi que
ver alguna foto de las fiestas pasadas nos hara recordar aquellos
dias, tambien llenos de problemas, pero que con la prespectiva de la
juventud se hacian mas llevaderos.
Ayer
igual que hoy, seguiran diciendo que esta juventud esta desbocada,
que no sabe a donde va, quien dice estas cosas les recordaria tres
cosas:
Que
si estamos donde estamos es gracias a los actos, que bien por
pasividad, bien por responsabilidad, hemos generado sus
predecesores.
Que
cuando teniamos la edad de los jovenes de hoy, actuabamos
relativamente igual que ellos, solo que no teniamos la oferta de
diversión de la que ellos disponen, que se las hemos dado nosotros
y que en muchos de los casos negocimos con ella.
Que
cada generación dice de la anterior las mismas cosas, acusa a la
nueva de hacer algo que ellos mismos hubieran deseado de haber
tenido la oportunidad, solo que la memoria es fragilmente adaptable.
Un
poco como explicación de estas afirmaciones anteriores quiero
transmitir las palabras de una persona, tan poco dudosa para algunos,
como la del Vizconde Amory en 1964 ante la Camara de los Lores, hacia
uso de la palabra en tan distinguido sitio, quien poco antes habia
sido Ministro de Hacienda del Gobierno de Macmillan, y espeto el
siguiente discurso:
“El
mundo esta pasando por una época turbulenta, los jovenes de hoy no
piensan mas que en ellos, no tienen respeto para sus padres, ni para
las personas mayores, no sben lo que es dominarse, hablan como si
ellos supieran todo, y lo que para nosotros es prudencia y
discreción, para ellos es locura y tonteria, las jovenes no son
menos locas, por hay andan exibiendose inmodestas y afanandose por
parecer poco femeninas en sus palabras, maneras y vestido....”
Los
ancianos y venerables colegas del orador no pudieron contener una
sonrisa admirativa, ante la descripción realista y precisa que
acababa de hacer Milord Amory.
Este
orador dejo pasar unos instantes y mirando a los Nobles Lores por
encima de sus gafas, añadio:
“Lo
que les acabo de relatar son palabras del Monje Peter, que según
parece, las escribio en 1264”.
Han
pasado muchos siglos desde que dicho monje realizó estas
apreciaciones sobre aquella juventud, pues parece que generación
tras generación, volvamos al Monje Peter.
Y
para dejar de ponernos serios, volver al espiritu de fiesta que nos
rodea, voy a dejar unas fotos de dias pasados, cuando seguro que
nuestros Aitas y Amas, nos decian lo mismo que hoy algunos
repetiremos a nuestros hijos, quiza en algun caso, por una perdida
voluntaria de la memoria.
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