jueves, 27 de febrero de 2025

LAS ROMERIAS Y BAILES EN GETXO -II-

Continuando con esta historia de las Romerías y Bailes en Getxo, voy a continuar con los lugares de diversión pública entorno a las mismas, en nuestra Anteiglesia, la cuales se desarrollaron en varios espacios abiertos del municipio:

Las primeras celebraciones nacieron en el barrio matriz (Getxo), y aunque no hay una fecha concreta, se realizaron entorno a las Festividades de Santa María, San Roque y el Ángel: “...En 1897 los vecinos solicitaron al Ayuntamiento la implantación del arrastre de piedra en la Campa como diversión del barrio. En ambas noches, se hacían bailables en la campa. Fuera de programa en el día de San Roque algunas cuadrillas celebraban un banquete en un arbolado de Sarrikobaso. Concluido aquel, todos cogidos de la mano, al compas de la “biribilketa", subían hasta la campa. Allí, ante el alcalde y concejales, sentados y flanqueados por dos alguaciles con sus chuzos clavados en el suelo, se bailaba un “aurresku” de honor, tras el cual comenzaba el baile...” Durante la fiesta del Ángel, entorno a 1780, el baile se celebraba solamente por la tarde.

En el barrio de Algorta:

En San Ignacio: Se celebraba con bailes en la campa del mismo nombre a partir de 1888.

En Usategui: En este bello mirador se celebraron, en la segunda mitad del siglo XIX las romerías de San Nicolás, hasta que en 1898 se incautó del lugar el Ramo de Guerra para artillarlo.

En Ereaga, el Puerto y también en la campa de la Avanzada de Arriluze. De estos lugares festivos sabemos ya desde 1888 en que aparecen recogidos en un cartel de fiestas, el cual titularon “Fiestas en el Pueblo de Guecho y sus barrios de Las Arenas, Algorta y Santa María” (Expediente del EMG: Código 2874 Signatura 2197-32)

En Las Arenas: desde 1883 se celebraron romerías con motivo de las Fiestas de Santa Ana, en la que los bailes eran animados por la Banda Municipal y los llamados corros de ciegos, en la que proliferaban distintos instrumento: Acordeones, Pianos de manubrio, Guitarras y zarrabetes o gaitas de ciego.

Las fiestas de Las Mercedes se institucionalizaron a partir de 1888. Como contaba en una de las entradas de mi Bolg “Memorias de Getxo”, la primera referencia histórica de aquellas fiestas con sus romerías y bailes, aparece en aquel cartel de fiestas de julio de 1888. En dicho cartel se mencionaban las siguientes fiestas: Santa Ana (Areeta-Las Arenas) con un baile campestre en la campa de la ermita de la Santa.

Algunos de aquellos bailes se celebraban en sociedades particulares. El Casino Algorteño, que se construyó en 1879, fue uno de los exponentes de las clase más pudientes y sus bailes. Contaba el Alcalde Juan Bautista Merino en su libro “Apuntes para la Historia de Guecho”: “...En sus salones se reunieron durante años los señores del pueblo, cuando éstos no acudían a las casas particulares. Se celebraban los bailes y reuniones más importantes en las fiestas de San Nicolás y otras conmemoraciones. Como los faroles públicos no alumbraban demasiado en aquella época, al terminar la reunión del Casino, o las veladas hogareñas, esperaban las criadas de cada casa con sus faroles, las señoras rivalizaban en que éstos fueran más artísticos, para acompañar y alumbrar a sus respectivos dueños...”

Eran años en los que, hasta se recelaba con la moralidad en los bailes: “…Ya que hablamos de bailes, decir que el baile mas peligroso no es el “can-can”, es el flamenco. Véase la diferencia: En el can-can todo es saltos, en el flamenco movimiento de caderas; el primero es inmoral, el segundo voluptuoso; el primero es un río de corriente bulliciosa que nos asusta; el segundo un río de mansa corriente pero de pérfido lecho...” Tal es así que en algún pueblecito de Bizkaia, ocurrió que en 1880, la primera autoridad fue quien objetó sobre lo que él consideraba inmorales movimientos del baile agarrado: “...En el primer pueblo de Vizcaya por la carretera de Villareal. Hete aquí, que aparece por allá una guitarra vieja y uno la coge y la templa, alrededor se reúne la gente, más de ellas que de ellos, suena el instrumento clásico, se hace corro, empieza el baile y corre el chacolí. Apenas hacía cinco minutos que se movían a su compás nuestras piernas, cuando llega la primera autoridad del pueblo y con acento grave nos indica que si queremos bailar agarrados, tengamos la bondad de irnos a tierras de Álava...” Estas noticias aparecían en “El Noticiero Bilbaíno” de 1881.

Precisamente en relación a estos bailes, en nuestra Anteiglesia, era publicado un Bando por nuestra primera autoridad municipal el 28 de marzo de 1882. Decía nuestro Alcalde D. Manuel Zalduondo: “...Habiéndose visto prácticamente en años anteriores lo perjudicialísimo que es a la moral el que en los días de cuaresma no toque el tamborilero en la plaza pública, dando lugar con ello a que en las portaladas y casas se produjesen escándalos por la juventud sin que fuera posible evitarlos. El Ayuntamiento que presido, en sesión del 28 del actual acordó que en todos los días festivos de la cuaresma se toque el tamboril en la plaza pública de este Pueblo, desde las cuatro de la tarde hasta el toque de oración. Lo que anuncio al público para su conocimiento, y con el fin de que pueda reunirse la juventud en la citada plaza a divertirse con la debida decencia y moderación, en la inteligencia que de no hacerlo así y de averiguarse que “en los rincones ocultos se falta a la moral” y buenas costumbres, serán castigados los infractores con la multa de 1 a 5 pesetas y demás penas que se diese lugar...” (El Alcalde D. Manuel Zalduondo marzo de 1882).

Las romerías en nuestra Anteiglesia fueron un foco de atracción para vecinos de otras localidades cercanas, las de las fiestas de Algorta (San Ignacio y San Nicolás) y Las Arenas (Santa Ana) tenían gran popularidad. En 1883 sobre ellas decía un diario bilbaíno: “...En las renombradas romerías de San Ignacio y San Nicolás, hay una serie de bailes campestres desde 10 a 12 de la noche en el espacioso local que hay bajó la magnifica Casa Consistorial, el cual se adornará convenientemente para este fin. Festejos que en obsequio de los forasteros, amenizan la banda de música y los tamborileros...” (El Noticiero Bilbaíno del 30 de julio de 1883).

A finales del Siglo XIX, algunas costumbres relacionadas con los bailes habían cambiado, y las formas de diversión en campas y plazas habían dado paso a otros bailes, estos animados por lo que se conoció como corros de ciegos, contaban con acordeonistas y otras formas musicales, los cuales llenaban de ambiente a nuestras plazas durante los días del estío festivo. Y es que en ese verano de 1888, durante las fiestas de Algorta (San Ignacio), sonaron valses y otras piezas musicales entonadas por músicos ataviados con trajes blancos con listas encarnadas. Además para amenizar las fiestas, se contrataron los servicios de dos tamborileros y un redoblante durante las romerías de la festividad de San Nicolás. Pero no parece que esa forma de diversión estuviera bien vista por algunos sectores de la población.

En la próxima entrada de esta serie veremos como al entrar en el Siglo XX, la cuaresma influía en los bailes y las vidas de nuestro convecinos.


domingo, 23 de febrero de 2025

LAS ROMERIAS Y BAILES EN GETXO -I-

 


En las próximas entradas, incluyendo esta, voy a iniciar una serie de ocho capítulos dedicada a “Las Romerías y Bailes de Plaza en Getxo”.

Las Romerías y Bailes de Plaza en Getxo, formaron parte de las diversiones y enamoramientos de nuestros antepasados desde tiempos lejanos, desde, por ejemplo 1864, hasta finalizados los años 60 del pasado Siglo XX. Desde esos tiempos, tanto en el Archivo Municipal, como en hemeroteca pode encontrar datos que lo avalan.

Los bailes a lo largo de la historia de nuestra Anteiglesia coparon los momentos de ocio de una juventud con escasas alternativas festivas, estos bailes mixtos tenían al principio un único contacto entre los ejecutantes, lo que se denominó de “enlazado de manos”, modalidades que dieron paso, más tarde, al baile “suelto” o “agarrao”. Bailes que antaño se realizaban mediante aurreskus y cadenetas, corros de acordeón y ciegos, y más tarde gracias a las orquestinas en las plazas públicas durante las fiestas, y en domingos y festivos.

Unas crónicas escritas hacia el año 1588, denominadas de “Ibargüen-Cachopin”, relataban: “...A los sones de tamborines, flautas y albocas, bailan y danzan “a su uso vizcaíno, trabándose por las manos muchos de ellos y todos los que quieren danzar y así hacer un muy grande corro de danza, tomando por las manos a una mujer o moza entre medias de dos hombres, y de esta manera, cantan y bailan y se huelgan y regocijan...”

Estos bailes no fueron bien vistos por algunas autoridades, tanto eclesiásticas como por regidores políticos. Durante el Siglo XIX, la moral pública generalmente estuvo establecida por los tonsurados. Se establecieron como únicos lugares de diversión las plazas públicas y las romerías en lugares de culto campestre como ermitas o santuarios. Pero con unas limitaciones debidas a calendarios eclesiásticos: No se podía bailar en tiempos de Cuaresma y Pascua, nunca durante los oficios religiosos y siempre en pública concurrencia, bajo la atenta vigilancia de las autoridades locales y padres.

Asi que, para ver como se establecían las normas para aquellas romerías, vamos a observar lo que se decía sobre ellas en un Bando del Ayuntamiento de Getxo de agosto de 1864. Bando que era firmado por el Segundo Teniente de Alcalde D. Antonio de Zubiaga: “...Que con motivo de las romerías públicas de costumbre inmemorial, que se celebran en este pueblo los días 11, 12 y 16 del presente mes, ordeno se observen las disposiciones siguientes:

Que durante los oficios divinos, se guarden la religiosidad y decoro correspondientes.

Se prohíbe a toda persona paisana de cualquier clase, el introducirse con armas de ninguna especie, ni garrote, al punto donde se celebra la romería pública.

Nadie podra usar juegos, sean de la clase que fueren, sin permiso de la autoridad competente.

Todos los concurrente guardaran el buen orden y consideración para que no se altere la tranquilidad pública.

Quedará desierta la campa a la primera señal de retirada por el instrumento tamboril.

Por la noche no se permitirán bailes ni otras diversiones sin previa autorización para ello.

Se recomienda la observación de todo cuanto va expuesto, bajo las penas que se impondrán a los infractores según la gravedad de la falta que se cometa...” (Expediente de Romerías del A.M.G. Código1113 Signatura 4554-15 de 1864).

En otro bando, de agosto de 1876, este publicado por el del Alcalde de Getxo, D. Juan Manuel de Ugarte. Este añadía un nuevo punto a los anteriores: “...En los bailes campestres dispuestos por el Ayuntamiento para las noches de las expresadas romerías, no se consentirá el menor abuso, debiendo observar los concurrentes el buen orden que se requiere...” (Expediente de Romerías del A.M.G. Código1113 Signatura 4554-14 de 1876).

Decían a mediados del Siglo XIX que a los bailes de salón de las clases acomodadas, las clases trabajadoras opusieron los bailes de calle. En una publicación de 1870 editada por D. Juan Delmas, “Bosquejo de la Organización Social de Vizcaya” se decía: “...Cuando no hay necesidad de pasar la tarde del domingo trabajando en las heredades, jóvenes y ancianos se reúnen en el campo de la iglesia donde después de asistir a los oficios divinos que se celebran a las primeras horas de la tarde, se entregan a las diversiones. Una de estas diversiones es el baile. La juventud de las Villas que suele asistir a las romerías de las aldeas y sobre todo los forasteros que en la estación de tales fiestas abundan en Vizcaya, han introducido en dichas romerías bailes que eran en ellas desconocidos. Los alcaldes de los pueblos creen que estos bailes se avienen mal con la honestidad y pureza de las costumbres del país, y si son tolerables en un salón donde el abuso y la licencia son menos posibles, no lo son en un ancho campo ocupado por muchos miles de personas. Se fijan en las romerías bandos prohibiendo tales bailes, y por regla general ni en la fiebre del placer y el delirio de la embriaguez, hay quien infrinja esta disposición...” (Juan Delmas “Bosquejo de la Organización Social de Vizcaya” 1870).

La música callejera para los bailes se convirtió en una devoción en los días festivos. Así, frente al autoritarismo ejercido por curas y Alcaldes, además de por los padres, entre nuestros jóvenes, sobre todo en la zonas más alejadas de la capital, nuevos aires iban a traer otra modalidad de baile “el baile al agarrao”. Las mejoras en las comunicaciones mediante tranvías, diligencias y trenes facilitaron el acercamiento de aquella juventud a los bailes y romerías que se celebraban en otras poblaciones. Y como era inevitable, las antiguas costumbres entraron en colisión con los nuevos ritmos y maneras, la pugna entre las dantzas de nuestros padres, bien vistas por la iglesia, iban a colisionar con las polkas y otros ritmos de esa nueva época, batalla que tuvo su principal desenlace en el resbaladizo campo de la moral.

En esos años de 1876, durante las fiestas del verano, tanto en Las Arenas como en Algorta, los expedicionarios de Bilbao y otras poblaciones del entorno llenaban y animaban las plazas. Decía la prensa bilbaína refiriéndose a las romerías: “...Ayer por la tarde se celebro la pintoresca romería de Lamiaco (así llamaba la prensa a la fiesta de Santa Ana en Las Arenas), que tuvo gran concurrencia de público, volverá a repetirse el próximo domingo como todos los años, se espera que acuda más gente. Multitud de carruajes y vapores condujeron a gentes de esta Villa, Santurce y Algorta a la campa de Santa Ana de Las Arenas. Contaban, que los romeros bailaron sin cesar, a pesar del calor agobiante que daba la sensación que los arenales, nuevamente llamados de Lamiaco, asemejaran a los del desierto del Sahara; los anuncios de tempestad durante la tarde se hicieron cada vez más frecuentes, estallando por la noche un viento huracanado. A pesar del calor y el viento, actuaron la Banda Municipal y los tamborileros. Por la noche la animación se trasladó a Algorta donde se improvisó un baile campestre, a los acordes de una modesta charanga organizada por el Ayuntamiento. El ayuntamiento, ha conseguido organizar en poco tiempo una modesta charanga, dando así ejemplo a otras poblaciones de mas importancia que carecen de ella, y ha contribuido a la celebración de tan acreditadas romerías. Aquel año las romerías de San Nicolás y San Lorenzo se celebraron en la Campa del Castillo (Usategi) y en la Avanzada, decían, que con elegantes bailes...” Remataban el relato de la fiesta del domingo día 13 de agosto con la siguiente crónica: “...Hoy, domingo, desde las primeras horas de la mañana, nos anunciaba el tamboril que dispusiéramos el ánimo a continuas y agradables impresiones. Terminada la misa mayor, se situó en la plaza del pueblo la menciona la charanga amenizando, como es consiguiente, el lucido paseo del pórtico de la iglesia, lugar donde por la noche se celebraran los bailes. El pórtico del frontón, estaba sencillamente adornado con vistosos faroles venecianos que encerraba su espacioso recinto. A las seis de la tarde se ha reunido en la campa, llamada de la Avanzada, un inmenso gentío de todas estas inmediaciones y de Bilbao, el tradicional tamboril inspiró a un convecino de Algorta, que salió al centro formando una airosa y prolongada cadeneta para bailar uno de esos aurreskus que parecían haber desaparecido ya de la historia de nuestras populares fiestas...” (El Noticiero Bilbaíno y el Irurac Bat del 24 de julio al 15 de agosto de 1876).

Dos año más tarde, en 1879, la prensa bilbaína nos volvía a ofrecer una panorámica de las fiestas del verano en Las Arenas y Algorta. En el caso del barrio arenero, con una primicia sobre un salón de baile frente al establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos: “...Mañana se inaugura en Las Arenas el Salón de Baile y el ambigú que los señores Novas y Mendizabal han establecido en la planta baja del magnifico edificio que se esta construyendo enfrente de los Baños de Mar Bilbaínos, ese salón responde a una necesidad que se hacía notar en la época de verano en Las Arenas. El baile, que en esas dos noches se prolongó hasta la una de la madrugada, estuvo bastante concurrido, habiendo asistido el domingo mas 100 personas, solo del sexo feo, los cuales regresaron a Bilbao en los coches del tranvía acompañados de los músicos de «La Armónica»...” 

A la vez que dejaban la noticia de la orquesta que iba a amenizar las fiestas de Santa Ana: “...Mañana amenizará la concurrida romería de Santa Ana de Lamiaco, la orquesta “La Armónica” que tocará piezas escogidas...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de julio de 1879). Solo dos días más tarde el mismo diario anunciaba el aniversario de la colocación de la piedra cimental de la Iglesia de San Ignacio de Algorta: “...Deseando el Pueblo de Algorta solemnizar el aniversario de la colocación de la piedra cimental de la Iglesia de San Ignacio de Loyola, se celebrará el próximo jueves una gran fiesta, y con objeto de la que la romería no carezca de atractivos, asistirá una banda de música que amenizara la fiesta hasta el anochecer, momento en el que se trasladará la fiesta a la plaza del mercado que estará adornada a la veneciana. La fiesta duró hasta las dos y media de la madrugada...” Llamaban “Plaza del Mercado” a la plaza de San Nicolás, ya que este era uno de los puntos donde se realizaba la vendeja en Algorta. (El Noticiero Bilbaíno del 29 de julio de 1879).

En la próxima entrada iremos viendo los lugares de diversión pública entorno a las romerías y bailes en nuestra Anteiglesia, y como se desarrollaron en varios espacios abiertos del municipio.

jueves, 20 de febrero de 2025

INAUTERIAK 2025

 

Como todos los años tras la Candelaria y Santa Águeda llega el esperado Inauteriak (Carnaval). Esta festividad es considerada como la principal fiesta del invierno, que empieza con la Candelaria y termina antes de la cuaresma. Son fechas en las que, sobre todo antaño, en las que la población pareciera necesitar coger aire, para la angustia que estaba por llegar, épocas que venían cargadas de cilicios, pecados, ayunos y abstinencias.

Pero sin embargo esta celebración, básicamente desde sus inicios responde a días de disfraces, ruptura con la vida cotidiana, diversión y critica social. Realidad que venía siendo relatada por la prensa y revista de distintas épocas.

Había algunas restricciones para los carnavales, los cuales eran regulados por las Ordenanzas Municipales. En 1894 decía el Ayuntamiento de Getxo en dichas ordenanzas: “...En los días de carnaval se permitirá andar por las calles con disfraz, careta o máscara; pero se prohíbe llevar la cara cubierta después del toque de oraciones. Se prohíbe usar disfraces que imiten hábitos religiosos y uniformes. Los enmascarados no podrán portar armas por la calle ni en los bailes. Se prohíbe tirar agua, cenizas, y otros objetos que ensucien a las personas...” (Signatura 7758004, Código 1209 de las Ordenanzas de Getxo de 1894).

Decía Teofilo Guiard, hablando de los Carnavales en 1914: “...Fueron siempre opulentos en regocijos, romerías y fiestas votivas. Algunos sonetos del “Sueño del martes de Carnestolendas” de 1788 decían así: “...Ninfas del Nervión, la cabeza alzad, y con vuestras gracias mi pluma guiad. En la ultima noche, de este Carnaval, de fatiga lleno, me fui a acostar. Rendido mi cuerpo, de tanto bailar, deseaba con ansia, la tranquilidad...” (La Tarde del 24 de febrero de 1914).

Sobre la influencia de la iglesia católica en la sociedad bizkaina, decía un día después, en febrero del 1914, un periodista bilbaíno, en un articulo de primera plana refiriéndose al Carnaval: “...Después de la orgia alocada y efímera del Carnaval, unas manos sacerdotales han puesto sobre las frentes un copo de ceniza gris indicándonos el inexorable fin de nuestra vida. Ceso anoche el bullido callejero, con sus arlequines y sus colombinas y mascaradas grotescas; ceso anoche el escandalo de la danza tejida bajo la lluvia multicolor del confetti, prodigado en galantes escaramuzas. Tiene la fiesta del Carnaval, en su origen pagano, un matiz de licencia de impudor, de liviandad, que necesariamente impone a las almas esta purificación ascética a que la iglesia nos invita en el silencio perfumado del incienso de sus naves...” (La Tarde del 25 de febrero de 1914).

Hubo unos años en que algunos de esos carnavales fueron organizados por Círculos Políticos y Sociedades de postín. Aquí, en nuestros barrios, en 1915 una de esa sociedades fue el “Club Marítimo del Abra”, decía un diario bilbaíno: “...El Carnaval.- Fuera de los bailes que organizan las empresas teatrales y los Círculos políticos y recreativos como la “Sociedad Bilbaína”, van a estar muy animadas las fiestas que ha organizado la directiva del “Club Marítimo del Abra”. Como saben nuestros lectores, se trata de un baile de disfraces para los niños, que tendrá lugar el lunes, y el domingo y martes, con conciertos, bailes, concurso de disfraces y mascaradas para los “grandes", que dispondrán en el mismo Club de buen numero de trajes para disfrazarse. El martes, además, habrá merienda, para la que son numerosas las familias que ya se han inscrito....” (La Tarde del 10 de febrero de 1915).

Muy cerca nuestro, en Urduliz, según contaba Koldo Somokueto de Eusko Ikaskuntza: “...Los días de Carnaval estaba permitido “(…) andar en las plazas y caminos con disfraz, careta o máscara” pero estaba prohibido “(…) llevar la cara cubierta después del toque de oración, a cuya hora se retirará el tamboril, como también en los días de romería”. Además estaba prohibido: “(…) usar para los disfraces, trajes que imiten la magistratura, hábitos religiosos, así como cualquier insignia y condecoración de Estado, e igualmente hacer parodias que puedan ofender la Religión del Estado o insultar a las personas con frases que ataquen al honor y reputación de las mismas...” (Koldo Somokueto “Urduliz: La historia de un Municipio Vasco durante la Segunda Republica”).

En la revista “Galea”, en febrero de 1983, se hablaba sobre los Carnavales, en Algorta, en su primera plana relataban una vieja historia: “...Una anciana de Algorla me conto la historia carnavalesca bajando la voz y medio santiguándose. Ella, todavía siendo niña, la escucho de la boca sin dientes de su abuela, quien la sabia por sus padres, quienes vinieron oyéndola junto al hogar de la familia.

El cementerio estaba cerca. Un aldeano que iba camino de su casa, oyó voces a lo lejos y se detuvo a mirar. Luego contaría como vio a cuatro o cinco hombres enmascarados rondando por el camposanto, gritando a voz en cuello y trompicándose unos a otros. Eran cuatro. A primera hora de la mañana del martes de Carnaval. Estaban cubiertos con telas bastas y sucias y pieles de animales, y en la cintura les colgaban cencerros. La mascara también era de trapo, con aberturas para los ojos, simulando grandes dientes con astillas y una nariz prominente y deforme. Anduvieron arriba y abajo de Algorta. Divertían, mas que asustaban...” No se sabe si la historia era cierta, pero eso es lo que contaban. (Galea de febrero de 1983).

También en esa misma revista, en febrero de 1991, Eusebio Alcorta, refiriéndose a los Carnavales de Las Arenas contaba: “...Se celebraban durante tres días: domingo, lunes y martes, principalmente el primero y ultimo día, pues este era festivo para algunos. En ciertos sitios también se celebraban el domingo siguiente, llamado de Piñata. Eran escasas las personas mayores que se atrevían a salir a la calle disfrazadas y, por lo general, levaban la cara tapada con caretas o antifaces.

En Las Arenas salió varias veces una comparsa. No recuerdo quienes la componían, aunque si a su organizador y director. Callare su nombre; solo diré que se le conocía por el apodo de Miski.

Solían cantar tonadas satíricas sobre temas del pueblo. Uno de los años se refirieron a la posible situación del barrio de Las Arenas del Municipio de Getxo, y mencionaban humorísticamente a los que serian sus representantes municipales, desde el alcalde al alguacil, todas personas del pueblo.

Otro año, los trajes de los que integraban la comparsa llevaban adornados con cascaras de huevo, ensartadas en todo su contorno.

Cierta canción de aquellos Carnavales se refería a un individuo que vendía por las calles fruta, que transportaba en un pequeño carro, y una de las estrofas decía: “...Y Vigueras (este era su apellido) vende melones, uva negra y melocotones... y Vigueras tiene una nariz que parece, que parece.... Desde luego, era un señor que se distinguía por su voluminoso apéndice nasal.

También se hizo popular, por aquellos Carnavales, un vecino muy conocido en el pueblo. Solía disfrazarse de aña, de las que todavía existían bastantes en Las Arenas, con la ropa y demás atributos’ propios de aquellas.

Tampoco faltaban los bailes de sociedad , que no eran exclusivos del Club Marítimo. Se celebraban, igualmente, en un casino o centro recreativo, llamado “El Corcho”, situado en una casa ya desaparecida de la calle Mayor, esquina a la de Barria, que organizaba sus bailes de mascaras. Después venia la larga Cuaresma....” (Galea de febrero de 1991).

Y así llegamos a los Carnales de este año, el 2025, en el que esta fiesta tiene diferentes programaciones en los barrios de Getxo. Los cuales se celebraran en las siguientes fechas:

Getxo (Andra Mari):

Los Inauteriak de Getxo (Andra Mari), se celebraran el sábado día 1 de marzo. Su temática estará relacionada con «Marijaia». Correrán, como todos los años a cargo del grupo «Itxas Argia».desfile de carnaval comenzará a las 11:00 en el parque de «Malakate», desde el cual los mozorros disfrazados con la temática elegida, irán acompañados por Txistu, Triki, Pandero y Fanfarria. Recorriendo, partiendo de Malakate, Maidagan hasta llegar a la Venta, y por la Avenida del Ángel seguirán hasta Bidezabal, desde donde bajaran hasta el cruce de Benancio y por Iturribide finalizaran el desfile de carnaval en la plaza de Malakate. En ese punto realizaran juegos para niños.

Este año la txokolatada de años anteriores, será organizada por “Itxas Argia” y el colectivo “Bentaranoa”. Se realizara en la “Benta” de Getxo, acto que será animado por trikis y panderos, comenzará a partir de las 17:30.

Algorta:

Los Inauteriak de Algorta comenzaran el viernes día 7 de marzo, y seguirán el sábado y domingo 8 y 9. Su temática estará relacionada con los «Dibujos Animados».

El inicio, el viernes día 7 a las 17:30, tendrá varios actos callejeros:

En la zona de San Nicolás, Cuentacuentos, Talleres para los pequeños, Txokolateda y Discofesta para niños/as y familias con DJ KAKTUS en Saniko.

Contará también con la actuación de la Fanfarria Areatxu por las calles del pueblo.

Y de 21:30 a 23:30 Concierto PINK HOUSES en la zona de la Cadena organizado por los bares de la zona.

El plato fuerte será el sábado día 8:

Que se iniciará a las 11:30-13:30 con la Kalejira de carnavales de la mano de «Itxartu Dantza Taldea». Y la manifestación convocada por el Movimiento Feminista desde Telletxe a las 12:00. Los más pequeños y mayores podrán disfrutar de los Gigantes y Cabezudos a cargo de «Agurra taldea». El veterano Concurso de disfraces y el photocall durante la mañana. Además de un amplio programa que incluye, Dantza, Zumba y actuaciones musicales en el Casino, San Niko y la Cadena.

Cerraran los Inauteriak los actos del domingo día 9 de marzo con diversos actos festivos:

Talleres y juegos infantiles. Desfile de carnavales vascos y finalizando con la tradicional Txistorrada en el frontón de Saniko.

Romo:

Los Inauteriak de Romo se celebraran el sábado día 1 de marzo. Su temática estará relacionada con los “Juegos y Juguetes”. Comenzaran a las 11:30 con talleres para los más pequeños, a las 12:00 comenzará el pasacalle por el barrio, le seguirá a las 13:00 en la plaza de Santa Eugenia la exhibición de disfraces para los txikis; en el mismo lugar a las 15:00 se celebrará una comida popular. Por la tarde a las 18:30 comenzará la kalejira con los cabezudos, finalizando los Inauteriak de Romo con la romería en la plaza de las Escuelas.

Las Arenas:

Los Inauteriak de Areeta-Las Arenas, como en años anteriores, se celebraran el sábado día 8 de marzo en la Plaza de Las Escuelas. Como viene siendo tradicional correrán a cargo del grupo de Dantza “Berantzagi”. En sus disfraces abordaran la temática de los Zanpantzar”. Su programación, que comenzará a las 11:00 de la mañana, se iniciará con la apertura del carnaval, contará con talleres para los más txikis, el alarde de dantza del grupo local “Berantzagi”, además de la intervención de una exhibición de dantza de la “Academia Vivo la Dance”. Finalizando a las 13:30 con el concurso de disfraces y la entrega de premios a las 14:00.

Para finalizar, que ese espçiritu del carnaval sirva para que todos los barrios se contagien de fiesta, color y disfraces. Y que transcurran en armonía y libres de agresiones homófobas y/o machistas.

¡Animaros y con vuestros disfraces llenar las calles de la alegría getxotarra!

ONGI ETORRI IHAUTERIAK!

ONDO PASA


domingo, 16 de febrero de 2025

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -421

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, en octubre de 1897, el Municipio de Getxo carecía de material antincendios para los barrios de Algorta y Las Arenas.

Continuaba el pleno del 4 de noviembre de 1897 en el, entre otras cosas, se trataba sobre un aumento de sueldo a los guardias municipales y camineros: “...Se da cuenta de dos instancias, una del guardia municipal D. Lorenzo Aguirre, y la otra de los camineros D. Ignacio Bilbao y D. Manuel Gómez, solicitando se les aumente sus respectivos sueldos...” Tras las frases de rigor, que en todas las actas incluía el escribano de turno, el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...Aumentar los sueldos del Guardia Municipal y del caminero D. Ignacio Bilbao por ser este cantero hasta 912 pesetas, y al otro caminero hasta 866 pesetas anuales. Así como formar un reglamento de sueldos de todos los empleados municipales...”

Parece que era costumbre, en algunas festividades, como en este caso las de San Nicolás de agosto, servir algunos refrescos en el Ayuntamiento, al menos eso se desprende de las cuentas de gastos, del pleno mencionado anteriormente: “...Se abonen a D. Manuel Eguia 20 pesetas por los refrescos servidos en esta Casa Consistorial, después de la misa mayor del 11 de agosto último, festividad de San Nicolás...”

La vacunación de la viruela, enfermedad temida en aquellos años, se realizaba por el viejo método de su inventor, el médico rural inglés Edward Jenner. El ayuntamiento de Getxo, como todos los años, al llegar la temporada de vacunas decidía realizar esta inoculación a los vecinos: “...Por último acuerda este Ayuntamiento proceder a la mayor brevedad a la practica de la vacuna y revacuna de las personas del vecindario, proporcionado para el efecto las terneras necesarias, y verificando las operaciones lo mismo que en años anteriores, pero pudiéndolo hacer para mayor comodidad en las tres barriadas principales, Santa María, Algorta y Las Arenas...” En el siglo XVIII, un médico rural inglés llamado Edward Jenner creó un método para prevenir la viruela que permitió salvar millones de vidas. El 14 de mayo de 1796, Jenner dio el paso decisivo: extrajo pus de las ampollas de viruela bovina de Sarah Nelme, una campesina, y se lo inoculó a un niño llamado James Phipps, el hijo de su jardinero. Éste, al cabo de una semana, cayó levemente enfermo durante un par de días, pero luego se recuperó. Seis semanas después, Jenner le infectó deliberadamente con viruela humana, sin que se produjera efecto visible alguno.

Leyendo la prensa bilbaína algunas veces se podían encontrar estadísticas sanitarias y otros datos de interés, pero me ha llamado la atención un apartado dedicado a los “Suplicios Antiguos”: “...Registrando algunos documentos sobre los suplicios de antaño, hemos encontrado (datos interesantísimos acerca de las diferentes torturas infligidas en la Antigüedad y en la Edad media, en diversos países. He aquí un resumen sucinto. ¡Qué barbarie y que refinamientos de crueldad!.

Los suplicios mortales comprendían: la degollación o decapitación, la sumersión, la sofocación, la hoguera, la crucifixión, el colgamiento, el palo, el descuartizamiento, el precipicio, el enterrar vivo, la lapidación y la rueda.

Entre los hebreos, al culpable condenado a morir por la espada, se le atravesaba el corazón. Su cadáver era colgado de un árbol o echado sobre un montón de piedras. Otras veces estrangulaban al criminal, después de verterle plomo derretido en la boca, o bien lo aserraban vivó. Entre los egipcios y entre los persas, el paciente era a veces cortado en pedazos o descuartizado. En Roma lo precipitaban desde lo alto de un peñasco: ¿hay que recordar la roca Tarpeya?

Leese en la Biblia otros géneros de muerte, pero que sólo se aplicaron accidentalmente. Es así que, en tiempos de Chardin, se vio en Persia a condenados, ya sea quemados vivos en un horno calentado al Blanco, ya echados a un hoyo lleno de feroces alimañas.

Entre los suplicios usados por las diversas naciones, los que se aplicaban en la antigua Persia llevaban un sello de crueldad ingeniosa que horripilante.

No insistimos sobre el desollamiento, que consistía en arrancar, a tiras, la piel del condenado. Si el reo sobrevivía, lo sumergían en una caldera llena de agua hirviendo. El descuartizamiento se practicaba de la siguiente manera: aproximaban en lo posible, y acostaban, por decirlo así, dos árboles, por medio de cuerdas y máquinas; ataban de las ramas al reo por los pies y por las manos. Rompían los lazos que juntaban los dos árboles, y las ramas, al enderezarse, se llevaban cada una una mitad del cuerpo.

He aquí ahora al suplicio de la ceniza. Llenaban de ceniza una gran caldera, Y en ella introducían al reo cabeza abajo; después, con una rueda, removían la ceniza hasta que el infeliz quedaba sofocado. No olvidemos el suplicio de la artesa. Encerraban al reo entre dos artesas de piedra, dejando que saliera únicamente la cabeza. Le untaban el rostro de leche y miel, y luego lo exponían a los rayos del sol. Su rostro era devorado lentamente por toda suerte de insectos. Otro suplicio usado en Persia consistía en arrancar los cabellos de un condenado, y cubrirlo enseguida el cráneo pelado con cenizas ardiendo. Un suplicio muy en boga entre los cartagineses era encerrar al reo en una caja erizada interiormente de agudos clavos y hojas cortantes. El mísero no podía hacer movimiento alguno sin herirse atrozmente, y moría entre tormentos horribles. La cruz fue uno de los suplicios más antiguos. La emplearon largo tiempo los persas, los cartagineses y los romanos. En Roma no se abolió hasta el imperio de Constantino. El reo, en la cruz, moría de hambre. La atrocidad particular de éste suplicio, era que se podía vivir tres o cuatro días en tan horrible estado, en el escabel de dolor. La decapitación o degollación se practicaba en Roma por medio de un hacha. En Oriente y en Occidente, durante, la Edad Media, se servían para ello de sables o de espadas, Parecer que el ahorcamiento fue poco usado en la antigüedad. Colgaban al reo, ingiriendo en su cabeza entre los dos brazos de una horquilla. Las horcas patibularias fueron muy utilizadas, en la Edad Media, por los señores feudales, hasta el año 1789, el colgamiento por medio de la cuerda fue en Francia, o en Inglaterra y en Alemania, el medio más ordinario de ejecutar a los condenados a muerte. Hoy día es el modo único que se emplea en Inglaterra y en los Estados Unidos. El empalamiento, suplicio casi universalmente abandonado hoy, ha sido largo tiempo usado en Turquía, en Marruecos, en Argel antes de la conquista francesa, y en Rusia hasta el siglo pasado. Consistía en sentar al paciente sobre una estaca, más o menos aguda, que le atravesaba poco a poco todo el cuerpo dejándole morir así. Es el suplicio que sufrió en el Cairo el asesino del general Kleber. El suplicio de la rueda, conocido de los romanos, se aplicó en Alemania y en Francia hasta la Revolución. He aquí en que consistía: La pena de la rueda se ejecuta sobre un tablado levantado en plaza plaza pública, dónde, después de, atar al condenado a dos piezas de madera en forma de cruz de San Andrés, el verdugo le da repetidos y vigorosos golpes de barra de hierro en los brazos, las piernas, los muslos y el pecho hecho lo cual lo coloca sobre una rueda de carro suspendida en alto sobre un eje, atadas manos y piernas, detrás de la espalda, y de cara al cielo, para que expire en esta situación. No menos atroces eran los suplicios no mortales. El cegamiento se efectuaba por medio de una barra de hierro enrojecida, que se pasaba por delante de los ojos de la víctima hasta que quedaban cocidos, o bien hundiendo en sus ojos una punta de acero. Se arrancaba la lengua, mediante unas tenazas de ramas punzantes. El desorejamiento consistía en cortar tas orejas del culpable; se practicaba la operación con un cuchillo muy afilado. La extracción de dientes, la mutilación de muñecas y pies, fueron también suplicios largo tiempo utilizados...” (El Nervión del 10 de noviembre de 1897). Estas y otras practicas fueron desarrolladas por gentes que se llamaban a si mismo humanos. Algunas de ellas acontecieron en el pasado siglo XX.

En el pleno del 11 de noviembre de 1897 se trataba sobre una petición de la Junta de Caridad del Hospital Hospicio, referido a la posibilidad de instalar una cuadra anexa a dicho edificio: “...Se da cuenta de una instancia que la Junta de Caridad del Hospital Hospicio Municipal dirige a la Junta Local de Sanidad, solicitando su informe acerca de las condiciones higiénicas que deberán observarse para construir la cuadra para colocar una vaca en la planta baja del citado edificio...”

En la próxima entrada veremos como, un vecino de Alango solicitaba se realizaran reformas en el Fuerte las Canteras, lugar en el que dicho vecino vivía.