lunes, 11 de mayo de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -163-



En la anterior entrada veíamos cómo llegaba el verano y algunos establecimientos se preparaban para recibir a los veraneantes.

El 21 de julio de 1892 en el pleno municipal se daba cuenta de una instancia presentada por D. Miguel París, vecino del barrio de Las Arenas y domiciliado en la calle Urquijo, en la que solicitaba: “...Permiso para extraer tierras en el monte comunal de Aiboa, junto a la casa perteneciente a D. Justo Ugarte, unos quinientos o seiscientos metros cúbicos para emplearla en un relleno de las obras del ferrocarril en construcción de Las Arenas a Plencia...” La única condición que puso el Ayuntamiento fue que debía dejar el piso de la saca en buen estado.

Por aquellas fecha el puesto de la Guardia Civil se encontraba en la casa perteneciente a D. Santiago Lecumberri en el barrio de Las Arenas. El alquiler de la misma era abonado por el Consistorio de Getxo.

La ocupación y la demanda de espacio para las casetas de baño se sucedían todos los años. En julio de 1892 la demanda de colocación de casetas de baño partía de D. Pedro Zubiaga, quien solicitaba la colocación de sus casetas en la playa de Ereaga, a quien se le adjudicó el lote nº 6 de la misma. Pero también algunas veces se producían abusos por parte de algún propietario de balnearios, como fue el caso del dueño de la Galería Balnearia de Las Arenas D. Eladio Berriatua: “...Los dueños de casetas de la playa de mar de Las Arenas de esta Anteiglesia, presentamos una queja por el uso que hace este propietario de Galería Balnearia, quien no cumple el artículo 10 del bando publicado para este servicio, porque para sus 72 casetas que ocupan siete lotes en la playa, no tiene si no un solo bañero. El Ayuntamiento acuerda que habiendo oído con disgusto su falta de lo prevenido en el articulo 10, le conminamos a que cumpla a la mayor brevedad lo indicado en el mismo, ya que de no hacerlo este Ayuntamiento se verá en la necesidad acordar lo que proceda para evitar prevenir toda desgracia irreparable...” Aquel año el Ayuntamiento de Getxo abonó a D. Antonio Rivero por seis trajes de verano para los alguaciles y vigilantes de las playas 102,95 pesetas.

La llegada del verano y la mayor afluencia de visitantes, los cuales ocupaban sus segundas residencias, balnearios y casas de alquiler en nuestro municipio aconsejaban darles servicios y mejorar las comunicaciones. Por ese motivo la corporación municipal acordaba el 12 de julio de 1892: “...Que siendo llegada la época acordamos autorizar al Alcalde para que practique las diligencias conducentes con el fin de establecer, lo mismo que en los últimos años, correo extraordinario o doble por cuenta del municipio...”


La banda de música del barrio de Algorta, algunas veces trasladaba sus actuaciones a otras localidades vecinas; el 21 de julio solicitaba permiso al Ayuntamiento de Getxo para poder actuar en las próximas fiestas de la Villa de Plencia. El Ayuntamiento le contestaba al director de la misma que: “...Esta Corporación será benévola y no exigente por algunas pequeñas ocupaciones que se les diere fuera de lo señalado en su compromiso con esta población, pero esta autorización no se concede al tamborilero y atabalero si no se ponen sustitutos...”

Y como de fiestas hablaba anteriormente, qué menos que recordar el anuncio que hacía el Ayuntamiento de Getxo el día 30 de julio de 1892 en “El Noticiero Bilbaíno”. El mismo se refería a las inminentes de San Ignazio de Algorta y a la repetición de las pasadas de Santa Ana en Las Arenas. Las de San Ignazio en Algorta, se iban a celebrar al día siguiente, 31 de julio, que amanecerían bien temprano según el anuncio, cosa por otro lado que no parece lógico por lo temprano salvo que fuera un error de impresión; en su programación recogía: “...A las cuatro de la mañana recorrerá las calles de la población, tocando la diana, la banda de música de esta localidad; por la tarde desde las cuatro hasta el anochecer, romería en la campa de la iglesia de San Ignacio; a las diez de la noche se quemaran vistosos y caprichosos fuegos artificiales del renombrado pirotécnico D. Juan de Anta, los intermedios de aquellos voladores serían amenizados por la banda…” Durante los días de fiestas de San Ignazio la Compañía del Tranvía aumentaba la frecuencia de los convoyes. Funcionaban cada cuarto de hora, solo que no tenían parada en María Cristina como lo hacían habitualmente.

Las de Santa Ana en Las Arenas, del 26 de julio, comenzaban en la víspera con actividad cinegética en el campo de Lamiaco, en el que se iba a celebrara la jornada inaugural del Tiro Pichón, en lo que llamaban el Hipódromo de Las Arenas. Lo anunciaba D. Manuel Castellanos, secretario de la sociedad. La romería del día 26 de julio, día de Santa Ana era relatada por el “Nervión” del 27 de julio, de la siguiente manera: “...La romería de Santa Ana celebrada ayer en Las Arenas se vio concurridísima. EL tranvía y particularmente el ferrocarril de Las Arenas transportaron infinidad de romeros bilbaínos. A las cinco de la tarde cayó una pequeña granizada, pero despejó el tiempo y la tarde quedó espléndida y hermosa. Tomó parte en la fiesta la banda de música de Algorta, en la que por cierto hemos encontrado muchas mejoras desde el año pasado al actual. La banda de música alternó con los consabidos pianos de manubrio y corros de ciegos. A pesar de la aglomeración de gente, ni en la campa donde se celebró la romería ni en los ferrocarriles ni tranvías ocurrió que sepamos ningún suceso desagradable. Solo oímos que a un caballero le hurtaron el reloj, pero no lo pudimos comprobar. La romería se repite el domingo siguiente en Las Arenas...” 


La repetición de la misma, que se iba a celebrar el día 7 de agosto, fue anunciada por el Ayuntamiento de Getxo en “El Noticiero Bilbaíno” del 30 de julio de 1892. Ofrecía el siguiente programa: “...Repetición de la romería de Santa Ana en la Campa del barrio de Las Arenas con asistencia de las bandas de música y tamborileros; contará con cucaña y patos a las tres y media de la tarde en el río, a las diez de la noche vistoso fuegos de artificio en la plazuela del barrio, que tendrá iluminación veneciana...” Como nota anecdótica: los usos que algunas familias pudientes hacían en el barrio de Las Arenas, recogida del mismo periódico: “...El médico de Las Arenas D. Guillermo Lanchoves es el encargado de informar sobre el deso de contratar a una Nodriza, primeriza, que tenga de 21 años de edad y ocho días de parida, para criar en casa...” Un barrio, que a decir de una extensa carta sobre la ría bilbaína, que escribía en ese diario el bilbaíno D. Francisco Ruiz de la Peña, era un lugar en el que: “...De tornar hoy a la vida López de Haro, con el ánimo resuelto de fundar la predilecta Villa que hizo nacer en su día, sin duda alguna la habría de dar cimientos en los bordes del mar, sobre la extensa planicie de Las Arenas y Lamiaco...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo la Diputación Provincial autorizaba al Ayuntamiento de Getxo para realizar el pago de las obras de traída de aguas desde los manantiales de Berango.

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