Navidad,
una fecha controvertida, agradable para unos porque sus costumbres
desde niño les animan a una celebración de grato recuerdo.
Detestada por otros porque la falta de seres querido o amigos le hace
rechazarla.
No
siempre, como se suele decir, “fecha de guardar”, porque
dependiendo los tiempos en los que busquemos se trabajaba hasta bien
tarde. A veces porque era más importante llevar la soldada a casa
que el deseado descanso, cómo sucedió en las navidades de 1893, en
las que unas estibadoras: “...Ocupadas
en la descarga de
un
vapor surto al pie
de
los descargaderos de la
Diputación, en Sestao,
tuvieron unas
diferencias
sobre si
debían o
no guardar
Fiesta con
motivo de ser víspera de Navidad, y
terminaron todas a remojo…” Aunque cabe pensar que
los que si la celebraban por todo lo alto eran los comerciantes que,
a pesar del frio de la época, hacían el “agosto”.Y siempre
fechas en las que los paganos venían a nuestras calles guidos por la
larga vara del pavero.
Y
cómo a pesar de sentimientos encontrados, en mi casa seguimos esas
viejas tradiciones de juntarnos la familia y hacer algunos “pequeños
excesos”, voy a dejar unos días descansar a mis páginas, hasta
el 7 de enero del 2019, para dedicarlos a preparar
variadas recetas gastronómicas y empezar el año nuevo con una
reparadora dieta.
En
estas fechas recordar a los ausentes que por uno u otro motivo no
estarán junto a nosotros. Y para no ponerme sentimental desearos a
todos unas felices fiestas y mejor año nuevo.
!Zorionak
eta Urte Berri On!
ONDO
PASA
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