jueves, 20 de diciembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -72-



En la anterior entrada veíamos cómo el barrio de Algorta estaba creciendo y la construcción de viviendas y la revisión de propiedades se hacía sentir en la vida municipal. Además de los conflictos que causaba en algunas familias el hecho de que los mozos en edad de servicio militar no se presentaran a la talla.

Y mientras la vida municipal continuaba con sus rutinas, a primeros de julio de 1887, se veía una orden del gobierno Civil confirmando la denegación realizada por el consistorio de Getxo, por la que se prohibía la extracción de piedra en la playa de Areatxu (Arrigunaga): “...Pues tratándose de aprovechamientos de piedra o arenas en terrenos contiguos al mar, no es el Ayuntamiento al que le corresponde dar o negar permisos, si no al Gobierno con arreglo a la Ley de Puertos del 7 de mayo de 1880…” Uno de los solicitantes, D. Miguel Uría, decía al respecto: “...Que no perjudica ni a la playa ni a la pesca la piedra que trato de extraer en el punto de Ereaga y Arrigunaga, donde baña el mar y solo en las bajamares, para utilizarla en la fabrica de cementos que poseo…” El Ayuntamiento apoya aquella pretensión: “...No encontramos ningún inconveniente para que se le conceda la autorización, toda vez que en los puntos que designa para la extracción de piedra, dicha actividad es favorable para las playas , que verían su fondo más igualado...”

El 16 de julio de 1887 se celebraban en la Escuela de Francés y Comercio de Algorta los exámenes generales anuales, las notas del alumnado era enviada al Ayuntamiento de Getxo por el profesor D. Melchor Munarriz.


La actividad en el Puerto Viejo también se hacía sentir, se estaba construyendo una escuela de párvulos, y el vecino del barrio D. León Landeta, solicitaba permiso para amasar cales en la calles, cercanas de Mugaburu y Arechondo.

Incluso el nomenclátor callejero iba a ver añadir una nueva vía, esta en Las Arenas. La solicitud venía de la mano de los hijos del finado D. Máximo Aguirre, autor de la urbanización de los solares del punto llamado “Lamiaco”. Acordaba el Ayuntamiento de Getxo el 7 de julio de 1887: “...Que a la vía o calle que desde el muelle y cerca de la casa del Sr. Barandica se dirige a la Ermita de Santa Ana, en Lamiaco-Arenas, se le ponga el nombre de “Avenida de Máximo Aguirre”...” El segundo teniente de Alcalde, D. José María Azpiri, que era de Las Arenas, fue comisionado para colocar una tablilla al comienzo de dicha calle. Dicho barrio veía cómo la afluencia de veraneantes llenaba las plazas y calles, por lo que uno de sus insignes habitantes D. Ándes Larrazabal, solicitaba en nombre de los convecinos y propietarios del barrio: “...Que esa corporación municipal se sirva a contribuir con alguna cantidad para establecer una banda de música durante el verano para que sirva de aliciente para atraer la concurrencia de gente...” El consistorio, que ya tenía asignadas las partidas de dinero a otros menesteres, asignaba para tal fin la cantidad de 250 pesetas.

Por otro lado, la caza de las consideradas en la época como alimañas, los zorrillos, era premiada por el Ayuntamiento con 2 pesetas. Esa fue la gratificación con la que fue compensado el vecino de Algorta D. Isidro Mota.

Los sínodos diocesanos, desde que se produjera el primer concilio de Jerusalén, al rededor del año 50 d.c., vinieron marcando el gobierno de los fieles, en los que, entre otras cosas, se detallaba la organización de las parroquias, sus archivos, mayordomías y el funcionamiento de las cofradías y hospitales. Estábamos a 14 de julio de 1887, y a pesar de que la actividad sinodal en ese siglo fue inexistente, la iglesia seguía demandando se cumplieran los tratados. Fue entonces cuando el cura párroco de San Nicolás de Bari de Algorta recordaba al Consistorio que: “...Con arreglo al Sinodal Diocesano debe nombrarse por el Ayuntamiento uno de los vocales de los que ha de componerse la Junta de Fábrica...” Atendiendo a su solicitud el consistorio de Getxo, nombraba a D. Santiago Diliz. La influencia de la iglesia de Getxo, tanto entre los fieles cómo entre los mandatarios del Pueblo, llegaba hasta los actos festivos. Y el mismo eclesiástico recordaba a nuestros ediles que ya que estaban próximas las fiestas del pueblo: “...Las funciones religiosas del día 11 de agosto y la del sermón que con motivo de la festividad de Santa Ana el día 26 se dará en Las Arenas...”


Y llegado el momento de los festejos, la comisión municipal sancionaba el programa festivo del año 1887. Que comenzaban el 26 de julio día de Santa Ana, a las 10 de la mañana, se iba a celebrar una solemne función religiosa en la capilla de la Santa; a las cuatro de la tarde comenzaría la romería en la campa contigua a dicha capilla, la misma sería amenizada por la banda de música y los tamborileros; a las diez de la noche se quemarían unos vistosos fuegos artificiales que darían paso a la romería en la plazuela de Las Arenas; como todos los años el fin de semana del San Ignacio se realizaría la repetición de la fiesta. Los fuegos de artificio de la Viuda e Hijo de Hernández causaron buenas sensaciones en los vecinos, pero al decir del consistorio se quedaron cortos ya que de las 8 ruedas contratadas, tan solo 3 fueron disparadas. En esas fiestas el pueblo se llenó de forasteros llegados de la villa de D. Diego, además de otros no tan deseados que se afanaron en obtener relojes y carteras ajenas.

El Puerto Viejo era uno de los lugares demandados por algunos ilustres auditores de la moralidad pública, en agosto de 1877 lo visitaba el del Tribunal de la Rota D. Francisco Sánchez Juárez; de el decían era un elocuente orador sagrado, cuya mermada salud le hacía acudir a nuestro Pueblo en busca de los aires marinos para reponerla.

En aquellos días hacían furor los baños calientes, pero también los fríos; la “Guipuzcoana” era uno de los establecimientos, que con sus casetas de baño, situadas frente al establecimiento de “Baños de Mar Bilbaínos” de la familia Aguirre, ofrecía casetas de baño de nueva construcción; dentro de su oferta incluían la de unos bonos en combinación con el ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, de 9 viajes y baños, por tan solo 30 reales. Otro de los propietarios de casetas de baño era D. José María Baez, cuyas casetas estaban situadas en la esquina de Ereaga, junto al camino del Puerto.


En julio de 1887 había llegado el momento de la inauguración del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas. Por es motivo el Ayuntamiento de Getxo decidía: “...Con motivo de la inauguración del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, para que algunos coches y carruajes puedan pasar por el camino que se halla frente al establecimiento de los Sres. Aguirre hacia la ermita de Santa Ana, se retire el rótulo de prohibido circular situado frente a dicho establecimiento balneario...” La inauguración se produjo el día 1 de julio de 1887. De este acto escribiré en una próxima entrada. Y puestos a inauguraciones el Ayuntamiento de Getxo acordaba asistir a la de la nueva iglesia de Las Arenas, el 16 de julio de ese año. A las diez de la mañana se verificaba la bendición de la nueva Iglesia de las Arenas bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes; al día siguiente, domingo, se celebraba la primera misa a las 6 de la mañana y la segunda a las 9, estando a cargo de las dos el Sr. Cura párroco de Algorta.

En la próxima despediré el año, y con la entrada en el nuevo, el día 7 de enero, volveré con la inauguración del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas en 1887.

No hay comentarios:

Publicar un comentario