lunes, 3 de diciembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -68-



En la anterior entrada veíamos cómo los salarios de los maestros no les permitían vivir con cierta dignidad. Y los vecinos de Algorta continuaban con el enganche de sus aguas sucias a la red municipal de reciente construcción.

Por entonces se celebraban algunas tradiciones religiosas de algunos santos de la liturgia católica: la de la Cofradía de San José era una de ellas. El Ayuntamiento de Getxo, el 17 de marzo, víspera de la celebración de ese rito religioso, recibía la invitación para que nuestros ediles acudieran a la función religiosa que se celebraba en la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta. El cura párroco exhortaba al consistorio de la necesidad de que los niños de las escuelas acudieran a los sermones el día 19 de ese mes. Y el Ayuntamiento diligente llamaba a los maestros a: “...Concurrir con sus respectivos niños y niñas a los citados sermones en castellano, por las mañanas. También a los sermones de “Mandato” y la “Soledad” del jueves y viernes de la Semana Santa...” Dando por hecho que los sacerdotes que iban a arengar a los niños los iba a poner la parroquia de San Nicolás. Los predicadores elegidos por el párroco de San Nicolás para los sermones de Semana Santa fueron los señores Abasolo y Olazabalaga.

Las canteras eran objeto de demanda por parte de algunos vecinos que deseaban explotarlas para la extracción de piedra para las obras del Pueblo. La de Aiboa la solicitaba D. Robustiano Larrondo y las de Arrigunaga, una en la bajada a la playa y otra cerca del molino de Aixerrota, por D. F. Benicio y Cñia. A este último se le autorizaba a: “...Tirar una vía férrea desde su fabrica a la vía pública, de un ancho de un metro, para que pueda realizar trabajos de carga y descarga de materiales...”

El archivo municipal empezaba a quedar pequeño para contener toda la documentación que se iba generando por lo que decidió el consistorio ampliar dicho recinto.


De las llaves de la Casa Hospital de la calle de la Carretera (actual Algortako Etorbidea) era depositario en marzo de 1887 D. Ándrés Isasi, que tenía las llaves desde que se comenzaron las obras de la iglesia de San Ignacio y, como eran necesarias para servicios municipales, el Ayuntamiento las reclamó.

El arbolado de Bikaia en otros tiempos rico, como decía Iturrizar en una carta el 6 de marzo de 1887: “...Los montazgos de Vizcaya que gozaban proindiviso en algunas merindades y anteiglesias en tiempos pasados, se van aminorando por causa de que se reducen los terrenos a heredades para sembrar, y se cortan muchos árboles bravos y corbatones para usos de ferrerías, astilleros de fábricas y otros edificios, quedando entecos y secos, y muchos parajes eminentes se ven rasos y calvos cuando en tiempos pasados estaban poblados de robles, hayas, fresnos y encinas según relatan los ancianos...” Parece que se trataba de repoblar por la Diputación y Ayuntamientos con algunas especies, según una circular emitida el 18 de marzo de aquel año. Pero no eran estas de las que hablaba Iturrizar, si no especies de crecimiento rápido que empobrecían los terrenos. Eso se desprende de la petición que el Ayuntamiento de Getxo, el 24 de marzo, hacía a la Diputación de Bizkaia para que le fueran suministrados: “...El suministro de hasta cien plantas, de la especie de eucalyptus, con el fin de ponerlos en este municipio...” Días más tarde el consistorio acordaba elevar a 300 el número de ejemplares de esa especie.

Algunas reclamaciones de los molinos, con motivo de la traída de aguas a Getxo, seguían sin estar resueltas. Ese era el caso del molino de “Itze” de D. Alejandro Azcorra, del cual llegaba un oficio a nuestro Consistorio el día 31 de marzo de 1887 con sus reclamaciones por pérdida de caudal y demanda de revisar las indemnizaciones, que provocaban que el Gobernador de la Provincia anulara las valoraciones de las indemnizaciones fijadas por nuestra alcaldía : “...Se anula la hoja de aprecio de los perjuicios que recibe el molino de Itze...” Por lo que el Ayuntamiento fijaba para el día 4 de abril: “...Para que de conformidad al artículo 22 de la Ley de expropiaciones forzosas, señale a los peritos para que pongan las notas y relaciones que previene el articulo 23 de la misma Ley y el 34 y 35 de su reglamento, con el fin de proceder al avalío y justiprecio del molino de Itze y sus terrenos...”


Finalmente iba a ser un Alavés el llamado a ocupar el puesto de tamborilero, alguacil y el cuidador del alumbrado de Las Arenas, el día 6 de abril de 1887, el Ayuntamiento en un pleno decidía: “...En vista de la instancia presentada por D. Ramón Soria, vecino de Vitoria, siendo el exponente el único aspirante, y reuniendo las condiciones necesarias para ocupar dicha plaza, acordamos nombrarle por unanimidad para ocupar la plaza vacante de tamborilero, alguacil y el cuidador del alumbrado de Las Arenas, con la dotación anual de 822 pesetas. Este encargado comenzará a ejercer sus funciones desde el próximo día 17 de abril de 1887...” Y para descontento del municipio el día 8 de abril el aludido enviaba una carta diciendo que le era imposible venir a ocupar dicha plaza. Por ello, y para hacer más atractiva la plaza de tamborilero, decidieron aumentar en 25 céntimos de peseta al día los honorarios de dicho cargo. Mientras un nuevo aspirante a la plaza llamaba a las puertas del Ayuntamiento, se trataba del vecino de Mungia D. Mateo Bilbao.

El día 14 de abril de 1887, el Ayuntamiento Getxo decidía e informaba: “...Del Real Decreto del 9 del actual, inserto en el Boletín Oficial del día 12, señalando los días 1,2,3 y 4 de mayo próximo para efectuar las elecciones ordinarias para la renovación bienal de la mitad de los Ayuntamientos...” El Ayuntamiento comenzó los preparativos para cumplir aquel precepto. Y se asignaba un presupuesto de 25 pesetas para los gastos de la mesa durante los cuatro días que iban a durar dichos comicios y los recuentos.

En aquellos días de finales de abril de 1887, la salubridad pública preocupaba a los vecinos y Ayuntamiento y los enganches a la incipiente red pública de recogida de aguas fecales empezaba a ser demandada por numerosos vecinos. En algunos casos eran edificios, de los que ya he hablado con anterioridad, los que presentaban condiciones poco saludables para los vecinos del Puerto viejo de Algorta: “...Se hallan en malísimo estado para la salud de los habitantes, según reconocimiento realizado por facultativos, las bodegas de la taberna de Echevarri a causa de la falta de salida para materias fecales...” Tan mal debía estar el local que el Ayuntamiento decidía: “...Se proceda al arreglo de dichas bodegas, y se oficia al rematante de dicha casa D. Benigno Larranz, para que en el plazo de 24 horas desocupe completamente dichas bodegas...”


Y a pesar de que el día 29 de febrero de 1876 había terminado la guerra entre Carlistas y Liberales, el 28 de abril de 1887, seguían las reclamaciones por suministros de guerra al bando Liberal. Y aunque no se habían realizado a tiempo las reclamaciones, por una circular de la Diputación que indicaba que si se presentaban en un pazo breve las solicitudes, quizá pudieran ser atendidas, por lo que el consistorio de Getxo decidía: “...Presentar a la Intendencia Militar de Vitoria las reclamaciones sobre suministros realizados por este Pueblo en la última guerra, a las tropas de la Nación...”

En la próxima entrada veremos cómo el Ayuntamiento proponía al Gobernador Civil una terna para formar parte de las Juntas de Sanidad y Enseñanza de Getxo.

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