jueves, 19 de enero de 2017

LAS PRIMERAS BOYAS DE LA BARRA



A pesar de que el primer asentamiento humano en la Anteiglesia de Getxo cabría situarlo en torno a 1390, según el libro “Monografías de Pueblos de Bizkaia” de José María Beascoechea, ya en 1502 se habían comenzado a realizar las primeras instalaciones portuarias. Y es de este tema del que trataré en esta entrada, y de cómo en algunas ocasiones, gracias a la lectura de periódicos de época se puede llegar a obtener datos referidos a obras en nuestra Anteiglesia, ría y puerto, de carácter histórico.

En el caso que nos ocupa, estas obras siguieron los patrones de algunos puertos de Francia y Bélgica (Amberes), los cuales fueron modelos para la instalación de las primeras boyas de seguridad allá por el año de 1502 para los navíos que se adentraban en el Puerto de Bilbao, los cuales se encontraban con la peligrosa “Barra de Portugalete”. Aprovechando que citamos a nuestra Villa vecina, decir que: “...El límite con Portugalete quedó fijado en 1586 por sentencia de la Cancillería de Valladolid, elevada a Carta Ejecutoria. Según éste, media ría era de jurisdicción portugaluja y la otra media de Getxo...”

Existieron varias causas que motivaron la peligrosidad de la temida “Barra de Portugalete”:


Una de ellas era el continuo movimiento de las mareas, que provocaban la formación de playas en el tramo inferior de la ría. Con la llegada de la bajamar se movía la arena hacia las inmediaciones de Portugalete, formando una barra de grandes dimensiones, perpendicular a la ría, provocando el cierre de la entrada. En la misma se abrían pequeños pasos de difícil tránsito. Pasos que variaban en su emplazamiento y que se abrían a la izquierda de la embocadura. 



Otra de las causas de esta peligrosa barra eran las aportaciones provenientes de arenas, lodos y cascajos que del rio “Grezalzu” (Gobela) proyectaba: “...junto a la casa de Las Arenas, y desemboca frente a Portugalete...” Esta casa no podría ser otra que la del Consulado de Bilbao o la casa del barquero. Ese cauce más tarde sería cambiado y conducido en línea recta hasta desaguar en el mar junto a una peña que se encontraba en el paraje denominado “La Begoña”, en la esquina de la actual playa de Balanar (La Bola).

En 1502 se instalaron en la llamada “Barra de Portugalete” y en la ría unas boyas similares a las de los puertos anteriormente citados. La instalación de las mejoras de la entrada al puerto corrieron a cargo del Ayuntamiento de la Villa de Bilbao, Prior y Cónsules de Contratación de Burgos: “...quienes dieron encargo al maestro cantero Garita (hombre de mucho renombre en lo tocante a construcciones) y al agrimensor francés M. Giot de Beogrant. Estos estudiaron las obras que eran factibles de realizar para el amejoramiento de la ría hasta llegar a a Portugalete y la Barra...” En esa época lo que hoy conocemos como Areeta-Las Arenas, no era si no una zona de prados juncales semi encharcados, que se hallaban bajo los montes de “Gasteluz”.


En aquel tiempo eran muy frecuentes los naufragios y encallamientos en la misma ría de Bilbao y en la desembocadura por las peligrosas corrientes y los bajos de arena que estas provocaban. Pronto Garita y Giot de Beogrant se aplicaron con tal entusiasmo a la tarea encomendada, que no tardaron en presentar su plan de obras para la mejora de la navegación. Según su plan lo primero que había que realizar era desviar el curso del rio Grezalzu (Gobela), obligando a que desembocara junto a las peñas de Punta Begoña. La obra consistió en abrir un canal de 410 brazas de longitud por 5 de ancho y 1 de profundidad; y se construiría una estacada de 40 brazas de largo, reforzada con rocas y tierra, realizándose en la misma madre del río una presa; además la obra contaba con un puente sobre el cauce y un camino para carros bajo el puente en dirección a Las Arenas. Su costo estimado fue de 6.820 reales. El informe de los expertos parecía sacado de los de hoy en día, por su optimismo, decían: “...Esta obra será cosa fixa y de arte que dure para siempre...” Finalmente aquel proyecto no se acometió, en su lugar realizaron otro menos ambicioso, consistente en colocar a la entrada de la ría unas boyas traídas desde Flandes. Mientras el río “Grezalzu” (Gobela) sufriría modificaciones importantes, que lo llevarían a recorrer en paralelo las calles Errekagane e Ibaigane de Getxo, para seguir por Grabriel Aresti (Leioa) hasta su desembocadura actual en el río Udondo. Las últimas las hemos podido ver todos.



Las mentes pensantes de la época se dieron pronto cuenta de que el futuro de la Villa bilbaína estaba en la ría y por las informaciones que les llegaban de los expertos marinos, decidieron colocar, al igual que existían en otros puertos de Europa, unas boyas que aseguraran la navegación en la ría bilbaína. El procurador bilbaíno D. Juan de Bermeo acudió a la corte diciendo: “...los navíos y naos que salían por el canal de la ría, cerca de Portugalete, por la poca agua e a causa de estar siempre en un lugar muchos navíos y gente, se perdían bastantes de estos..., que habiendo esta villa fabricado y colocado ciertas boyas en la barra a fin de que los navíos no se perdiesen, lo cual interesaba a los mercaderes, maestres y tripulantes y al real servicio, se debía autorizar que lar mercaderías pagasen un tanto para el sostenimiento y personal de dichas boyas...” La corte contestó que se informara al “Corregidor del Condado de Vizcaya” el licenciado D. Francisco de Vargas, para que dictaminara sobre la materia, finamente parece que su informe fue positivo y se llevó a cabo la instalación de aquellas boyas. El concejo municipal y la Casa de Contratación de Bilbao, en 1511, presentarían una incitativa real al corregidor para que informara de la necesidad de imponer un gravamen sobre los navíos para reemplazar las seis boyas que se habían perdido en la ría. Este fue el primer proyecto para mejorar la barra frente a Las Arenas y Portugalete, pese a que el primer barrio aún no se había comenzado a construir, y era tan solo una marisma. Los detalles de esta obra constan en el registro numero 201 del archivo del Ayuntamiento de Bilbao.


No fue esta la única indicación que se utilizó para la entrada de los navíos en la ria, en 1791 se instalo un sistema de señales, mediante banderas, que eran colocadas en el fortín de San Ignacio (Usategi), las cuales podían ser vistas desde Artxanda. Aquellas indicaciones eran sumamente necesarias para la navegación, ya que en el periodo que iba desde 1715 a 1795 naufragaron en el Abra 14 barcos, pero esos serán temas para una próxima entrada. Las medidas para el salvamento de náufragos, de buques encallados o hundidos por los temporales y barra se sucedieron a través de los años, buena prueba de ello es que el 28 de marzo de 1885, el “Club Náutico de Bilbao” daba cuenta de una suscripción para “...Establecer una Estación de Salvamento de Náufragos en la Barra del Nervión...” A la cifras conseguidas hasta esa fecha 38.475,75 pesetas venían a unirse las donadas por el comandante del vapor ingles “Guyenne” y del capitán y tripulación de otro de nacionalidad española el “Rivera”, que subían la cifra hasta los 38.580,75 pesetas. Con ello quedaba claro, que todos los barcos y compañías navieras estaban interesados en lograr, aunque fuera a través de una suscripción, la seguridad de la Barra de Portugalete.

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