A
pesar de que el primer asentamiento humano en la Anteiglesia de Getxo
cabría situarlo en torno a 1390, según el libro “Monografías
de Pueblos de Bizkaia”
de José María Beascoechea, ya en 1502 se habían comenzado a
realizar las primeras instalaciones portuarias. Y es de este tema del
que trataré en esta entrada, y de cómo en algunas ocasiones,
gracias a la lectura de periódicos de época se puede llegar a
obtener datos referidos a obras en nuestra Anteiglesia, ría y
puerto, de carácter histórico.
En
el caso que nos ocupa, estas obras siguieron los patrones de algunos
puertos de Francia y Bélgica (Amberes), los cuales fueron modelos
para la instalación de las primeras boyas de seguridad allá por el
año de 1502 para los navíos que se adentraban en el Puerto de
Bilbao, los cuales se encontraban con la peligrosa “Barra
de Portugalete”.
Aprovechando que citamos a nuestra Villa vecina, decir que: “...El
límite con Portugalete quedó fijado en 1586 por sentencia de la
Cancillería de Valladolid, elevada a Carta Ejecutoria. Según éste,
media ría era de jurisdicción portugaluja y la otra media de
Getxo...”
Existieron
varias causas que motivaron la peligrosidad de la temida “Barra
de Portugalete”:
Una
de ellas era el continuo movimiento de las mareas, que provocaban la
formación de playas en el tramo inferior de la ría. Con la llegada
de la bajamar se movía la arena hacia las inmediaciones de
Portugalete, formando una barra de grandes dimensiones, perpendicular
a la ría, provocando el cierre de la entrada. En la misma se abrían
pequeños pasos de difícil tránsito. Pasos que variaban en su
emplazamiento y que se abrían a la izquierda de la embocadura.
Otra
de las
causas de esta peligrosa barra eran las aportaciones provenientes de
arenas, lodos y cascajos que del rio “Grezalzu”
(Gobela) proyectaba: “...junto
a la casa de Las Arenas, y desemboca frente a Portugalete...”
Esta casa no podría ser otra que la del Consulado de Bilbao o la
casa del barquero. Ese cauce más tarde sería cambiado y conducido
en línea recta hasta desaguar en el mar junto a una peña que se
encontraba en el paraje denominado “La
Begoña”,
en la esquina de la actual playa de Balanar (La Bola).
En
1502 se instalaron en la llamada “Barra
de Portugalete”
y en la ría unas boyas similares a las de los puertos anteriormente
citados. La instalación de las mejoras de la entrada al puerto
corrieron a cargo del Ayuntamiento de la Villa de Bilbao, Prior y
Cónsules de Contratación de Burgos: “...quienes
dieron encargo al maestro cantero Garita (hombre de mucho renombre en
lo tocante a construcciones) y al agrimensor francés M. Giot de
Beogrant. Estos estudiaron las obras que eran factibles de realizar
para el amejoramiento de la ría hasta llegar a a Portugalete y la
Barra...”
En esa época lo que hoy conocemos como Areeta-Las Arenas, no era si
no una zona de prados juncales semi encharcados, que se hallaban bajo
los montes de “Gasteluz”.
En
aquel tiempo eran muy frecuentes los naufragios y encallamientos en
la misma ría de Bilbao y en la desembocadura por las peligrosas
corrientes y los bajos de arena que estas provocaban. Pronto Garita y
Giot de Beogrant se aplicaron con tal entusiasmo a la tarea
encomendada, que no tardaron en presentar su plan de obras para la
mejora de la navegación. Según su plan lo primero que había que
realizar era desviar el curso del rio Grezalzu (Gobela), obligando a
que desembocara junto a las peñas de Punta Begoña. La obra
consistió en abrir un canal de 410 brazas de longitud por 5 de ancho
y 1 de profundidad; y se construiría una estacada de 40 brazas de
largo, reforzada con rocas y tierra, realizándose en la misma madre
del río una presa; además la obra contaba con un puente sobre el
cauce y un camino para carros bajo el puente en dirección a Las
Arenas. Su costo estimado fue de 6.820 reales. El informe de los
expertos parecía sacado de los de hoy en día, por su optimismo,
decían: “...Esta
obra será cosa fixa y de arte que dure para siempre...”
Finalmente aquel proyecto no se acometió, en su lugar realizaron
otro menos ambicioso, consistente en colocar a la entrada de la ría
unas boyas traídas desde Flandes. Mientras el río “Grezalzu”
(Gobela) sufriría modificaciones importantes, que lo llevarían a
recorrer en paralelo las calles Errekagane e Ibaigane de Getxo, para
seguir por Grabriel Aresti (Leioa) hasta su desembocadura actual en
el río Udondo. Las
últimas las hemos podido ver todos.
Las
mentes pensantes de la época se dieron pronto cuenta de que el
futuro de la Villa bilbaína estaba en la ría y por las
informaciones que les llegaban de los expertos marinos, decidieron
colocar, al igual que existían en otros puertos de Europa, unas
boyas que aseguraran la navegación en la ría bilbaína. El
procurador bilbaíno D. Juan de Bermeo acudió a la corte diciendo:
“...los
navíos y naos que salían por el canal de la ría, cerca de
Portugalete, por la poca agua e a causa de estar siempre en un lugar
muchos navíos y gente, se perdían bastantes de estos...,
que
habiendo esta villa fabricado y colocado ciertas boyas en la barra a
fin de que los navíos no se perdiesen, lo cual interesaba a los
mercaderes, maestres y tripulantes y al real servicio, se debía
autorizar que lar mercaderías pagasen un tanto para el sostenimiento
y personal de dichas boyas...”
La corte contestó que se informara al “Corregidor
del Condado de Vizcaya”
el licenciado D. Francisco de Vargas, para que dictaminara sobre la
materia, finamente parece que su informe fue positivo y se llevó a
cabo la instalación de aquellas boyas. El
concejo municipal y la Casa de Contratación de Bilbao, en 1511,
presentarían una incitativa real al corregidor para que informara
de la necesidad de imponer un gravamen sobre los navíos para
reemplazar las seis boyas que se habían perdido en la ría. Este
fue el primer proyecto para mejorar la barra frente a Las Arenas y
Portugalete, pese a que el primer barrio aún no se había comenzado
a construir, y era tan solo una marisma. Los detalles de esta obra
constan en el registro numero 201 del archivo del Ayuntamiento de
Bilbao.
No
fue esta la única indicación que se utilizó para la entrada de los
navíos en la ria, en 1791 se instalo un sistema de señales,
mediante banderas, que eran colocadas en el fortín de San Ignacio
(Usategi), las cuales podían ser vistas desde Artxanda. Aquellas
indicaciones eran sumamente necesarias para la navegación, ya que en
el periodo que iba desde 1715 a 1795 naufragaron en el Abra 14
barcos, pero esos serán temas para una próxima entrada. Las medidas
para el salvamento de náufragos, de buques encallados o hundidos por
los temporales y barra se sucedieron a través de los años, buena
prueba de ello es que el 28 de marzo de 1885, el “Club
Náutico de Bilbao”
daba cuenta de una suscripción para “...Establecer
una Estación de Salvamento de Náufragos en la Barra del Nervión...”
A la cifras conseguidas hasta esa fecha 38.475,75 pesetas venían a
unirse las donadas por el comandante del vapor ingles “Guyenne”
y del capitán y tripulación de otro de nacionalidad española el
“Rivera”,
que subían la cifra hasta los 38.580,75 pesetas. Con ello quedaba
claro, que todos los barcos y compañías navieras estaban
interesados en lograr, aunque fuera a través de una suscripción, la
seguridad de la Barra de Portugalete.
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