La
Escuela de Náutica de Algorta nació al albur del Decreto del 8 de
julio de 1787, que ordenaba la fundación de escuelas de pilotaje y
marinería en todos los consulados de mar y puertos habilitados para
el comercio con las Américas.
Pero
su fecha de creación no se puede fijar hasta el 28 de abril de 1868,
fecha en la que el Ayuntamiento de Getxo abrió un expediente, para
la transformación de la Ermita de San Nicolás de Bari de Algorta en
Escuela de Náutica. La Ermita de San Nicolás de Bari fue construida
en la década de 1650-1660, siendo Párroco de Santa María de Getxo
D. Plablo de Alday. En 1808 comenzó a funcionar como parroquia, se
cerró al publico el 2 de julio de 1863.
El
lugar elegido para la escuela fue dicha ermita, situada en la bajada
de la calle San Nicolás, al llegar a la plaza de Jenaratxu, edificio
que fue en su tiempo la antigua perrera (calabozo) del Puerto Viejo.
Al comenzar el expediente, el consistorio decía: “...El
Ilustre Ayuntamiento de la Anteiglesias de Getxo estudiadas las
urgentes necesidades de formar una escuela de Náutica y las ventajas
que de ella reportarán al vecindario y juventud, erigir una casa que
suministre los departamentos convenientes y capacidad al efecto, y
habiendo reconocido el antiguo edificio de la Iglesia de San Nicolás
de Bari de Algorta...,
en
los conceptos que requiere la instrucción de la navegación es
inmejorable, puesto que desde sus salones se verán continuamente
abundantes operaciones de maniobra que son importantes para los
alumnos de la carrera de pilotos...”
El
edificio, era propiedad del Obispado de Gazteiz, y hacía años, en
1863, que había visto cerrar sus puertas debido al estado de ruina
que presentaba. Otro de los motivos de la elección era que al poder
aprovechar las paredes de la antigua ermita, se abarataba el costo de
construcción. El Consistorio, antes de preparar los planos para su
remodelación, solicitó el preceptivo permiso al Obispado. Quien
indicó el método que debía seguir la construcción del citado
edificio: las paredes del edificio debían ser apeadas, a excepción
de las que daban al este, oeste y sur, sin que el mismo impidiera el
paso público. La mampostería y sillería tenían que ser extraidas
de las canteras del Pueblo. El replanteo debía de realizarse dejando
el suelo del edificio a 186 milímetros por encima del suelo
existente de la iglesia. Se hacía desaparecer la forma ovalada que
tenía la pared este de la ermita. De esta manera se iba describiendo
cómo se iban a desarrollar las obras del nuevo edificio. El
presupuesto para aquella obra ascendió a 5.930 escudos.
El
4 de enero de 1868, el obispo de Gasteiz dirigió un escrito al
Ayuntamiento de Getxo, en el que decía: “...Depuradas
más y más las noticias del uso y destino que ha tenido en tiempos
anteriores la Ermita de San Nicolás de Bari de Algorta, y habida ya
seguridad de que allá fue construida con el único fin de celebrar
la Santa Misa, para que los dedicados a la pesca pudieran cumplir el
precepto de audición más cómodamente, como así se ha verificado,
y que si alguna vez llegó a inhumarse algún cadáver, ha
transcurrido tanto tiempo que no puede tener inconveniente alguno de
que sea habilitado dicho lugar, ni por otra parte se falte a las
disposiciones vigentes, vena dar y por el presente doy la licencia
necesaria para que la referida Ermita de San Nicolás de Bari de
Algorta pueda dedicarse a escuela de Náutica...”
Así, el obispo daba su autorización para la remodelación del
nuevo edificio, pero ponía la condición de que: “...en
la pared que sirva de portada al mismo edificio, o bien en otro punto
muy visible del mismo, se coloque incrustado, o en otra forma, una
cruz que indique haber sido santo, dicho local...”
Firmaban el acta D. Domingo de Arteta primer teniente de Alcalde de
la corporación municipal y el secretario D. José de Abarrategui.
Para
la ejecución de las obras se presentó un plano fechado el 29 de
abril de 1868, en el que se recogían unas vistas de alzado del
edificio así como una sección del edificio; en las plantas en las
que se recogía la distribución del edificio, se indicaba sombreado
con negrilla las paredes que se iban a aprovechar (Ver
fotografía superior).
El
11 de diciembre de 1868, D. Martín de Berreteaga, en representación
de la Cofradía de Mareantes, se dirigía por escrito al Ayuntamiento
de Getxo, exponiendo lo siguiente: “...la
Cofradía de Mareantes en cuya representación comparezco, como
Mayordomo, en junta general celebrada el día 24 de febrero último,
acordó que cedía al municipio todos los derechos que tenía
adquiridos en los consumos de vinos y aguardientes, de esta
Anteiglesia a virtud de escritura que entre esa corporación y la
representada por mi, se otorgó el año de 1842, pero con la
condición de que por esa parte se había de establecer el próximo
año en el edificio destinado al efecto, una escuela de Náutica...”
En aquel escrito, recordaban que la citada escuela debía servir para
formar a los jóvenes como pilotos, y que el sostenimiento de la
misma debía correr a cargo de la corporación local.
El
2 de octubre de 1868 la “Diputación
General del Señorío de Vizcaya”
autorizaba a sacar a remate las obras de la Escuela de Náutica. El 4
del mismo mes el Ayuntamiento de Getxo firmaba un decreto por el que
dichas obras salían a remate y colocaba en lugares visibles de todo
el Pueblo dicho decreto. El 18 de octubre de 1868 se firmaban el
otorgamiento de la escritura, por decreto del día 4 del mismo mes,
de la Diputación General, ante el notario y vecino de la propia
Anteiglesia de Getxo D. José Manuel Sarría, firmaban la misma D.
Luciano de Alday y el regidor D. Juan Ramón Arana. El 12 de abril de
1870 las obras de la Escuela de Náutica, realizadas por D. Antonio
de Uriarte, habían concluido y que habían sido revisadas por el
maestro de obras (titulo equivalente al de arquitecto municipal) D.
Francisco Ciriaco de Menchaca.
El
8 de marzo de 1879 se firmaba el documento de cesión de la Ermita de
San Nicolás de Bari para Escuela de Náutica, ante el notario de
Portugalete D. Ricardo de Vildosola, entre las representaciones del
“Ayuntamiento
de Getxo”
y de la “Cofradía
de Mareantes del Puerto de Algorta”.
El documento se titulaba “Escritura
de convenio obligación y renuncia de derechos”.
Entre los asistentes a aquel acto se encontraban: D. Ignacio de Arias
(Notario del Colegio del Territorio de la Excelentísima audiencia de
Burgos), D. Martín Berreteaga (Mayordomo de la Cofradía de
Mareantes del Puerto de Algorta). Mediante aquel acto quedaba
rescindido el convenio celebrado entre ambas corporaciones en el año
1842; a la vez que se nombraban las comisiones para establecer las
condiciones de la escritura de la Escuela de Náutica. Por parte de
la Cofradía fueron nombrados D. Julián de Mandaluniz, D. José
Antonio de Uriarte y D. Mariano de Arana. En dicha escritura se
establecían: “...los
derechos correspondientes al Puerto en los impuestos municipales y el
establecimiento de la Escuela de Náutica...”.
Se celebró una Junta de la Cofradía, el 24 de febrero de 1878, en
el salón del “Etxetxu”,bajo
la presidencia del Alcalde de Getxo D. Ramón de Arecheta, en la cual
se decía: “...estando
convocados y reunidos en junta de hermanos cofrades los mareantes de
este Puerto...,
con
su Mayordomo D. Angel de Zabala...,
a
petición de éste, se acuerda relevarle, pasando al cargo de
Mayordomo su segundo D. Julián de Manzaluniz, además de a los
señores D. Martin de Berretega y D. Eulalio de Madariaga...”
En dicha junta se nombró una comisión encargada de revisar las
cuentas del Puerto en la misma también se reclamaron al consistorio:
“...los
impuestos municipales en consumos de vinos, aguardientes y
licores...”.
Resultaban
curiosas las expresiones “Este
pobre Pueblo”
o “Este
sensato Pueblo”,
las cuales aparecerán en muchos párrafos de los escritos, tanto de
escrituras como de cartas protocolarias, que no eran si no una manera
de tratar de ahorrar en el pago de tributos. Pero en dicho escrito,
si algo se expresaba con claridad era que: “...el
gremio de Mareantes de este Pueblo renuncia para siempre a todos sus
derechos...,
a
favor del Ayuntamiento...,
de
la referida Escuela de Náutica...”
Pero salvaguardaba sus derechos la Cofradía de Mareantes con el
siguiente párrafo: “...Que
en el caso inesperado de que el Ayuntamiento una vez aceptadas las
condiciones que preceden dejare de cumplirlas en todo o en parte el
gremio tendrá derecho de pedir la nulidad del todo...”
Aquellas escrituras quedaban en manos de D. Ricardo de Vildosola
(Notario de Portugalete). El director y maestro de aquella escuela
fue D. Eusebio de Echaniz.
Pero
como casi todo en esta vida tiene un final, a la Escuela de Náutica
también le llego su hora. La escasez de alumnos provocó que en
abril de 1882 se viera avocada al cierre. Esto llevó a que fuera
necesario estudiar la situación legal en que quedaban los acuerdos
firmados entre Ayuntamiento y Cofrades, por lo que se solicitaron
varios informes legales a diversos juristas, entre ellos D. Salo de
Zayas, D. Lorenzo de Areilza y a un abogado bilbaíno de apellido Sr.
Ugalde. En el informe que realizó uno de estos abogados D. Lorenzo
de Areilza se indicaba que: “...Habiendo
estudiado la escritura de convenio, obligación y renuncia de
derechos otorgada en 10 de noviembre de 1879...,
y
las actas de acuerdos y decretos así como la escritura de 1842...,
así
como la escritura de obligación y compromiso del 1 de agosto de
1880...,
y
debido a que la escuela está destinada a cerrarse por la falta de
alumnos...,
su
director D. Eusebio de Echaniz ha cesado en su cargo con el
beneplácito de la Corporación Municipal...”
A partir de ahí se planteaba el destino que se tenía que dar a
aquel edificio que había albergado a la Escuela de Náutica y a sus
fondos, respecto al cese de funcionamiento era claro que: “...el
Colegio no lo constituyen el maestro y las paredes, si no que lo
esencial son los alumnos, sin los cuales no tiene razón de ser. La
escuela cesa por falta de alumnos, independiente mente de la voluntad
del Ayuntamiento, ajeno a su voluntad y contrario a sus deseos...”
Al parecer el tema de los arbitrios de bebidas alcohólicas causó
algunos problemas de interpretación legal, ya que se consideraba que
no podía ser la Cofradía quien cobrara la parte alícuota de
aquellos los impuestos, por lo que se solicitaron varios informes
legales a diversos juristas, entre ellos a D. Salo de Zayas, D.
Lorenzo de Areilza y a un abogado bilbaíno de apellido Sr. Ugalde.
En el informe emitido por el Sr. Areilza se decía: “...llega
por tanto el momento de en que debe empezar a satisfacer los 10.000
reales anuales a la Cofradía de Mareantes, no creo que habrá la
menor dificultad en que esta suma figure en los presupuestos...”
Aquel derecho de la Cofradía que venía de antiguo, se temía que
pronto pudiera dejar de cobrarse por: “...que se teme que muy
pronto vendrá la nivelación tributaria de estas Provincias con las
de Castilla...” Así que se aconsejaba, dada la falta de antiguos
justificantes, y a la mayor brevedad: “...y bajo la base de la
escritura del 10 de noviembre de 1879, capitular con la Cofradía de
Mareantes la suma de a esta se debe, y acordar su pago en unos
cuantos años...” Al parecer no tenía que haber problemas para
tomar esa decisión, y así lo indicaba en dicho informe: “...sé
que casi los mismos individuos de la Corporación Municipal son los
de la Cofradía, y porque una vez los fondos en manos de la misma
podrán ser invertidos en obras de provecho, sin necesidad de los
requisitos y autorizaciones que son indispensables en el
Ayuntamiento...”
Dentro de las opciones que se barajaron para el destino de aquellos
fondos estaban el sostenimiento de una Escuela Nocturna para adultos,
socorrer a viudas y huérfanos para emplearlos en trabajos del
Puerto.
Este
viejo edificio ha permanecido bajo la administración municipal a lo
largo de los años. Ha tenido diferentes funciones, entre ellas la de
calabozo o “Perrera”,
vivienda del contramaestre del ayuntamiento, vivienda de maestros. Se
le denominó también “La casa de los Maestros”, porque en ella
vivieron durante muchos años cuatro maestros, Dn. Antonio, Dn.
Bernardo y dos maestras; también fue residencia de un Sobrestante
del Ayuntamiento Juan Sáez, padre de “Pajarón”.
Así
fue como nació la Escuelas de Náutica de San Nicolas de Bari de
Algorta que aportó un innumerable número de afamados pilotos a este
Municipio. Hasta aquí un pequeño apunte sobre ella. Estos datos
están sacados de los expedientes municipales: Libro de decretos de
1868 expediente 4657-8
y del de los expedientes del mismo año 4602-8
y 4625-9.
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