Es
increíble cómo una película, un rodaje, en un día (¿quizá
elegido a posta?), era un 18 de julio, puede convulsionar a todo un
pueblo. Era uno de esos días horrorosos, tanto por el recuerdo como
por el calor sofocante que reinaba en Algorta, de esos que se suele
decir “tan
intenso, que descansaban hasta los monjes”.
Y
de repente, como si fuera una vuelta al sobrecogedor pasado, las
callejuelas del Puerto se vieron tomadas por uniformados golpistas,
clérigos y señoritos de sombrero. Resultaba curioso ver desfilar
entre un mar de curiosos, cámaras, actores y extras, (algunos del
Puerto), la procesión franquista que avanzaba por las pequeñas
callejas de Ribera y Portuzarra.
Ver
a conocidos actores, !Qué
divertido resultaba ver a un Ramón Barea vestido de Obispo!,
a Areces, Losada, Pepa Oniorte y otros, entre ellos David Pinilla,
hijo pequeño del autor de la novela que da nombre a film, mientras
los equipos de rodaje y auxiliares, a las ordenes de Ana Murugarren
trataban de preparar los escenarios, colocando carteles fascistas y
tapando los pocos vestigios de modernidad de esas calles. Las ordenes
de la directora, "!traedme
esa bandera!,
!silencio!,
!se
rueda, acción!",
eran una continua repetición de planos, hasta el esperado "!Vale,
ha salido bien!",
que los actores y figurantes respondían con un !Ufff...!,
y no era para menos, con aquel maldito calor.
Al
mediodía, los técnicos de la producción se afanaban en preparar el
escenario, colocando estratégicamente un viejo sidecar y camiones de
época, carteles facciosos y un sin fin de banderolas golpistas en
San Nikolas. La gente, sobre todo la mayor, al pasar, exclamaban con
una mezcla de preocupación y asombro "!Ha
pasado algo!".
Es que las balconadas del antiguo Ayuntamiento, llenas de gallardetes
fascistas sobrecogían a los mayores, quizá porque recordaban
aquellos infaustos días del terror. Algunos maduritos,
socarronamente, comentaban “!Ya
se ha formado el nuevo gobierno!”
Los
lugares elegidos para filmar la película fueron Larrañazubi, Puerto
Viejo, San Nikolas y la Avenida Basagoiti, algunas tomas de
interiores se rodaron en Algorta, una de ellas en Iturrieta, en la
casa de los Aldecoa, junto a la plaza de San Nikolas. Y era esa mima
plaza la elegida para rodar por la tarde.
Hacia
las cuatro, en medio de un calor asfixiante que daba valor a esa dura
profesión de los actores, en medio de una canícula que parecía
alquilada al propio régimen, los actores vestidos de época, con
unas ropas que tenían que parecerles autenticas saunas, repetían
las escenas. Algunas, nos retrotraían a situaciones ya vividas: un
pequeño acompañado de sus padre realizaba el saludo fascista a unos
camisas azules, a la vez que un militar golpista exigía a una mujer
que le enseñara lo que llevaba en el bolso. En el frontón, uno de
aquellos tenebrosos “camaradas”
jugaba a pelota a mano con el capellán castrense del batallón.
En el balcón del Ayuntamiento, cuatro mujeres nacionalistas y/o republicanas, aparecían con sus cabezas rapadas, símbolo de la humillación que las mujeres no fascistas sufrieron durante el franquismo. Desde el frontón, la directora y su ayudante iban dando las últimas órdenes a los agobiados actores, mientras algunos, desde las escasas sombras de la plaza, soportaban estoicos el calor.
El
pueblo, en general, aparecía sorprendido. Pero a medida que
transcurría el día algunos comenzaron a hacer comentarios jocosos,
cuando no airadas frases sobre el “acontecimiento”
del verano: la película de Ana Murugarren “La
Higuera de los Bastardos”,
basada en la novela de Ramiro Pinilla “La
Higuera”
que narra la historia de un falangista llamado Rogelio y un niño de
nombre Gabino. El primero queda atrapado en la mirada con odio del
niño, hijo y hermano de dos inocentes que el falangista sacó de su
casa y los asesinó a sangre fría. Esta producción comenzó a
gestarse a principios del pasado año, coincidiendo con el décimo
aniversario de la presentación en el 2006 de la novela en las
librerías. Según la directora del film, la película estará en las
pantallas el próximo año, allá por el otoño.
La
película, cuyo protagonista es el conocido actor de “Gatzaga”
Karra Elejalde, está basada en la novela “La
higuera”
de Ramiro Pinilla, uno de los escritores más prolíficos de Getxo,
quien desde su buhardilla de “Walden”,
en el barrio de Uri, nos ha legado entre otras novelas “Las
ciegas hormigas”,
Premio Nadal y de la Crítica; “Seno”,
Finalista del Premio Planeta. La trilogía “Verdes
valles colinas rojas”,
compuesta por “La
tierra convulsa”,
premio Euskadi de Literatura en Castellano, “Los
cuerpos desnudos”
“Las
cenizas del hierro”,
Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura. “Cadáveres
en la playa”
y un sin fin de creaciones publicadas a lo largo de su vida y
traducidas a más de veinte idiomas. “Verdes
Valles...”,
también recibió el “Premio Euskadi” de 2012.
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