Hace
ya más de cien años que por los caminos de hierro corrían las
maquinas de vapor con su hermoso penacho de humo disipándose en la
atmósfera en forma de espirales. El “Ferrocarril Económico
de Bilbao a Las Arenas” ya lo recorría desde el 1 de junio
de 1887, fecha en la que fue inaugurado. La idea de construir el
Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas surgió para dotar de un área de
residencia y esparcimiento a la nueva burguesía vizcaína.
Uno
de los elementos, que ya desde 1925 venía ocupando espacios en la
prensa, era el elevado coste del carbón.
Años antes, en 1892, ya se hablaba de: “...La
crisis del carbón. Un
telegrama fechado en Londres, en Marzo de aquel año, afirma que los
temores de que aumentara más el precio del carbón es tal, que todas
las fábricas, y hasta los particulares, procuran hacer la mayor
provisión posible de tan imprescindible artículo...”
También a nivel domestico era uno de los artículos de primera necesidad que estaba por las nubes. Su elevación de precio estaba ocasionando un problema que el Gobierno se veía negro para darle solución. En el “Liberal” del 11 de enero, aparecía recogido que iba a ser cambiado el mineral que se utilizaba para alimentar las calderas de las locomotoras: “...La hulla blanca va sustituyendo a la hulla negra en los transportes ferroviarios..., el nuevo sistema de locomoción es mucho más económico, tiene la ventaja de acortar las distancias por medio de velocidades superiores....” Pero no iba a ser éste el último. D. Juan de Churruca, director gerente de la compañía del ferrocarril, adelantaba que: “...el próximo miércoles día 14 de enero, en la reunión que celebrará la Junta General, recabaremos la autorización para llevar adelante el proyecto..., al acordar el consejo de Administración la electrificación de la línea Bilbao-Algorta, se hizo un concurso para el suministro del material, al que acudieron muchas empresas.., de momento, utilizaremos automotores con remolques, salvando la distancia que media entre Bilbao y Algorta en menos de veinte minutos..., el costo de ese nuevo proyecto de transformación hay consignados unos cuatro millones de pesetas...”. En el proceso de cambio de sistema de alimentación muchas son las fechas a recordar, aunque en este caso solo citaré dos: La construcción de la doble vía entre Bilbao y Algorta en 1926 y la electrificación de la misma.
En
1927 titulaba la prensa “...Se acabó el carbón...”
Anunciando la proximidad de la electrificación de la línea férrea,
sustituyendo al antiguo medio de locomoción con locomotoras de
carbón por el moderno de tracción eléctrica. Mientras que la
población asistía curiosa e impaciente a la llegada del nuevo
sistema, algunos usuarios despedían con pena la viejas locomotoras
diciendo: “...Los que tenemos la suerte de viajar
diariamente, y varias veces al día en este ferrocarril, no podemos,
ni debemos tener gran prisa por el cambio. Ante todo debemos ser
considerados y despedir a las sucias locomotoras con un agradecido
adiós...” La llegada de lo nuevo hacía cavilar a los
vecinos preguntándose: “...¿Serán más rápidos, serán
más limpios...”, pero sobre todo se preguntaban:
“...¿serán tan seguros los trenes eléctricos como los de
vapor?..., cumplirán día tras día todos sus viajes,
y año tras año, sin interrupción, todos sus servicios, como lo
hacen las locomotoras de vapor?...”.
Al
hacer memoria de las que habían conocido en su niñez, recordaban a
la grandes maquinas de vapor, que habían circulado por nuestro
municipio, mencionando sus nombres y características, algunas de
ellas habían sido bautizadas con apelativos toponímicos locales:
“...Entonces había pocas, teníamos la “Luchana”,
“Plencia”, “Guecho”. etc., la “Luchana” era la veterana,
tenía ruedas pequeñas y al andar, producía, mucho ruido, que sin
duda era debido a que su sistema de distribución lo tenía con
movimiento exterior, no tenia gran velocidad, pero, en cambio,
arrastraba mucho...” Un viejo maquinista recordaba:
“...Hasta seis vagones cargados subía al relleno, hoy paseo
de Zugatzarte, la “Luchana”..., a la “Guecho” y
“Plencia” las veo en maniobras, corren más, pero, por su poco
peso, patinan pronto...” Teníamos luego otro grupo de
máquinas, de tres pares de ruedas acopladas: “...Orejo”,
“Heras” y “Güeñes”, que aunque
pequeñas, han rendido miles de servicios sin interrupción. Luego
vinieron las grandes, de dos pares de ruedas acopladas: “Valmaseda”,
“Matico”, “Deusto”, “Neguri”, “Esperanza”, etc.,
magníficas también, que durante estos últimos años, con la
cooperación de las anteriores, dan servicio cada media hora hasta
Algorta... En esos años (1927), con la llegada del
verano, la demanda de trenes rápidos por parte de los viajeros, que
se dirigían a nuestras playas, vinieron en su ayuda otras maquinas:
“...la “Astillero” y “Gibaja” más seguras...”.
Pero
aquellas viejas locomotoras de vapor, que habían circulado durante
40 años sin conocer casi las averías más temidas: “...ni
explosiones de calderas, reventado de tubos, rotura de bielas,
corrimiento de distribución o rotura de algún bastidor. Muchos
viajes sin ni siquiera apretar un prensa-estopas...”, iban
a pasar al recuerdo dando paso en 1928 a las de tracción eléctrica.
Reflexionaba un articulista: “...Considerad que adiós
merecen esas pobres locomotoras que han prestado tan grandes
servicios, sin apenas descarrilamientos ni desgracias. Considerad con
qué rabia verán pasar, desde su retiro, a los nuevos coches-motores
limpiamente barnizados, ufanos, gallardos y sin ruido...”.
El
8 Febrero de 1928 se inauguraba el servicio de los trenes eléctricos,
que durante un tiempo iba a ser combinado con las nuevas unidades,
hasta que estas sustituyeran definitivamente a las de vapor. En la
vieja estación de Las Arenas se había verificado la bendición del
coche motor y los remolques. La ceremonia la dirigió el párroco de
Las mercedes Sr. Escauriaza, se hallaban presentes el director Juan
de Churruca y Calbeton (tercer hijo de Evaristo de Churruca) y el
subdirector de la compañía, Sr. Areitio (Ver fotografía inferior).
El primer tren eléctrico
efectuó su salida desde Las Arenas a las ocho de la mañana con
dirección a Bilbao, y desde la capital bizkaina a las ocho y media
con dirección a Algorta. Precisamente en la fotografía de cabeza
parece en el momento de la inauguración en Matiko, el vecino de
Algorta, Sr. Churruca. La inauguración de la tracción eléctrica
entre Bilbao y Algorta, puesta en servicio el 8 de febrero de 1929,
permitió incrementar un 17 % el número de viajeros. Mejorando el
servicio que solo quedaba suspendido entre las dos y las cinco de la
madrugada.
La
tracción eléctrica representaba frente al vapor una notable mejora,
que permitía incrementar la capacidad de arrastre de las locomotoras
y mejorar los tiempos de marcha. Además de atender intereses
financieros que imponían la transformación de la tracción por
vapor a eléctrica. A finales del siglo XIX, la electricidad, que en
principio era una fuente de energía más, época en que el vapor
estaba en su máximo apogeo, debido a que este mineral era
inexistente en Bizkaia, acabó por imponerse gracias a su coste y su
gran versatilidad. Con ocasión del cambio de sistema, algunas de
esas viejas maquinas de vapor, construidas entre 1885 y 1905, fueron
vendidas a empresas mineras, algunas de ellas sobrevivieron en esas
empresas hasta los años sesenta.
Seguro
que aquellas viejas maquinas y sus conductores, algunos ya retirados,
desde su vía muerta en el deposito, sintieron las fanfarronas
trompetas de aire que salían de los nuevos motores avisando su
llegada, y las comparaban con el humilde pitido de la veteranas.
Mientras, ellas esperaban con sus calderas en presión en su
aparcadero de Las Arenas, listas a la llamada telefónica que
requiriera su servicio, acudiendo gozosas a arrastrar los vagones,
parados en las vías por alguna avería eléctrica.
..."el servicio solo quedaba suspendido entre las dos y las cinco de la madrugada." Tomen buena nota señores del Metro y estamos hablando de 1.929. Incluso en los años cincuenta y sesenta había un tren que le llamaban el "pirata" que creo que salía de Bilbo con destino a Plentzia a la una de la mañana.
ResponderEliminarEnhorabuena Karla.
J.L.Alday