En
la entrada anterior terminaba con la iniciativa de D. Antonio
Arechavala, que se disponía a levantar en Ereaga el Balneario que
recibiría el nombre de “La Perla”.
En
1894 Algorta empezaba a tomar la delantera como zona de baños, y
dejaba de ser únicamente asentamiento de viejos lobos de mar, que a
decir de algún diario de la corte madrileña: “De
algunos años a esta parte, Algorta ha crecido
como la espuma. Aquel pueblecito donde según es fama venían pasar
la vejez y terminar la vida los viejos lobos de mar que se habían
dedicado a la trata, ha cambiado por completo de aspecto. Al presente
son muchas las familias de Madrid que allí veranean y toman baños
de mar....”.
Sobre
la playa, a pesar de que criticaban sus arenas, decían: “...El
suelo de la playa no es precisamente de los más suaves, hay allí
más piedras que arena; pero la Providencia, que según voz pública,
que es muy sabia, está preparando una playa arenosa, suave y
segurísima a la entrada del pueblo, viniendo de Las Arenas. Si allí
se levanta un nuevo establecimiento, tengo por cierto que habrá
terrible competencia al actual, pues aunque se hallaría un poco más
alejado del centro de Algorta, la bajada a la playa serla mucho más
corta y cómoda. Aparte de que si los bañistas siguen afluyendo a
Algorta con el entusiasmo con que acuden ahora, habría gente para
las dos playas....”.
Achacaban
el trasvase de veraneantes de Las Arenas a Algorta a sus altos
precios: “...la playa de Las Arenas tiene más
pretensiones, tal vez demasiadas, porque si el Hotel, que entre
paréntesis, es magnifico, no acude más gente, débese a que por el
mismo precio que allí se paga se puede pasar el verano en Biarritz o
en la Concha de San Sebastián...”.
En
1895, en una publicación titulada “Indicador de los
principales Baños de Mar”, se describían los
establecimiento de baños de mar del Municipio. Empezaba por el de
Algorta, se refería al denominado “La Perla”,
situado en la playa de Ereaga. Aconsejaba alojarse en “La
Fonda San Ignacio” o en el “Hotel de Justo Ugarte”.
Los precios de aquel balneario eran: por una caseta 25 cts., si el
bañista deseaba que se le transportara hasta el mar la caseta, 50
cts. Los precios de la indumentaria de baño eran: traje de baño
completo 25 cts., capa de baño 25 cts., gorra o sombrero de baño 10
cts., un par de alpargatas otros 10 cts., por una sábana 20 cts.,
por el servicio del bañero para una sola persona 50 cts., y para más
de una, 25 cts. persona. Tenían otros servicios como baños
calientes, duchas y chorros cuyo precio era de 1,5 céntimos.
El
establecimiento de “Baños de Mar Bilbainos” de
Areeta-Las Arenas tenia los mismos precios que el de Algorta. Para
alojarse contaba la localidad, además de con el propio
establecimiento de baños, con varios hoteles, fondas y casas de
huéspedes, el precio del establecimiento era comida incluida de 7 a
10 pesetas diarias.
Durante
los meses de verano el consistorio contrató a la Banda de Garellano
para que tocara domingos y festivos de 17 a las 21 horas. El aspecto
del barrio había mejorado con la inclusión de un hermoso paseo con
un frondoso arbolado, desde la Plazuela (Puente Bizkaia) hasta la
estación del ferrocarril. El ayuntamiento y la compañía del
ferrocarril establecieron ayudas para fomentar el atractivo del
pueblo a los veraneantes. Las ayudas facilitaban el acceso gratuito a
los componentes de la banda de música. En la ayuda participaron
otras entidades del barrio: la compañía del Puente Bizkaia, el
Hotel Ventura y la nueva fonda de Las Arenas, además de vecinos
entre los que estaban los Larrazabal, Arellano, Zabala, Aburto, etc.
Sobre un coste previsto de 500 pesetas, se recaudaron .500 pesetas.
Con el excedente acordaron la construcción de un nuevo quiosco de
música. El 1 de julio abría sus puertas el acreditado “Hotel
Aramberria”, cerca de la playa.
En
días de fiestas y asuetos, un estribillo corría por doquier
“...También jaleo hoy habrá para los libres de penas, según
anunciado está, no lejos, en Las Arenas...”. Mientras, la
“Fonda San Ignacio” de Algorta, regentada por
Josefa Uribe, anunciaba la apertura del establecimiento veraniego
para el 15 de julio. Contaba con parada de tranvía a sus puertas,
con un frondoso arbolado alrededor del edificio y un frontón de
pelota para recreo de los huéspedes. La compañía “FAY y
YAF” realizaba viajes por la ría entre Bilbao y Las Arenas
a partir de las 14 horas, por un precio de 0,50 pesetas.
La
cultura en el Estado, parece que, además de estar mal pagada, tenía
pocos centros donde impartir la enseñanza. El número de tabernas,
por cierto muy frecuentadas, alcanzaban las 90.000. Las escuelas sólo
llegaban a 24.529. Pero también había más plazas de toros que
escuelas de artes y oficios, y más que espectáculos teatrales. Así
que había quien afirmaba, y no sin cierta razón que: “...Mientras
la taberna domine a la escuela, será difícil arraigar la
dignificación del ciudadano y la independencia del cuerpo
electoral...”.
Mientras
los baños de mar ya habían dejado de publicarse en la prensa,
ocupaban su lugar los de aguas sulfurosas de Villaro (Bizkaia) y
Zuazo (Araba) y los de aguas termales del Molinar de Carranza
(Bizkaia).
Durante
el año 1898 el tranvía eléctrico entre Bilbao y Las Arenas movió
la friolera de 1.700.000 viajeros.
Las
instalaciones balnearias y las viviendas también sufrían el embate
de los temporales. En enero de 1899 los vecinos de Las Arenas y
Algorta, cuyas viviendas se encontraban cercanas a las orillas de las
playas, se mostraban alarmados, porque en el último temporal, el mar
llegó hasta sus propiedades causando daños de consideración. Tal
fue así, que el balneario “La Perla”, regentado
por D. Antonio Arechavala, fue arrasado por la fuerza del mar. La
Junta de Obras del Puerto ya estaba estudiando la construcción de un
muro que iba desde la Avanzada (Balanar-La Bola), hasta el Balneario
de Las Arenas. El citado muro iba a unir el ya existente entre el
muelle (la ría) y el balneario.
En
1899, (ya estaba llegando el final de los días dorados de Areeta-Las
Arenas) durante las fiestas de Santa Ana, en el quiosco de la calle
Mayor, actuó la banda de música Comercial de Sestao. El concierto
que comenzó a las cuatro de la tarde estuvo compuesto por las
siguientes piezas: Un paso-doble del Siglo XVII, “Chantilly”
tanda de valses. El número más esperado fue la obra “Las
corduras”, de obligado cornetín, que fue interpretado por
un niño de 12 años, le seguían la mazurca “Conchita”,
el chotis “Delicias de amor”, “Primavera
del nuevo Mundo” y una jota de Cádiz del maestro Chueca.
La romería celebrada más tarde corrió a cargo de la Banda de
Getxo.
Era
la hora de las grandes obras, que de la mano de Evaristo Churruca
crearía los contramuelles, obra que terminó sentenciando a aquella
maravillosa playa. Poco a poco irán desapareciendo los balnearios,
el de la familia Aguirre en 1898, convirtiéndose en el Club Marítimo
del Abra en 1903. Otros como los de Felipa Bustingorri y el de la
calle Urquijo de Las Arenas también verán cerrar sus puertas.
En
1900, en la guía Arco de Madrid, libro que se titulaba “Guía
práctica de Bilbao y Vizcaya”, recordaban algunas cosas de
nuestro pueblo:
Hablaban
sobre el ferrocarril de vía estrecha: “...abierto a la
explotación en 1887, proyectado por el ingeniero Adolfo de Ibarreta,
de su recorrido de 12 kilómetros, de las frecuencias de los trenes:
por las mañanas con salida de Bilbao a partir de las 6 horas y hasta
las 11,30; y por la tarde de 12 horas a 18. Este servicio era
ampliado durante el verano comenzando a las 5,20 y finalizando a las
21 horas. Del ferrocarril de Las Arenas a Plencia abierto a la
explotación en 1893, con un recorrido de 15 kilómetros, con
estaciones en Las Arenas, Algorta y Plencia, y apeaderos en San
Ignacio, Guecho, Berango, Sopelana y Urduliz...”.
Del
tranvía urbano que aún era de sangre (tirado por caballos), del
eléctrico de Las Arenas, (cuyo cuadro de horarios adjunto en la
fotografía inferior). Del cual los precios de referencia eran: En
días laborables ida y vuelta entre Areeta y Bilbao: 60 cts., entre
Areeta y Algorta: 30 cts.; los billetes de ida y vuelta para los
obreros tenían otro precio: Entre Algorta y Bilbao 35 cts., entre
Las Arenas y Bilbao 30 cts.; las tarjetas de abono de 34 viajes entre
Areeta y Algorta 5 pesetas, y las de 19 viajes entre Areeta y Bilbao
5 pesetas al igual que las de Algorta a Bilbao. Los abonos de un año
entre Algorta y Bilbao costaban 150 pesetas, y los trimestrales 45
pesetas.
El
servicio de teléfonos estaba instalado en Areeta-Las Arenas en la
calle “La Estación”, actual Andrés Larrazabal.
Las tarifas por cable con Gran Bretaña era de 35 cts, con Francia de
54 cts.; con Estados Unidos y Canadá era de 1,60 francos oro por
palabra. Otro de los aspectos que tocaba era el de los faros (ver
fotografía cuadro superior).
Respecto
a los servicios, en Las Arenas en 1902, iba a ser el Hotel Ventura
quien se adelantaría en sus ofertas, quien incluía en su
propaganda: “...Gran Hotel Ventura (Las Arenas), teléfono
3.133. Los dueños de este acreditado establecimiento, pone en
conocimiento, del público, que en el se sirven toda clase de
fiambres, helados, café y cuantos pedidos se hagan...”.
Otra
de las familias que desarrollo la actividad balnearia fueron los
Urresti-Urkiza, compraron a finales del Siglo XIX un balneario
situado a la izquierda del gran balneario de la familia Aguirre
(mirando desde la mar) a su izquierda, estaba adelantado en la playa,
frente a la actual calle “Embarcadero Kalea” de Las
Arenas. En la fotografía superior se puede ver el Balneario de los
Urresti (señalado igual que el de los Aguirre). En la inferior
aparecen algunos de sus componentes familiares: en la fila de arriba
de izquierda a derecha Isabel, Consuelo, Angel Urresti Eskalza e
Isabel Urkiza Iturbe; en la fila de abajo de pies: Enrique, Jose
Mari, Milagros y Maria Ángeles; debajo agachado sobre el cesped
Anselmo.
Esta
instalación, en el invierno de 1899 fue destruida por los embates
del mar. En la fotografía inferior aparece parte de un plano de 1904
firmado por Evaristo Churruca, en el que se señalaba: “...Balneario
destruido durante el invierno de 1899...”.
Mientras,
en 1901, se anunciaban los baños de mar calientes “Las
Delicias” en Las Arenas. Este establecimiento, que me
atrevo a aventurar, estaba situado en el numero 15 de la calle
Urkijo, fue propiedad de la familia “Urresti”.
Tenía los baños en la planta baja, y en los pisos sus habitaciones
familiares con alguna planta destinada a albergar a su clientela. El
permiso para la construcción de esa edificación fue solicitado por
Angel Urresti el 13 de Agosto de 1900, en la solicitud se decía:
“...Para la construcción de una casa doble, sin
urbanizar...”, extremo este último al que el consistorio
no accedió, ya que todo el barrio estaba declarado urbanizado,
contando con servicios de agua, alumbrado y vigilancia tanto de día
como de noche, todas las calles tenían su nombre con las casas
numeradas.
En
marzo de 1931 ceso la actividad como casa de baños, construyendo en
sus instalaciones dos viviendas. Más tarde se levantarían sobre
ella tres nuevas plantas.
Hasta
aquí un pequeño recorrido por aquellos días de Baños de Agua de
Mar, que atrajeron a cientos de bilbainos a nuestras playas y que
ocuparon un amplio espacio informativo en la prensa de la época.
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