Durante
la Primera Guerra Carlista, que se inicia en 1833 y finaliza en 1839,
entre los pretendientes al trono de España, partidarios de Isabel II
(Cristinos o Liberales) y los de Don Carlos (Carlistas),
sucedió también un choque de mentalidades (tradicionalismo y
liberalismo) por el temor a la pérdida de los Fueros.
En el
curso de la misma, cual Margaretha Geertruida Zelle, (más conocida
como Mata Hari, famosa bailarina y actriz condenada a muerte por
espionaje y ejecutada durante la I Guerra Mundial), en uno de
nuestros barrios, en 1837, la “Presidencia de la Comisión
Militar de Vizcaya” remitía un sumario dirigido al
“Comisario Regio de Vizcaya” dando cuenta de la
remisión (perdón) de Dña. Josefa Ramona de Sagarduy, vecina
de Algorta, junto con la sumaria instruida contra ella, acusada de
haber seducido a dos voluntarios del Sexto Batallón de Vizcaya para
que se pasasen al enemigo.
Aquel
sumario iba firmado por el Fiscal D. José Antonio Aguirreamalloa
(Capitán de Infanteria) y por el Secretario Sr. Larrazabal. Se abría
como consecuencia de los hechos que se iniciaron el 24 de febrero de
1837 a partir de un informe elaborado por el Comandante del 6º
Batallón que se hallaba estacionado en Derio. En aquel informe se
decía “...tras la entrega, en Portugalete a los Cristinos,
de dos voluntarios de la 1ª Compañía, según el parte que me pasa
el capitán de la misma, el Cabo 2º Roque Sacona y el voluntario
Francisco Telleria...,...aseguran que anoche estuvieron
en casa de Josefa Sagarduy, en Algorta...,...que dicha
señora se halla seduciendo a algunos individuos de su compañía...”.
A
continuación el fiscal tomó declaración a Dña. Josefa Ramona de
Sagarduy. Entre los datos que al iniciar el interrogatorio aportó la
señora, se hallaba la edad (29 años), su profesión (costurera), y
su condición social (casada). Preguntada sobre si sabía la causa de
su prisión relató lo siguiente: “...presumo que sea porque
se entregaron dos voluntarios al 6º Batallón, pasándose al enemigo
en Portugalete, los que el lunes por la noche mandaron a la
declarante les pusiera de cenar. Después de cenar le encargaron que
a las cuatro de la mañana les despertase, pues tenían que marchar a
Derio. Habiéndoles despertado a las tres de la mañana, tomaron
aguardiente y salieron de la casa, dirigiéndose en lugar de a Derio
a Portugalete, acusando de esta deserción a la declarante, a quien
han hecho presa...”.
Siguiendo
con el interrogatorio, confirmó que el llamado Roque, era cabo 2º y
el otro Telleria era de profesión barbero, y tenía un hermano,
casado, en Algorta. Que dichos soldados se habían presentado más
veces en su casa, en compañía de un voluntario al que llamaban
“Chamboli”, afirmando que el primero estuvo
alojado en su casa.
Preguntada
sobre si el lunes, Roque y Telleria, se pusieron galones de cabo 1º
en esta su casa dijo “...no pusieron galones ni el uno ni el
otro...,...pero que pudo ser otra mujer de la Villa de
Plencia..”. Negó también que ambos soldados hubieran
realizado comentarios contrarios al Rey, ni que quisieran pasarse al
enemigo. Asi mismo negó que entraran en otras casas, salvo en la de
Ramón Arecheta. El fiscal dio por terminada la declaración y
preguntada si juraba la misma, respondió realizando la señal de la
cruz.
A
continuación prestó declaración el Capitán D. Juan Bautista de
Arriola, quien era natural de Markina, perteneciendo a la 1ª
Compañía del 6º Batallón de Bizkaia, quien confirmó que “...los
voluntarios cenaron en casa de Dña. Josefa Ramona de Sagarduy, y al
amanecer del martes, desde la misma cas fueron a entregarse. El
voluntario Juan Antonio Urbieta, me aseguró que se habían puesto
galones de cabo 1º en la misma casa, y que habían sido seducidos
por la anterior señora, para que se pasaran al enemigo...,...y
el miércoles anterior a la entrega de los voluntarios en Portugate.
Josefa había acudido a Derio, con el pretexto de guarnicionar. Allí
fue detenida y la entregaron al comandante, quien la envió al
Comandante General...”. Así se produjo la detención de
Josefa.
Seguido
se produciría la declaración del Oficial D. Juan Antonio de Amezti,
quien pertenecía a la 1ª compañía, del Sexto Batallón de
Vizcaya, quien era natural de Mallabia. El militar afirmó que
“...Josefa Sagarduy es una mujer muy sospechosa, tanto en su
opinión como en su conducta...”, tachaba a la buena mujer,
por otro lado con mentalidad de la época, y con la pretensión de
hacer daño al enemigo de practicar el oficio mas viejo del mundo.
Sin embargo, respecto a que “...hubiera seducido a los
voluntarios, no podía asegurarlo...,...pero en su
opinión, su venida a Derio tuvo que haber sido con el fin de seducir
a algunos otros...”.
Continuaron
otras declaraciones, como la del Cabo 1º Juan Francisco de
Echenagusia, quien afirmó que: “...no le constaba que
hubiera seducido a los voluntarios, ni que los hubiera inducido a
pasarse al enemigo, aunque pudiera haber motivos fundados, ya que la
noche anterior cenaron en su casa, y por la mañana pasaron a
Portugalete...”. A pesar de no constarle, en su
intervención, afirmaba que: “...aunque no los hubiere
seducido, debía saber que pensaban pasarse al enemigo...”.
Parece que la persona que le había denunciado, Carlista convencido,
acusaba a: “...la Sagarduy de ser Cristina...”.
Le
acusaba de tener mucha facilidad de entrada en: “...una casa
de Plencia, donde pudieron entregarle la “grana”, en la casa de
las Planchadoras, donde acudía con mucha frecuencia, y también a la
casa de Bonifacia la de Ataguena, y también a otra llamada Polonia
en Artecalle, todas ellas de opinión contraria el Rey...,...y
se sabe que la Sagarduy ha hablado contra el Rey...”.
La grana
era un paño fino de color rojo, que se utilizaba para las boinas e
identifica al usuario: en el caso de los Carlista (txapelgorri),
y a los Cristinos o Isabelinos que utilizaban boina blanca.
Otra de
las declarantes fue Manuela Barañano, natural de Plentzia, y de
profesión costurera, quien afirmaba que: “...solo sabía que
los voluntarios se habían pasado al enemigo por comentarios en la
calle...,...que Sacona era muy amigo de Josefa, pero
que Telleria no le constaba que lo fuera...,...que
nunca había oído decir nada ofensivo hacia el Rey a Josefa...”.
Siguieron
siendo llamados a prestar testimonio otras personas que negaron que
José Ramona Sagarduy hubiera inducido a los voluntarios Roque Sacona
y Francisco Telleria a pasarse al enemigo. Entre las mujeres llamadas
a declarar, algunas vecinas de Plentzia, estaban Polonia Urresti,
Polonia Zurbano, Carmen de Goitia, todas ellas con declaraciones
exculpatorias. Otra de las llamadas a declarar Bonifacia de Altaguena
había abandonado el pueblo, por lo que no pudieron tomarle
declaración.
Otro de
los declarantes fue el regidor de Getxo Ramón de Aldecoa, quien pese
a conocer a Josefa, afirmó vivir muy alejado de su vivienda, además
de llevar toda su vida navegando, por lo que no le constaban las
acusaciones que se hacían contra aquella mujer.
También
fueron llamados a declarar el hermano de la acusada, D. Fermin de
Sagarduy, quien negó todas las acusaciones. Preguntado por cual era
el objeto de las visitas de su hermana a Galdakano, Plentzia y Derio,
respondió que: “...a
Galdacano solía acudir a comprar aguardiente, pero que ignoraba los
motivos de sus visitas a los otros dos pueblos...”.
Así como su hermana Agustina Sagarduy, quien declaró: “...vinieron
de noche, muy tarde Roque y Telleria, llamaron a la puerta, mi
hermana salio a la ventana y como conoció quienes eran, les abrió.
Entraron y dejaron los fusiles apoyados y se quitaron los morrales.
Al registarlos vimos que no traían las ropas habituales. Cuando les
preguntamos que donde las habían dejado, contestaron que las habían
dejado para lavar a su madre...,...luego de cenar se
fueron a la cama, diciendo que les despertáramos a las cuatro de la
madrugada, que tenían que ir a Derio...,...cuando les
despertamos, a la hora dicha, contestaron que aún era muy temprano,
y durmieron hasta bien entrado el día...,...luego
recogieron sus armas y morrales y se despidieron, diciendo que se
iban a entregar a los Cristinos en Portugalete...”, negando
el resto de las acusaciones relacionadas con colocar galones a los
voluntarios.
A los
dos días de realizadas aquellas diligencias, el Fiscal ofició al
Comisario de la Vigilancia Publica de Plentzia, en los términos
siguientes: “...la Fiscalía de la Comisión Militar de
Vizcaya, en la causa contra Josefa Ramona de Sagarduy, acusada de
seducción, dice que habiendo sido castigada y presa en Plencia huyó,
convirtiéndola esto en mas sospechosa...,...Ruego a
usted me ilustre en esta materia...”. Esta solicitud se
realizó el 4 de Marzo de 1837. Iba firmado por el Fiscal D. Jose
Antonio Aguirreamalloa (Capitan de Infanteria).
A quien
le era remitido un oficio de la Comisión de Vigilancia de Plentzia,
en el que se informaba que: “...a mediados de Febrero de
1837, había sido detenida por los Aduaneros de Plencia, con dos
arrobas de bacalao, procedente de la plaza de Bilbao; por cuya razón
se ha distribuido este genero, entre la tropa guarnecida en esta
villa, y pobres d´ ella misma...,...después de haber
sufrido un día de prisión se le mando para Algorta...,...con
apercibimiento de que se la trataría con rigor, en caso de
resistencia...,...tanto mas cuando esta mujer no goza
del mejor concepto político...”. Firmaba aquel escrito, el
2 de Marzo de 1837, Juan Jover y Amant.
Los
informes de la alcaldía de la Villa de Plentzia respecto de aquellas
mujeres eran de buena conducta. A pesar de ello, otros informes las
relacionaban con la causa “Cristina”, y nuevas
declaraciones las comprometían con no ser fieles al Rey. De los
continuos viajes a Bilbao, siendo probable que tuvieran
conversaciones con el enemigo. También las acusaban de burlar la
vigilancia, por lo que: “...sus andanzas las convertían en
sospechosas...”.
También
realizaría un informe el fielato de Getxo D. Manuel de Larrazabal.
Le siguieron otras muchas diligencias y declaraciones, muchas
exculpatorias. Finalmente el 24 de Marzo de 1837, el Fiscal Sr.
Amalloa, concluía lo siguiente:
“...Examinado minuciosamente
este sumario, nada encuentra contra Josefa Ramona de
Sagarduy...,...que pueda juzgar este tribunal...,...el
conocimiento y vigilancia sobre opiniones políticas, sometido a
otros jueces, y juzgar sobre la conducta moral de la Sagarduy, no
puede ser objeto de la Comisión Militar...,...por lo
que puede mandar se sobresea esta causa...”. Aquel escrito
era firmado en Villaro el 24 de Marzo de 1837.
Parece
que a pesar de la moralidad de la época, aquel fiscal era un
adelantado. Y al revés de lo que otros juzgaron, supo separar lo que
no eran si no prejuicios morales de hechos probados.
Aquel
expediente del Consejo de Guerra contra Josefa Ramona de Sagarduy fue
remitido la Marques de Valdespina para que: “...obre lo
conveniente sobre este expediente..”.
Hasta
aquí este pequeño relato sobre una vecina de Algorta, que en el
siglo XIX, se vio envuelta en una sospechosa red de espionaje y
acusada de “Seducir a algunos soldados” para que
cambiasen de bando militar.
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