lunes, 7 de abril de 2014

UNA MATA HARI DE ALGORTA


Durante la Primera Guerra Carlista, que se inicia en 1833 y finaliza en 1839, entre los pretendientes al trono de España, partidarios de Isabel II (Cristinos o Liberales) y los de Don Carlos (Carlistas), sucedió también un choque de mentalidades (tradicionalismo y liberalismo) por el temor a la pérdida de los Fueros. 
 
En el curso de la misma, cual Margaretha Geertruida Zelle, (más conocida como Mata Hari, famosa bailarina y actriz condenada a muerte por espionaje y ejecutada durante la I Guerra Mundial), en uno de nuestros barrios, en 1837, la “Presidencia de la Comisión Militar de Vizcaya” remitía un sumario dirigido al “Comisario Regio de Vizcaya” dando cuenta de la remisión (perdón) de Dña. Josefa Ramona de Sagarduy, vecina de Algorta, junto con la sumaria instruida contra ella, acusada de haber seducido a dos voluntarios del Sexto Batallón de Vizcaya para que se pasasen al enemigo. 
 
Aquel sumario iba firmado por el Fiscal D. José Antonio Aguirreamalloa (Capitán de Infanteria) y por el Secretario Sr. Larrazabal. Se abría como consecuencia de los hechos que se iniciaron el 24 de febrero de 1837 a partir de un informe elaborado por el Comandante del 6º Batallón que se hallaba estacionado en Derio. En aquel informe se decía “...tras la entrega, en Portugalete a los Cristinos, de dos voluntarios de la 1ª Compañía, según el parte que me pasa el capitán de la misma, el Cabo 2º Roque Sacona y el voluntario Francisco Telleria...,...aseguran que anoche estuvieron en casa de Josefa Sagarduy, en Algorta...,...que dicha señora se halla seduciendo a algunos individuos de su compañía...”. 

 
A continuación el fiscal tomó declaración a Dña. Josefa Ramona de Sagarduy. Entre los datos que al iniciar el interrogatorio aportó la señora, se hallaba la edad (29 años), su profesión (costurera), y su condición social (casada). Preguntada sobre si sabía la causa de su prisión relató lo siguiente: “...presumo que sea porque se entregaron dos voluntarios al 6º Batallón, pasándose al enemigo en Portugalete, los que el lunes por la noche mandaron a la declarante les pusiera de cenar. Después de cenar le encargaron que a las cuatro de la mañana les despertase, pues tenían que marchar a Derio. Habiéndoles despertado a las tres de la mañana, tomaron aguardiente y salieron de la casa, dirigiéndose en lugar de a Derio a Portugalete, acusando de esta deserción a la declarante, a quien han hecho presa...”. 
 
Siguiendo con el interrogatorio, confirmó que el llamado Roque, era cabo 2º y el otro Telleria era de profesión barbero, y tenía un hermano, casado, en Algorta. Que dichos soldados se habían presentado más veces en su casa, en compañía de un voluntario al que llamaban “Chamboli”, afirmando que el primero estuvo alojado en su casa. 
 
Preguntada sobre si el lunes, Roque y Telleria, se pusieron galones de cabo 1º en esta su casa dijo “...no pusieron galones ni el uno ni el otro...,...pero que pudo ser otra mujer de la Villa de Plencia..”. Negó también que ambos soldados hubieran realizado comentarios contrarios al Rey, ni que quisieran pasarse al enemigo. Asi mismo negó que entraran en otras casas, salvo en la de Ramón Arecheta. El fiscal dio por terminada la declaración y preguntada si juraba la misma, respondió realizando la señal de la cruz. 

 
A continuación prestó declaración el Capitán D. Juan Bautista de Arriola, quien era natural de Markina, perteneciendo a la 1ª Compañía del 6º Batallón de Bizkaia, quien confirmó que “...los voluntarios cenaron en casa de Dña. Josefa Ramona de Sagarduy, y al amanecer del martes, desde la misma cas fueron a entregarse. El voluntario Juan Antonio Urbieta, me aseguró que se habían puesto galones de cabo 1º en la misma casa, y que habían sido seducidos por la anterior señora, para que se pasaran al enemigo...,...y el miércoles anterior a la entrega de los voluntarios en Portugate. Josefa había acudido a Derio, con el pretexto de guarnicionar. Allí fue detenida y la entregaron al comandante, quien la envió al Comandante General...”. Así se produjo la detención de Josefa. 
 
Seguido se produciría la declaración del Oficial D. Juan Antonio de Amezti, quien pertenecía a la 1ª compañía, del Sexto Batallón de Vizcaya, quien era natural de Mallabia. El militar afirmó que “...Josefa Sagarduy es una mujer muy sospechosa, tanto en su opinión como en su conducta...”, tachaba a la buena mujer, por otro lado con mentalidad de la época, y con la pretensión de hacer daño al enemigo de practicar el oficio mas viejo del mundo. Sin embargo, respecto a que “...hubiera seducido a los voluntarios, no podía asegurarlo...,...pero en su opinión, su venida a Derio tuvo que haber sido con el fin de seducir a algunos otros...”. 

 
Continuaron otras declaraciones, como la del Cabo 1º Juan Francisco de Echenagusia, quien afirmó que: “...no le constaba que hubiera seducido a los voluntarios, ni que los hubiera inducido a pasarse al enemigo, aunque pudiera haber motivos fundados, ya que la noche anterior cenaron en su casa, y por la mañana pasaron a Portugalete...”. A pesar de no constarle, en su intervención, afirmaba que: “...aunque no los hubiere seducido, debía saber que pensaban pasarse al enemigo...”. Parece que la persona que le había denunciado, Carlista convencido, acusaba a: “...la Sagarduy de ser Cristina...”. 
 
Le acusaba de tener mucha facilidad de entrada en: “...una casa de Plencia, donde pudieron entregarle la “grana”, en la casa de las Planchadoras, donde acudía con mucha frecuencia, y también a la casa de Bonifacia la de Ataguena, y también a otra llamada Polonia en Artecalle, todas ellas de opinión contraria el Rey...,...y se sabe que la Sagarduy ha hablado contra el Rey...”. 
 
La grana era un paño fino de color rojo, que se utilizaba para las boinas e identifica al usuario: en el caso de los Carlista (txapelgorri), y a los Cristinos o Isabelinos que utilizaban boina blanca. 

 
Otra de las declarantes fue Manuela Barañano, natural de Plentzia, y de profesión costurera, quien afirmaba que: “...solo sabía que los voluntarios se habían pasado al enemigo por comentarios en la calle...,...que Sacona era muy amigo de Josefa, pero que Telleria no le constaba que lo fuera...,...que nunca había oído decir nada ofensivo hacia el Rey a Josefa...”. 
 
Siguieron siendo llamados a prestar testimonio otras personas que negaron que José Ramona Sagarduy hubiera inducido a los voluntarios Roque Sacona y Francisco Telleria a pasarse al enemigo. Entre las mujeres llamadas a declarar, algunas vecinas de Plentzia, estaban Polonia Urresti, Polonia Zurbano, Carmen de Goitia, todas ellas con declaraciones exculpatorias. Otra de las llamadas a declarar Bonifacia de Altaguena había abandonado el pueblo, por lo que no pudieron tomarle declaración. 
 
Otro de los declarantes fue el regidor de Getxo Ramón de Aldecoa, quien pese a conocer a Josefa, afirmó vivir muy alejado de su vivienda, además de llevar toda su vida navegando, por lo que no le constaban las acusaciones que se hacían contra aquella mujer. 
 
También fueron llamados a declarar el hermano de la acusada, D. Fermin de Sagarduy, quien negó todas las acusaciones. Preguntado por cual era el objeto de las visitas de su hermana a Galdakano, Plentzia y Derio, respondió que: “...a Galdacano solía acudir a comprar aguardiente, pero que ignoraba los motivos de sus visitas a los otros dos pueblos...”. Así como su hermana Agustina Sagarduy, quien declaró: “...vinieron de noche, muy tarde Roque y Telleria, llamaron a la puerta, mi hermana salio a la ventana y como conoció quienes eran, les abrió. Entraron y dejaron los fusiles apoyados y se quitaron los morrales. Al registarlos vimos que no traían las ropas habituales. Cuando les preguntamos que donde las habían dejado, contestaron que las habían dejado para lavar a su madre...,...luego de cenar se fueron a la cama, diciendo que les despertáramos a las cuatro de la madrugada, que tenían que ir a Derio...,...cuando les despertamos, a la hora dicha, contestaron que aún era muy temprano, y durmieron hasta bien entrado el día...,...luego recogieron sus armas y morrales y se despidieron, diciendo que se iban a entregar a los Cristinos en Portugalete...”, negando el resto de las acusaciones relacionadas con colocar galones a los voluntarios. 

 
A los dos días de realizadas aquellas diligencias, el Fiscal ofició al Comisario de la Vigilancia Publica de Plentzia, en los términos siguientes: “...la Fiscalía de la Comisión Militar de Vizcaya, en la causa contra Josefa Ramona de Sagarduy, acusada de seducción, dice que habiendo sido castigada y presa en Plencia huyó, convirtiéndola esto en mas sospechosa...,...Ruego a usted me ilustre en esta materia...”. Esta solicitud se realizó el 4 de Marzo de 1837. Iba firmado por el Fiscal D. Jose Antonio Aguirreamalloa (Capitan de Infanteria). 
 
A quien le era remitido un oficio de la Comisión de Vigilancia de Plentzia, en el que se informaba que: “...a mediados de Febrero de 1837, había sido detenida por los Aduaneros de Plencia, con dos arrobas de bacalao, procedente de la plaza de Bilbao; por cuya razón se ha distribuido este genero, entre la tropa guarnecida en esta villa, y pobres d´ ella misma...,...después de haber sufrido un día de prisión se le mando para Algorta...,...con apercibimiento de que se la trataría con rigor, en caso de resistencia...,...tanto mas cuando esta mujer no goza del mejor concepto político...”. Firmaba aquel escrito, el 2 de Marzo de 1837, Juan Jover y Amant. 
 
Los informes de la alcaldía de la Villa de Plentzia respecto de aquellas mujeres eran de buena conducta. A pesar de ello, otros informes las relacionaban con la causa “Cristina”, y nuevas declaraciones las comprometían con no ser fieles al Rey. De los continuos viajes a Bilbao, siendo probable que tuvieran conversaciones con el enemigo. También las acusaban de burlar la vigilancia, por lo que: “...sus andanzas las convertían en sospechosas...”. 

 
También realizaría un informe el fielato de Getxo D. Manuel de Larrazabal. Le siguieron otras muchas diligencias y declaraciones, muchas exculpatorias. Finalmente el 24 de Marzo de 1837, el Fiscal Sr. Amalloa, concluía lo siguiente:
 “...Examinado minuciosamente este sumario, nada encuentra contra Josefa Ramona de Sagarduy...,...que pueda juzgar este tribunal...,...el conocimiento y vigilancia sobre opiniones políticas, sometido a otros jueces, y juzgar sobre la conducta moral de la Sagarduy, no puede ser objeto de la Comisión Militar...,...por lo que puede mandar se sobresea esta causa...”. Aquel escrito era firmado en Villaro el 24 de Marzo de 1837. 
 
Parece que a pesar de la moralidad de la época, aquel fiscal era un adelantado. Y al revés de lo que otros juzgaron, supo separar lo que no eran si no prejuicios morales de hechos probados. 
 
Aquel expediente del Consejo de Guerra contra Josefa Ramona de Sagarduy fue remitido la Marques de Valdespina para que: “...obre lo conveniente sobre este expediente..”. 
 
Hasta aquí este pequeño relato sobre una vecina de Algorta, que en el siglo XIX, se vio envuelta en una sospechosa red de espionaje y acusada de “Seducir a algunos soldados” para que cambiasen de bando militar.

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