domingo, 9 de marzo de 2025

LAS ROMERIAS Y BAILES EN GETXO -IV-

 

La vida continuaba y llegarían para los bailes normas de la moral establecida por el régimen. Las gentes, tras la finalización de la cruenta guerra, volverían a los lugares de diversión en plazas y campas. Sobre las consideraciones a cerca de la moral en las plazas públicas, que algunos ciudadanos tenían, casi diez años más tarde, nos da idea la carta dirigida al Alcalde de Getxo, en agosto de 1943, por apellidos de renombre de Algorta, que debido a las imposiciones de la época firmaban los los saludos de rigor de vivas y arribas : “...Los que suscriben vecinos de Algorta exponen: Que verían con agrado se retirara la concesión de altavoces en las plazas de Algorta y Las Arenas, hechas para el esparcimiento de nuestra juventud, pero que desgraciadamente esta formando un ambiente de inmoralidad y de chabacanería plebeya que no ha conocido nuestro municipio, y que desdice el adelanto y cultura de los que siempre hemos hecho gala.

El espectáculo que se presencia a ciertas horas en nuestras plazas, además de bochornoso, es altamente perjudicial para las familias cristianas y honradas, que buscando un lugar honesto de esparcimiento, acuden a ellas y tienen que retirarse por no ser lugar apropiado para sus hijos, ya que serían testigos de escenas que pugnan con el decoro.

Sin duda ha sido ese el motivo que ha llevado a Ayuntamientos vecinos a prohibir esos altavoces que eran cebo maligno para viciosos y desaprensivos que venían en gran número desde Bilbao, tomando las plazas de los pueblos vecinos como desahogadero de liviandades...” Me resisto a continuar con las valoraciones de sentimientos patrios que continuaban en la carta, propios de una época felizmente pasada. Encabezaban aquel escrito 37 vecinos del barrio de Algorta (A.M.G. 5 de agosto de 1940).

Carta a la que respondía el Ayuntamiento de Getxo en los siguientes términos: “...El Ayuntamiento acuerda la supresión de los altavoces para la utilización en tocatas de baile, todos los aparatos de esa expansión existente deberán moderar el sonido, sin que puedan utilizarse dichos altavoces, como ocurre actualmente en Iguereche. No obstante consideramos que ello no deberá ser motivo para que se supriman la romerías en la forma acostumbrada en las plazas públicas de Las Arenas y Algorta. Se dispone que se encomiende a la Banda Municipal una actuación más continua y duradera en sus tocatas, reduciendo los periodos de descanso entre pieza y pieza...” (A.M.G. 14 de agosto de 1940).

Sin embargo, no todos los sectores compartían aquellos planteamientos restrictivos, algunos, obviamente defendiendo sus propios intereses comerciales lo cuestionaban. Por ese motivo algunos industriales del ramo del espectáculo salieron a contestar aquella decisión municipal, provocada por mentes que amparándose en su concepto de moral, basada en prejuicios “religiosos”, repartían para toda la sociedad sus creencia morales emanadas de sus creencias religiosas, la cual habían impuesto como norma de conducta, y que seguramente no era compartida por toda la sociedad getxotarra. Aquellos industriales planteaban la siguiente reflexión: “...Tras tener conocimiento de la decisión tomada por la corporación Municipal, ordenando la suspensión de las audiciones con altavoces en Plazas Públicas en este termino municipal, exponen: Que disentimos de los motivos para dicha supresión, ya que tal clase de diversiones hacen que la juventud acuda a otros lugares, en los que acaso puedan producirse las circunstancias que ha motivado dicha supresión. Aparte que entendemos no debe de negarse a la clase más humilde este tipo de diversiones, cosa que otras personas de mayor nivel económico se pueden permitir en centros de recreo particulares. No cabe duda que a veces se producen hechos aislado de gamberrismo, que todos hemos tratado de evitar, pero que con una escrupulosa vigilancia se podrían evitar. Además esta decisión lesiona grandemente los intereses de los abajo firmantes, ya que al implantarse esa normativa los ingresos en todos los establecimientos se han reducido al máximo. En caso de persistir en el propósito de eliminar los bailes con altavoces, se volvería a la vida precaria de antes, lo que provocara que muchos establecimientos se vean obligados a cerrar. Por lo que suplicamos se tenga en cuenta nuestras exposiciones...” Aquel oficio venía apoyado por un número similar de firmas, entre las que destacaban las de los industriales: “...“Panadería Las Mercedes-Hijos de Aguirre”, “Café Recreo”, “Café Cosmopolita”, “Carnicería Larrazabal”, “Confitería y Panadería-Hijos de Domingo Aldama”, “Charcutería de José Villareal”, “Cafetería Novelti”, “Vinos Francisco Beascoechea”, “Restaurante El Puerto”, “Ultramarinos Félix Abaroa”, “Ultramarinos Finos Agapito García”, “Ultramarinos y Cereales Eusebio de la Quintana”...” (A.M.G. Las Arenas 21 de agosto de 1940).

Incluso uno de los concejales del Ayuntamiento de Getxo planteo su disconformidad con aquel acuerdo: “...El concejal que suscribe, expone a sus dignos compañeros: Que el acuerdo de supresión de los bailes mediante radio y altavoces, a petición de varios vecinos, ocasiona a la gente modesta y a los intereses comerciales de la Las Arenas quebranto y reducción de la concurrencia en la localidad, aumentando sin embargo los ingresos otros municipios colindantes. Que este concejal esta convencido que estas romerías en las plazas públicas son menos perniciosas que las andanzas a otras localidades o lugares en el campo. Que además no debe negarse a la gente humilde ese entretenimiento, con que otras clase sociales encuentran en tertulias, centros de reunión o recreo...” Aquel concejal daba alternativas para mejorar dichos espacios, espaciando la música de los altavoces, intensificando la iluminación, vigilancia. (A.M.G. JM. Muro, Las Arenas 19 de agosto de 1940).

El Ayuntamiento de Getxo tras estudiar todas las solicitudes acordaba mantener su disposición para prohibir los altavoces, y que las romerías fueran amenizadas por la Banda Municipal, no obstante se abría a estudiar otras posibilidades, incluyendo la intervención en aquellos bailes de algún grupo musical. (A.M.G. 23 de agosto de 1940).

Aquellas gestiones condujeron a que en enero de 1941, el entonces Alcalde de Getxo, D. Cándido Bilbao Basterra, firmara un contrato con un vecino de la Anteiglesia, domiciliado en la calle Cuesta de Usategui nº 8 de Algorta, y según decía el texto del contrato: “...Para resolver y concretar de la forma más conveniente todo lo referente a los bailes públicos, acuerda con D. Enrique Santos Pérez, el presente contrato...” Aquel vecino de Algorta se comprometía: “...A ejecutar piezas bailables con la “Orquesta Fernando”, que en periodo de prueba ha venido actuando desde el día 24 de septiembre último, o con otra similar de análogas condiciones de audición piezas para animar los bailes públicos en los distintos barrios del Municipio...” Dentro de aquel compromiso el concesionario quedaba obligado a: “...Dar con su orquesta un concierto matinal, en las festividades de Santa Ana, San Ignacio, San Lorenzo y en La Asunción de Nuestra Señora en Guecho. Ninguna de estas orquestas tendrá menos de cinco ejecutantes, y podrá emplear equipos amplificadores y altavoces, evitando que los mismos tengan resonancias y ruidos desagradables...” Se estableció un calendario con las siguientes fechas de actuación: “...Las orquestas actuaran desde el Sábado de Gloria hasta la festividad de Todos los Santos, los jueves, sábados, domingos y días festivos en el barrio de Las Arenas; y los miércoles y sábados en el de Algorta. Durante el resto del año tocaran los domingos y días festivos en ambos barrios, con excepción de los domingos de Pasión y Ramos...” Aquel contrato tuvo un duración de tres años. (A.M.G. 2 de enero de 1941).

En abril de 1943 se formó una Comisión encargada de estudiar las normas que se debían de establecer para la actuación de la orquestina encargada de amenizar los bailes. Dentro de las normas que se englobaban los siguientes aspectos: “...La parte artística, los intereses comerciales de los industriales del barrio, los del propio público y la repercusión en los fondos municipales...” Para formar parte de dicha Comisión se nombro a los siguientes señores: D. D. L., concejal del Ayuntamiento de Getxo y a D. Manuel Gainza, Director de la banda de Música de la localidad. (A.M.G. 16 de abril de 1942).

Dentro del informe elaborado por el concejal de turno se vertían las siguientes valoraciones a cerca de las formas de comportamiento en los bailes: “...Mi opinión franca y ya reiterada es que si el baile es realizado con decoro puede tolerarse, sin embargo realizado como de ordinario se acostumbra es por lo menos incentivo de pasión deshonesta cuando no ocasión directa de grave pecado, que entre caballeros que nos preciamos de cristianos esforzó destacar...” En base a aquellas valoraciones, y otras, proponían lo siguiente:“...En mi deseo de llegar a una solución y previo asesoramiento del señor Director de la Banda Municipal, en mala hora extinguida, quiero exponer en mi estudio lo siguiente: Que es más conveniente utilizar la orquestina que la pala gramofónica, porque en esta además de que los sonidos salen más adulterados, tienen el grave defecto de tener obras exóticas, muchas de ellas con canturreos lascivos y afeminados, que hacen que nuestra juventud las tararee con acento afeminado. Mientras que la orquestina puede hacer más arte y despertar el deseo de hacer música y perfeccionarla, además de atraer a más gente que la placa, pues la simple contemplación de sus componentes sirve de natural entretenimiento. Existen dos aspectos para el interés municipal: El directo, ósea los ingresos que la propia orquestina proporciona, si se saca a subasta sus servicios por un mínimo de 6.000 pesetas. Y el Indirecto, que la venta de vino proporciona, “averígüelo Vargas”, pues yo he observado que muchos domingos he visto, mientras tocaban los discos en Las Arenas, pasar en masa la gente a Portugalete donde la banda tocaba la misma pieza. Otro de los aspectos a contemplar son “los intereses del público en general”, del vecindario que no baila y paga sus impuestos para vivir tranquilo; ya que estos protestan por las molestias de los altavoces con los discos, muchos de ellos con cantos groseros; bajo este aspecto la orquestina es menos molesta.

La única razón que se puede esgrimir en defensa del baile, es el deseo manifiesto de la juventud del Pueblo, que mientras esta entretenida con el baile no marcha a buscar fuera de la localidad un esparcimiento, acaso más peligroso , por lo que recomiendo que el baile debe terminar como siempre fue costumbre a una hora prudencial, que en verano pueden ser las nueve de la noche y en invierno las siete y media, conforme ordena el Sr. Gobernador...” 

Para solucionar las demandas de los respectivos barrios proponía: “...Como quiera que el pueblo es dilatado y con el mismo derecho piden música los de Guecho, Las Arenas, Neguri, Algorta, Jolaseta o Gobelas, proponemos que: Los domingos y jueves, conforme lo viene haciendo, toque la orquestina en Las Arenas y los sábados en San Nicolás, concediendo a este barrio un concierto al medio día algunos domingos. En lo referido a la parte artística estimo que integrando en la orquestina, un sexteto podría los domingos y días festivos, durante el verano, de doce a una repartirse por los barrios que no tienen baile...” De aquel informe se desprendían las siguientes conclusiones: “...Puede tolerarse el baile siempre que se respeten los horarios anteriormente citados. Debe de actuar siempre una orquestina integrada como mínimo por cinco personas, con intervalos de siete minutos de descanso, y prohibición de tocar discos y ni tocar bailes exóticos. La orquestina actuara durante el verano de doce a una, repartida entre la Plaza de San Nicolás, San Ignacio o en la Avanzada, más los días de fiestas patronales en su respectiva localidad. La orquestina deberá ser elegida por concurso...” (A.M.G. 29 de abril de 1942).

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