jueves, 23 de mayo de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -98-



En la anterior entrada veíamos cómo el 27 de diciembre de 1888 la Diputación de Bizkaia declaraba de interés general para la provincia el ferrocarril de Las Arenas a Plencia.

Comenzaba un frio enero de 1889. Ya desde días antes la mar estaba encrespada y el horizonte amenazaba con un feo turbón, el primer día del año estaba cerrado en aguas, la temperatura no excedía de los 6 grados, lo que obligó a colocar una estufa en la estación telegráfica de Algorta. En ese ambiente invernal no era de extrañar que ya se publicara en la prensa bilbaína, en “El Vasco” diario carlista fundado por D. Estanislao Jaime de Labayru, unas pastillas llamadas “Carbón Luz” para encender fuego, de las que decían: “...Sirven para mil usos domésticos sustituyendo con economía a las lamparillas de espíritu de vino...” Llamaban espíritu de vino al alcohol, producto que al parecer pertenecía al legado de los alquimistas árabes y se hallaba a la venta en diversos establecimientos al precio de 20 céntimos de peseta las 10 unidades.

Nuestro Ayuntamiento, gobernado por el Alcalde D. Pedro Amezaga y los concejales D. José María Azpiri, D. Irineo Ramón Diliz, D. Mateo Ajuria, D. Idelfonso Arrola y D. León Beitia comenzaban el pleno tras las fiestas navideñas el día 3 de enero, con unas quejas de D. Antonio Uribe y Dña. Albara Sarria, propietarios de la mitad norte de la casa llamada “Amesti-Vieja”, por algunas molestias que les estaban causando sus vecinos de la otra mitad de la casa.


Y como decía al principio tal era el frío reinante que el Oficial de la Estación Telegráfica de Algorta pedía le fuera colocada una estufa. Pero no era el único establecimiento público que demandaba la colocación de una fuente de calor, también la escuela de la fundación de Niñas Pobres de la calle San Martín de Algorta solicitaba la colocación de otra estufa.

Los medicamentos de la clase específicos despachados para enfermos pobres de la localidad, según la factura presentada por el farmacéutico local , supusieron una cuenta de 26,75 pesetas; mientras que los ingresos de la Estación Telegráfica de Algorta, del mes de diciembre de 1888, supusieron 27,95 pesetas.

La gestión de las cuentas municipales y el cobro de arbitrios parecía marchar bien para el municipio, ya que el día 10 de enero de 1889 se daba cuenta de las existencias en caja, las cuales arrojaban un saldo positivo para el primer trimestre del año de 16.388,62 pesetas.


En la sesión ordinaria de la Cámara de Comercio de Bilbao, celebrada el 18 de enero de 1889 se leyó y fue aprobado un informe de la comisión segunda, acerca de la solicitud presentada por D. Dionisio de Zabiaga pidiendo la habilitación del puerto de Algorta para ciertas operaciones de carga y descarga.

El bacalao fue uno de los productos más demandados en diferentes usos en nuestro municipio. Ya desde 1570 algunos marinos de Getxo se dirigían a Terranova para realizar la pesquería del bacalao. Lo curioso es que su venta se realizaba además de en las farmacias, en las droguerías. Su grasa a lo largo del Siglo XIX (1801–1900) y su uso para el alumbrado domiciliario o en la medicina fueron de gran importancia. Así era relatado en tiempos pasados cuando en nuestro municipio, según un documento del 12 de Mayo 1759, con la creación de una “Casa Nueva”, en el muelle de Areeta-Las Arenas (hoy Tomas Olabarri), de promoción vecinal, para posada y venta de dicho producto: “...En las casas Nueva y Vieja de los arenales frente a Portugalete, con la condición de que el arrendatario debe tener en venta aceite de ballena y bacalao, sin faltar en dicha casa vieja, con un añadimiento en la primera donde tenían su habitación y vivienda los barqueros...”. Incluso aparecía mencionado en naufragios que tuvieron lugar en zonas cercanas como el acontecido en el Abra en 1799, el de la “Fragata Bilbao”, que cargada con 2.600 quintales de bacalao naufragó a su entrada. Producto que por aquellos días de comienzos de 1889, el bacalao y sus derivados, aparecían en la prensa como medio para atajar diversas enfermedades cómo: “...El remedio más eficaz para el alivio y cura de la Tisis, resfriados y toses, bronquitis, anemia y raquitismo...” Uno de sus productos el aceite de hígado de bacalao, que tras ser sedimentado, hervido con agua y prensado, era empleado a comienzos del siglo XIX por prescripción médica sobre todo en la medicina infantil. En los tratamientos de esa época era utilizado, según la prensa contra la tisis tumoral con un derivado denominado “Bacalao pancreático”. Su mal sabor y los trastornos que provocaba su uso continuado fueron relegando su utilización. Se obtenía de la pesquería, sobre todo en Noruega, Escocia y Terranova.


Las relaciones con otras cofradías de mareantes y Ayuntamientos, en los caso de naufragio de sus marinos era solidaria, aunque a veces dependía de cómo ellos habían actuado en casos similares, algo de eso se desprende de la solicitud que el mayordomo de la Cofradía de Mareantes de Santurtzi cursó al Ayuntamiento de Getxo el 6 de enero de 1889: “...Suplicamos se interese la Corporación con alguna cantidad para aliviar la aflictiva situación de las familias de los náufragos de este puerto, que perecieron ahogados el día 18 de noviembre de 1888...” El Consistorio de Getxo tras estudiar la petición acordaba: “...Se averigüe la regla de conducta que en análogos casos con náufragos del Puerto ha observado el Ayuntamiento de Santurce, y si resultare haya abonado alguna cantidad, se faciliten 50 pesetas para alivio de las familias de los citados náufragos, y nada de lo contrario si resultare que aquel Ayuntamiento no alivió a los del Puerto...” Casi con seguridad que se trataba de la lancha pesquera “Joven María” de Santurtzi en la que perecieron 11 arrantzales.

El 10 de enero de 1889 el Ayuntamiendo de Getxo decidía en vista del deterioro que presentaba la plazuela de Ereaga por el paso continuado de carros que bajaban a la playa a recoger arena: “...En vista del crecido número de carros que bajan a la playa de mar de E reaga, destrozando el camino que a ella se dirige, así como sus inmediaciones y la plazuela, se haga una pared seca en la parte de tierra firme, a fin de evitar dicho carreteo y el destrozo de vías...” Acordaban también que en lo sucesivo se prohibiera la extracción de arena: “...Por los perjuicios que irroga al Ayuntamiento dicha extracción en la parte de baños...”

En la próxima entrada veremos cómo se decidía quitar el encachado de piedra de bola, por su mal estado, en la calle Rivera del Puerto, frente a la casa de Dña. Ramona Zavala.

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