lunes, 9 de julio de 2018

UN APEADERO LLAMADO GOBELA



Gobela, río que ya desde el lejano 1501 viera cambiar el curso de su cauce, del que ya en 1502 se dijera: “...que dicho río trae mucha arena.., por la parte de Las Arenas, debajo del Gobela, junto a las peñas que van a dar al mar...” iba a tener cuatrocientos años más tarde una polémica en torno a su nombre que curiosamente coincidía con la creación de un apeadero que lleva su nombre.

En 1928 se decía del Gobela que era: “...un riachuelo al que en la actualidad llaman Gobela y también Gobelas, que tomó su nombre en época todavía reciente, de un caserío antiguo llamado Gobela y por junto a cuya puerta pasaba el camino que conducía al río o regato que en aquella época llamaban sencillamente “Errekea”, sin adición alguna. Algún tiempo después de la última Guerra Carlista, los en aquel tiempo escasos habitantes de los caseríos de Algorta dieron en llamar “Gobela’ko errekea” al citado riachuelo, y traduciendo la denominación al castellano le llamaron “el río de Gobela”, después “El rio Gobela”…” (Al referirse a la última Guerra Carlista lo hacían a la de 1872-1876.)

El 27 de junio de 1928 ya se hablaba de la reciente construcción del apeadero de Gobela, o “Gobelas” en el diario “Euzkadi”, situado entre Neguri y Las Arenas. A partir de ese apelativo surgía un interesante debate sobre cuál de los dos nombres era el más correcto. Decían: “...Le han dado, sin duda, este nombre por ser el del río que pasa junto a él; pero he aquí que surge una duda; a dicho río hasta ahora todos le conocíamos por “ El Gobela” , y ahora pregunto yo : ¿en qué se habrán fundado los señores que componen el Consejo de Administración de dicho ferrocarril para ordenar que se le ponga el nombre de “ Gobelas”; es decir, para agregar esa “S ” final?...”

Y un lector curioso se dirigía al mañaritarra Don Ebaristo Bustinza Lasuen “Kirikiño”, a fin de que: “...a usted, que es un enamorado de estas cuestiones que afectan a la toponimia de nuestro país, acudo, a fin de que procure se aclare este asunto; es decir, si es “Gobelas” o “Gobela”...” Afirmaba el lector que: “...Con la “S” está bien, pues el nombre del riachuelo es Gobelas. Así consta en las geografías de nuestro país, aunque no puedo decirle la etimología de ese nombre, sí puedo decirle que la “S” final viene bien ahí, porque en euzkera “lats” es riachuelo, y ese “las” final del nombre Gobelas es, sin duda, la misma palabra “lats”, dicha más suavemente, Azkue registra en su diccionario la palabra “gobel”, recogida en Urduliz y Txorierri con la significación de cal; y también en Orozco y Txoríerri con la de “pedruscos sueltos calcinados”. Yo no sé si podrá aplicarse eso al río Gobelas en su origen o en algún punto de su curso…” La respuesta de “Kirikiño” se inclinaba decididamente hacia la segunda de las citadas formas.


En la discusión, el 29 del mismo mes, intervenía una persona de Algorta, de apelativo “Bingen”, quien afirmaba: “...He de declarar sinceramente antes de nada que nunca, en las mil ocasiones que he examinado la voz de marras, se me ha pasado por la imaginación que su sílaba terminal “las” fuera reducción de “lats” (arroyo). Ahora bien; esa “S” ¿es intrusa o no lo es? He aquí el verdadero meollo del problema, que nosotros resolveremos en el primer sentido y fundándonos para ello en las siguientes razones: Primera. Gobela es apellido de antiguo abolengo getxotarra. En una real provisión de nobleza y vizcainía librada a mi antepasado Vicente de Sarria aparece repetidamente el apellido Gobela o Govela en la información de sangre que a la misma acompaña. La partida más antigua en que este apellido aparece es de 1702 y en ella se habla de Ventura de Govela, hija de Pedro Asensio de Gobela, repitiéndose este apellido, siempre sin “S”, en otras partidas posteriores. Revolviendo viejas escrituras de familia he hallado asimismo a Damíana de Gobela, en la de constitución de un censo, y la misma en otro de fundación de memoria perpetua de misas. En ambas escrituras, que datan la primera de 1718 y la segunda de 1722, se repite muchas veces el apellido Gobela, que he hallado asimismo en otra escritura de 1791, en que aparece como testigo Antonio de Govela. Y ayer mismo me han informado que aparece un Govela, regidor que fue de esta anteiglesia, apareciendo en los documentos municipales siempre Govela como apellido de arraigo en Getxo. Y por si esto fuera poco todavía, hoy Gobela es el apellido de una honrada familia de labradores de nuestro barrio rural. Y en el barrio del Castillo de Algorta existe el caserío llamado Gobelene, con una estrada del mismo nombre. Dejo, pues, primeramente bien sentada la existencia de la voz Gobela como patronímica y toponímica propia de nuestro pueblo…”

Y al referirse a la nombrada “s-final” decía: “...Esa “S” que aparece en modernas escrituras y en el uso actual “de los que hablan castellano”, no es sino producto de la desdichada costumbre introducida por el bilingüismo de pluralizar los nombres vascos, en muchos casos porque se refieren a varias cosas, en muchos aun refiriéndose a una sola, por el fenómeno que me parece llaman los lingüistas de falsa analogía...”

A continuación ponía ejemplos de toponimia local, Ejemplo del primer caso es: “...Piñaga. Existiendo tres caseríos de este nombre Goiko, Erdiko y Beko, cuando los algortenos se refieren a ellos les llaman tranquilamente Pipagas, nombre que he visto así consignado en el Diccionario Hispano-americano juntamente con Hormazas, Ibarras, Govelas, etc., etc.; ¡toda una colección de lindezas!...” Del segundo tipo: Axerrota. A este simpático molino de viento y su clarísima etimología y disposición de su fábrica no me dejarán mentirle ha colgado el infeliz uso de que hablamos una “s” incomprensible, transformándole en boca de la inmensa mayoría de los algorteños en un “Axerrotas” burdo e irritante. Y sería el cuento de nunca acabar citar a Alango disfrazado en “Alangos”; Salsidu caricaturizado “ Salsidus” ; Abasota, en “Abasotas”, etc., etc., dándose, además, el caso de pleonasmo híbrido -passez le mot- que supone el convertir a Zubillete, plural de suyo, en “Zubilletas”; Fadureta, en “Faduretas”; Alangoeta, en “Alangoetas”, etcétera, etc...”

Y a partir de esa reflexión introducía a un famoso escritor y periodista de Algorta D. Jose Olivares Larrondo, “Tellagorri”, quien según la “Auñamendi Eusko Entziklopedia” se inició curiosamente en la publicación “Gobela”, y del que decía: “...Fue mi buen amigo “Tellagorri” quien tratando hace tiempo precisamente de esta cuestión, me dijo haber oído al Sr. Mourlane-Michelena que, leyendo documentos en que el nombre en cuestión aparecía en varias formas, le había chocado encontrar en alguno dé ellos la forma “Gobeleya”. Es forma ésta que refuerza considerablemente nuestra tesis. Pues así como de Gobela-Gobelea pudo hacerse Gobeleya sin sufrir violencia el genio de la lengua que vemos convierte a Bea en Beya y nos muestra Gorbea transformado en Gorbeya, ni en nuestra lengua, ni creo que en lenguaje humano alguno, se da el caso de la conversión del sonido sibilante “S” en vocal alguna…”

Y seguía diciendo: “...Admitiera yo la “S” en cuestión y abandonara la Historia, la Lógica y la Etimología que hasta aquí creo han podido acompañarme, aunque ésta sea la semiconsonante. De ese uso por medio de labios euzkeldunes de este pueblo, me dejó oír (Jobela, en Gobela’ko, Gobela’tik, Gobela’ra, etc. Probándome de una vez e incontestáblemente, a mi juicio, la legitimidad de la forma Gobela sin el aditamento de la exótica, intrusa y parásita “S”...”


Otro comentarista algorteño, que firmaba con “E”, incluía una reflexión de lo que hoy ya es un habito en nuestro pueblo: “...en este pueblo la costumbre de añadir “s” a muchas palabras vascas al usarlas corrientemente en castellano; así, tenemos una calle de Aretxeta que ostenta un letrero que dice “Calle de Arechetas”; un barrio de Alangueta al que en los documentos oficiales llaman “ Alangüetas”, un Azkanpe al que llaman “Ascampes”, etc. La “S” en cuestión, tanto en Gobelas como en los demás nombres en que se le añade, se debe únicamente al afán pluralízador, llamémoslo así, de los algorteños de las nuevas generaciones...”

Para poder actualizar la voz Gobela y su correcta forma al escribirla, he consultado con la Real Academia de la lengua Vasca “Euskaltzaindia” con uno de sus académicos, Mikel Gorrotxategi, autor del varios libros sobre toponimia. Incluyo lo que me ha comentado acerca del termino Gobela y la influencia de la “S-final”: “...En los topónimos en euskera la influencia de la -s final que se añade en castellano a los barrios, grupos de casas y lugares, es fundamentalmente de finales del siglo XIX; se extendía desde Somorrostro a Getaria, pero es muy común en Txorierri y Uribe Kosta. Añadirle la marca final plural de la -s es influencia del castellano y los mismos nombres usados en euskera por los mismos hablantes, no presentan la -s…”.

Hasta aquí una pequeña aportación al uso de la “S” en los nombres de nuestros lugares y barrios de Getxo, que gracias a la inauguración del apeadero de Gobela en 1928 he podido traer a estas paginas.

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