Nacía
un nuevo siglo, el paso de XIX al XX, convulso, en medio de numerosas
huelgas (albañiles, maestras, tranviarios) y con toda la prensa
hablando sobre la próxima Exposición Mundial de París, mientras en
nuestros barrios lo que preocupaba era la llegada de la próxima
temporada veraniega.
Así
lo reflejaba una carta al director del “Noticiero Bilbaino”
del 21 de abril de 1900. En esa carta se decía: “...Desde el
momento en que se sabe que a este municipio le proporcionan la savia
para su vida las playas, debe ser el primordial estudio de su
ilustre ayuntamiento el el mejorarlas, tanto en lo que se relaciona a
sus arenas y comodidad, como a los caminos y senderos...”
Se refería a la playa de Arrigunaga, y recomendaba el crítico
revisar el estado de nuestras calles de acceso a la playa,
desprovistas de caminos suavizados, arbolado y bancos en los que
descansar. Aconsejando se tuviera en cuenta a nuestros visitantes y
al gasto que hacían viniendo a nuestro pueblo, para que redundara en
nuevas vistas y mejoras económicas para nuestro barrio.
La
demanda de alojamientos, tanto en casas particulares, como en
establecimientos hosteleros era importante, tal es así que ya en
abril se habían solicitado 13 camas en el “Hotel Algorteño”.
Pocos
días antes, en ese mes de abril, se habían terminado las obras y
hecho entrega a la Junta de Obras del Puerto, del nuevo murallón y
carretera que partiendo del contramuelle del puerto exterior,
terminaba en el barrio de Algorta, con un paseo de un kilómetro de
longitud. La hasta entonces playa de Ereaga, casi inservible el año
anterior, era muy frecuentada por los bañistas; aquella mejora se
debía a las ordenes dadas por Evaristo de Churruca, para que el
vapor “Bilbao” descargara en dicha playa las arenas
que estaba extrayendo en la entrada de la barra de Portugalete.
Ya
para abril la actividad empresarial relacionada con la época estival
comenzaba a notarse en Las Arenas. D. Ángel Urresti solicitaba
permiso al consistorio para la colocación de casetas de baño en la
playa, pero el cambio de corrientes y olas desaconsejaban la
instalación de las mismas hasta el mes de junio. De esta playa era
vigilante y responsable del mantenimiento del orden, así como de
hacer cumplir las normas sobre vestimentas de baño y playa.
Por
otro lado la actividad industrial en el barrio se estaba reactivando.
Acababan de dar comienzo los trabajos de la nueva fabrica “Cables
Eléctricos de Algorta”, que se iba a dedicar a la
confección de cables, alambres e hilos destinados a la conducción
del fluido eléctrico. Los estudios para realizar aquella instalación
fueron hechos por los ingenieros D. Manuel Malo de Molina y D. Juan
Antonio de Aldecoa. En el Puerto Viejo, en la Cofradía de Mareantes,
gracias a las buenas artes de su mayordomo D. Leonardo Zárraga, se
había instalado un aparato eléctrico, al igual que el existía en
Santurtzi, para el pesaje de las sardinas.
Otro
de los industriales que habría negocio en nuestros barrios era
Mathias Romo, y lo hacía en el que tomó nombre de su apellido,
solicitando al Ayuntamiento permiso para abrir un taller para la
fabricación de platería y metales finos.
Pero
no todo iban a ser buenas noticias, la viruela hacía su aparición
en nuestras calles, y lo hacía en la casa “Pitarrena”
de Algorta. El consistorio rápidamente ayudado por las indicaciones
del galeno, preparó una serie de medidas para aislar aquella
enfermedad, establecieron guardia para evitar que nadie entrara ni se
sacaran objetos de la vivienda.
Era
el mes de junio y la llegada de visitantes aconsejaba mejorar las
comunicaciones. El consistorio teniendo en cuenta los datos aportados
por la administración de correos, decidía establecer un servicio
doble de correos entre Algorta y Bilbao.
La
visión que se tenía en esa época de nuestros barrios la reflejaba
la descripción que hacía un plumilla de la época, que era, cuando
menos, curiosa. Describía el amanuense, los tres barrios de Getxo
como:
“...Las
Arenas: Así llamada porque su población se está
construyendo sobre dunas. Es un pueblo nómada, aún sin arraigo
fijo, por ser nuevo, y de gente muy exigente…, dispone de una playa
placentera y hermosa por su pequeño declive, de kilómetro y medio
de longitud.
Algorta:
Muy arraigados en sus costumbres, bien pegados a si mismos, en
general como nacidos y criados en esas barriada, como barrio colocado
en el punto más culminante de la población y en medio de los otros
dos barrios, son Ios que se adhieren a las tentativas y amenazas de
separación de Las Arenas, y hasta cierto punto conduce de la mano al
pobre barrio de Guecho para que pueda tener vida…., en este pueblo
están las playas de Ereaga, Puerto Viejo , los peñascales de
Cantarepe y a continuación la hermosa playa de Areachu, así
denominada por el promontorio y la gran planice, denominada también
como “Alda-Eder” (hermoso lado),sin que hasta el momento haya
hecho nada la mano del hombre para mejorar su belleza natural.
Guecho:
Un pueblo secular, dedicado a su primitivo ser, la labranza, que
se tienen que conformar con lo que de muy tarde en tarde el
Ayuntamiento les hace…,es una población poco próspera… En su
territorio está emplazada la playa de Arrigunaga y la inmejorable
de Gorrondatxe, pero a esta ultima no es visitada por los forasteros
por no existir caminos que conduzcan a ella...”
En
esa época parece que era costumbre, en las fiestas de San Nikolás
de Algorta, bailar un aurresku en el Etxetxu, ya que esta festividad,
además de ser de todos los algorteños, era celebrada también de
los mareantes que se reunían bajo su cofradía. No obstante los
actos festivos se desarrollaban en la denominada “Campa del
Castillo”, que más tarde sería ocupada por cañones,
perdiéndose este lugar festivo.
Los
arriendos municipales, de carnes, vinos y licores eran adjudicados a
los vecinos del barrio, las carnes al tablajero D. Emeterio Camiruaga
y los vinos y abacería (legumbres, aceite, bacalao, etc.) a D.
Manuel Eguia.
Una
de las fiestas que se celebraba con gran solemnidad religiosa, a
comienzos del Siglo XX, era la de la “Santísima Trinidad”,
que se conmemoraba en la Iglesia de los Trinitarios de Algorta. En
junio de 1900 la celebración religiosa corrió a cargo del párroco
de San Nikolas Sr. Arechederra y por el capellán del convento de
“Las Hijas de San Vicente Paul” del Puerto
Viejo, el sermón fue obra del (S.J.) Sr. Ansoleaga; durante el
servicio un coro dirigido por D. Luis Sancho y acompañado al
armonium por el reverendo D. Pio de Lucuriaga, ofreció un concierto
con obras de renombrados maestros Arriola, Bach, Aldega y Campa.
Coincidía aquel acto con un hecho luctuoso en el barrio, que fue
acompañado por una amplia manifestación de duelo. Se trataba de D.
Ramón de Uriarte y Sustacha, gerente de los “Remolcadores
Cantábricos” y dueño del vapor “Uriarte”.
La
cámara de Comercio de Bilbao presentaba un estudio del Sr. Gadea,
sobre la idoneidad de la localización de los faros de Bizkaia.
Respecto al de Algorta, aconsejaban trasladarlo al “Castillo
del Príncipe”, en la Galea.
Mientras
que el Colegio San Bernardo de Algorta, a cuyo cargo estaba D.
Domingo Ochoa, preparaba a su alumnado para las carreras de Náutica
y Comercial. A la vez que se ponía en marcha la “Escuela de
Artes y Oficios”, de ella ya hable en mi entrada “La
Escuela de Artes y Oficios de Getxo” del jueves 10 de
septiembre del 2015.
En
la próxima entrada continuaremos viendo cómo transcurría la
segunda parte del año 1900.
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