A
pesar de que sobre este tema ya hablé en mi entrada del 6 de
septiembre del 2012, al encontrar nuevos datos he decidido rehacerla,
y con ello completarla.
En
la ladera de Arrigunaga (Algorta) existía una edificación singular.
Fue un edificio diseño del Arquitecto de Ondarroa, Pedro Guimón, a
la que dio el nombre de “Kaioabia”.
Tenía formas de castillo almenado, y mezclaba los estilos del
caserío vasco con influencias del “Andalus”.
Pedro
Guimón Eguiguren nació en Ondarroa (Bizkaia) a finales del siglo
XIX, arquitecto bilbaíno de finales del siglo XIX y principios del
XX. Antes de iniciar sus estudios de arquitectura en la Escuela de
Arquitectura de Barcelona tuvo como maestros en Bilbao a Lecuona y a
Anselmo Guinea. En 1902 finalizó sus estudios de arquitectura en
Barcelona. El paso por la Escuela de Arquitectura de Barcelona y las
enseñanzas del profesor de la Escuela Luis Domènech y Montaner,
arquitecto catalán, precursor del modernismo y también del
regionalismo marcó en gran medida la trayectoria profesional de
Pedro Guimón.
Tras
sus estudios de arquitectura en Barcelona e Italia, viaja por
Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Suiza y Gran Bretaña. Dentro
de la generación de arquitectos "expresionistas",
experimentó nuevos estilos inspirados en la tradición histórica
vasca y las tendencias decorativas y modernistas, creando un estilo
denominado "vasco-andaluz".
Cuenta
entre sus obras el Batzoki de Begoña, innumerables chalets y
residencias particulares en Bizkaia y en Gipuzkoa (varias en Zumaia,
entre ellas la de Ignacio Zuloaga), el casino de Artxanda, la
Cofradía de Mareantes de Ondarroa, la iglesia de los Trinitarios en
Algorta (1916), y el edificio central del Banco de Bilbao, entre
otros. Autor de trabajos, artículos y conferencias sobre la
arquitectura popular e histórica vasca, destacando estudios sobre la
arquitectura del caserío. Participó en el II Congreso de Estudios
Vascos, con la ponencia Casas Obreras en 1920.
Entre
las construcciones más características de su obra están: Los
Chalets y residencias particulares que realiza en Bizkaia y Gipuzkoa.
Su Residencia particular en Algorta “Kaioabia”
(Nido de gaviotas). La Residencia de Zuloaga en Zumaia y la “Casa
Larreta” en Mar de Plata Argentina.
La
Casa Torre de Arrigunaga
fue construida en 1927, edificación singular, obra del Arquitecto
de Ondarroa D. Pedro Guimon, a la que dio el nombre de “Kaioabia”.
Esta edificación hoy desaparecida estaba en la bajada de Arrigunaga,
en la zona denominada “Gaztelu-zarra”
(El Castillo). Contrariamente a lo que algunos afirman, no estaba en
las ruinas que se hallan junto a la “Pista
de Skate”,
sino bajo la calle Landene, debajo de la zona denominada
“Kabiokabe”.
De
esta edificación la prensa ya hablaba el 25 de septiembre de 1920.
Los comentarios los recogía la Revista ilustrada madrileña “La
Esfera”
en su numero 352 bajo el titulo “La
arquitectura vasca, Nido de gaviotas (residencia de Pedro Guimón)”.
La describía como “...la
morada de un artista, donde cuadros, esculturas, muebles, herrajes,
tapices, azulejería y cerámica hermanan con carácter el edificio…,
refinamientos, como el de colocar sobre el altar de la austera
capilla, cuyos muros parecen del siglo XII, una imagen de la Virgen,
tallada por el tosco cincel bizantino, como las que había en las
viejas ermitas...”.
Y ya en la misma decían: “...Resurge
la arquitectura vasca con personalidad, con estilo, con espíritu
propios, como ha resurgido la arquitectura andaluza en las manos de
los prodigiosos alarifes hispalenses...”
Volvía
a estar de nuevo en las páginas de la prensa bilbaína en 1922; lo
hacía en el Diario “La
Tarde”
el día 2 de agosto de 1922. En su primera plana, el periodista D.
José Iribarne dedicaba un amplio articulo al diseñador de aquella
Torre-Castillo D. Pedro Guimón, de quien decía: “...el
País Vasco es deudor de una gran estima por la labor que lleva
realizada, ligada a las más trascendentales reformas urbanas de
Vizcaya...”
Para a continuación, en la misma pagina, hablar sobre la que llamaba
“La
Casa Torre de Guecho”,
explicando el porqué Guimón eligió aquel lugar de Arrigunaga:
“...Como
todos los grandes artistas, soñaba desde hace muchos años en
construir su retiro, su albergue, su nido, su mansión de paz a
orillas del mar azul sobre la loma de un montecillo humilde...”
Sobre la mansión decía: “...El
arquitecto pensó armonizar la belleza de la Edad Media con la
graciosa traza del caserío vasco y la riente fisonomía del estilo
andaluz...”
Contaba
que cuando visitaron la edificación en los últimos días de junio
de 1922, dando al relato matices poéticos: “...el
jardín que mira hacia Levante se hallaba cuajado de flores, entre
las que predominaban las rosas en una abundancia desmedida. Sus
racimos colgaban de los troncos como el fruto de las vides y por los
senderos destacaban su plumaje, intensamente violáceo, los pavos
reales...”
Y nos explicaba cómo era el entorno de aquella mansión: “...En
el centro, sobre una fuentecilla de mármol blanco, semejante a la
copa que Safo alzaba en los festines para brindar por la buena
estrella de sus amantes, lucía su graciosa serenidad una estatuilla
griega. En el vestíbulo, a la izquierda, está la capilla-oratorio,
y a la derecha el salón de visitas, en el que pende del techo una
esfera de cristal dorado, donde aparece reflejada la estancia entera.
Al trasponer eI umbral, al otro lado de esas paredes lisas y
encaladas y de las floridas rejas andaluzas podíamos sentarnos
sobre sus enfundados butacones y admirar cuadros de Murillo y de
Zuloaga. La sala de referencia tiene una ventana que da al colgadizo.
Por entre los hierros penetra la alegría del jardín envuelta en una
luz adormecedora. Lindando con dicha estancia está el comedor, que
tiene su ventanal al norte, desde donde se divisa el mar inmenso.
Pero lo más peregrino de la planta baja es el patinillo andaluz, con
su parra, su pila de arabescos, sus macetas de barro cocido con
geranios dobles y sus arcadas orientales. La fachada Norte de la
residencia es un alarde del más sobrio estilo renacentista, a la que
va adosada una torre medieval, que bien pudiéramos llamar del
Homenaje.
”
Aquella
edificación, hoy desaparecida, de “Gaztelu Zaharra” fue una de
las obras que el Arquitecto de Ondarroa dejó en nuestro barrio. Otra
y no menos importante y vistosa es la Iglesia de la Santísima
Trinidad (Trinitarios), que aunque originalmente fue diseñada por D.
José María Basterra (1888), con estilo neorrománico, tras su
incendio en 1926 por el que resultaría destruida, se reconstruyó y
fue terminada en 1927, según los planos realizados por D. Pedro
Guimón Eguiguren.
Sirva
esta pequeña entrada sobre la mansión “Kaioabia”,
para completar la historia sobre esa ladera que mira eternamente al
mar, sobre una de las playa más bellas del municipio: Arrigunaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario