miércoles, 22 de marzo de 2017

“KAIOABIA”, EL NIDO DE GAVIOTAS DE ARRIGUNAGA



A pesar de que sobre este tema ya hablé en mi entrada del 6 de septiembre del 2012, al encontrar nuevos datos he decidido rehacerla, y con ello completarla.

En la ladera de Arrigunaga (Algorta) existía una edificación singular. Fue un edificio diseño del Arquitecto de Ondarroa, Pedro Guimón, a la que dio el nombre de “Kaioabia”. Tenía formas de castillo almenado, y mezclaba los estilos del caserío vasco con influencias del “Andalus”.

Pedro Guimón Eguiguren nació en Ondarroa (Bizkaia) a finales del siglo XIX, arquitecto bilbaíno de finales del siglo XIX y principios del XX. Antes de iniciar sus estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Barcelona tuvo como maestros en Bilbao a Lecuona y a Anselmo Guinea. En 1902 finalizó sus estudios de arquitectura en Barcelona. El paso por la Escuela de Arquitectura de Barcelona y las enseñanzas del profesor de la Escuela Luis Domènech y Montaner, arquitecto catalán, precursor del modernismo y también del regionalismo marcó en gran medida la trayectoria profesional de Pedro Guimón.


Tras sus estudios de arquitectura en Barcelona e Italia, viaja por Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Suiza y Gran Bretaña. Dentro de la generación de arquitectos "expresionistas", experimentó nuevos estilos inspirados en la tradición histórica vasca y las tendencias decorativas y modernistas, creando un estilo denominado "vasco-andaluz".

Cuenta entre sus obras el Batzoki de Begoña, innumerables chalets y residencias particulares en Bizkaia y en Gipuzkoa (varias en Zumaia, entre ellas la de Ignacio Zuloaga), el casino de Artxanda, la Cofradía de Mareantes de Ondarroa, la iglesia de los Trinitarios en Algorta (1916), y el edificio central del Banco de Bilbao, entre otros. Autor de trabajos, artículos y conferencias sobre la arquitectura popular e histórica vasca, destacando estudios sobre la arquitectura del caserío. Participó en el II Congreso de Estudios Vascos, con la ponencia Casas Obreras en 1920.


Entre las construcciones más características de su obra están: Los Chalets y residencias particulares que realiza en Bizkaia y Gipuzkoa. Su Residencia particular en Algorta “Kaioabia” (Nido de gaviotas). La Residencia de Zuloaga en Zumaia y la “Casa Larreta” en Mar de Plata Argentina.

La Casa Torre de Arrigunaga fue construida en 1927, edificación singular, obra del Arquitecto de Ondarroa D. Pedro Guimon, a la que dio el nombre de “Kaioabia”. Esta edificación hoy desaparecida estaba en la bajada de Arrigunaga, en la zona denominada “Gaztelu-zarra” (El Castillo). Contrariamente a lo que algunos afirman, no estaba en las ruinas que se hallan junto a la “Pista de Skate”, sino bajo la calle Landene, debajo de la zona denominada “Kabiokabe”.

De esta edificación la prensa ya hablaba el 25 de septiembre de 1920. Los comentarios los recogía la Revista ilustrada madrileña “La Esfera” en su numero 352 bajo el titulo “La arquitectura vasca, Nido de gaviotas (residencia de Pedro Guimón)”. La describía como “...la morada de un artista, donde cuadros, esculturas, muebles, herrajes, tapices, azulejería y cerámica hermanan con carácter el edificio…, refinamientos, como el de colocar sobre el altar de la austera capilla, cuyos muros parecen del siglo XII, una imagen de la Virgen, tallada por el tosco cincel bizantino, como las que había en las viejas ermitas...”. Y ya en la misma decían: “...Resurge la arquitectura vasca con personalidad, con estilo, con espíritu propios, como ha resurgido la arquitectura andaluza en las manos de los prodigiosos alarifes hispalenses...”


Volvía a estar de nuevo en las páginas de la prensa bilbaína en 1922; lo hacía en el Diario “La Tarde” el día 2 de agosto de 1922. En su primera plana, el periodista D. José Iribarne dedicaba un amplio articulo al diseñador de aquella Torre-Castillo D. Pedro Guimón, de quien decía: “...el País Vasco es deudor de una gran estima por la labor que lleva realizada, ligada a las más trascendentales reformas urbanas de Vizcaya...” Para a continuación, en la misma pagina, hablar sobre la que llamaba “La Casa Torre de Guecho”, explicando el porqué Guimón eligió aquel lugar de Arrigunaga: “...Como todos los grandes artistas, soñaba desde hace muchos años en construir su retiro, su albergue, su nido, su mansión de paz a orillas del mar azul sobre la loma de un montecillo humilde...” Sobre la mansión decía: “...El arquitecto pensó armonizar la belleza de la Edad Media con la graciosa traza del caserío vasco y la riente fisonomía del estilo andaluz...”

Contaba que cuando visitaron la edificación en los últimos días de junio de 1922, dando al relato matices poéticos: “...el jardín que mira hacia Levante se hallaba cuajado de flores, entre las que predominaban las rosas en una abundancia desmedida. Sus racimos colgaban de los troncos como el fruto de las vides y por los senderos destacaban su plumaje, intensamente violáceo, los pavos reales...” Y nos explicaba cómo era el entorno de aquella mansión: “...En el centro, sobre una fuentecilla de mármol blanco, semejante a la copa que Safo alzaba en los festines para brindar por la buena estrella de sus amantes, lucía su graciosa serenidad una estatuilla griega. En el vestíbulo, a la izquierda, está la capilla-oratorio, y a la derecha el salón de visitas, en el que pende del techo una esfera de cristal dorado, donde aparece reflejada la estancia entera. Al trasponer eI umbral, al otro lado de esas paredes lisas y encaladas y de las floridas rejas andaluzas podíamos sentarnos sobre sus enfundados butacones y admirar cuadros de Murillo y de Zuloaga. La sala de referencia tiene una ventana que da al colgadizo. Por entre los hierros penetra la alegría del jardín envuelta en una luz adormecedora. Lindando con dicha estancia está el comedor, que tiene su ventanal al norte, desde donde se divisa el mar inmenso. Pero lo más peregrino de la planta baja es el patinillo andaluz, con su parra, su pila de arabescos, sus macetas de barro cocido con geranios dobles y sus arcadas orientales. La fachada Norte de la residencia es un alarde del más sobrio estilo renacentista, a la que va adosada una torre medieval, que bien pudiéramos llamar del Homenaje.


Aquella edificación, hoy desaparecida, de “Gaztelu Zaharra” fue una de las obras que el Arquitecto de Ondarroa dejó en nuestro barrio. Otra y no menos importante y vistosa es la Iglesia de la Santísima Trinidad (Trinitarios), que aunque originalmente fue diseñada por D. José María Basterra (1888), con estilo neorrománico, tras su incendio en 1926 por el que resultaría destruida, se reconstruyó y fue terminada en 1927, según los planos realizados por D. Pedro Guimón Eguiguren.


Sirva esta pequeña entrada sobre la mansión “Kaioabia”, para completar la historia sobre esa ladera que mira eternamente al mar, sobre una de las playa más bellas del municipio: Arrigunaga.

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