El
Balneario de Ereaga “Igeretxe” que así se
llamaba, fue obra del Arquitecto Antonio de Araluce y Ajuria, como
así lo explicaba en mi entrada del 18 de abril del 2013. En él se
celebraron grandes fiestas, siendo uno de los lugares de referencia
de la Sociedad Bizkaina de principios del Siglo XX.
Era
un lugar de esparcimiento al que acudía lo más selecto de la
burguesía bilbaína y de otras zonas del Estado. Se accedía
mediante un puente que conectaba la carretera con el edificio
principal, en su primer piso. Ese acceso estaba circundado por
palmeras. Tenía la función de evitar que en las grandes mareas el
agua de mar obstaculizara la entrada al balneario.
La
Planta baja, con su distribución cuerpo central y dos laterales,
tenia en su cuerpo central la sala de maquinas, lavadero y secadero,
42 cabinas, cocina, despensa, departamento para material de
salvamento y dos escaleras para acceso a los cuerpos laterales. En su
zona frontal, el aparcamiento, en la temporada estival, albergaba
algunas de las marcas de referencia, viejos Panhard, Renault y algún
Chirsler, con sus chóferes uniformados esperando a los encopetados
usuarios. El primer piso se reservaba para los baños fríos y
calientes. Su zona central era ocupaba por la recepción disponiendo
de un gran salón de reunión con mirador acristalado que daba a la
mar. El segundo piso era el área de esparcimiento y estaba dedicado
a la lectura, juegos de salón y gimnasio. En su parte superior y a
ambos lados tenía unas amplias terrazas para que los bañistas,
debidamente protegidos por vallas de madera, pudieran utilizar para
su curación, mediante baños de sol, estando amparadas “...de
toda discreción y dentro de una perfecta moralidad...”;
también eran utilizadas para el secado e higienización de la ropa.
En
algunas gacetillas mundanas de la prensa, no era raro ver noticias
relacionadas con la llegada a Algorta de personajes de la época,
acompañados como decían aquellas páginas de su “distinguida
familia”. Esas ilustres damas cuyos sombreros y ropajes eran, en
muchos casos, obra de las afamadas modistas, Madame Santos y Madame
Cottret, que al comienzo del verano se hacían acompañar de una
elegante colección de modelos del último chic, especialmente para
carreras, casinos, balnearios y playas. Mientras en la prensa diaria
ya se anunciaban albornoces y sabanas para el baño ¡había que
cubrir aquellos alocados cuerpos!
De
sus fiestas, de las que ya hablé en otras entradas, decir que eran
afamadas veladas, que sobre todo se realizaban próximas a las
fiestas locales, en los San Ignazios, pero también en los meses de
agosto y septiembre, en ellas, las actuaciones musicales corrían a
cargo de la Banda Municipal y un sexteto de nombre “Los
Paulinos”. Para dar servicio a aquellos festejos, la
compañía del tranvía ponía a disposición de los clientes del
balneario servicios especiales desde el Puente Bizkaia hasta las
instalaciones balnearias. La víspera de San Inazio, en 1919, se
anunciaban fiestas en el “Balneario Erega”
(Igeretxe), esta vez amenizadas por la Banda Municipal y el
regimiento de Garellano. El mismo medio, “El Noticiero
Bilbaino”, ilustraba en sus paginas la festividad, esta vez
en el exterior, con los tiovivos abarrotados de público.
Pero
me faltaba incluir algo sobre algunos servicios y las tarifas que
prestaba el también llamado “Balneario Ereaga”.
Entre ellos estaban las entradas a los conciertos, que tanto por la
mañana como por la tarde se ofrecían. A primeros de julio de 1918
se habían vendido 25 entradas, siendo su precio de 0,20 pesetas; Los
baños de agua caliente o ducha sin servicio costaban 2,25 pesetas,
mientras que los que incluían servicio ascendían a 2,50 ó 3,50
pesetas, si este era especial, no obstante por estar la temporada muy
al comienzo no había casi demanda de estos servicios. A mediados de
agosto la demanda crecía y solicitaban su uso entre 20 ó 25
usuarios. Otros servicios como los baños de playa con servicio
ascendían a 0,55 pesetas. Al parecer estos baños también tenían
sus categorías, ya que los había de primera y segunda; algo tan
sencillo como el cuidado de la ropa de un bañista ascendía a 0,15
pesetas. Los alquileres de departamentos de baño, para toda la
temporada, de primera clase costaban 300 pesetas, mientras que las
casetas costaban entre 0,10 y 0,30 pesetas. Algunos de los
responsables del cuidado de aquellas cabinas fueron Manuel M.ª
Pacheco, Félix Bolívar y José Escudero; la demanda de los primeros
no parece que eran muy frecuentes, a principio de septiembre uno de
sus usuarios fue Sir Ramón de la Sota, curiosamente con la temporada
ya muy avanzada; para mediados del mismo mes el numero de demandantes
se elevaba a 28 usuarios. Esa época, mediados de septiembre, era la
de mayor demanda de usuarios tanto de conciertos (306 usuarios), como
de baños de agua caliente (45 usuarios), mientras que los de playa
comenzaban a decaer al finalizar el mes.
Esos
datos eran registrados en un libro que hacía las veces de
contabilidad, ejemplar que había sido encuadernado por la empresa
“Bilbaína de Artes Gráficas”, cuyas oficinas
estaban en la Gran Vía bilbaína y los talleres en Deusto. Los
ingresos por aquellos servios desde el 1 de julio al 30 de septiembre
de 1918 habían ascendido a 36.432 pesetas.
La
lectura de aquellos documentos nos permitía conocer el tiempo
reinante durante el verano de 1918, gracias a las anotaciones que el
responsable de los libros realizaba en uno de los márgenes. Y es que
empezaba el mes de julio con “mal tiempo” en su primer día del
mes, y en el día festivo del barrio “San Inazio” con buen tiempo
por la mañana empeorando por la tarde, fue un mes de julio que se
caracterizó por días soleados, al menos durante 20 de sus días. El
mes de agosto fue más irregular, empezaba con días lluviosos
durante la primera semana, sucediéndose a continuación días
soleados y nublados. Mientras que septiembre fue más regular
respecto al buen tiempo, y eso que comenzó lluvioso y terminó
igual.
Hasta
aquí una reseña de las actividades del Balneario de Ereaga
“Igeretxe” en el año 1918.
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