En
esta entrad seguiremos viendo como funcionaron aquellos comedores, y
las actividades de quienes los promovieron.
El
10 de diciembre de 1938, siempre bajo la coletilla de “por orden de
la Jefatura del Servicio Nacional”, se creaba un padrón de
Beneficencia y obras sociales: “…en
el que figuraran las personas que vienen en comedores o
establecimientos análogos...”
Para acceder a las prestaciones era preceptivo: “...realizar
una declaración jurada, bien en las oficinas Municipales o en
Auxilio Social...”
Dichos servicios eran para huérfanos o miembros de familias en paro.
Aquel
padrón para asistencia a los comedores de forma gratuita, de los
posibles beneficiarios, estaba divido por barrios, de Getxo (Andra
Mari) acudirían 22 niños; de Algorta eran (17 de Salsidu, 34 del
Puerto Viejo, 8 de Andrés Cortina, 47 de Alango, 24 de Acacias); de
Las Arenas lo harían (82 del barrio actual de Romo y 9 del de Las
Arenas). Así de acuerdo con la normativa del Servicio de
Beneficencia y Obras Sociales, del 7 de diciembre de 1938, se formaba
en el Consistorio una comisión compuesta por D. Pedro Careaga (en
finciones de Alcalde), D. Sebastian Sotomayor (delegado local de
Auxilio Social), de la misma se hizo una criba, resultando que de los
243, en principio acreedores, solamante se concedieron 40 plazas.
Sin
embargo era de exaltación a la obra, de lo que hablaban eufóricos
en un “Romance
del Auxilio Social”
publicado en el diario “La
Gaceta del Norte”,
en plena época “triunfal”, el 9 de septiembre de 1939: “...La
Patria esta soñando…,
la
raza que limpia y vela bruñidas armas de Imperio, para los que han
hambre y sed tiene los brazos abiertos...”
Mientras, celebraban henchidos de poder el “-III-
Año Triunfal”
con un día infantil. Como contrastaban aquellas soflamas con la
realidad que se proyectaba, no solo en la prensa, que también, el
mismo diario hablaba en Bilbao el 25 de mayo de 1944 de:
“...Racionamiento
de patatas para la capital, se pone en conocimiento del público en
general que a partir del día 28 se racionará un kilo por persona
contra el corte de cupones...”
su precio era de 1,90 pesetas kilo.
!El
hambre hacía acto de presencia!,
ya que en esas fechas hasta los piensos para el ganado se racionaban.
La escasez de alimentos, en una dura post-guerra hizo que se
asignaran a cada vecino una cierta cantidad de productos básicos
como el azúcar, arroz, aceite, pan y judías, además de otros
alimentos de primera necesidad. La realidad era que el país estaba
aislado del resto del mundo, durante la década de los cuarenta se
vivió una situación de profunda depresión y miseria causada,
fundamentalmente, por la autarquía practicada por el gobierno. El
país era más pobre que las ratas y se carecía de todo; no había
divisas para importar y se quería ahorrar tanto en alimentos como en
divisas.
Para
el acceso a los comedores era necesario presentar unos cupones, como
el que enseño en estas paginas de 1944, y que aparece como válido
para una comida en el comedor de Algorta. Su diseño muy elemental,
aparecía rodeado de flechas, quizá una alegoría a las que la
organización fascista utilizaba, y en su reverso representaciones al
carboncillo de viejas viviendas rurales. Los sellos para la
instalación de nuevos comedores se realizaba en un estanco de la
calle Amistad de Las Arenas.
Uno
de los lugares utilizado para las funciones de los comedores de esa
organización, fueron las Galerías de Punta Begoña, que fue sede
del Auxilio Social en la posguerra, precisamente en la obra
“Arqueología
de la guerra civil y socialización del patrimonio en Euskadi”
de un grupo de investigación de la U.P.V., se hace mención a las
mismas en las pinturas del comedor de dichas galerías: “...a
la derecha de la chimenea central, una enfermera alza un vaso con el
lema Auxilio Social mientras otra figura femenina hace el saludo
fascista dirigiéndose al retrato laureado de José Antonio Primo de
Rivera...”
En dicho trabajo decían: “...Sabemos
que el uso que hizo Auxilio Social de este salón fue efímero. Al
poco tiempo, la mayor parte de instalaciones se trasladaron a la
margen izquierda de la ría, a los grandes barrios obreros...”
De hecho eran dos los espacios que tomaron nada más entrar en Getxo,
quizá por su simbolismo, la casa de Sota (Lertegui) en el paseo de
Zugatzarte y las Murallas de Punta Begoña (casa de Echevarrieta).
Otro
de esos lugares, el que corresponde a los cupones de esta entrada,
estaba situado en la Avenida Basagoiti a la altura del actual N.º
67, frente a la calle Juan Bautista Zabala, en los bajos de la casa
de Antonio Araluze. Este local fue el primer Batzoki del PNV de
Algorta, y fue confiscado por los falangistas a la entrada de las
tropas franquistas en la población en 1937.
A
lo largo de 1945 se tramitaron diversos expedientes para fijar el
reglamento y las normas provisionales para el funcionamiento de los
comedores
escolares,
aprobadas de acuerdo con la Inspección de Primera Enseñanza, para
atender a los escolares que, sin llegar a estar en situación de
indigencia, necesiten hacer uso de este servicio municipal.
Para
sufragar los gastos de los Comedores Sociales se utilizaron unas
pequeñas insignias de cartón o chapas, que cambiaban casi
quincenalmente de lema, con nombres ciertamente curiosos
“Lagarterana”
o “Manises”
y que se vendían obligatoriamente en los espectáculos públicos
fútbol, cine. Estuvieron en vigor durante muchos años. De estos
emblemas ya hablé en mi entrada del 18 de febrero del 2016. Recordar
que todos los asistentes a espectáculos públicos, se veían
obligados a comprar los símbolos que en forma de escudos de cartón
o metal, eran expedidos en las taquillas de esos lugares públicos
(campos de fútbol, bares, etc.) para “lucirla
en la solapa”.
Pero no solamente era en estos sitios, en 1943 se obligaba “lucirla”
por las calles, así se desprende de un post incluido en aquel
“periódico”, que durante muchos años, más que monárquico,
parecía la hoja dominical de la Falange, que fue “La
Gaceta del Norte”.
Una
de sus herramientas para recaudar dinero o especies fue la llamada
“Ficha
Azul”
que englobaba aportaciones en metálico, en un principio,
y en especies que recaudaba la institución a costa de los
simpatizantes
con una periodicidad mensual. La función de propaganda de la Ficha
Azul
correspondía a las distintas
Delegaciones Locales, aunque era la Delegación Provincial
responsable
del control absoluto sobre los movimientos de fondos. De estas
actividades nos da una idea la recaudación que realizaba
mensualmente en Getxo, la administración local de “Auxilio
Social”;
la responsable local rellenaba todos los meses un estadillo
denominado “Acta
Mensual de Ingresos y Atenciones”.
Durante el mes de abril de 1945 el balance de suscripciones de la
“Ficha Azul” era de 3.000,85 pesetas. Otra de las forma de
obtención de dinero eran las cuestaciones, que en aquel mes se
habían celebrado los domingos días 8 y 22, y que les habían
generado unos ingresos de 1219,50 pesetas. Otra eran los festivales
benéficos que en mayo de ese mismo año habían aportado por venta
de sellos 11 pesetas, aunque a lo largo de los años 1945, 46 y 47 no
habían tenido lugar más que una vez. La
ayuda a través de “Junta
de Beneficencia”,
venía a solucionar los casos más sangrantes, que en general eran
tratados en la Sala Cuna.
El
Cine fue otra de las herramientas que los responsables de Auxilio
Social utilizaron a
la hora de la propaganda institucional.
El “NODO”
fue uno de los propagandistas de aquella organización, que nos
asaltaba en todas las funciones de nuestros cinematógrafos. Pero
también nuestros cinematógrafos locales servían para el
adoctrinamiento, el 7 de agosto de 1937 eran elegidos el “Gran
Cinema” de Las Arenas y el de Algorta, para proyectar infumables
películas propagandísticas, como la producción Alemana, bajo el
subterfugio del nombre “Por
los derechos del Hombre”
la película (Cascos de Acero).
Un
expediente tramitado en 1945 por el Ayuntamiento de Bilbao, en virtud
de informe presentado por Auxilio
Social
de
la Delegación Provincial de Vizcaya de la Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, fijaba las condiciones, el reglamento
y las normas provisionales para el funcionamiento de los comedores
escolares,
aprobadas de acuerdo con la Inspección de Primera Enseñanza, para
atender a los escolares que sin llegar a estar en situación de
indigencia necesiten hacer uso de este servicio municipal.
Quince
años más tarde del inicio de aquella negra noche, ya en septiembre
de 1953, se recordaba todavía a los alcaldes la obligatoriedad de
que en Fiestas, espectáculos públicos, cines, tabernas y bares,
confiterías y otros centros ondearan los símbolos del “Auxilio
Social”.
Para ello realizaron un envío masivo de cartas a todos los
establecimientos del municipio, la lista era larga, estaba dirigida a
los cines de la localidad, por ejemplo al “Cine Cervantes” de
Algorta (Ver
carta inferior);
a confiterías como Ayarza de Las Arenas o Zuricalday de Algorta; a
vinateros como Camiruaga o Hormaza de Algorta; el listado de bares
del municipio era extenso “El Charlazo”, “Moncho”, “El
Caserio”, “Viuda de Armenti” de Las Arenas y Romo; “Casino
Algorteño”, “Ajuria”, “Tangora”, “Gurugu”, “Hotel
Eguia” de Algorta; “La Venta” de Getxo, son unos pocos
exponentes de aquellos mailing.
Ahora
que el nuevo Capo del Mundo “se cierra” en su isla con una
política proteccionista, aunque intervenga, como en aquellos años
50, lo hizo otro presidente americano, lanzándonos la llamada “Ayuda
Americana”,
así lo anunciaban en 1953 en las primeras planas de una prensa
adicta al movimiento, que presagiaba la llegada de dicha ayuda al
Puerto de Bilbao, y con ella unos asquerosos quesos y leche en polvo,
que nos repartían a la hora del recreo, y que debía de ser solo
para los pobres ya que se distribuía en las Escuelas Públicas,
parece volver el ruido de las banderas al viento por las bravuconadas
que aparecen nuevamente en la prensa.
Hasta
aquí un repaso sobre algunas de las actuaciones de aquel cuerpo
“Militar-Fascistoide” comandado por “Falange Española”, que
durante los años 40 se dedicó a adoctrinar y cubrir las
consecuencias y carencias que el golpe de estado había dejado en
nuestro pueblo.
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