Entre
los clubs de foot-ball de nuestro municipio destacó a principio del
siglo XX el Arenas CF, que se codeó con los equipos punteros de la
época: el Celta, Iberia, Real Sociedad, Real Unión de Irún, Madrid
y Barcelona. Un referente deportivo que a lo largo de su dilatada
historia, cuando tan solo era un grupo de amigos, que jugaban en los
campos de Lamiako, allá por el año 1901. Entonces no sabían la
fama que el conjunto que empezaban a crear llegaría a adquirir.
Sólo
me voy a referir a un momento de su historia. Los clubs son
recordados por sus victorias, pero sólo a los grandes se les
recuerda incluso cuando caen derrotados. El Arenas fue un campeón.
Sólo es necesario asomarse a su época de máximo esplendor, entre
1913-1936 para corroborarlo. En su pueblo, fue reconocido por sus
grandes victorias, pero también celebrado cuando el cansancio y las
lesiones le llevaron a la derrota. Así lo demostraron sus
aficionados, su pueblo, su barrio, cuando le recibieron tras perder
por 1-0 frente al Real Unión de Irún, en la final del Campeonato de
España de foot-ball en 1927. Tras un duro encuentro, con las
condiciones físicas mermadas por ambos equipos, en el campo de
Torrero de la S.D. Iberia de Zaragoza.
Arenas CF 1927
Los
prolegómenos de aquella épica habían comenzado antes, pero para
esta historia se iniciaron un sábado 14 de mayo de 1927, día en el
que se celebró una romería por la noche para homenajear al equipo
“Muelleco”
en el vecino barrio de Algorta. Y deseosos de aplaudir a su equipo,
decidieron celebrar otra, fuera cual fuese el resultado, el lunes día
16 por la noche, en la “Plaza del
Transbordador”
(Puente Bizkaia), mediante carteles que se iban a colocar en la
misma.
Tras
una larga y penosa competición, el Arenas había conseguido eliminar
a sus más fuertes rivales: el Iberia, la Real Sociedad, Celta y el
Barcelona en semifinales. La prensa decía sobre la final que se iba
a celebrar: “...Deshechos ambos equipos a
consecuencia de las durísimas jornadas sostenidas para llegar al
puesto de finalistas, con varias bajas en sus filas...”
Además el equipo getxotarra jugaba sin dos de sus figuras más
emblemáticas: “Vallana”
y “Careaga”.
Respecto del Arenas decía uno de los diarios bilbainos: “...Sus
muchachos han ido dejando sus arrestos y sus fuerzas a lo largo de
ese doloroso “vía crucis” que ha sido esta competición,
!gloriosa gesta!, bien merecían un triunfo final...”
Desde la víspera el ambiente se había caldeado, la prensa bilbaina
decía: “...existe una enorme animación. Todos
los hoteles de Zaragoza están completamente abarrotados...”,
también las entradas al campo. Los jugadores de Las Arenas llegaron
en el tren correo de las nueve de la noche, hospedándose en el
zaragozano “Hotel Oriente”.
Real Unión de Irun 1927
El
partido, a decir de la prensa de la época, resultó: “...de
escasa brillantez, pero emocionante hasta el último minuto...”
Que no concluiría hasta los 117 minutos de juego, con la victoria
del real Unión de Irún por 1-0. Decir sobre los jugadores del
equipo arenero lo que el diario deportivo Excelsior comentaba en su
primera plana del 17 de mayo de 1927: “...Una y
otra vez llegaban los delanteros del Real Unión a la puerta del
Arenas...,
Jauregui estaba allí, que es lo mismo que decir
que no pasaba nada. Como pilar de la defensa Llantada !Qué gran
zaguero internacional para la próxima temporada! El momento de mayor
emoción fue un penalty cuando faltaban siete minutos para que
terminara el tiempo reglamentario. René lo tiró fuerte, a la
derecha y Jauregui hizo una de las más formidables paradas que hemos
visto....”.
Finalmente sería un chut del delantero Echeveste, del Real Unión de
Irún, quien en el minuto 117, lograría batir la portería de
Jauregui haciéndose con la Copa. El equipo titular del Arenas estaba
compuesto por: Jauregui (Portero), Llantada y Crispulo Sesumaga;
Laña, Urresti y Fidel Sesumaga; Anduiza, Rivero, Yermo, Gurruchaga y
Robus. Los suplentes Mateo y Delicado, y los titulares “Monacho”
Careaga y “Perico”
Vallana, estaban el primero lesionado, y el segundo, convaleciente de
una grave operación.
Como
estaba anunciado, el lunes día 16, por la noche, se celebró la
romería en la plaza del transbordador. Romería que fue animada por
la Banda de Portugalete, ya que la de Getxo tuvo que acudir a Dos
Caminos. A las siete de la tarde llegaron a Dos Caminos, donde se
encontraba ya organizada la comitiva, donde desde minutos antes les
esperaban los coches preparados para conducir a los jugadores hasta
Las Arenas.
Camino
de Bilbao se les fueron agregando muchos coches y camiones que habían
acudido retrasados a recibirlos. En la Ribera se encontraron con el
autobús que conducía a la Banda de música de Getxo, la cual se
colocó al frente de la comitiva hasta llegar a Las Arenas. A su paso
por Bilbao fueron recibidos en medio de atronadores vítores,
aclamaciones y aplausos, especialmente a su paso por el Arriaga y el
Arenal. Por toda la ribera del Nervión fueron aclamados como
auténticos campeones por aficionados que llenaban las aceras de los
pueblos rivereños. La llegada al barrio de Las Arenas se produjo a
las ocho y media de la noche. Todos los balcones del barrio aparecían
engalanados por colgantes y banderas rojinegras. La multitud, a lo
largo del recorrido, les brindó una calurosa acogida con vítores y
aplausos. Desde el Puente Bizkaia se lanzaron coloridos fuegos de
artificio, así como ruidosas bombas que anunciaban la llega del
equipo. Al entrar en la plaza fueron recibidos a los sones de un
alegre pasacalles interpretado por la Banda de Portugalete, que
ocupaba el quiosco de la música. Para darnos una idea de aquel
recibimiento decir que: “...por la Plaza del
transbordador desfilaron setenta y cuatro vehículos. En ellos
figuraban representantes de los Clubs Athletic, Cantabria. Deportivo
de Lejona, Club Deportivo de Bilbao y otras entidades...”.
La música duro desde las 19 hasta 21 horas, en medio de una gran
asistencia de enfervorizado público, deseoso de homenajear a su
equipo, que esperaba la llegada de sus ídolos.
Pero
no solo fue la fiesta y el recibimiento. La afición arenera acordó
para recibir a sus jugadores, como auténticos triunfadores, mediante
el bando “Vecinos de Las arenas”,
en el que se llamaba al recibimiento al Club de sus amores. En él,
entre otras, se decían las siguientes frases: “...Hoy
llegan los que lucharon como titanes...,
peleando como gigantes, la fortuna les abandonó
en el supremo instante...,
fueron dignos de que la victoria coronase sus
esfuerzos...,
Loor a los vencedores...,
no es gran virtud sumarse a los triunfadores. Si
lo es no abandonar a los vencidos...
Hoy llegan...,
acudid a recibir a los que son dignos acreedores
de los aplausos...”
Pocas veces un sentimiento deportivo habrá logrado más adeptos. El
pueblo entero se juntó para recibir a sus héroes en un día
memorable para la historia del Arenas CF. El bando citado aparece
recogido sobre estas líneas. Deseo agradecer a Javier Muro este
documento y su ayuda para realizar la entrada.
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