Cine
Zamacona, cine de barrio, pero no un cine cualquiera, fue un gran
salón que hizo funciones de teatro en un pueblo que empezaba a
crecer. Nace de la mano de Isidoro Zamacona Charroalde. Como ya
explicaba en una entrada anterior, este cinematógrafo inicia su
andadura a partir del proyecto de construcción que fue presentado en
el Ayuntamiento de Getxo el 20 de julio de 1929. La dirección de las
obras corrió a cargo del arquitecto ondarrutarra Pedro Guimón
Eguiguren, autor, de entre otras obras, de la “Iglesia de los
Trinitarios” y de “Kaioabia” edificación
singular, que estuvo situada en la ladera de Arrigunaga, más
conocida como “El Castillo de Arrigunaga” de la que
ya hablé en una entrada anterior.
No
tuvo un inicio fácil, diversos contenciosos retrasaron su apertura,
pero finalmente el 3 de septiembre de 1.931 la Junta Provincial de
Espectáculos autorizó, de forma provisional, la apertura de aquel
gran salón de cine, pese a que su inauguración oficial fue el 27 de
aquel mismo mes.
Este
cine contaba con 750 butacas de patio, pero que según decían podía
albergar hasta 900 personas; con amplios palcos de 6 asientos; 25
delanteras de palco; 140 butacas de antepecho y 400 asientos de
“paraíso”, que no era otra cosa que el punto más
elevado del cine, conocido coloquiálmente como “Arriba”
o “Gallinero”, con bancos corridos, eran las
localidades de los humildes. Lo que le convertía en el de mayor
aforo de Getxo. La descripción de las comodidades de aquel gran
salón del séptimo arte, hacía que las clases más pudientes
fijaran su mirada en el mismo, la prensa bilbaina decía respecto de
ellas: “...dos cómodas escaleras que dan acceso a dos
salones de fumar, un ambigú bien montado, un hermoso foyer
(vestíbulo), guardarropía, urinarios, etc...”, para
adornarlo se habían empleado 100 metros de un rico terciopelo. Su
decoración corrió a cargo de una acreditada casa bilbaina la de
“Agapito Lazcano”. Completaban las comodidades de
aquel centro un moderno sistema de calefacción y renovación de
aire. Contaba el cine con dos proyectores, con una bomba con
capacidad para 900 metros de cinta.
La
prensa local decía respecto al mismo: “...Después de la
inauguración del Gran Cinema de Zamacona, es muy numeroso el público
que asiste a pasar un rato de solaz, contemplando las magnificas
producciones que presenta el inteligente Isidoro, el cual tiene gusto
en la elección de las películas, y de aquí en adelante el
vecindario de Las Arenas no tendrá necesidad de acudir a Bilbao para
poder presenciar una buena película sonora...”. Aquel
cinematógrafo además de comodidades y buenas películas, ofertaba
precios más bajos que los de las salas bilbainas, la propia prensa
decía respeto a los cinéfilos locales: “...además se
economizará los gastos de viaje, que en la temporada de invierno
ascienden a un puñado de pesetas....”.
El
día de la inauguración acudieron numerosas familias llegadas,
algunas quizá por la novedad de aquella magnifica sala, desde Bilbao
y los entornos de Getxo. El local y sus inmediaciones presentaba un
aspecto imponente. Durante los primero días se proyectaron varias
películas, entre ellas alguna de cine mudo, como la del lunes día 5
de octubre titulada “El vals del amor” que fue
amenizada por la orquesta di-camera, que ejecutó varias piezas,
entre ellas “La viuda alegre” y “La
viejecita”, el publico encantado no paro de aplaudir.
Siguieron los ajustes de rigor, y durante unos días se proyectaron
películas de cine mudo para realizar los mismos; según palabras del
responsable del cine: “...se trata de dejarlo a la altura de
los mejores cines de París o Berlín...”.
Quienes
vivieron aquellos días comentaban respecto a la situación de las
calles que conducían al local: “...Sería conveniente que el
Ayuntamiento mande colocar un par de luces, arregle las aceras y el
piso en el trayecto de la calle de la Estación y la del Club, por el
mucho transito que hay los días de función y a fin de evitar el
barrizal que se pueda formar los días de lluvia...”.
Durante
muchos años el “Gran Cinema” o “Cine
Zamacona” de Areeta-Las Arenas fue el centro de la vida
social del barrio. En 1944 y hasta finales de los 70 la sala fue
explotada por Emilio Betran Barrio y Gil de Ayala. En 1981 fue
adquirido por Gomez Cambronero. Aquellas paredes aún guardan muchos
recuerdos que quizá más adelante pueda relatar.
Cerró
sus puertas el 27 de Enero del 2.005, con la proyección de la
película “Diarios de motocicleta“, con él
desaparecía la comodidad de un cine de barrio, que no requería de
desplazamientos en el que pudimos disfrutar de largas sesiones de
buen cine, de su recuerdo para muchos antiguos areneros su
“Gallinero”, con sus bancos corridos.
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