FILA
DE ABAJO (SENTADOS)
SEGUNDO POR LA IZQUIERDA CANDIDO ARROLA
La
salud, esa vieja preocupación que nuestros ediles han tenido, sobre
todo en algunas épocas, constantemente llamaba a las puertas de
Getxo. Y es precisamente a principios del Siglo XX cuando nuestros
mandatarios van a prestar gran atención a los problemas de la salud
de los getxotarras. Prueba de ello era el informe “Boletín
de Estadística Sanitaria” de 1904, en el que en el
apartado de “Estadística Comparada.- Vizcaya”, que
de forma mensual emitía el Ayuntamiento de Bilbao, en el que se
incluía a toda la población de Bizkaia, se englobaban las de Getxo
(ver cuadro inferior).
Muchos
de los casos habían sido denunciados por los facultativos de Getxo,
Berango y Leioa, que atendían a los enfermos de los barrios de
Algorta, Santa Maria y Las Arenas aquejados de diversas dolencias.
Los medios para prevenir las enfermedades eran escasos. Y la
localización de las Instalaciones Balnearias de Getxo, como zona
preferida por los visitantes de todo el estado, hacía necesaria la
toma de medidas para atajar algunas de las enfermedades, sobre todo
las relacionadas con las fiebres tifoideas, ocasionadas por la
insalubridad de las aguas y la contaminación de los alimentos, así
como las malas condiciones en esas fechas del alcantarillado y aguas
residuales.
Durante
el invierno de 1904 el Alcalde Presidente de la corporación Candido
Arrola Aqueche presentaba la siguiente moción: “...Es cosa
corriente por desgracia, que en determinadas épocas del año, se
registren en este termino municipal, diversas clases de enfermedades
infecto-contagiosas...,...que suelen causar algunas
victimas...,...varios son los casos de fiebres
tifoideas...,...proponía crear un cuerpo de
fumigadores, la adquisición de una legiadora, una estufa de
desinfección y la construcción de un lavadero único a instalar en
un punto céntrico equidistante a los barrios de Getxo, Algorta y Las
Arenas, para la limpieza y desinfección de la ropa, de las casas
donde aconteciesen casos de enfermedades infecciosas o
contagiosas...”. Advertía el alcalde que: “...no
es mi intención criticar a mis dignos antecesores en la Junta Local
de Sanidad...,...que han tomado acertadas
disposiciones...,...mi afán es hacer algo práctico...”.
Proponía
también, que para reducir costes, en lugar de la creación del
cuerpo de fumigadores, pudieran desarrollar el servicio de fumigación
los peones camineros, proponiendo para los mismos un pequeño aumento
de sueldo, cuando realizaran dicha actividad. Preveía en su
propuesta la construcción de un edificio que contuviera, el
lavadero, la legiadora y la estufa. La función de la legiadora era
la de hervir las ropas infectadas, antes de proceder a su jabonado en
la pila del lavadero. Decía a continuación: “...de
realizarse lo que queda dicho, se evitará no solo los disgustos que
a los alcaldes les proporciona el hacer cumplir las ordenes en
consonancia con la salud pública, como la propagación de
enfermedades por falta de medios...”.
ESCUELAS
DE ANDRES CORTINA
Parece
que hubo otros motivos, quizá el más importante fue el hecho de que
en la prensa aparecieran noticias referidas a dichas enfermedades:
“...no se ocultará a los concejales lo perjudicial que sería
para el pueblo que a principios de verano, bien en la prensa de
Madrid o en la de Bilbao, con mejor o peor intención, apareciese
algún suelto diciendo que en la Anteiglesia de Guecho existen casos
de tifus o simplemente fiebres tifoideas...”. Aunque no se
puede descartar que otros motivos, como la diligencia de nuestras
autoridades en prevenirlas y la opinión publica local tuvieran algo
que ver: “...entonces se hablaría de la imprevisión de las
autoridades, verdaderas cabezas de turco sobre las que suelen
concitarse todas las iras populares...”.
Seguidamente
fueron aprobadas aquellas medidas, quedando el alcalde en mantener
una entrevista con el responsable de la Sección de Sanidad del
Ayuntamiento de Bilbao Sr. Aristegui, para recabar información a
cerca de cómo poder montar un buen servicio y de los aparatos que se
consideraban necesarios para el mismo. El arquitecto municipal fue
comisionado para realizar el estudio de emplazamiento y arquitectura
del edificio, dentro de cuyas instalaciones debía de encontrase un
local adecuado para aislar a los que estuvieran atacados por
enfermedades infecciosas o contagiosas, y que por no disponer de
domicilio propio, no pudieran ser acogidos en el Hospital-Hospicio
municipal, por prohibirlo su Fundación. La responsabilidad de
organizar todo el asunto recayó en el Alcalde y los Regidores
Zubiaga y Oriosolo.
De
la preocupación que causaban determinadas enfermedades, tanto a los
gobiernos locales como al del estado, nos da una idea, una de las
decisiones que tomó la “Junta de Instrucción Pública”
de la provincia, que el 28 de abril de 1904, insertaba en el Boletín
Oficial, en la que hacía referencia al elevado número de muertes
debido a enfermedades como la viruela, tuberculosis, alcoholismo,
etc.) Y declaraban de verdadero interés para la escuelas el cartel
contra la tuberculosis publicado por el doctor José Verdes
Montenegro, que incluía a otros como el referido a la Viruela obra
del también doctor Eduardo Castaner y el referente al alcoholismo
del doctor Salgado Jaura. El consistorio getxotarra decidía adquirir
27 de aquellos cuadros, 3 para cada escuela del municipio.
EN
EL CENTRO (SENTADO)
CANDIDO
ARROLA
Siguiendo
esa corriente de prevención de enfermedades, el 19 de mayo de 1904,
bajo la presidencia del regidor Francisco Libano Inchaurraga, que
sustituía temporalmente al alcalde, se daba cuenta de la circular,
del 5 de aquel mes, publicada por la “Comisión Provincial de
Sanidad”. En la misma se ordenaba proceder a la vacunación
en todos los ayuntamientos de todos sus empleados, así como la del
resto de la población, durante el mes de junio de aquel año,
repitiendo dicha campaña cada dos años.
Tras
dicha campaña de vacunación, el 16 de junio, para fomentar y animar
a los vecinos, se realizó un sorteo entre los 274 ciudadanos que
habían seguido las indicaciones y se habían prestado a la
vacunación y revacunación durante el mes de mayo, con seis premios
de 25 pesetas. Procediendo a realizar una amplia campaña
publicitaria de dicho acto.
Hasta
aquí una pequeña reseña sobre las preocupaciones, respecto de la
salud y la economía local, que afectaron a nuestros regidores a
principios del Siglo XX. Datos extraídos de los libros de actas del
Ayuntamiento de Getxo.
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