Continuando
con este recorrido por la artería peatonal por excelencia de
Algorta, continuaremos viendo su evolución a partir de principios
del Siglo XX.
Una
parte de la modernización del barrio vendrá impuesta por la
entonces novedosa directiva municipal de agosto de 1907, que
establecía la obligatoriedad de que en las nuevas edificaciones y en
las que solicitaban reformas, se instalaran las llamadas “Fosas
Moras” para saneamiento. Para noviembre de aquel año ya se
veía la mejora de la avenida a su paso por “Aretxondo”,
ya que era una calle adoquinada.
En
julio de 1908 incluso las comunicaciones empezaban a reconocer la
zona como de gran interés. Se solicitaba a la Compañía del Tranvía
eléctrico, el establecimiento de una parada fija frente al Casino.
En abril de 1909 le tocaba el turno al quiosco de la música de San
Nikolas. Esta vez ese quiosco, antes de madera, pasaba a construirse
de hierro, aunque seguía siendo portátil (la idea era que fuera
semejante al de Sestao).
El
año 1910 sería el momento en que se iba a producir una gran
modificación en el entorno de la Avenida Basagoiti. Debido a la
extrema precariedad en la que se encontraban las Escuelas Publicas de
la entonces “Plaza de la Constitución” (San
Nikolas), y por una denuncia realizada por el Inspector de Primera
Enseñanza de Bizkaia, se acordó el 7 de julio de ese año el
derribo de dicho edificio. El 7 de Julio de 1910 se adoptaba la
decisión de demoler éstas, trasladando a la Escuela de Artes y
Oficios a los niños, de forma provisional, hasta la construcción de
las nuevas en San Ignacio (el coste estimado por el vigilante
municipal para dicho derribo ascendió a 818,60 pesetas). Ello dio
lugar a que uno de los elementos del mobiliario urbano, de gran
belleza, fuera desplazado. Se trataba de la fuente pública, sobre la
que descansaba una preciosa imagen luminaria (egipcia), que todas las
generaciones posteriores hemos tenido la suerte de contemplar, y de
la que muchos recordarán alzarse majestuosas a la entrada de “Maria
Cristina”, Este tema será cuestión de una entrada a
parte.
Otros
elementos de aquellas escuelas también resultaron útiles para
alguna instalación hotelera de Algorta, tal fue el caso de las
columnas de hierro de las escuelas, que fueron adquiridas por D.
Manuel Eguía por 200 pesetas. Pero no fue este el único cambio,
también se iba a producir un acuerdo que afectaría a la zona del
Casino. De tal forma que se unirían la terraza del Hotel Eguia con
la avenida, dando lugar a un hermoso paseo. En esa mismas fechas se
llegaba a un acuerdo entre Eguía y el Ayuntamiento para que el
primero pudiera unir con un puente sus casas de la Avenida Basagoiti
y la situada en Satistegi. El 7 de abril de 1910 el consistorio daba
luz verde al arreglo del reloj de la torre de la iglesia de San
Nikolas, reparación que recayó en el vecino D. Cesar Ocejo.
En
esas fechas el fervor musical llegaba hasta María Cristina y su
paseo. En junio de 1911 varios vecinos, solicitaban que los domingos
y días festivos tocara la banda de música, en la Plaza de San
Ignacio y el paseo de María Cristina. El consistorio acordó que los
domingos por la tarde la banda de música de Algorta actuara en en
dicho paseo, y si el tiempo lo impedía lo hiciera en la Plaza de la
Constitución. Se facultaba al alcalde para que cuando lo estimara
conveniente, en lugar de hacerlo en dicha zona, lo hiciera en la
Plaza de San Ignacio.
El
municipio había experimentando un importante crecimiento desde 1887
hasta 1930, en algunos de sus barrios (Areeta-Las Arenas y Algorta),
cercano al 44%. Ya en 1919, debido al incremento de la población, se
había decidido ejecutar un Proyecto de Urbanización y Ensanche,
cuya realización se encargó al Arquitecto municipal Ignacio Maria
Smith. Fruto de sus ideas nacerían los proyectos de reforma de Maria
Cristina (1913 y 1927-28) y el Proyecto de Reforma del Boulevard de
Satistegi “Los Chopos” (1923-1924). El de “Miramar”
nacido de otras manos esperaría hasta 1956.
Tras
la finalización de la guerra provocada por el golpe de estado de
1936, verán la luz otros espacios urbanos, las plazas de “Satistegi”
y “Tellagorri”. En 1947 tras la apertura de la
calle Amesti, las casitas que ocupaban el espacio de dicha plaza
serán derribadas, dando lugar a esta espaciosa y concurrida zona de
esparcimiento. Entre 1955 y 1967 verá ampliarse otra de sus zonas de
esparcimiento, tras el derribo de la casa de Líbano, la plaza de
“Tellagorri” lugar de esparcimiento de niños y
mayores, en el que se celebran diversos espectáculos festivos.
Otro
de los espacios que cambiará su imagen será el “Boulevard
de Satistegi”, que de ofrecer en 1950 una amplia visión
del entorno costero que abarcaba hasta la “Batería San
Ignacio”, quedará reducido en los 70, debido a la
construcción de viviendas en la zona de confluencia de las calles
Ribera Kalea y Satistegui. El derribo de la casa “Garaizar”
(1966), el chalet “Iturria” (1973) y algunas de las
denominadas casas algorteñas, como el “Palacio Zubiaga”
(1868) quizá una de las primeras edificaciones de esa zona (hoy en
ruinas), supuso una pérdida de parte de la historia del barrio. A
pesar de ello nos quedan algunas reliquias como la que hoy
corresponde al Nº 1 de la Avenida Basagoiti la casa “Ukaondo”
de 1915 obra del arquitecto Smith y algunas nacidas de la mano de
Garamendi, que junto a esa misteriosa mansión llamada “La
casa encantada” (Casa Rosada, Palacio Malo de Molina,
construida con planos del arquitecto Ciriaco de Menchaca) de 1898 y
como no, una de las para mi, más bellas de la avenida: la casa
“Uriarte”, junto a Maria Cristina, siguen
deleitando nuestras pupilas.
Hasta
aquí un paseo por la Avenida Basagoiti (Calzada, Tetuán, Mayor),
una de las arterias principales de un barrio con solera, Algorta, que
a lo largo de estos 153 años ha visto cambiar su fisonomía
manteniendo su esencia.
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