La
Academia de D. Pablo, junto a la de Bidegorri de Alango, seguro que
habrán visto pasar por sus aulas a medio barrio de Algorta. Este
centro de enseñanza estuvo situado en la esquina de la confluencia
de las calles Telletxe con Juan Bautista Zabala (junto a la
Pastelería Zurikalday).
Su
creador D. Pablo López de Uralde e Ibáñez era natural de Gasteiz,
hijo de Saturnino y Juana Francisca, nació un 18 de octubre de 1900.
Obtuvo el titulo de Maestro de Primera Enseñanza el 21 de Diciembre
de 1932, a los 32 años de edad, en la Escuela Normal de Gasteiz
(Araba).
Fue
Maestro Municipal en las Escuelas de Juan Bautista Zabala de Algorta
(en las que desempeño el Cargo de Presidente de la Comisión
Municipal de Enseñanza durante el periodo de 1934 a 1936). En el encabezamiento aparece una fotografía de los maestros
municipales en los cursos 1924-25.
Al
finalizar el golpe de estado franquista del 36, al igual que otros
muchos funcionarios municipales, fue expedientado. Solicitó su
readmisión el 17 de junio de 1937. Para ello, a pesar de ser
considerado una persona de derechas, al igual que otros funcionarios,
tuvo que cumplimentar un test ideológico. En él, entre otras cosas,
reconocía su pertenencia a la “Unión Patriótica”
durante los dos últimos años de su existencia. Durante los meses de
junio a julio de 1937, al no funcionar las escuelas debido a la
guerra, trabajó en las oficinas de Estadística del Ayuntamiento de
Getxo. Para entonces contaba con 37 años de edad, y había ejercido
ya como maestro durante 12 años.
Esos
test ideológicos, hoy sorprenderán a mucha gente, por su contenido
y su simpleza. Entre las preguntas de aquel test (ver documento
en fotografía superior) se incluían algunas tan
extravagantemente totalitarias como: “Qué concepto se merece
la actitud del maestro separatista”, “Cómo
fomentará el Maestro el verdadero Patriotismo en la Escuela”,
“Qué concepto tiene usted de España por derechos de Raza”,
“Ha prestado su nombre a los amigos de la Unión Soviética”,
que si se me permite una maldad, parecen sacadas de una ley con
nombre de ministro actual. Las respuestas, por obvias, no podían ser
de otra naturaleza si querían conservar su cátedra, eran: “...La
obligación de un maestro con relación a la Patria, debe ser
obedecer en un todo a la ordenes dictadas por la autoridades...”
!Pobre de quién no contestara algo parecido!. El que
más tarde iba a ser Alcalde de Getxo, Juan Bautista Merino, fue uno
de los informantes de su comportamiento “político”
en una carta remitida a los censores el 25 de octubre de 1937.
En
esa época de camisas azules, correajes y bigotillos rancios, eran
necesarios avales que garantizaran las inquebrantables accesiones,
para poder recuperar y conservar el puesto de trabajo. Por ello D.
Pablo fue avalado por gentes de cierto predicamento de Getxo como:
Candido Arrola, el anteriormente citado Jose Bautista Merino, Juan
Ramón Amann y Ramón Churruca, componentes de la Comisión Municipal
de Getxo. También intervino en su aval el sacerdote encargado de la
parroquia de San Nikolas de Bari Cirilo Larrazabal. En aquellos
informes favorables la “Comisión de Cultura y Enseñanza de
Vizcaya” decía del mismo: “...este señor cumple
sus deberes religiosos con puntualidad, dando buen ejemplo a sus
discípulos...,...no está adscrito a ningún partido
político...,...su actuación durante el movimiento no
se destacó por ningún lado...”. Otro de los elementos que
propiciaban un juicio favorable a su causa, era el hecho de ser una
persona de grandes convicciones religiosas, fue miembro de Adoración
Nocturna de la parroquia de San Nikolas de Algorta.
En
junio de 1940 unió su voz, en un escrito, a la del resto de maestros
del municipio, solicitando que se incluyera a los maestros
municipales, en la subida salarial que se había decretado para los
funcionarios públicos y maestros nacionales, decían en el escrito:
“...debido a las dificilísimas circunstancias económicas
que la posguerra a colocado a las clases medias; solicitamos se nos
equipare a los maestros nacionales, para no hallarnos en inferioridad
económica respecto a ellos...”. Entre los firmantes del
escrito se hallaban: José Ramírez Oses, Francisca Igartua, Banca
Nieves Olazagoitia, Tirso de Albéniz, Esperanza Arechavala, Agueda
Elorriaga, Plablo Lopez de Uralde, Margarita Landaida, Obdulia
Ocariz, Maria Dolores Sangróniz, Samuel González, María Aurea
Mulero y otos.
De
su actividad pedagógica, de su academia, nos hablan algunos de sus
antiguos alumnos. En sus viejas aulas, recibieron educación primaria
muchas caras conocidas del barrio, las fotografías que aparecerán a
lo largo de esta entrada así nos lo recuerdan. De aquellas viejas y
austeras aulas con raídas mesas de madera, de sus agujeros para los
tinteros de tinta china; de encerados presididos por el crucifijos y
los viejos y obligados símbolos del régimen; de un rudimentario
laboratorio; y una biblioteca no menos elemental, también esas
fotografías guardan el recuerdo de aquellos día grises de escasez y
adoctrinamiento obligado.
D.
Pablo desempeñó el cargo de Maestro Municipal desde octubre de 1925
hasta el 31 de diciembre de 1941. La Academia de D. Pablo López de
Uralde, estuvo situada en el Nº 1 de la calle Telletxe (la casa de
Zubiaur). La Academia tenía dos entradas, una por Zabala, que daba
la clase de los pequeños (1º y 2º de bachiller); otra por
Telletxe, que daba a dos calles adyacentes, para pasar a las de (3º
y 4º) no había más remedio que cruzar por la primera; al fondo del
local se hallaba la de taquigrafía y bajo la escalera, junto al
patio, estaba el laboratorio. Nos da idea del centro la (fotografía
superior).
Aprovechando
la cesión de esas fotografías, que su nieta Ana Cristina López de
Uralde, ha tenido la amabilidad de hacer, veremos a algunos de sus
protagonistas:
En
la fotografía inferior aparecen algunos de sus hijos José Luis,
Javier, Ignacio (+) que fue profesor en dicho centro, Jesús (+) y
Pablo (+), frente a la cantina de la estación de Algorta en los años
60.
Otras
corresponde a algunos de sus alumnos. Bajo estas líneas unos de los
cursos, quizá más antiguos de la Academia, corresponden a los años
1929-1930.
En
otra de ellas aparecen viejas caras de Algorta: (Roberto Mardaras,
Ignacio Sarria, Luis Onaindia, Jose Maria Arechaga, Pedro Esesumaga,
Segundo Arechaga, Juan Salazar, Juan Antonio Goñi, Sebastián
Martín, Miguel Angel Sánchez y Julián Larrauri).
En
otras quizá nos sorprendan caras más jóvenes y más cercanas en el
tiempo, aunque todas estarán encuadradas entre los años 50-60.
Algunos
de ellos lo recuerdan así: “...tenía su Academia en
Telletxe, los locales eran propiedad de Elorriaga y Zubiaur. D. Pablo
era un hombre grueso, siempre provisto de su bata blanca, estaba
acompañado de su hijo Ignacio a quien apodaban “Potasio”. Otros
de los profesores del centro eran: José, un profesor de Sopelana;
por las tardes otra de las maestras era Josefina, madre de Victor
Aguinagalde. D. Pablo daba las clases de Comercio y Taquigrafía y el
curso de 4º Física y Química; D. José impartía las clases de
francés, ciencias, geografía, historia; la clase de latín corría
a cargo del Sr. Antruejo (de Las Arenas), que más tarde fue
sustituido por Tomás Gaztelurrutia (sacerdote que vivía en Amesti).
Las clases de gimnasia, preparatorias de los exámenes en el
Instituto de Bilbao, solían prepararlas en Fadura, eran de los más
elementales, a parte de las consabidas tablas (Cubito supino, salto
de altura, flexiones..), consistían en subir por una cuerda 5 metros
y salto de altura, eran dirigidas por el hijo de D. Pablo...”.
D,.
Pablo solicitó la jubilación voluntaria a la edad de 60 años, el
día 28 de Abril de 1961. Cesó su trabajo en la academia en los años
80, que es cuando se cerro el centro de Telletxe.
Hasta
aquí un pequeño recordatorio de uno de los maestros y su Academia,
que durante los años 40-60 vio pasar por sus aulas, a un numero
notable de vecinos de Algorta y otros barrios de Getxo.
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