La vida
del mobiliario urbano, de los elementos arquitectónicos que nos
acompañan, va con el paso de los años desapareciendo o, con suerte,
se les traslada a otras localizaciones sin que el grueso de los que
vivimos en los barrios, conozcamos su pequeña historia, incluso su
existencia. “La Torre del Moro” de Algorta es un
ejemplo de ello. La construcción, el lugar en el que estuvo
localizada, su actual situación. Los que la conocieron, se preguntan
¿Qué fue de aquel recuerdo de nuestra niñez?.
Pues
bien. La torre se encontraba detrás de la zona que en su día ocupó
el antiguo cementerio de Algorta (La Campa del Muerto) y estaba
situada casi en la confluencia de las actuales calle Jaime Morera y
Telletxe. Era de forma cilíndrica, se hallaba junto a una pequeña
caseta, que fue lugar de juegos y confidencias de muchos chavales de
Algorta. Torre, columna o monolito coronado por un basamento con una
bola, y bajo ella un reloj de sol. Formaba parte de una construcción,
de la que en los años 60, tan solo quedaban tres paredes derruidas,
dentro de unas campas que en los 70 comenzaron a urbanizarse.
Para
visualizar cómo era la zona en la época sirva la fotografía
inferior y una pequeña descripción: Estaba situada debajo de la
casa de los Barreiro (junto al Tenor), a la derecha de la “Campa
del Muerto” (hoy Plaza del Lehendakari Aguirre), plaza que
en su día albergó el antiguo cementerio de Algorta. Tras esa plaza,
situada en la calle Trinidad y el caserón que albergaba entre otros
a la familia Elorriaga, se hallaba un pequeño huerto en el que se
celebraban las tradicionales hogueras de San Juan. A su derecha había
una extensa campa en la que solían pastar las ovejas del Convento de
los Trinitarios, que cuidaba un señor que se llamaba Mariano. Era
lugar de siembra de trigo.
A
continuación, entre zarzas, en una pequeña área de forma casi
triangular, entre desniveles, aparecía la torre, que aparece
señalada en la foto. Se encontraba junto a una pequeña edificación
de dos plantas; ambas tenían puerta de acceso, una desde los huertos
de ovejas y otra en la zona inferior que era utilizada para guardar
el ganado. Era de baja altura y fue utilizada como cobijo de ovejas y
cerdos. Aquellas campas eran las afueras de Algorta, lugar de cita de
cazadores, zona para reclamo de diversas especies de pájaros
cantores, desde las que se podía divisar todo Berango, sin
edificaciones que dificultaran esa bella perspectiva. En la
fotografía inferior podemos apreciar la campa con las ovejas
pastando.
Los
restos de esa columna cilíndrica, al urbanizar la zona, fueron
trasladados por Cándido Arrieta y el escultor José Luis Butrón a
la Iglesia de Andra Mari (Getxo), en la que se estaba realizando una
minuciosa remodelación. Para realizar la reforma buscaron piedras
por todo Getxo, y es en la zona de la torre, donde encontrarían
losas de sillería apropiadas para aquel trabajo. Cándido, hombre de
gran creatividad “...un autentico artista...”,
pensó que el monolito era una cosa recuperable y no merecía la
ruina, así que trasladó aquel viejo recuerdo.
Hoy esos
restos lucen, sin que muchos sepamos de su historia, a la vista de
todos, aunque con algunos pequeños desperfectos, en uno de los
laterales de dicha iglesia. Para situarla basta con mirar
frontálmente hacia su fachada principal, y a su izquierda, al final
de la tejavana, junto al osario del antiguo cementerio de Getxo,
podremos contemplarla.
De la
original construcción de cantería, de forma también cilíndrica,
se conservan su cúpula (con forma de bola) y dos tramos de la
columna, que corresponden a la parte inferior y la superior de la
actual. El reloj de sol que adorna la misma es una alegoría al que
existió en la antigua “Torre del Moro”, solo que
aquel era de construcción metálica. El actual, de arenisca, tiene
sobre él una leyenda en euskera: “...Danak Jo, Askenak
il...” que referida al mismo se podría traducir por:
“...Todas las horas nos golpean, la última nos mata...”,
quizá como recuerdo a los huesos de los difuntos del antiguo
cementerio de Andra Mari, que se depositaron junto a ella. Este
conjunto escultórico se une mediante una losa, que existió en la
campa de la Torre del Moro, con la actual iglesia de Andra Mari.
Sirvan
estas pocas líneas para recuperar el rastro de esta “Torre”,
y del lugar que varias generaciones disfrutaron para esconderse de la
vista de sus mayores, fumar más de un cigarrillo de hojas “Arto
bizarra” (hojas de maíz), liado con un triste papel de
periódico o de las finas serukas de la borona, que según palabras
de uno de sus asiduos: “...allí teníamos nuestro particular
estanco...”, y de paso dar también satisfacción a algunos ímpetus de adolescencia, que seguro guardará en la memoria de más
de un Algorteño. A algunos de sus asiduos podemos verlos en la
(fotografía inferior) de 1970.
Entre esas caras conocidas aparecen:
de arriba a abajo y de izquierda a derecha (Tomas Lekanda, Patxo
Zarraga, Joseba Bueno, Jaime Ayo, Josetxu Lekanda, Angel Astorki y
debajo Julio Jaen). Deseo agradecer la valiosa ayuda, con documentos
gráficos, aportados por mi buen amigo Joserra Elorriaga (autor de
las fotografías).
muy muy muy interesante.
ResponderEliminartoda esa zona entre algorta y getxo
avenida del angel
los trinis
telletxe piñaga
sarrikobasoa
tengo q bajar con la cámara (o el iphone) a sacar fotos al caserío de Ibarbengoa (Iberberango? Ibertxune?) pq me temo lo peor...se va a caer o lo van a tumbar y no van a qedar ni huellas de su existencia
ResponderEliminarpor cada baserri q dejamos morir surgen 3 frías casas sin alma...
no sé q sucede en Tosu con la estación etc etc pero sé q están llenando de cemento la zona baja de Errotatxu, Hormaza, Iberre, Uri, Zubilleta etc
sólo nos va a qedar la campa del golf y la carreterita del faro
nadie opina nada????
sarrikobasoa (antes verde y bosqe, ahora cementazo y hormigón)
http://www.getxo.net/DocsPublic/servicioeuskera/euskera/IJK_197-243.pdf
ResponderEliminarIbarbengoa, Ibartxu, Ibertxune, Iberretxuene.............en peligro, arriskuan!
sarrikobasoa