jueves, 6 de diciembre de 2012

MARINO


Marino Gutierrez Llantada nace en Algorta en 1.894, en la cadena, sus padres fueron Gregorio Gutierrez Llorente natural de Roa (Burgos) y Ramona Llantada Arrigunaga natural de Algorta, fue hijo de familia numerosa, eran 13 hermanos, algunos de ellos fueron Luis Telesforo, Maria Presentación, Geronimo Antonio, Felix Pedro, Pedro Maria, Felisa, Maria Luisa.

De pequeño cogió el tifus, en una epidemia en la que fallecieron numerosos niños, la epidemia le afecto a su columna vertebral, lo que le produjo un encorvamiento que arrastaria de por vida, como consecuencia de aquella epidemia falleció su hermano gemelo. Su primer contacto con las letras fue en las Escuelas de San Nikolas.

Marino, sus padres y su amama vivieron en la planta baja del Nº 8 de Muxike Aurrekoa, en el primer piso vivia su hermana Maria Luisa, y en el segundo su hermana Felisa.

Sus padres tenian una tienda en la Avenida Basagoiti, justo donde luego tuvo “Galdaretxe” su confiteria, era una fruteria, Marino ayudaba a sus padres en aquella tienda, mas tarde la trasladarian a la “Cadena”, junto al “Bar Txeli”, montaron una tienda de Ultramarinos, posteriormente volvieron a trasladar su negocio a la bajada de Sarrikobaso, donde hoy esta la tienda de Loterias; su padre fue Jefe de Cocheras de los Tranvias de Bilbao a Algorta en Las Arenas, fallecio antes de la Guerra de 1.936.

En 1937 ante la inminencia de la llegada de los franquistas, fueron embarcados en Santurtzi, a Marino no le permitieron embarcar debido a su defecto fisico, tenia 43 años, Francia no admitia personas disminuidas o enfermas, el tuvo que retornar a Algorta, el resto de la familia fueron trasladados al puerto de Burdeos, desde donde les llevaron en camiones hasta unas colonias en el Sur de Francia, alli permanecieron dos años, cuando la situación del interior lo permitió, se trasladaron a Catalunya, a “Torroella de Montgrí”, esta población se encuentra en la llanura ampurdanesa, al pie del Mazizo del Montgri, en la ribera norte del rio Ter, alli permanecieron un corto espacio de tiempo y se trasladaron finalmente a Algorta.

 
Fue una época muy dura para el, sin vivienda, se la decomisaron, sin medios economicos que le permitieran subsistir, tuvo que salir adelante gracias a las ayudas de familiares, que le daban de comer, alojandose donde podia, estuvo asi hasta el retorno en 1.939 de sus familiares mas directos.

Cuando volvieron del exilio, un primo suyo de Berango, de apellido Martikorena, les recogio a la Amama, a la madre de Marino y a el, su tia Maria Luisa y sus hijos fueron a vivir a la Cadena, a casa de unos tios de apellido Eguzkiza, estuvieron en esa situación, de familia dividida, hasta que garcias a un amigo pudieron recuperar su casa de Muxike Aurrekoa.

Gracias al animo de su amama la familia salió adelante, como dice su nieta Maria Luisa Bilbao “...si no hubiera sido por su empuje, no se si hubieramos salido adelante...”.

Una de las formas de subsistir de Marino era la venta de loteria por la calle, aunque a veces, fruto de esa crueldad que tenemos los humanos, le engañaran pagandole de menos, poco a poco empezaron a realizar trabajos que les permitieran vivir, montaron en los bajos de la casa una costura, en la que hacian buzos, con telas azules, eran para la intendencia, tenian dos maquinas de coser, una en la salita y otra en el comedor, la amama veia llorar a sus hijas y decidió que asi no se podia vivir, que pensó “...tenemos que hacer algo por que estos niños asi no pueden seguir...”, viendo las angustias por las que pasaban sus padres, como ella habia tenido tiendas de ultramarinos, y conservaba entre los proveedores un credito importante, fue a Bilbao, a los almacenes que habia en Barrenkale, les planteo la situación por la que atravesaban sus hijas, les pidió que confiaran en ellas y les dieran credito.

Gracias al credito que les concedieron aquellos proveedores, pusieron una fruteria en la plaza del mercado, a pesar de ello tuvieron problemas para instalarse “...decian que eramos rojos y no se nos podia permitir instalarnos...”, por mediación de un amigo consiguieron el permiso, el argumento que utilizó, ante aquellas instancias franquistas, fue “...para que les haceis venir , si luego no les dejais vivir, para eso les cogeis en la frontera, les pegais un tiro y ya esta...”, parece que el mismo hizo efecto, y por fin consiguieron el permiso, esa persona fue Ignacio Libano.


 Al montar la fruteria, Marino fue un trabajador infatigable, dice su sobrina Marialui “...no es que trabajara, es que se reventó...”, era tipico verle llevando unas cargas enormes sobre sus castigadas espaldas, unos cestos enormes, portando carretillas, para llevar los pedidos hasta Neguri, suministraban a mucha gente de ese barrio, al Hotel Ugarte, etc.

Una de las personas, le queria mucho a Marino, que le inmortalizó en multiples fotografias, fue Zubimendi, (en la foto inferior) se puede ver a Marino con la hija del fotografo.

Las cenas de Navidad en casa de Marino eran para el su mejor momento, ver junta a toda la familia, los adornos, el ambiente, su madre era una gran cocinera, preparaba caracoles, su plato preferido, era un hombre que hacia honor a la buena mesa, tenia un gran apetito, el bacalao a la bizkaina era otra de sus delicias.

Era muy aficionado al futbol, solia ir a ver los campeonatos de la playa, otra de sus aficiones era la radio, los informativos, pasaba largas horas escuchandola.

Era un hombre de profundas creencias religiosas, era típico verle en todos los entierros, siempre al frente de ellos, portando el báculo en el que iba el cirio encendido, esto no solia gustar a su familia, pensaban que debido a su pequeño tamaño, comparado con el baculo, le ridiculizaba, pero Marino era pertinaz y siguió haciendolo.

Su sitio favorito de Algorta era el mirador de “Los Chopos”, alli solia pasar largas horas charlando con sus amigos, tambien le gustaba mucho acudir a Usategi.

Marino era un hombre de multiples amistades, muy popular y querido, pero a la vez muy independiente, que suplia su deficiencia fisica, con un humor entrañable, extrovertido, se creo un estilo de vida, que en el fondo era una autodefensa, con un medio a veces hostil, somos muy propensos los humanos a ridiculizar y humillar, a aquellos que son algo diferentes a nosotros, muchas veces sin considerar, que dentro del envoltorio hay un ser humano que siente y sufre. Marino falleció con 82 años, el 26 de Marzo de 1976, en su casa de Torrene rodeado de sus seres queridos.

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