miércoles, 16 de junio de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -220-

 


En la entrada anterior veíamos cómo en la catástrofe ocurrida en Santander el día 3 de noviembre de 1893, en que se produjo una terrible explosión en el vapor “Cabo Machichaco”, habían fallecido algunos vecinos del barrio de Algorta.


En el pleno del 21 de marzo de 1894 se trataba entre otros asuntos, sobre la instalación de una tienda de telas y ropas en el barrio de Las Arenas: “…La instalación en el barrio de Las Arenas de la tienda de telas y ropas de D. José Antonio Alcorta en una casa perteneciente a D. Ángel Lorente…”


En el pleno del 21 de marzo de 1894 el Ayuntamiento de Getxo volvía sobre los terrenos comunales, que la Administración del Estado había decidido declarar en venta, y sobre la que la Anteiglesia se había pronunciado en febrero de ese mismo año: “…En vista de los antecedentes obrantes en esta Secretaría, acuerda este Ayuntamiento autorizar al Alcalde Presidente D. Santiago Diliz y al Síndico D. Juan Libano para que en nombre y representación de esta Corporación entablen la correspondiente reclamación económico-administrativa, ante las autoridades, pidiendo la suspensión de las diligencias de medición, tasa y venta de las fincas comunales de aprovechamiento de esta Anteiglesia, cuya excepción tiene solicitada este Ayuntamiento…”


Y en referencia al Cable Ingés, del que hablaba en la anterior entrada de esta serie, se informaba en aquel pleno de: “…La solicitud, por parte del director de la Compañía del Telégrafo directo de Bilbao a Inglaterra, para colocar en el punto de Arrigunaga una pequeña caseta de madera o hierro que sirva para guardar en ella el punto de amarre de los cables de tierra con los del mar. Así mismo, se dio cuenta de la petición de poder colocar cuatro o cinco postes en el camino que desde el Molino de Viento se dirige a la playa de Arrigunaga, con el fin de poner en ellos el alambre para el telégrafo. El Ayuntamiento acordaba conceder el permiso solicitado…”



Ya en esa fecha estábamos en plena Semana Santa por lo que la prensa, muy devota ella, exhortaba en sus páginas: “…Si todos los días de nuestra vida los debemos consagrar a la meditación de las verdades religiosas, como único y eficacísimo medio de sustraernos a las asechanzas del enemigo común y de no perder de vista el fin supremo para el que hemos sido creados, estamos obligados de una manera especialísima, en esta Semana solemne que ha comenzado a prescindir de las frivolidades del mundo, de la ligereza de nuestro carácter, y aún de los negocios temporales que absorben la atención y el cuidado de nuestro espíritu…” y para guardar el silencio que aconsejaban se cerraban los frontones durante los días más emblemáticos de la celebración religiosa. Incluso, en aquellos días el tranvía urbano, suspendía sus servicios dese las dos de la tarde del jueves hasta la mañana del sábado.


El diario “El Nervión” del 25 de marzo de 1894 daba la noticia de que en Algorta: “…Por primera vez, en el Convento de los RP Trinitarios, han oficiado misa los padres Fray Narciso de San Félix y fray Serapio de Jesús y María…”



En esa misma fecha otro de los diarios de la época “El Noticiero Bilbaíno” llevaba a sus páginas un acontecimiento social que había tenido lugar, el sábado anterior, día 24 de marzo, en un establecimiento hotelero de Las Arenas. Este tipo de actos, tanto políticos como socio-laborales, tenían lugar con frecuencia en los hoteles del barrio de Las Arenas. Se trataba de la despedida a alto funcionario de Astilleros del Nervión: “…El sábado último hubo en el Café del Recreo, de Las Arenas, una importante reunión con motivo de la despedida de Mr. J. A. Mitchell, quien durante más de cinco años ha ocupado en los Astilleros del Nervión un importante puesto, en el que ahora cesa, para ocupar otro puesto, también de importancia, en Inglaterra.

Asistieron al acto unas noventa personas entre jefes y oficiales de dicha factoría, en él, se pronunciaron varios discursos. Al contestar el señor Mitchell se notaba que estaba muy nervioso. En el acto se ejecutaron solos de piano y después cantaron a intervalos hasta dieciocho personas de las que concurrieron a la reunión.

Durante el mismo se hizo entrega al señor Mitchell de una preciosa cadena y reloj de oro, con una inscripción dentro de un estuche, con sus iniciales bordadas en oro. Los aprendices le regalaron un hermoso bastón con una inscripción dedicatoria. Hace unos días se celebró otra reunión en el Hotel Ventura, de Las Arenas, en la cual le fue entregado al Sr. Mitchell un hermoso saco de viaje (Toilet).

Por la noche, varios operarios de Astilleros del Nervión ofrecieron al citado directivo una serenata, frente a su casa de Portugalete…”



En marzo de 1894 la afluencia de vapores en los muelles de nuestra y sus tareas de estibaje en la ría eran de gran actividad, de hecho el día 29 de ese mes contaba el diario “El Noticiero Bilbaíno”: “…70 se encontraban amarrados en los muelles, de los cuales 24 estaban cargando, 33 a la espera de carga, 12 descargando y uno sin orden de carga…”


En esa misma fecha, según relata el libro de actas municipales, un hostelero de Algorta, D. Juan Eguia, solicitaba al Ayuntamiento de Getxo: “…Que con motivo de las obras que se están realizando en el punto de la Avanzada, solicito se me conceda permiso para instalar una barraca para el despacho de comestibles…”


Dos mozos de Algorta, que por motivos laborales se habían desplazado a Sudamérica, eran reclamados cómo si fueran objetores por las autoridades, aunque más parecía lo fueran por no haber ingresado las cantidades estipuladas por el artículo Nº 33 de la Ley del 11 de julio de 1885, que decía: “…Los comprendidos entre las edades de 20 y 40 años y los mayores de 15, no podrán salir del Reino si no acreditan hallarse libres de toda responsabilidad, para lo que deberán depositar 2.000 pesetas en metálico…” Aquellos mozos eran: “…Juan Acacio Landarte Uribarri hijo de Leandro y Anastasia y Julian Ugarte Zubiaguirre hijo de José Ramón y Andresa. Ambos no habían acudido al tallaje que había tenido lugar el 11 de febrero de aquel año. El Ayuntamiento, tras realizar gestiones, informaba que se ausentaron a fin de proporcionarse un modo de vida, el primero hace unos 4 años a la República de Chile y el segundo hace como 5 a la República del Paraguay. A quienes se decidía declarar prófugos y ponerlos en busca y captura, eso sí, se declaraba exentos de responsabilidad a los padres de ambos…”


En marzo de 1894 se estaban produciendo perturbaciones atmosféricas por todo el planeta según “El Noticiero Bilbaíno” del 30 de marzo del 1894: “...Algunos meteorólogos las atribuían a una gran mancha que se podía percibir en el disco solar, y que había hecho su aparición el día 19 de febrero, y que desapareció al rotar el astro a los dos días…” Dicha mancha, a la que definían como “Monstruosa”, podía ser vista con ayuda de un cristal ahumado. Y como dato curioso de la época decir que en ese mismo medio se aconsejaba para la dentadura: “...Frotar los dientes con un cepillo pequeño no muy áspero diariamente, mojando en agua en la que se haya destilado carbón en polvo finísimo...” El método que aconsejaban para obtener el carbón en polvo era: “...Se pone al fuego un pedazo de carbón leña hasta que se encienda del todo, luego se enfría y se soplan las cenizas que quedan en su superficie, para reducirlas a polvo fino con un mortero...” Decían que con aquel experimento se había logrado: “...Hacer desaparecer el dolor de muelas y la fetidez del aliento...”


En la próxima entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veremos cómo D. Domingo Zubizarreta solicitaba fueran recibidas definitivamente las obras del nuevo Matadero de Alango.


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