jueves, 10 de septiembre de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -174-



En la anterior entrada de esta serie veíamos cómo se estaban dando los primeros pasos para poner en marcha la línea de Las Arenas a Plencia.

Acabábamos de dejar atrás el mes de octubre y no me resisto a plasmar unas reflexiones que un plumilla dejaba en la sección literaria del diario bilbaíno “El Nervión” por su belleza descriptiva: “...Una fuerte ráfaga de viento ha arrancado del calendario la última hoja del mes de Octubre y henos aquí a Noviembre, que asoma su rostro desapacible señalándonos con un índice largo y descarnado, la primera hoja del libro de sus tristezas. Es el mes de las elegías...; El melancólico tañido de la campana arroja sobre nosotros el triste recuerdo de los que fueron; los árboles se despojan de sus hojas ya secas que, al ser arrastradas por el viento brillan a la luz del sol con resplandores de oro; las chimeneas de los hogares se iluminan con la vacilante llama de los berrugosos sarmientos que al carbonizarse producen miliares de vagas estrellitas que danzan fantásticamente persiguiéndose unas a otras…”

Algunos caminos de Algorta y Santa María de Getxo, a decir de los vecinos, resultaban intransitables debido a las obras del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, presentando terraplenes en malísimo estado, que impedían el transito del público y carros, por ese motivo el 11 de noviembre de 1892 acudían al Ayuntamiento para exponer que: “...En pasos a nivel y cruces de caminos de los puntos llamados Casuena, Arene, Piñagas, Martiturri así como en la fuente de Hormaza, lo que ha provocado que en los últimos días se hayan concentrado varios vecinos en dichos puntos. El consistorio nombró una comisión para que junto a ella una delegación de la compañía ferroviaria visitara los puntos conflictivos y arbitrara las medidas necesarias para abrir al tránsito de personas y carros en estos lugares lugares...”

La voracidad de los intereses de algunos adinerados ciudadanos se dejaba sentir en nuestro municipio, amparada por la llamada “Ley Madoz y la Desamortización de Mendizábal” ya que en el pleno del 17 de noviembre de 1892 se informaba de que: “...Se ha recibido una comunicación del Señor Comisionado de ventas de bienes nacionales de Vizcaya, del 7 del actual, ordenando la remisión al mismo en el término de ocho días, de una relación de las fincas que administra este Municipio, con expresión de su cabida aproximada, pago y linderos, y de las roturaciones que existan por enajenar, lo mismo que otras de cualquier procedencia comprendidas en el Artículo 1º de la Instrucción del 31 de mayo de 1855...” El Ayuntamiento, que no compartía aquellos deseos incautadores acordaba: “...Cumplir del mejor modo posible dicha orden...”

El 17 de noviembre de 1892, el vecino de Algorta D. Manuel Cámara solicitaba autorización al Ayuntamiento de Getxo para edificar una casa de nuevo cuño en un terreno de su propiedad. El mismo estaba situado en: “...La vuelta que forman el encuentro del camino o carretera a Arrigunaga y el camino peatil para San Martín...”

En esas fechas los barrios que conformaban nuestro municipio eran tres Santa María, Algorta y Las Arenas. En ellos muchos de los lindes aún no estaban determinados, por lo que algunos vecinos se dirigían al Ayuntamiento para que les indicara cual era el barrio en el que estaban enclavadas sus heredades. Ese fue el caso de D. Irineo Ramón Diliz, a partir de cuyo caso se establecían los lindes del municipio respecto de sus barrios: “...Quien solicitaba que para sus fines se le indicara en qué barrio de Algorta o Las Arenas en qué punto se halla enclavado el solar de mi propiedad , situado entre el punto llamado La Avanzada y la calle que de Este a Oeste pasa por cerca de la caseta del cable submarino…” El consistorio reconocía que: “...Los linderos del municipio no están determinados hasta hoy, cosa que se hace sumamente necesaria, por lo que según la normativa de policía urbana aprobada acordamos que:

1º) La línea divisoria de Santa María, por al parte de Algorta que es la barriada céntrica del municipio, será en lo sucesivo la que partiendo de la casería denominada Arrigunaga, cerca de la playa del mismo nombre, sigue por debajo del punto conocido como el alto de San Martín, casería de Elorri Nueva, o sea toda la parte que hoy pertenece a la parroquia de Nuestra Señora de Guecho.


2º) Servirá de línea divisoria a la barriada de Algorta la línea de que se hace mención en la anterior y la calle que de Este a Oeste pasa por cerca de la caseta del cable submarino y termina en el mar en las cercanías del punto llamado La Avanzada.

3º) Las Arenas comenzará en la mencionada calle que atraviesa de Este a Oeste pasa por cerca de la caseta del cable submarino terminado al Este con la jurisdicción de Lejona, al Sur con el río Nervión y al Oeste con el mar...” Cómo conclusión determinaban que la propiedad de D. Irineo Ramón Diliz estaba enclavada en el barrio de Algorta. Esta fue la primera vez que se establecía de forma oficial los lindes de los barrios de Getxo: “...Se crea una Comisión que le dé contestación a su solicitud, a partir de la cual, se haga constar en acta que de la sesión ordinaria que se celebre se extienda dicha división de barriadas a fin de que el 1º y 2º teniente de Alcalde sepan sus respectivas jurisdicciones dentro de las cuales deban de ejercer las atribuciones que las nuevas ordenanzas les confieren...”

También se iban a producir movimientos entre los maestros de Getxo: “...D. Valentín Cuartango, maestro de la escuela de Santa María de Guecho, solicita de la Junta Local de Primera Enseñanza le traslade a la escuela de Algorta para cubrir la baja que dentro de poco tiempo va a quedar libre, por haber quedado libre al ser nombrado el que la regenta para ocupar una de las Auxiliarías de Barcelona...”

Por otro lado en Santa María de Getxo se acababa de abrir una fuente en Ibarbengoa Nueva. Y se hacían pequeñas obras en el cementerio antiguo entre ellas: “...Se abría un paso por el exterior del mismo, a través de los terrenos cedidos por los herederos del finado D. Ignacio Arias y se efectuaban las paredes de cerradura del mismo y en el interior del mismo se realizaba un pequeño depósito para albergar cadáveres y hacer las autopsias...”

El 24 de noviembre, en la sesión plenaria, se daba cuenta de la existencia de un cuaderno impreso donde se anotaban: “…Las sesiones celebradas por la Diputación Provincial de Vizcaya durante el segundo semestre del año económico de 1891-1892...”

También la ropa de los serenos del municipio era asunto de trato plenario: “...Se acuerda dotar a cinco serenos de calzado para el invierno así como y tanto a ellos como a los otros cuatro serenos se les proporcione borceguíes (prenda que cubría la pierna hasta la rodilla), con la condición de que debían de pasar la revista provisto de ellos, y que en caso de no hacerlo se les impondría una multa de 10 pesetas a cada uno. Y si alguno de ellos cesare en su cargo deberá entregar el calzado junto a esta última prenda ya que las mismas pertenecen al Municipio...”


Finalizaba aquel pleno del mes de noviembre con un oficio del Director del Colegio de Sordomudos y Ciegos de Deusto solicitaba, tras hacer una reseña de los sacrificios que habían acontecido para fundar este colegio, del consistorio de Getxo: “...Una subvención, para remediar las desdichas de tantos desgraciados sordo-mudos como ciegos que existen en la provincia de Vizcaya, a favor del citado colegio...” El Ayuntamiento de Getxo decretaba: “...Que considerando las grandes ventajas que reportará a la Provincia aquella fundación y que en esta localidad pudiera ocurrir casos de necesidad para valerse del referido Colegio, se le conceda una subvención de 200 pesetas anuales...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo el Gobernador de la Provincia aprobaba las Ordenanzas Municipales de Getxo.

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