lunes, 21 de mayo de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -38-



En la anterior entrada veíamos cómo el Club Náutico de Bilbao se dirigía al Ayuntamiento de Getxo para que encabezara “con alguna cantidad decorosa”, la instalación de una Estación de Salvamento de Náufragos en el Puerto de Bilbao. Y como la temporada de verano ya estaba llamando a la puerta, el 7 de julio de 1883, la prensa local anunciaba la apertura de baños en el establecimiento de “Baños de Mar Bilbaínos”.


Era el 23 de agosto de 1883 cuando el consistorio desarrollaba obras de urbanismo frente a la antigua Fonda San Ignacio y se recibían las mismas: “...«Recibir las obras de afirmado y paseo de carretera al lado sur de donde se hallan colocados los raíles del tranvía, frente a la Fonda de D. Miguel Uria, hasta la casa del finado D. Domingo de Aurrecoechea»...” El rematante de las obras había sido D. Gregorio de Arruabarrena.

Al finalizar el mes de agosto las cuentas de los gastos por los festejos del verano ascendían a 2.797,50 pesetas, los correspondientes a fuegos de artificio, lanzados por el industrial pirotécnico Sr. Charlin ascendía a 2.384 reales. Los faroles del pueblo también tenían su capitulo de gastos: el vecino de Portugalete D. Marcelino de la Vega había construido cuatro faroles nuevos, cuatro quinqués y sus bolas de metal por un importe de 702 reales, mientras que las palomillas de los faroles eran obra de D. José Suarez, cuyo importe ascendía a 40 reales. En las actas municipales se indicaba que los cohetes lanzados en el Puerto habían sido muy satisfactorios.

El 31 de agosto, la Compañía del tranvía proponía al Ayuntamiento la celebración de una fiesta Veneciana en Las Arenas. En la misiva que envió, expresaba con todo detalle los gastos e ingresos previstos de aquella celebración, señalando al Ayuntamiento su cupo que era de 2000 reales. El consistorio, tras un encendido debate, decidió que en vista de las muchas obligaciones y asuntos a los que debía atender, que solo podía aportar a aquella fiesta la mitad de lo solicitado por la Compañía del Tranvía, por haber agotado el presupuesto de fiestas.


El 13 de septiembre de 1883 el Ayuntamiento estaba tratando sobre la traída de aguas potables al municipio. El ingeniero encargado de dicho asunto era D. Laureano G. Santa María. Para tratar el asunto se convoco a varios vecinos para la colocación de fuentes en los respectivos barrios, entre los que se encontraban: D. Juan José Unibaso, D. José Ramón de Ansoleaga, D. José Joaquín Urisabel, D. Juan Antonio Aldecoa, D. Eladio Sustacha, D. Martín Berreteaga y D. Miguel Uria. Para ello encargaron al alguacil que les entregara la citación. Por otro lado acordaron, previa solicitud del ingeniero, facilitarle: “...«El número de almas que habita en la anteiglesia en los últimos cinco años, especificando los que pertenecían a los barrios de Santa María, Algorta y Las Arenas»…"

A mediados de septiembre, algunos vecinos de Las Arenas, componentes de una comisión de propietarios adinerados, cedían al municipio 27.000 reales para realizar obras en dicho barrio. Entre la que se encontraba la explanación y afirmado del camino que conducía desde el establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos, propiedad de la familia Aguirre, a la Ermita de Santa Ana. Pero no sería hasta finales de noviembre de 1883 cuando por fin se aprobara el proyecto.

El 20 de septiembre de 1883, el Ayuntamiento de Getxo recibía una circular de la Junta de Instrucción Provincial, publicada en el Boletín Oficial del 18 del mismo mes, destinada a los maestros y maestras para que: “...«Se esfuercen en inspirar a la niñez los sentimientos de benevolencia y razonable protección que se deben dispensar a los animales y plantas»...” En ella se incluía un listado de animales útiles y perjudiciales para la agricultura. Dicha circular fue publicada el 19 del mismo mes en el “Noticiero Bilbaíno”. Listados que se colocaron en unos cuadros, en las escuelas públicas del municipio.

El 27 de septiembre se recepcionaron las obras del camino que iba desde el Casino Algorteño hasta San Martín, obras que bajo la dirección del Maestro de Obras D. Ciriaco de Menchaca, había realizado el contratista D. Juan Bautista de Eguia.

Las arcas municipales, siempre ávidas de recaudar nuevos fondos, se ponían en marcha en nuestro municipio de la mano de los munícipes D. Roque de Zabala y D. Damián Ibarra. El objeto de los nuevos impuestos iban a ser las landas de la Galea, de las que se decía eran extensas en árgoma, y que algunos vecinos: “...«Se aprovechan de forma atrevida sin utilidad alguna para los fondos municipales»...” A pesar de que desde 1880 existía una prohibición municipal para su uso. Y para que los fondos municipales pudieran obtener nuevos réditos, acordaron dividir las campas en lotes, sacándolos a pública subasta: “...«Desde los confines de Sopelana hasta Aixerrota, para que los vecinos de la feligresía de Santa María hagan uso de ella»...” Era habitual que los agricultores esparcieran, durante el otoño, gran cantidad de paja, helecho, árgoma, hojarasca y otras materias para que pudriéndose allí durante el invierno, se transformaran en material apto para abonar los campos. No obstante, se fijaban fuertes penas a fin de que no se perdieran los terrenos para el pasto, o se extrajeran tierras al cortar la árgoma.

El barrio de Alangüetas, que era así denominado, veía como D. Pedro Mazas, en representación de su hermano D. Diego Mazas, solicitaba que se construyera el caño proyectado anteriormente: “...«En el barranco de Alangüetas, atravesando un solar de su propiedad»...” para suministrar agua a dichos aledaños.

En esas mismas fechas, el Ayuntamiento autorizaba a D. Juan José de Bilbao, responsable de los faroles del alumbrado público del barrio de Las Arenas, a utilizar una casta que se encontraba en la Plazuela de dicho barrio (actual Bizkaiko Zubia Enparantza). Su uso venía condicionado por que dicho señor se comprometiera a cuidar y gobernar los faroles del alumbrado público de dicho barrio, siendo únicamente por cuenta del Ayuntamiento, el suministro del liquido que consumían. Se decía que los faroles eran de “reverbero”, porque hacían reverberar la luz que desprendían. Por ello acordaba el consistorio comprar 40 cajas de esencia de mineral para el alumbrado público.

El 11 octubre de de 1883, se acordaba que todas las pesas y medidas del Ayuntamiento de Getxo: “...«Sean del nuevo sistema métrico decimal, y se adapte a ese sistema la romana que posee la corporación, de arrobas y libras»...”


El 25 de octubre de ese año, en vista del deplorable aspecto que presentaba al camino desde San Martín hasta Jauregi, el consistorio decía repararlo: “...«Hallándose en bastante mal estado el camino de carros de la entrada de San Martín, así como el camino peatil que le sigue desde la puerta del jardín de Telleche, hasta la puerta de la encrucijada llamada de Jauregui, encarga al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca, realice el proyecto para su reparación»...” En dicha encrucijada, junto al caserío “Jauregi”, se estaba extrayendo piedra para obras particulares. ¿Quién sabe si alguna de ellas pertenecía a la desaparecida torre de Getxo?

En la próxima entrada iremos viendo cómo la administración de propiedades e impuestos de la provincia llamaba a los ayuntamientos a percibir el premio que los correspondía por la cobranza de cédulas personales del ejercicio de l882-83, así como por la formación de padrones y listas cobratorias del propio ejercicio.

2 comentarios:

  1. Se realizan muchas referencias a toponimos que actualmente no se conoce donde se encuentran. Por ejemplo “al camino desde San Martín hasta Jauregi”.
    Seria de interés se diese la información complementaria que aclarase donde se encuentra San Martin en referencia a las calles actualmente existentes, al igual que Jauregui y otros.

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  2. Me parece muy apropiada la sugerencia. Muchas gracias.

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