jueves, 27 de junio de 2024

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -392-

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, algunos vecinos del barrio de Las Arenas solicitaban que actuara la Banda del regimiento de Garellano en dicho barrio.

En el pleno del Ayuntamiento de Getxo del 10 de junio de 1897 se trataba sobre una instancia presentada por la Banda de Música de Getxo: “...Se da cuenta del escrito presentado por la Banda de Música de la localidad, suscrita por 14 individuos de la misma, en la que manifiestan hallarse con número suficiente y en estado de prestar sus servicios en lo sucesivo, habiendo nombrado por parte de los miembros de dicha Banda como nuevo director a D. José Galubart. En dicha instancia expresan que los dos instrumentos bajos de que tiene la banda se encuentran necesitados de un pequeño arreglo. El Ayuntamiento acuerda pasar el asunto a la Comisión de Festejos compuesta por los concejales Sres. Libano, Arzubiaga e Inchaurtieta, a fin de que enterándose de todo y conferenciando con los componentes de dicha banda propongan lo que estimen conveniente...”

En esas fechas, el estado del cementerio de Getxo, situado junto a la Iglesia, al parecer se hallaba en una situación de abandono y desorden: “...Se da cuenta de un escrito del concejal D. Víctor Aresti, en el que se queja del mal estado en que se encuentra el interior del cementerio de la Parroquia de Santa María por falta de cuidado y limpieza, y tomando en consideración dicha queja, y el abandono que la persona encargada de su mantenimiento, a quien este Ayuntamiento viene pagando 60 pesetas al año, acuerda este Ayuntamiento para que dicho Sr. Aresti en compañía del Sr. Cura Párroco nombre a una persona de la confianza de ambos, para que dese el 1º de julio próximo venidero se encargue del cuidado, arreglo y aseo del interior del cementerio, a quien se abonara la cantidad anteriormente indicada, así como para que pongan en conocimiento de este Ayuntamiento del nombre de al persona elegida...”

Dentro del apartado de cuentas, uno de los gastos que más curiosos fue el pago realizado en concepto de festejos a: “...D. Francisco Elorriaga, la cantidad de 10 pesetas, por el jornal de tres burros que facilita a la Comisión de festejos de la “Octava de San Ignacio” último, para realizar la diversión llamada del “Anillo de Júpiter”...”

Y ya llegando a épocas de fiestas, no quiero dejar pasar sin comentar una noticia que aparecía en un diario bilbaíno, relacionada con nuestro “Gargantua”, que en la novela de Rabelais apareciera como padre del no menos famoso “Pantagruel”: “...El nuevo “Gargantua.- Han transcurrido cuarenta y tantos años desde que, por vez primera, y debido a la iniciativa de varios bilbaínos, asiduos concurrentes a la pastelería de Suizo, apareció en las calles de Bilbao, el famosísimo Gargantua. Se trataba por aquella época de dar mayor realce a las tradicionales fiestas del mes de Agosto, y se considero que a tal fin contribuiría eficazmente un gigantón que se tragara a los niños crudos. Cuando éste apareció en las calles, sentado sobre su poltrona, abierta la descomunal boca por la que se colaban los más atrevidos chiquillos, y arrastrado por una pareja de bueyes, el entusiasmo y la alegría que reinaron en la villa fueron muy grandes...” (El Nervión del 11 de junio de 1897). Este personaje salido de la pluma de las sátiras irreverentes y fantásticas en un mundo habitado por cretinos, borrachos y bribones, que novelara con gran acierto el médico y humanista francés François Rabelais, ha llegado hasta nuestros días en forma de un baserritarra de aspecto tosco, que causa a la vez miedo y jolgorio entre los más pequeños, personaje que desfilo por primera vez en las fiestas de Algorta en 1971.

Y en sintonía con tan opulento tragaldabas, decir que en la ciudad del Sena, existía por esas fechas el llamado “Club de los 100 kilos: “...Cuyos socios, el que menos, pesa tan respetable cifra. Pues bien, a propósito de gorduras, vamos a recordar algunas célebres. En la antigua Roma todos los caballeros cuya corpulencia debida al buen trato que les impedía cabalgar con facilidad, eran condenados por los censores a la pérdida de sus caballos. En Esparta, donde la templanza más rigurosa era uno de los primevos deberes de todo buen ciudadano, los gordos pagaban multas, que variaban según el volumen de sus panzas respectivas...” (El Nervión del 12 de junio de 1897).

Eran días de remates de arbitrios, y al igual que los de Getxo, nuestras poblaciones hermanas de Leioa y Portugalete publicaban en prensa la salida a pija de dichos servicios: “...Los de la Villa Jarrillera, entonces capitaneada por el Alcalde D. Antonio López , admitían propuestas para vinos, aguardientes y licores, carnes vacunas, de cerda, cabrias y lanares, pescados y abacería...” (El Nervión del 11 de junio de 1897).

A propósito de nuestras poblaciones hermanas, contar que por esas mismas fechas, la de Berango explotaba una mina de hierro en su termino municipal: “...Por el vecino de Berango, D. Felipe de Echevarría, se han solicitado 30 pertenencias para la mina denominada «San Antonio», de mineral de hierro y otros métales, sita en el término de Berango...” (El Nervión del 12 de junio de 1897).

Eran días de llegada del estío y las temperaturas marcaban altas: “...Cuarenta y cinco grados y cuatro décimas al sol, y treinta y nueve a la sombra marcó ayer el termómetro en Bilbao, donde vivimos ayer como angulas en Cazuela, el termómetro ha llegado a marcar la temperatura del pipil. Llegaban los días de de las romerías, la de San Antonio, santo popular por excelencia y casamentero decían, en Martiartu y Urkiola; San Pedro en Deusto, Mungia, Sopela y Sestao...” (El Nervión del 13 de junio de 1897).

Algunas costumbre que se venían desarrollando en la zona de la llamada “Benedicta” estaban a punto de ver su punto final: “...El Ayuntamiento de Portugalete ha prohibido que las gabarras carguen arena en la playa de dicho punto. Fúndase esta ‘prohibición en que la arenas la quitan solamente de un sitio próximo al hormigón del muelle metálico, lo cual provoca que se forme un canal muy grande, desfigura la playa y supone un peligro para los bañistas. Si se cumple con rigor el acuerdo, en un mes nivelarán las mareas las arenas de las playas de Portugalete...” (El Nervión del 14 de junio de 1897). Según el historiador Goio Bañales, autor del libro “La Torre de Salazar de Portugalete”, el nombre de “La Benedicta”: “...Parte del gentilicio “La Venerita”, cuya forma original era "La Venita”, topónimo documentado en 1795. "Venita" es diminutivo de “vena”, que según la Academia de la Lengua puede significar “filón metálico”, "conducto natural por donde circula el agua subterránea” o “faja de tierra o piedra, que por su aspecto se distingue de la masa en que se halla interpuesta”...” (Mareómetro de Portugalete del 13 de enero del 2020).

En el pleno municipal de Getxo del 16 de junio de 1897, al tratar sobre el asunto del alcantarillado de la parte baja de las barreras de Algorta, una instancia de algunos propietarios nos dejaba el nombre de un caserío de la zona: “...Se da cuenta de un escrito presentado por los señores, D. Pedro Jesús Vozmediano, D. Juan Antonio Garay, D. Juan Antonio Miragaray, D. Saturnino Azcorra y D. Juan José Sarria, vecinos y propietarios de esta localidad en el barrio de Bastinchuena o Cadena, por el que se obligan a contribuir a partes iguales para la construcción de la alcantarilla proyectada desde la vía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia, por la carretera, hasta la general de la calle de Arechondo, y que el pago de las cinco sextas partes de la obra debiera ser abonado por los cinco propietarios, excusándose a contribuir por ahora la viuda del finado Bareño. El ayuntamiento considera indispensable la construcción de dicha alcantarilla, por que de no ejecutar dicha obra peligra la salud pública del barrio por el mal estado de la evacuación de las aguas sucias de las viviendas. El consistorio acuerda la proporción que debe de ser abonada por los cinco propietarios , a la vez que quien administre la casa llamada “Bastinchuena” deberá también abonar su 40%, y que de esa manera de den salida a las aguas fecales de las casas que hoy corren por la cuneta de la carretera...”

Bastinchuena era un termino que según el libro “Getxoko Leku Izenak” de Mikel Gorrotxaegi, lo define de esta manera: “...Bastinchuena caserío que se hallaba emplazado en el lugar denominado “La Cadena”...” Pues buen, esa carretera, la de Sarrikobaso, que era un paraje montañoso en el que se extraía madera y piedra de una cantera allí existente para la edificación incipiente de la zona, recibía con anterioridad (1840-1884) en nombre de estrada de Elorriaga. Dice Mikel Gorrotxategi en su obra de maquetación: “...Más adelante parece que se hizo una estrada para unirlo al camino que iba a Plentzia y se convirtió en Sarrikobaso, ya que iba al lugar llamado así, lo que actualmente conocemos con el nombre Venancios...”

En la próxima entrada de esta serie veremos como, un industrial de Algorta cursaba factura de la comida servida durante la inauguración del Hospital Hospicio.

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