miércoles, 26 de enero de 2022

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -252-

 

En la anterior entrada, de esta serie, sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos cómo finalizaba el año 1894 con un fuerte temporal en el Abra.

Comenzaba el año 1895 con el temporal en toda su plenitud: “...El cielo dejaba caer chubascos, truenos, relámpagos, nieves y granizos, y un viento que hacía imposible el transito por las calles. Muchas personas se trasladaron a las playas de Portugalete y Las Arenas para presenciar el aspecto imponente que presentaba el mar. Las olas rompían con gran estruendo sobre los muelles. Por la ría bajaba el aguaducho de los montes en un torrente impetuoso. Sobre estos aguaduchos escribió en el primer diario de Bilbao “La Villa de Bilbao” su director D. Tiburcio de Astuy: “...Describiendo como el día 7 de mayo de 1858 la corriente arrastro los restos de un buque naufragado, el “Elisabeth” y dejó en tierra varias gabarras. Tal era la altura que alcanzaron las aguas en la Villa de Bilbao, que para alumbrar a la población los faroleros tuvieron que ir a caballo, y en ocasiones nadaban las cabalgaduras. El rompeolas del puerto exterior sufrió graves desperfectos. Las aves marinas durante toda la noche alborotaron los cielos, en señal de que el temporal iba a durar varios días. El día 2 de enero de 1894, todavía continuaba el temporal haciendo de las suyas, en Las Arenas derrumbó varios postes de telégrafos. En Portugalete, la esfera del reloj de la torre de la iglesia se hizo añicos por el fuerte vendaval...” (“El Noticiero Bilbaíno” y “El Nervión” de los días 1, 2 y 3 de enero de 1894).

El día 5 de enero de 1895, en el pleno del Ayuntamiento de Getxo, el Alcalde D. Santiago Diliz, exhortaba a los miembros de la Corporación Municipal a: “...El Sr. Alcalde excito a a los concejales concurrentes para su asistencia el día de mañana, a la misa mayor que en la parroquia de San Nicolás se celebrará en honor de la Adoración de los Santos Reyes, a las diez de la mañana...”

Y probablemente, como un acto de promoción de la nueva Compañía del Tranvía por parte de su director, en el pleno del 5 de enero de 1895, se leía un escrito de dicho señor: “...Se da cuenta de un escrito del Director Gerente de la Sociedad Colectiva D. José J. Amann y Cª, remitiendo billetes de libre circulación en los coches del tranvía de Algorta a Las Arenas y viceversa, para tres guardias municipales y para el correo peatón, en el de salida de la 1,30 de Las Arenas a Algorta. El Ayuntamiento mostraba su agradecimiento y solicitaba al Gerente de la Compañía del Tranvía: Que si le es posible facilite también billetes al guardia municipal nuevo del barrio de Las Arenas D. Esteban Castillo y al alguacil del Juzgado Municipal, residente en esta, D. Manuel Fernández Blanco, solo para los actos oficiales...”

A continuación, en el mismo pleno: “...Se aprobaron las listas electorales, para el nombramiento de compromisarios para la elección de Senadores, según lo previsto en la Ley del 8 de febrero de 1877, en la que consta (que los señores que componen la esta Corporación Municipal y cuádruplo número de vecinos mayores pudientes con casa abierta)...”

Mientras en los diarios “El Noticiero Bilbaíno” y “El Nervión”, los días 4 y 5 de enero de 1895, decía respecto del tiempo reinante: “...Continuamos bajo la influencia del terrible temporal de nieves y agua, que no lleva trazas de amainar, por cuyo motivo en todas las esferas de la vida se nota una gran paralización del trabajo, que nos va proporcionar un aumento de pauperismo, que es la consecuencia dolorosa que traen tras de sí éstos cataclismos de la naturaleza, por lo que es preciso hacer un gran esfuerzo para socorrer a multitud de seres desgraciados, que por efecto de las circunstancias no pueden ganar para el sostenimiento de sus familias. En la línea del ferrocarril de Las Arenas a Plencia hubo un desprendimiento y los pasajeros tuvieron que hacer transbordo en la estación de Urduliz. A la una de la madrugada comenzó a nevar. Debido al mal tiempo reinante, en la barra, no ha habido entrada ni salida de buques, en las mareas de ayer anoche y hoy por al mañana. La empresa constructora del puerto exterior retiró, con muy buen criterio, la grúa Titán, que estaba colocada al extremo del rompeolas, de otro modo ésta hubiera desaparecido en el fondo del mar. En Las Arenas ha aparecido una boya sobre la plazuela...”

A la vez, el mismo diario, nos acercaba a cómo eran los juguetes, de los más pudientes, en aquella época: “...En la galería del Sr. Ripa, en Mazarredo, hay juguetes de música, de canto, baile y un sinfín de juguetes de cuerda. Gran surtido de coches, caballos, muñecas y ferrocarriles, iglesias, altares y cocinas...”

Las bondades que iba a portar cuando finalizaran las obras del contramuelle de Algorta, eran exaltadas por la prensa bilbaína, el diario “El Nervión” del 11 de enero de 1894 decía: “...Como a pesar de los contratiempos inherentes a obras como las de nuestro Puerto exterior, los efectos del rompeolas se dejan ya sentir muy beneficiosamente en la barra de Portugalete; estos mismos efectos serán aún mucho más sensibles, como es natural, tan pronto como se construya el contramuelle de Algorta, cuyos trabajos comenzaron en el mes de Marzo último. Así, pues, creemos que ha llegado el momento oportuno de estudiar la conveniencia de prolongar el muelle de Las Arenas unos 500 o 600 metros, dejando unos 120 de boca, para ver si de esta manera la influencia de la vaciante y algunos dragados que se practiquen, pueden sostenerse un canal de entrada más ancho y profundo que el actual...” También hablaban sobre los cazadores: “...Como consecuencia de los fuertes temporales que hemos atravesado durante estos últimos días, los cazadores están de enhorabuena, pues la caza ha venido en abundancia hacia la costa. En Algorta, Sondica y Larrauri, se mataron ayer un buen número de sordas...” Pero el temporal dejaba otras noticias menos gratas: “...A consecuencia del fuerte temporal que venimos atravesando se derrumbó ayer, a las cinco, parte del monte del puerto de Algorta. El desprendimiento causó, grandes desperfectos en las casetas de baño propiedad del señor Hernández, las cuales se encontraban a resguardo del monte, en el muelle...” El día 14 de enero un nuevo susto, provocado por el fuerte viento, hacía temblar a Las Arenas: “...Anoche se derrumbó gran parte del tablado que circunda a la estación de Las Arenas por causa del fuerte viento que reinaba...”

La próxima entrada de esta serie, veremos cómo se trataba sobre un expediente de D. Antonio Arechabala propietario del Balneario de Ereaga.

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